SARAH PALIN TOMA PARTIDO… Y NO ES POR EL GOP PRECISAMENTE

30/10/2009

 

Hace un tiempo, haciendo cábalas sobre cuáles podrían ser los próximos pasos de Sarah Palin, aventuré la posibilidad de que pudiera optar por desmarcarse completamente de un Partido Republicano que no la apoyaba en absoluto y con el que no había tenido más que conflictos y disputas e ir por libre al mejor estilo de Theodore Roosevelt en 1912 cuando, descontento con la política desarrollada por su sucesor, William Howard Taft, trató de conseguir de nuevo la nominación del Partido Republicano y, al no obtenerla, se unió al recién creado Partido Progresista y se presentó finalmente a las elecciones presidenciales de ese año, obteniendo mejores resultados que Taft, pero favoreciendo indirectamente al candidato demócrata, Woodrow Wilson, al dividir el voto republicano.

PressConference

Doug Hoffman, candidato del Partido Conservador de Nueva York al puesto de representante en la Cámara de Representantes (House of Representatives) en Washington por el 23º distrito de la ciudad, y que desde el pasado jueves día 22 cuenta con el apoyo expreso de Sarah Palin. ¡Oído al parche! Candidato del Partido Conservador de Nueva York, no del Partido Republicano, quien presenta a su propia candidata, Dierdre Scozzafava. ¿Qué significa esto? ¿Acaso el GOP se está cuarteando?

Primero, los antecedentes

Todos sabemos que este no es año electoral así que, ¿qué es eso de que en Nueva York va a haber elecciones? ¿Y a la Cámara de Representantes ni más ni menos? ¿Se ha muerto alguien acaso? No, en absoluto. Ahora les explico por qué.

El 23º distrito de Nueva York estaba representado en Washington hasta hace poco por el republicano Johh M. McHugh (había sido reelegido en 2008), el cual tuvo que dimitir de su puesto al ser nombrado el 21 de septiembre pasado (habiendo sido confirmado previamente por el Senado) United States Secretary of the Army (que en España sería algo así como Subsecretario de Estado para el Ejército), algo no demasiado sorprendente si recordamos que el United States Secretary of Defense (que en España sería algo así como el Ministro de Defensa) es el también republicano Robert M. Gates, nombrado inicialmente para el cargo por el anterior presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y confirmado en él (imaginamos que al coste de una úlcera sangrante) por el actual.

Debido a las circunstancias, el puesto de representante de McHugh, pese a que el año que viene será uno de los cargos que se cubrirán dentro de las elecciones del midterm, no podía quedar vacante durante tanto tiempo, un año prácticamente, y una vez que el gobernador de Nueva York, el demócrata David Paterson, fue informado oficialmente de ello, anunció el pasado 29 de septiembre la apertura de un proceso electoral especial para cubrir el puesto, proclamando la fecha del 3 de noviembre de este año para ello (lo que coincide con la fecha del Election Day de este año, el martes después del primer lunes de noviembre).

Después, un poco de historia (electoral)

El 23º distrito de Nueva York es uno de los 29 distritos en los que está dividida la ciudad de Nueva York a efectos políticos para la elección de sus miembros de la Cámara de Representantes (House of Representatives), una división que está en vigor desde el año 2000, cuando se suprimieron dos de ellos. Situado al nordeste de la ciudad, abarca los siguientes condados:

  • Clinton
  • Essex (parcialmente)
  • Franklin
  • Fulton (parcialmente)
  • Hamilton
  • Jefferson
  • Lewis
  • Madison
  • Oneida (parcialmente)
  • Oswego
  • Saint Lawrence

NY23

Plano del 23º distrito electoral de Nueva York. Un safe seat (escaño asegurado) de toda la vida para los republicanos que, ahora mismo, no está tan asegurado como dicen. Y es que cuando se tira demasiado de la cuerda, ¿qué pasa? Que, al final, se rompe.

Poíticamente, tiene un historial de republicanismo que llama la atención en una ciudad tan asociada desde siempre con los demócratas, ya que un demócrata no ha representado al distrito desde 1871, habiendo partes del distrito que retrasan tal marca hasta 1851 (deben de ser los aires o tal vez el agua, que preserva la sensatez de sus habitantes). John M. McHugh ha mantenido tal historial ganando una elección tras otra en este distrito desde 2003 y nunca bajando del 60% de los votos.

A priori, no parecía que fuera a ser una elección muy interesante, cantada como estaba la victoria republicana. Sin embargo, no hay que fiarse nunca y todo comenzó cuando el Partido Republicano decidió nominar a Dierdre Scozzafava, representante republicana en la asamblea del Estado, como su candidata a sustituir a McHugh mientras que el Partido Demócrata hacía lo mismo con Bill Owens, abogado y hombre de negocios. El caso es que la nominación de Scozzafava no sentó demasiado bien entre los conservadores (“conservador” no es lo mismo que “republicano” y en estos tiempos que corren cada día se parecen menos lamentablemente) y algunos de entre ellos se negaron en redondo a apoyar a Scozzafava. Uno de esos grupos “rebeldes”, el constituido por el Partido Conservador del Estado de Nueva York (del que hablaremos acto seguido), decidió que tururú y que a Scozzafava la iba a votar su señora madre y que ellos nominarían a su propio candidato, lo que al final hicieron nombrando candidato a Doug Hoffman, un contable y hombre de negocios.

¿Existe un Partido Conservador del Estado de Nueva York?

Pues sí que existe y es ciertamente muy activo. De hecho, fue fundado en 1962 por una serie de personas indignadas con la creciente inclinación hacia posturas liberales (entendido a la estadounidense; es decir, izquierdistas) que percibían en el Partido Republicano del Estado de Nueva York. Para ello, aprovecharon el llamado “fusion voting”, un arreglo que permite a dos o más partidos políticos apoyar a un mismo candidato, recogiendo los votos de ambos partidos. Este sistema, que sólo se admite en ocho Estados de los Estados Unidos (Connecticut, Delaware, Idaho, Mississippi, Nueva York, Oregon, Carolina del Sur y Vermont), permite que partidos políticos minoritarios puedan tener alguna influencia en los programas políticos de los candidatos de los dos partidos mayoritarios.

En Nueva York, el “fusion voting” es una característica propia, existiendo partidos minoritarios tales como el Working Families Party, Right to Life Party, Liberal Party, Independence Party y el que ahora nos interesa, el Conservative Party, un partido que ha contado con el apoyo de William F. Buckley, el fundador de National Review, que se presentó en 1965 como su candidato al puesto de alcalde de Nueva York. En 1970, su hermano, James, se presentó al Senado como el candidato del Partido Conservador y fue elegido frente a los candidatos republicano y demócrata, aunque en 1976 perdió la reelección ante el candidato demócrata, Daniel Patrick Moynihan.

No es habitual que el Partido Conservador presente a sus propios candidatos, pero tampoco inusual. De hecho, suele apoyar a los candidatos del Partido Republicano, pero hay ocasiones en que se le hace demasiado cuesta arriba y entonces se plantan. Una de esas ocasiones se produjo cuando Rudy Giuliani se presentó como candidato a alcalde de Nueva York en 1989 (y en 1993 y 1997, para su reelección) con el apoyo del Liberal Party, otro de esos partidos minoritarios típicos de Nueva York y que, como bien podemos todos suponer, con semejante nombre no puede ser que un conservador de bien se sienta demasiado a gusto si su candidato lo es también de ellos. Su apoyo es considerado esencial por parte del Partido Republicano, dado que desde 1974 nunca un candidato republicano ha ganado unas elecciones a un cargo estatal (como es el caso de un congresista) sin el apoyo del Partido Conservador. ¡Ah, y para que no se diga! En ocasiones, el Partido Conservador ha apoyado al candidato demócrata si ha considerado que se trataba de un demócrata de fiar (por ejemplo, Jimmy Griffin como senador estatal entre 1967 y 1977; Frank Hogan como fiscal del distrito entre 1941 y 1973; y Michael McNulty como congresista en Washington por el 21º distrito entre 1989 y 2009), lo cual aleja de ellos la fácil acusación de sectarios. Para ellos, los principios son lo primero y antes prefieren a un demócrata moderado que a un republicano liberal (a la manera estadounidense, o sea, un RINO).

En 2008, el Partido Conservador apoyó expresamente la candidatura republicana presentada por John McCain y Sarah Palin. Actualmente, su presidente es Michael R. Long, teniendo su sede en Hamilton Station (NY).

Los candidatos de los partidos mayoritarios: pena, penita, pena

Antes que nada, aclarar que para la selección de los diferentes candidatos no se recurrió al habitual procedimiento de las primarias sino que fueron elegidos por los dirigentes locales del distrito que se reunieron a puerta cerrada y lo escogieron a dedo, tanto en el caso del Partido Demócrata como del Republicano.

Por parte demócrata, hubo algunas dudas sobre su candidato ya que los dos más valiosos, los senadores estatales David Valeski y Darrel Aubertine, tenían el problema de que en caso de victoria dejarían un escaño vacío en la asamblea estatal cuando sólo tienen una mayoría de dos votos (32 a 30) frente a los republicanos. Una mayoría exigua dado que durante este mes de junio y julio dos senadores demócratas (Pedro Espada Jr. y Hiram Monserrate) se aliaron con los republicanos para crear una nueva mayoría, lo que fue todo un espectáculo (de los lamentables, por supuesto) que terminó con los dos “traidores” volviendo al redil. Además, por si fuera poco, uno de esos senadores (Monserrate) ha sido condenado recientemente por agredir a su novia y está pendiente de ser destituido o no de su cargo, lo cual es un punto más a favor de que no se presente ningún senador estatal a las elecciones por lo que pudiera pasar. En consecuencia, la nominación fue a parar a Bill Owens, un abogado de Plattsburgh.

¿Quién respalda a Bill Owens? Pues como es de suponer, el presidente de Estados Unidos además de el anterior presidente Bill Clinton.

Por lo que se refiere a los republicanos, estos se decidieron ràpidamente a favor de Dierdre Scozzafava, una senadora estatal, descartando durante el proceso de selección, entre otras, la candidatura de Doug Hoffman (de quien hablaremos acto seguido). En cuanto a Scozzafava, no se trata simplemente de que tenga poco de conservadora, ya que es partidaria del aborto, del matrimonio homosexual y de subir los impuestos, sino que además hay habladurías según las cuales su marido había tenido conversaciones con miembros del Partido Demócrata con el objetivo de pactar el pase de su esposa a dicho partido antes de ser nominada, lo cual es toda una garantía para el futuro, ¿verdad? ¡Ah! Y para que quede claro lo mucho que confían los dirigentes nacionales del GOP en ella, el National Republican Congressional Committee (Comité Nacional Republicano del Congreso) ha contribuido con cerca de un millón de dólares a su campaña.

Si será progre ella que Mark Steyn la ha calificado de DIABLO (Democrat In All But Label Only, demócrata en todo salvo en la etiqueta), creando un nuevo neologismo que está llamado a tener éxito. ¿Que si un DIABLO es peor que un RINO? Por ahí, por ahí… Tal vez sea peor ciertamente. Lo que es seguro es que no es bueno, no.

¿Y quién respalda a Dierdre Scozzafava? Pues aparte de la NRA (National Rifle Association) y de Newt Gingrich en lo que parece una espectacular metedura de pata por parte de éste si realmente quiere postularse como candidato a las presidenciales de 2012 como parece que tiene la intención, ni más ni menos que… Markos Moulitsas, fundador del blog Daily Kos, el más izquierdista de entre todos los blogs izquierdistas. ¡Chúpate ésa! Con semejantes apoyos, cualquiera que sea conservador tiene más de un motivo para pensárselo, ¿no? Por cierto, los supuestos “presidenciables” del GOP no han dicho ni pío todavía sobre la candidatura de Scozzafava alegando que “no siguen las noticias al respecto”. Así pues, Mitt Romney, Mike Huckabee y Tim Pawlenty, tal vez conscientes de que salir avalando públicamente la candidatura de Scozzafava puede causarles más perjuicios que beneficios, han preferido callarse lo que no ha hecho Gingrich quien anda por ahí defendiendo su apoyo a la DIABLO ésa y jurando que a pesar de sus posturas de izquierda, Scozzafava es una auténtica conservadora. ¡Ay, quién te ha visto y quién te ve, Newt!

El tercero en discordia o los conservadores de verdad se lo piensan

Y como quiera que hay más que motivos para pensárselo, los del Partido Conservador del Estado de Nueva York decidieron que no estaban ellos para comulgar con ruedas de molino del tamaño de Scozzafava y negaron su apoyo al Partido Republicano en estas elecciones. ¿Y a quién postularon ellos como su candidato? Pues a Doug Hoffman, uno de los anteriores candidatos a la nominación por parte del Partido Republicano. Había otros candidatos, pero los tres se pusieron de acuerdo en retirar sus respectivas candidaturas y apoyar la de Hoffman

¿Quién es Doug Hoffman? Se trata de un contable (cualificado como censor jurado de cuentas) y hombre de negocios residente en Lake Placid (NY). Casado desde 1973, tiene tres hijos y cuatro nietos a pesar de no tener todavía 60 años. Antiguo miembro de la Guardia Nacional (1970-1973) y de la Reserva del Ejército de Estados Unidos (1973-1976), Hoffman participó en la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno que tuvieron lugar en Lake Placid en 1980.

¿Quién respalda a Hoffman? Pues entre otras personas e instituciones, las siguientes:

  • El antiguo senador Fred Thompson.
  • Steve Forbes, editor del semanario Forbes y antiguo candidato a la nominación por el Partido Republicano a la presidencia en 1996 y 2000.
  • La asociación de conservadores fiscales Club for Growth.
  • La asociación pro-vida The Susan B. Anthony List.
  • Mi admirada comentarista política Michelle Malkin (¡hurra!).
  • El editor del semanario The Weekly Standard, Bill Kristol.
  • El periódico The Wall Street Journal, a través de un editorial.
  • La revista National Review.
  • El comentarista de radio Mark Levin.
  • El comentarista de radio Rush Limbaugh.
  • El comentarista de radio y televisión Glenn Beck.
  • El comentarista de radio Hugh Hewitt.
  • El antiguo líder de la mayoría republicana en la House of Representatives (Cámara de Representantes), el texano Dick Armey.
  • La representante Michelle Bachmann.

y…

  • ¡SARAH PALIN!

Y es que donde para algunos impera el “Party first, principles second” (Gingrich, por ejemplo), Sarah se presenta ante todos como la única conservadora con firmes convicciones y redaños para defenderlas contra viento y marea. ¡Tres hurras por Sarah! ¡Hip, hip, hurra! ¡Hip, hip, hurra! ¡Hip, hip, hurra!

Totos

Bonita foto de familia. Los tres rivales para el puesto de representante por el 23º distrito de Nueva York. Dos progres y un conservador. ¿Adivinan cuál es el conservador? Una pista: lleva gafas.

Dos programas a cuál más diferente

Para muestra, un botón. Y para comprender más fácilmente porqué los conservadores de verdad neoyorquinos han desenterrado el hacha de guerra contra Dede Scozzafava, nada mejor que comparar los programas de los dos candidatos supuestamente republicanos en liza. Dicho y hecho, helo aquí (tomado de la propia pàgina del candidato conservador, Doug Hoffman):

Doug Hoffman, candidato conservador (pero conservador de verdad):

  • Cree que las actuales leyes sobre impuestos favorecen la corrupción.
  • Cee que los déficits son un error.
  • Cee que el aborto es un error.
  • Cee en el matrimonio entre un hombre y una mujer.
  • Se opone a la ley del “card-check” (por la cual, todos los trabajadores se verán obligados a afiliarse a algún sindicato aunque no quieran).
  • Se opone a que se derogue el sistema de “don’t ask, don’t tell” (en el Ejército, a los homosexuales no se les pregunta expresamente si lo son y a cambio se espera de ellos que no revelen públicamente su condición).
  • Apoya la reforma de las leyes sobre pleitos en lo que se refiere a las supuestas negligencias médicas, una de las medidas apoyadas por Sarah Palin para reformar de verdad el sistema sanitario estadounidense.
  • Se opone al proyecto de reforma de la Sanidad Pública propuesto por los demócratas.
  • Apoya firmemente la guerra contra el terrorismo.
  • Se opone a las leyes de cuotas de emisión de CO2.

Dede Scozzafava, candidata republicana (pero liberal, ¿eh?)

  • Ha votado ya dos veces a favor de legalizar el matrimonio homosexual.
  • Apoya el aborto en todos los casos.
  • Apoya que el aborto sea costeado por la Seguridad Social.
  • Apoya la ley del “card-check”, la misma a la que se opone su rival.
  • Apoya el gasto masivo por parte del Estado aunque ello suponga subir los impuestos.
  • Apoya a los sindicatos.
  • En una escala de 0 a 100, puntuó sólo 15 puntos como conservadora (menos aún que muchos demócratas en la asamblea estatal).
  • Apoya subir los impuestos a los “ricos”, sea lo que sea que ella entienda por tales, aunque ello suponga castigar a quienes crean puestos de trabajo levantando empresas.
  • Votó a favor de que los maestros de escuela sindicados puedan jubilarse anticipadamente sin merma en su pensión.
  • Tiene el apoyo expreso de una de las organizaciones afiliadas a ACORN (en concreto, el Working Families Party).

La gran sorpresa… ¿o no tan grande?

El pasado jueves día 22 saltó la sorpresa y como viene siendo habitual últimamente, saltó por Facebook. Sarah Palin había publicado una nota desmarcándose de la candidata republicana oficial, Dede Scozzafava, y prestando su apoyo (moral y económico) al candidato del Partido Conservador del Estado de Nueva York, Doug Hoffman. El texto de la nota en su original en inglés lo pueden leer aquí, pero les ofrezco su traducción al español.

¡La gente del 23º distrito congresional de Nueva York están listos para cambiar las cosas y Doug Hoffman se vuelve cada vez más fuerte según se va acercando el gran día de las Elecciones! Él necesita de nuestra ayuda ahora.

Los votos de cada miembro del Congreso afectan a todos los estadounidenses, lo que es importante que todos nosotros prestemos atención a esta importante campaña congresional en la parte alta del Estado de Nueva York. Estoy muy satisfecha de anunciar mi apoyo a Doug Hoffman en su lucha para ser el próximo representante del 23º distrito congresional de Nueva York. Es un honor para mí el apoyar a Doug y hacer todo lo que pueda para ayudarle a ganar, incluyendo el que mi comité de acción política, SarahPAC, doné a su campaña la contribución máxima permitida por la ley.

Nuestra nación está en una encrucijada y es de nuevo «tiempo para elegir».

El gobierno federal toma, gasta e imprime demasiado dinero mientras nuestra deuda nacional alcanza un nivel récord. El gobierno crece mientras que el sector privado se reduce y el desempleo aumenta. Doug Hoffman se ha comprometido a poner fin al derroche irresponsable en Washington, DC, y al enorme aumento en el tamaño y alcance del gobierno federal. También está plenamente comprometido a apoyar a nuestros hombres y mujeres de uniforme que tratan de completar sus misiones en el extranjero con honor.

Y lo mejor de todo, Doug Hoffman no ha sido ungido por ninguna maquinaria política.

Doug Hoffman representa los principios que deberían compartir todos los republicanos: un gobierno más pequeño, impuestos más bajos, una defensa nacional fuerte y el compromiso con la libertad individual.

Los partidos políticos deben estar para algo. Cuando los republicanos cruzaban el desierto a finales de los años 70, Ronald Reagan sabía que la doctrina de la «difuminación de las líneas» entre las partes no era un medio adecuado para ganar las elecciones. Lamentablemente, el Partido Republicano de hoy ha decidido elegir a un candidato que difumina más que sobradamente las líneas y que no supone ninguna diferencia real entre los demócratas y los republicanos en esta carrera. Esta es la razón por Doug Hoffman se presenta por el Partido Conservador.

Los republicanos y los conservadores de todo el país están enviando un importante mensaje al establishment republicano con su excelente apoyo a Doug Hoffman: no más política como siempre.

Usted puede ayudar a Doug visitando su sitio web oficial indicada debajo y unirse a mí en el apoyo a su campaña: http://www.doughoffmanforcongress.com/donate3.html.

 Sarah Palin

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¿Puede ganar Doug?

La respuesta es que lo tiene ciertamente difícil aunque no es de descartar la sorpresa. De hecho, la candidatura de Hoffman ha despertado mucho entusiasmo entre los buenos votantes conservadores de Nueva York que se han volcado en su apoyo, recolectando cientos de miles de dólares y teniendo un plan preparado para estos últimos días antes de las elecciones con el que se pretende emitir 800 cuñas publicitarias radiofónicas, repartir 80.000 panfletos y reclutar más de 200 voluntarios para trabajar en los colegios electorales el próximo martes.

Algunos protestan contra Hoffman alegando que su candidatura resta votos a la republicana (aunque poco republicana la veo yo; si acaso demócrata bis) y puede terminar favoreciendo la elección de Owens, el candidato demócrata. Es cierto, pero todos son conscientes de ello y les parece un riesgo asumible porque no es realmente la elección de un demócrata o de un republicano lo que está en juego en estas elecciones sino otra cosa que Marilyn Musgrave, antigua representante republicana por Colorado, ha señalado perfectamente al decir:

This is the shot that needs to be fired to Republican leaders to wake them up.

(Éste es el tiro que necesitamos disparar a los líderes republicanos para que despierten de una vez).

O como ha señalado Marjorie Dannenfelser, presidente de la The Susan B. Anthony List, la organización pro-vida:

The No. 1 victory will be to defeat Dede.

(La principal victoria sera derrotar a Dede).

A lo que la susodicha, Dede Scozzafava, ha replicado muy ufana ella:

All of this outside noise, it’s a distraction. But it does add a little fuel to my fire.

(Todo este ruido molesto de fuera no es más que una distracción. Pero si que añade un poco de gasolina a mi fuego).

Réplica a la que el propio Hoffman ha contestado recordando sencillamente cuál es la causa de su candidatura:

She certainly doesn’t hold the Republican values that I hold which is smaller government, less taxes, fiscal responsibility and not spending money you don’t have.

(Ella ciertamente no respalda los valores republicanos que yo respaldo y que son un gobierno más pequeño, menos impuestos, responsabilidad fiscal y no gastarte el dinero que no tienes).

El meollo de la cuestión no está en si Hoffman resulta elegido o no, sino en que si resulta elegida Scozzafava, que de conservadora no tiene nada, el año que viene cuando se vuelva a elegir al representante del 23º distrito, será muy difícil que lo logre un conservador. Y eso sin contar con la posibilidad de que Scozzafava acabe cambiando de chaqueta y pasándose a los demócratas llevando como “precio de la novia” el codiciado escaño. Si ganase en cambio Hoffman, no solo tendríamos a un conservador de verdad en el escaño, sino que además se habría mandado un mensaje estruendoso a la asténica dirección del GOP en el sentido de que basta ya de blanduras y centrismos y un poco más de principios conservadores o vais a acabar todos de patitas en la calle porque no os vamos a votar. Algo que sería estupendo, la verdad sea dicha porque hay cada uno por ahí diciendo que es conservador que es como para pensárselo…

¿Y si al final gana Owens? ¿Qué pasa entonces? Pues nada. Los demócratas tienen tal mayoría en la Cámara de Representantes (alrededor de 70 votos) que uno más o uno menos no supone ninguna diferencia. Pero la diferencia sería que aún en el caso de perder, Hoffman se convertiría en la major baza para derrotar a Owens el año que viene, el único que supondría una diferencia con respect o a lo que ofrece Owens a sus votantes.

O sea, que ésta no es realmente una elección entre demócratas y republicanos sino, y tal y como ya dije hace tiempo en una de mis entradas, el primer tiro de la guerra civil que se va a vivir en el GOP entre conservadores y no conservadores (o RINO o DIABLO o malbichos) y que terminará, sea cual sea su resultado, con una nueva definición del partido, ya sea para convertirse en un Partido Demócrata bis (Dios no lo quiera) o para volver a los viejos principios conservadores que nunca debió abandonar y ser de nuevo el partido de Reagan, ojalá que con Sarah Palin como figura relevante. Y es que como ha declarado recientemente Dick Armey, el president de FreedomWorks y antiguo líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes:

I think the Republican Party missed its first big opportunity to differentiate itself from big government liberalism and get back to being the party of Reagan. When we’re like us, we win. And when we’re like them, we lose.

(Creo que el Partido Republicano ha perdido su primera oportunidad de diferenciarse claramente del liberalismo del gran gobierno y volver a ser el partido de Reagan. Cuando somos como somos, ganamos. Y cuando somos como ellos, perdemos).

En definitiva, una gran apuesta de Sarah Palin que nos demuestra que sabe perfectamente lo que hace. El martes sabremos el resultado. ¿Habrá sorpresa? ¿Será el “efecto Palin”? Estaremos atentos a ello.


EL MOVIMIENTO TEA PARTY: MAIN STREET SE ECHA A LA CALLE EN BUSCA DE… ¿SARAH PALIN? (y III)

22/10/2009

 

¿Y Sarah Palin qué?

La relación de Sarah Palin con el movimiento Tea Party no es una relación oficialmente establecida por más que Sarah haya expresado en diversas ocasiones su simpatía y su comprensión de los motivos que lo animan. Pero es que el movimiento Tea Party es un movimiento muy peculiar; tanto que los propios participantes en las protestas no sienten que formen parte de uno (de hecho, estoy seguro de que, junto a una mayoría de conservadores, hay muchos votantes demócratas e independientes entre ellos). Y el propio movimiento es algo que escapa a las etiquetas porque no son una opción política, sino la expresión de un malestar por el rumbo que desde hace algunos años está tomando el gobierno federal hacia un mayor intervencionismo en todos los aspectos de la vida de sus ciudadanos y que no les complace en absoluto. Así que, de imaginarse que son un mustang en busca de un vaquero que lo dome y le ponga su hierro, nada de nada.

Tea Party protest 3

Una participante en una Tea Party protest en Nashville (Tennessee) exhibe una pancarta diciendo: “Recuerda: discrepar es patriótico”. Un lema muy adecuado para lo que es el espíritu del movimiento. Las ovejas, al corral; ellos son estadounidenses, es decir, los ciudadanos más libres del mundo.

Ya hemos visto antes que algunos de los coordinadores del movimiento Tea Party  (y seguro que muchos de sus partidarios) tienen reproches que hacer tanto a los demócratas ahora en el poder como a los republicanos que lo ocuparon durante los últimos ocho años. También hemos visto lo poco simpático que les cae un personaje como Michael Steele, el chairman del GOP, que prácticamente fue declarado persona non grata cuando se ofreció a echar una parrafada durante la “Marcha sobre Washington”. Sin embargo, todos tienen claro que no es simplemente a base de protestas y marchas como van a conseguir cambiar las cosas, sino que su actuación en la calle tiene que tener una vertiente política para llegar a fructificar. Pero cuando uno ya no se fía de ningún político porque todos parecen (y lo peor es que lo son) iguales, ¿en quién se fija? Pues en aquellos políticos que siempre han sido vistos con recelo por parte del establishment y hasta repudiados por él porque no han logrado dominarlos nunca. ¿Y quién es el político más odiado (y con razón, añadiría yo) por el establishment de ambos partidos en Estados Unidos? No hay ninguna duda: Sarah Palin.

Durante la reciente gira del Tea Party Express (recordemos, el convoy de autocares que recorrió parte de Estados Unidos haciendo un llamamiento a todos para que se unieran a la “Marcha sobre Washington” del 12 de septiembre), los organizadores hicieron un esfuerzo para que Sarah Palin se uniera a la gira o al menos estuviera presente durante su última parada en Washington, DC. No pudo ser, sin embargo. Como dijo Joe Wierzbicki, uno de los responsables del Tea Party Express:

We’ve been in touch with her people, letting her know the response that we’ve gotten. She’s very suportive of the movement.

Nos hemos puesto en contacto con su gente, haciéndole saber todo el apoyo que hemos recogido. Ella apoya sinceramente el movimiento.

Es cierto que algunos políticos conservadores, tales como Newt Gingrich, se han mostrado firmes partidarios del movimiento Tea Party, pero hasta ahora nadie ha logrado hacerse todavía con la cabecera. Sin embargo, puestos a escoger alguno, no hay duda de que Sarah Palin es la gran favorita aunque la mayoría está de acuerdo en que “todavía tiene que ganarse el puesto”.  El mismo Wierzbicki continúa diciendo:

Right now there’s a handful of people who strike a chord with the tea party base, and she is certainly one of those people. Whether or not she emerges as one of those leaders, that’s between her and the American people.

Ahora mismo hay un puñado de personas que pueden tocar la fibra sensible de la base del movimiento Tea Party y ella es ciertamente una de esas personas. Si finalmente emerge o no como una de esos líderes, eso es algo entre ella y los estadounidenses.

De hecho, en las Tea Party protests no es nada extraño el oír a la multitud corear: “¡Sa-rah, Sa-rah, Sa-rah!” o llevar puestas camisetas en las que se lee: “Draft Sarah Palin 2012” (Nomina a Sarah Palin en 2012). Es un estado de ánimo, pero en absoluto una opinión mayoritaria todavía. Así, Sal Russo, otro organizador del Tea Party Express, señala:

She could be the kind of person that becomes the leader of the Tea Party movement, but she hasn’t done anything yet to assume that role.

Ella podría ser la clase de persona que acabe convirtiéndose en la líder del movimiento Tea Party, pero todavía no ha hecho nada para asumir ese rol.

No es que sea algo urgente que el movimiento nombre de forma más o menos oficial a un dirigente, pero sí que es una cosa que muchos de sus participantes empiezan a pensar que es necesario si no quieren acabar viendo frustradas sus expectativas. Así, Tom y Susan Mendez, dos activos participantes del movimiento, opinan que corren el riesgo de que su mensaje no llegue nunca a los políticos de Washington:

This movement needs direction. They’re not getting the message from us, so they need to get the message from someone. Maybe Sarah Palin.

Este movimiento necesita un dirigente. Ellos [los políticos] no están captando el mensaje de nosotros, así que necesitarán captarlo de otra persona. Tal vez de Sarah Palin.

¿Está dispuesta Sarah Palin a ayudar a todas esas personas a llevar su mensaje a Washington? Tal vez Sarah les haya respondido ya a través de lo que fue la última parte del discurso pronunciado en Hong Kong el pasado 23 de septiembre, apenas 11 días después de la “Marcha sobre Washington”. Entonces fue esto lo que dijo sobre ellos:

When members of America’s greatest generation – the World War II generation – lose their homes and their life savings because their retirement funds were wiped after the financial collapse, people feel a great anger. There is suddenly a growing sentiment to just «throw the bums out» of Washington, D.C. – and by bums they mean the Republicans and the Democrats. Americans are suffering from pay cuts and job losses, and they want to know why their elected leaders are not tightening their belts. It’s not lost on people that Congress voted to exempt themselves from the health care plan they are thrusting on the rest of the nation. There is a growing sense of frustration on Main Street. But even in the midst of crisis and despair, we see signs of hope.

In fact, it’s a sea change in America, I believe. Recently, there have been protests by ordinary Americans who marched on Washington to demand their government stop spending away their future. Large numbers of ordinary, middle-class Democrats, Republicans, and Independents from all over the country marching on Washington?! You know something’s up!

These are the same people who flocked to the town halls this summer to face their elected officials who were home on hiatus from that distant capital and were now confronted with the people they represent. Big town hall meetings – video clips circulating coverage – people watching, feeling not so alone anymore.

The town halls and the Tea Party movement are both part of a growing grassroots consciousness among ordinary Americans who’ve decided that if they want real change, they must take the lead and not wait to be led. Real change – and, you know, you don’t need a title to do it.

The Tea Party Movement is aptly named to remind people of the American Revolution – of colonial patriots who shook off the yoke of a distant government and declared their freedom from indifferent – elitist – rulers who limited their progress and showed them no respect. Today, Main Street Americans see Washington in similar terms.

When my country again achieves financial stability and economic growth – when we roar back to life as we shall do – it will be thanks in large part to the hard work and common sense of these ordinary Americans who are demanding that government spend less and tax less and allow the private sector to grow and prosper.

We’re not interested in government fixes; we’re interested in freedom! Freedom! Our vision is forward looking. People may be frustrated now, but we’re very hopeful too.

And, after all, why shouldn’t we be? We’re Americans. We’re always hopeful.

Thank you for letting me share some of that hope, and a view from Main Street with you. God Bless You.

(Cuando los miembros de la generación más grande de Estados Unidos – la generación de la Segunda Guerra Mundial – pierden sus casas y los ahorros de toda su vida debido a que sus fondos de jubilación fueron eliminados tras el colapso financiero, la gente siente una gran ira. Hay un sentimiento creciente de repente de «echar a los vagos a patadas» de Washington, DC – y por vagos quieren decir republicanos y demócratas. Los estadounidenses sufren recortes salariales y pérdidas de empleos, y quieren saber por qué sus líderes electos no están apretando el cinturón. No ha pasado desapercibido a la gente que el Congreso votó a favor de eximirse del plan de salud que están forzando al  resto de la nación. Hay un sentimiento creciente de frustración en el ciudadano corriente. Pero incluso en medio de la crisis y la desesperación, vemos signos de esperanza.

De hecho, es un cambio radical en Estados Unidos, creo. Recientemente, ha habido protestas por parte de los estadounidenses comunes y corrientes que marcharon en Washington para exigir a su gobierno que deje de hipotecar su futuro. ¿Un gran número de personas corrientes, de clase media, demócratas, republicanos e independientes de todo el país marchando sobre Washington!  ¡Uno entonces sabe que está pasando algo!

Estas son las mismas personas que acudieron a los ayuntamientos este verano para hacer frente a sus funcionarios elegidos que estaban en sus casas descansando lejos de la capital y tuvieron que enfrentarse a la gente que representan. Reuniones en la sala del ayuntamiento – clips de video que circularon cubriéndolo todo – con gente vigilantes, sintiéndose que ya no volverían a estar solos nunca más.

Los ayuntamientos y el movimiento Tea Party son parte de una creciente toma de conciencia entre los estadounidenses comunes y corrientes que ha decidido que si quieren un verdadero cambio, deben tomar la iniciativa y no esperar a ser conducidos a él. El cambio real – y, ustedes lo saben, uno no necesita de un título para hacerlo.

El movimiento Tea Party se bautizo muy apropiadamente para recordar a la gente de la revolución norteamericana – de los patriotas coloniales que se sacudieron el yugo de un gobierno lejano y declaró su libertad de la indiferente – elitista – clase gobernante que limitaba su progreso y no les mostró ningún respeto. Hoy en día, los estadounidenses corrientes ven Washington en términos similares.

Cuando mi país alcance de nuevo  la estabilidad financiera y el crecimiento económico – cuando volvamos a la vida como vamos a hacer – será en gran parte gracias a la ardua labor y el sentido común de los estadounidenses comunes y corrientes que exigen que el gobierno gaste menos y recaude menos impuestos y permita al sector privado crecer y prosperar.

No estamos interesados en los apaños del gobierno, ¡estamos interesados en la libertad! ¡Libertad! Nuestra visión es hacia el futuro. Las personas pueden sentirse frustradas ahora, pero también muy esperanzadas.

Y, después de todo, ¿por qué no deberíamos? Somos americanos. Siempre tenemos esperanza.

Gracias por dejarme compartir parte de esa esperanza y la visión de una estadounidense corriente con ustedes. Que Dios les bendiga.)

Que cada uno saque sus propias conclusiones, pero yo, por mi parte, si fuera un teapartier (si es que se puede decir así) sentiría que puedo confiar en Sarah Palin para que mi voz no quede ahogada por las habituales toses y carrasperas que afectan de repente a los politicastros (de ambos partidos, ¿eh?) de Washington cada vez que alguien les obliga a oír algo que no les gusta lo más mínimo.


EL MOVIMIENTO TEA PARTY: MAIN STREET SE ECHA A LA CALLE EN BUSCA DE… ¿SARAH PALIN? (II)

21/10/2009

 

Cogiendo carrerilla

El 15 de abril es un día difícil para todos los estadounidenses (menos para los políticos, claro); es el último día hábil para presentar lo que en España sería la declaración del IRPF (el impuesto sobre la renta). ¿Qué mejor fecha pues para convocar una Tea Party protest? Dicho y hecho, este pasado día 15 de abril se convocaron alrededor de 750 protestas en otras tantas ciudades repartidas por todo Estados Unidos. Es difícil calcular cuántas personas acudieron en total, sobre todo teniendo en cuenta que las únicas protestas que llamaron la atención de la prensa fueron las que se produjeron en las capitales de los estados y en las grandes ciudades mientras que las producidas en pequeñas localidades muchas veces pasaron desapercibidas para esos mismos medios de comunicación. Como aproximación, podemos decir que la más numerosa fue la que se produjo en Atlanta (Georgia) que congregó entre 7.000 y 15.000 personas. Por supuesto, esto no es relevante porque muchas otras reunieron apenas unas docenas de manifestantes, pero de lo que no hay duda es de que, se mire como se mire, el total de manifestantes en todo el país pudo estar cerca del medio millón de personas.

 Tea Party protest 2

La “Tea party protest” del día 15 de abril en Louisville (Kentucky). La misma imagen, con pequeñas diferencias, se repitió en más de 750 localidades diferentes en todo el país. Main Street sale a la calle a decir “¡basta!”.

Incluso se dio el caso de que la “Tea Party protest” que se produjo en Washington y que tuvo lugar frente a la Casa Blanca, reuniendo alrededor de un millar de manifestantes, un guasón tiró por encima de la verja una caja conteniendo bolsitas de té. Los del Servicio Secreto se pusieron histéricos, sellaron todo el área y evacuaron a una cierta cantidad de personas hasta que un robot desactivador de explosivos comprobó que no se trataba de una bomba (aunque bien pensado, sí que es una bomba sólo que de efectos retardados porque estallará durante las próximas elecciones presidenciales). Un buen susto para el presidente (ver el relato de la noticia aquí).

La siguiente fecha importante en el calendario estadounidense es el Día de la Independencia, el 4 de julio. Hasta entonces, las protestas continuaron por todo el país hasta llegar a la del 29 de junio en Nashville (Tennessee), donde 4.000 personas se opusieron a la ley de derechos de emisión de CO2  y, recién aparecido en el ruedo político, el proyecto de reforma de la Sanidad. El 4 de julio se celebró una nueva convocatoria nacional de la cual no hay datos fiables acerca del número de protestas que tuvieron lugar en todo el país, pero que seguramente no fue pequeño.
 
El 17 de julio, un grupo organizado llamado Tea Party Patriots, organizó una serie de protestas por todo el país esta vez enfocadas a expresar su oposición al proyecto de reforma de la Sanidad presentada por el gobierno. Como novedad, destacar que la mayoría de estas protestas fueron convocadas justo enfrente de las oficinas de los representantes del Estado en la Cámara de Representantes o el Senado, para que se enterasen.

Durante todo agosto continuaron produciéndose Tea Party protests por todo el país, muchas de las cuales llegaron a superar los varios miles de manifestantes. El 22 de agosto, en pleno debate sobre el proyecto de reforma de la Sanidad, se convocaron protestas delante de las oficinas locales de al menos 100 representantes estatales en rechazo del proyecto.

Como medio adicional de protesta, se organiza un “Tea Party Express”, un convoy de autocares que recorre parte de Estados Unidos deteniéndose en 33 ciudades y cuya parada final es Washington, DC, el día 12 de septiembre. Su objetivo era animar a los estadounidenses a  concentrarse en Washington ese día para protestar  contra “el gasto fuera de control del gobierno, la subida de impuestos, las leyes de rescate y el aumento en tamaño y poder del gobierno federal».  Incluso se habla ya de organizar un segundo “Tea Party Express” para las fechas entre el 25 de octubre y el 11 de noviembre.

El gran salto adelante

Por fin llegamos a la fecha del 12 de septiembre cuando tuvo lugar la Taxpayer March on Washington (o “Marcha de los contribuyentes sobre Washington”, también conocida como “9/12 Protest”). Organizada por organizaciones tan diversas como Freedom Works, la National Taxpayers Union, The Heartland Institute, Americans for Tax Reform, Tea Party Patriots, ResistNet y algunas otras, la marcha fue respaldada expresamente por Glenn Beck, el comentarista político de Fox News Channel, lo que le proporcionó un inmediato eco que llegó a toda la nación.

El resultado fue la mayor manifestación producida hasta la fecha contra el actual gobierno de Estados Unidos, calculándose que entre 200.000 y 800.000 personas acudieron a ella, aunque hay quien considera (como mi admirada Michelle Malkin) que fueron hasta más de 1 millón, coincidiendo con una serie de protestas en muchas otras ciudades. El objetivo: hacer llegar a los políticos de Washington la oposición popular al “gran gobierno” que está desarrollando la actual administración, el temor porque se pueda desmantelar el sistema capitalista de libre mercado en Estados Unidos, así como su negativa a seguir financiando el colosal despilfarro de fondos públicos que está practicando el gobierno.

MarchDC

Una imagen de la marcha. Desde la Freedom Plaza, los manifestantes siguieron por Pennsylvania Avenue y llegaron hasta Capitol Hill, la sede del Congreso de Estados Unidos.

A la 1.11 pm, la manifestación había llegado a Capitol Hill y Jenny Beth Martin, cofundadora de Tea Party Patriots y su coordinadora nacional pronunció el discurso de bienvenida. Entre los siguientes en hacer uso de la palabra se encontraban el antiguo líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes y chairman de Freedom Works, Richard “Dick” Armey, y un cierto número de representantes republicanos tales como Tom Price de Georgia, Marsha Blackburn de Tennessee y el senador republicano Jim DeMint de South Carolina. Otro representante republicano, Joe Wilson de South Carolina asistió también pero no hizo uso de la palabra. Como dato curioso, cabe señalar que Michael Steele, chairman del GOP, pidió ser uno de los oradores y fue vetado expresamente porque y tal como dijo Eric Odom, cofundador de la organización DontGo, otra de las organizadoras de la marcha (ver la fuente aquí):

This is a protest that has been in government the last few years (…) Bush himself was guilty of socialist policies (…) It’s obvious they’re [the republican party] trying to ride on the brand that we created. It’s somewhat insulting.

Ésta es una protesta que se ha ganado el gobierno durante los últimos años (…) El propio Bush fue culpable de políticas socialistas (…) Es obvio que están [el partido republicano] intentando aprovecharse de la marca que hemos creado. Es algo insultante.

Tras el desplante, el Comité Nacional Republicano hizo pública una nota (ver la fuente aquí) diciendo que era mentira eso de que Steele hubiera pedido ser uno de los oradores y que los de la marcha “simplemente se están divirtiendo un poco”.

No es esta la misma opinión que tienen otros miembros de su partido tales como Newt Gingrich, cuyo apoyo desde el principio a las Tea Party protests ha sido público y notorio, llegando a ser uno de los oradores en la protesta celebrada en Nueva York el pasado día 15 de abril. Según él, las protestas suponen:

(…) our chance to communicate our anger and opposition to the irresponsible policies of politicians in Washington who have failed to solve problems.

(…) nuestra oportunidad de comunicar nuestra enfado y nuestra oposición a las irresponsables políticas de políticos de Washington que han fracasado a la hora de solucionar los problemas.

El gobernador de Texas, Rick Perry, también las apoyó púbicamente, habiendo acudido a una celebrada en Austin (Texas). El representante Tom Price de Georgia señaló que estas protestas demuestran que “this land is still owned by the people” (esta tierra es todavía propiedad del pueblo), así como el representante Jeb Hensarling de Texas que calificó a todo el movimiento Tea Party como “helpful” (útil) y “genuine” (auténtico).

Desde entonces, las protestas siguen sucediéndose una tras otra, cada vez con más motivos y así, las últimas de las que tenemos noticias se produjeron el 10 de octubre pasado en sitios tales como Harrison County (Ohio), Oshkosh (Wisconsin) y Tucson (Arizona), ésta última llegando a congregar a unas 6.000 personas. Por cierto, y como curiosidad, en la protesta de Oshkosh habló Joe the Plumber (Joe el Fontanero), aquel personaje audaz como pocos que se atrevió a encararse con el entonces candidato demócrata a la presidencia durante la campaña electoral y ponerle en aprietos.

La respuesta

¿Y el otro bando? ¿Qué piensan ellos de todo esto? Pues nada bueno ciertamente. El primero en reaccionar fue David Axelrod, asesor de la Casa Blanca y antiguo cerebro de la campaña electoral del presidente, quien declaró el 19 de abril pasado que (ver la fuente aquí):

I think any time that you have severe economic conditions, there is always an element of disaffection that can mutate into something that’s unhealthy. The thing that bewilders me is this President just cut taxes for 95% of the American people. So I think the tea bags should be directed elsewhere, because he certainly understands the burden that people face.

Creo que cada vez que se producen condiciones económicas severas, existe siempre un elemento de desafección que puede mutar en algo que es insano. Lo que me sorprende es que este presidente acaba de recortar los impuestos al 95% del pueblo americano. Así que yo creo que las bolsitas de té deberían dirigirse a algún otro sitio porque él ciertamente comprende la carga que soporta la gente.

El 29 de abril fue el propio presidente de Estados Unidos quien hizo pública su opinión (ver la fuente aquí) durante una reunión en el ayuntamiento de Arnold (Missouri), diciendo:

So, you know, when you see – those of you who are watching certain news channels on which I’m not very popular and you see folks waving tea bags around, let me just remind them that I am happy to have a serious conversation about how we are going to cut our health care costs down over the long term, how we’re going to stabilize Social Security. Claire McCaskill and I are working diligently to do basically a thorough audit of federal spending. But let’s not play games and pretend that the reason is because of the Recovery Act, because that’s just a fraction of the overall problem that we’ve got. We are going to have to tighten our belts, but we’re going to have to do it in an intelligent way. And we’ve got to make sure that the people who are helped are working American families, and we’re not suddenly saying that the way to do this is to eliminate programs that help ordinary people and give more tax cuts to the wealthy. We tried that formula for eight years, and it did not work, and I don’t intend to go back to it.

Así pues, ya saben, cuando ustedes ven – aquellos de ustedes que ven las noticias en ciertos canales de televisión donde no soy muy popular y ven a gente agitando bolsas de té, déjenme que les recuerde a ellos que me siento feliz de tener una conversación seria acerca de cómo vamos a recortar a largo plazo nuestros gastos en cuidado sanitario, cómo vamos a estabilizar la Seguridad Social. Claire McCaskill [la representante demócrata por Missouri] y yo estamos trabajando esforzadamente para hacer básicamente una profunda auditoría de todo el gasto federal. Pero no nos pongamos a jugar y pretendamos  que la culpa es de la Ley de Estímulo porque ésa es sólo una parte de todo el problema que tenemos. Vamos a tener que apretarnos el cinturón, pero vamos a hacerlo de una manera inteligente. Y vamos a asegurarnos de que la gente a la que ayudemos sean familias trabajadoras americanas y no estamos diciendo que para ello el modo de hacerlo sea eliminando programas que ayudan a la gente corriente y dando más recortes fiscales a los ricos. Hemos probado esa fórmula durante los últimos ocho años y no ha funcionado y no tengo ninguna intención de volver a ella.

Además de estas declaraciones, una inmediata campaña de descrédito se desató en contra del movimiento Tea Party pretendiendo que todo el asunto no era más que una sofisticada campaña de relaciones públicas cuidadosamente organizada por algunos magnates de la derecha y que en absoluto se trataba de manifestaciones espontáneas de ciudadanos corrientes, tildándolas despectivamente de “astroturf” en lugar de “grassroots” (con la expresión “grassroots” uno se refiere a algo popular, algo que está arraigado a la tierra que podemos pisar todos mientras que con la expresión “astroturf” uno se refiere a todo lo contrario, a algo propio de los extremadamente cuidados jardines de los millonarios). Por supuesto, los participantes en las Tea Party protests rechazan estas acusaciones. Glenn Reynolds, más conocido por su blog Instapundit, declaró el pasado 13 de abril en el The New York Post que (ver la fuente aquí):

These aren’t the usual semiprofessional protesters who attend antiwar and pro-union marches. These are people with real jobs; most have never attended a protest march before. They represent a kind of energy that our politics hasn’t seen lately, and an influx of new activists.

Estos no son los habituales manifestantes semiprofesionales que acuden a todas las marchas contra la guerra y a favor de los sindicatos. Estas son personas con empleos de verdad; la mayoría no habían acudido nunca a una marcha de protesta antes. Representan un tipo de energía que nuestros políticos no habían visto últimamente y son una infusión de nuevos activistas.

Finalmente, y poniendo el dedo en la llaga, Tim Phillips, dirigente de Americans for Prosperity, declaró que el actual Partido Republicano está “too disorganized and unsure of itself to pull this off” (está demasiado desorganizado e inseguro de sí mismo para tirar adelante con esto), por lo que es una tontería pensar en cualquier tipo de conspiración (ver la fuente aquí).


EL MOVIMIENTO TEA PARTY: MAIN STREET SE ECHA A LA CALLE EN BUSCA DE… ¿SARAH PALIN? (I)

20/10/2009

 

¿Main Street? ¿Qué es eso? Me suena esa expresión… Es cierto que algunos de mis lectores no conocen bien el inglés, lo cual no es en absoluto ninguna vergüenza, así que no tengo ningún inconveniente en explicárselo: la expresión “Main Street” se utiliza en el inglés estadounidense para referirse a la gente corriente de un pueblo, una ciudad o incluso de toda la nación. Gente como usted y como yo que tenemos que trabajar cada día para ganarnos el pan nuestro y de nuestra familia. “Main Street” (que podría ser traducido al español como “calle Mayor”) es el nombre que suele tener la calle principal en la gran mayoría de localidades estadounidenses y, por analogía, ha acabado convirtiéndose en una manera fácil y lógica de referirse a sus ciudadanos, a los que ya no gozan de otro privilegio que el de pagar cada día más y más impuestos.

Tea Party protest 1

Una imagen de una Tea Party protest, concretamente la celebrada el pasado día 15 de abril en Hartford (Connecticut). Al mismo tiempo que se celebraba esta protesta, se celebraban otras 750 más por todo Estados Unidos. Como ya he dicho antes, Main Street se ha echado a la calle. Sí, ¿pero por qué?

El inicio de todo hace doscientos treinta y seis años… ¡glups!

Empecemos con un poco de historia, tal y como me gusta a mí. Estamos en 1773 en Boston (Massachusetts, Nueva Inglaterra), concretamente es el día 16 de diciembre. Tres barcos de la Compañía de las Indias Orientales cargados con un total de 342 cajas de té están fondeados en el puerto a la espera de que los importadores satisfagan el impuesto correspondiente, un impuesto aprobado en su momento por el Parlamento británico sin la participación de ningún representante de las colonias. Como quiera que esos importadores se negaban a satisfacer dicho impuesto, que consideraban no sólo abusivo al haberles sido impuesto (valga la redundancia) sin el consentimiento de sus representantes, sino que además, al tener la Compañía de las Indias Orientales el monopolio del comercio del té en las colonias, frenaba el desarrollo de su economía, los barcos estaban ya a punto de regresar a Londres sin haber descargado su mercancía cuando un irritado grupo de bostonianos disfrazados de indios asaltaron los barcos y arrojaron toda la carga al mar: es el Boston Tea Party. Un acto de rebeldía que levantó ampollas en la metrópoli.

Y es que semejante suceso fue algo que era previsible que acabara sucediendo tarde o temprano: la consecuencia inevitable de una crisis anterior mal resuelta, la de la “Matanza de Boston”. Ésta se produjo tres años antes, en 1770, concretamente el día 5 de marzo. Ése día, frente a la Custom House (las aduanas de la ciudad), un soldado británico que estaba de guardia en el edificio fue acosado por la gente de tal modo que terminó por pedir socorro, acudiendo en su ayuda un pelotón de soldados. Estos, al ser recibidos con una lluvia de piedras por parte de la multitud, abrieron fuego y mataron a cinco manifestantes. La indignación entre la población de Boston fue tal que los soldados y el oficial que los mandaba fueron sometidos a juicio acusados de asesinato. Curiosamente, su defensa fue asumida por John Adams, uno de los líderes del movimiento antibritánico, quien logró su absolución.

El motivo de todo este malestar radicaba, por una parte, en la aprobación el año anterior por parte del Parlamento británico de las “leyes Townshend” que gravaban a las colonias con nuevos impuestos además de incrementar los ya existentes. Los enfrentamientos entre los colonos y los soldados británicos empezaron a producirse ya desde julio de 1769, culminando en 1770 con los acontecimientos producidos en Boston que, por su gravedad, obligaron al gobierno de la metrópoli a retirar no sólo las tropas a las islas del puerto, fuera de la población, sino también a derogar las odiadas “leyes Townshend” con la excepción del impuesto sobre el té, pequeño y mezquino acto de soberbia que tres años después iba a dar lugar a un nuevo altercado.

La consecuencia inmediata del Boston Tea Party fue la clausura por parte del indignado gobierno británico del puerto de Boston en tanto no se indemnizase a la Compañía de las Indias Occidentales por daños y perjuicios, así como el envío de buques de guerra a Nueva Inglaterra. La dureza de tales medidas fue contraproducente y, por lo que se refiere a las colonias, volcó la opinión pública a favor de la independencia, algo que hasta entonces no era un sentimiento mayoritario entre la población.

El inicio de todo hace apenas nueve meses… ¡sopla!

Llamamos “Tea Party protests” (protestas Tea Party) a una serie de manifestaciones que se vienen produciendo por todo Estados Unidos desde principios de este año y que se caracterizan por haberse organizado improvisada e independientemente unas de otras, pero que de alguna manera han acabado coordinándose a escala nacional. El motivo principal de protesta es, al igual que hace doscientos treinta y seis años, la onerosa subida de impuestos a la que conducirá inevitablemente el enorme gasto al que se está comprometiendo el gobierno demócrata surgido de las elecciones de 2008, un gobierno al que la expresión “big government” (gran gobierno), de poder llevar a cabo finalmente sus planes, acabará quedándosele tan pequeña que habrá que empezar a considerar entonces, tal vez, la expresión “all government” (todo gobierno o gobierno total).

El espectacular aumento del déficit federal, así como todas y cada una de las distintas leyes aprobadas para hacer frente a la crisis económica en el mejor estilo “echar gasolina al fuego” (estímulo de la economía, rescate bancario, rescate de las compañías automovilísticas, etc.), han provocado un hondo malestar entre una parte creciente de la población que comprende que todas las alegrías que se está tomando ahora el gobierno federal con su dinero acabarán repercutiendo sobre ellos, hipotecando su futuro y el de sus hijos por muchos años. Y no están dispuestos a aceptarlo calladamente, sino que van a alzar su voz y dejar muy claro a sus representantes en Washington que, al igual que en 1773, si hay que salir a la calle, se saldrá. Como muestra, digamos que con la palabra “TEA” se ha ya formado el ingenioso acrónimo “Taxed Enough Already” (que podría traducirse como “demasiado cargado de impuestos ya”).

¿Cómo empezó todo? Es difícil decirlo ya que no hubo una única línea de actuación sino que se trata de una serie de actuaciones dispersas, algo que acabó fructificando por sí mismo. Aún así, los hitos principales podrían ser los siguientes:

27 de enero de 2009: Rush Limabaugh, uno de los locutores radiofónicos más querido por los conservadores estadounidenses, criticó la American Recovery and Reinvestment Act (Ley de Estímulo Económico) entonces en trámite en el Congreso en un artículo en el The Wall Street Journal (ver la fuente aquí), tildándola de ley “porkulus” para lo que hacía un ingenioso juego de palabras entre “pork” (de “pork barrel spending” o “earmarks”, la manera como se conoce en Estados Unidos a las asignaciones presupuestarias para proyectos concretos presentados por los diferentes congresistas y que sirven para asegurar (casi “comprar”) su apoyo a una ley determinada a cambio de que en su articulado se incluya esa previsión) y “stimulus”. Con ello, Limbaugh quería hacer constar que existían tal cantidad de previsiones de ese tipo (“pork”) dentro de la Ley de Estímulo que ésta era prácticamente nada más que eso: favores económicos a los políticos demócratas para que empezaran a construir una red de clientes por todo el país que les ayudara a fraguar una nueva mayoría electoral que apartase a los republicanos del poder durante los próximos mil años. La expresión tuvo mucho éxito y los políticos y comentaristas conservadores estadounidenses empezaron a utilizarla abundantemente, lo que no dejó de servir de ayuda para que encontraran un punto en común sobre el cual empezar su tarea de oposición a la nueva administración.

10 de febrero de 2009: Mary Rakovich, activista de la organización Freedom Works, aprovechó un townhall meeting (reunión en el ayuntamiento) en Fort Myers (Florida) en el que estaba presente el presidente de Estados Unidos para exhibir un letrero de protesta contra la Ley de Estímulo Económico. Pocas protestas públicas contra el recién electo presidente se habían producido a esas alturas y por eso los periodistas se lanzaron sobre ella a la salida de la reunión para preguntarle el porqué de su actitud. Rakovich explicó que en su opinión el gobierno está gastando demasiado dinero en cosas superfluas (como, por ejemplo, ayudas a la recepción de la televisión de alta definición) y que el presidente estaba caminando hacia un régimen socialista por mucho que él no lo llamara así (ver la fuente aquí). Invitada al programa de Neil Cavuto en Fox News Channel, Your World, Rakovich tuvo la oportunidad de exponer sus ideas a todo el país (ver la fuente aquí).

16 de febrero de 2009: El día antes de que el presidente de Estados Unidos firmara finalmente la Ley de Estímulo Económico, un colega bloguista llamado Liberty Bell hizo un llamamiento a organizar una protesta contra la ley “porkulus” en Seattle (Washington), reuniendo a varias docenas de personas. La iniciativa tuvo eco y al día siguiente, 17 de febrero, se organizó otra en Denver (Colorado) y al siguiente, 18 de febrero, otra en Mesa (Arizona), que congregó a casi 500 manifestantes.

19 de febrero de 2009: El comentarista bursátil de la CNBC (la NBC por cable, ferozmente partidaria de los demócratas ella), Rick Santelli, transmitiendo en directo desde el Chicago Mercantile Exchange (Mercado de Futuros y Opciones de Chicago), criticó abiertamente al gobierno demócrata por su plan de rescate de las hipotecas por “promover el mal comportamiento” de los consumidores y dejó caer la posibilidad de un Chicago Tea Party, lo que de alguna manera bautizó definitivamente el movimiento (ver la fuente aquí).  Gracias a Rillot, de Sarah Palin en Español, contamos con una traducción del gran momento.

Becky Quick (desde el estudio): (…) ¿Rick, has escuchado [la conversación anterior]?
Rick Santelli (desde la Bolsa): ¿Escucharla? He estado pegado a ella porque Mr. Ross lo ha clavado. ¿Saben? El gobierno está promoviendo el mal comportamiento porque no queremos ciertamente poner en marcha el Estímulo y darle a la gente unos increíbles ocho o diez dólares en un cheque y pensar que deben ahorrarlo. Y hablando de modificaciones, les diré algo. Yo tengo una idea. Ya saben que la nueva administración juega a lo grande en ordenadores y la tecnología. ¿Qué les parece esto, presidente y nueva administración? ¿Por qué no crean una página web para obtener el voto de la gente en Intenet como un referéndum para ver si queremos realmente subvencionar las hipotecas de los perdedores o si nos gustaría, por lo menos, comprar coches y casas con hipotecas ejecutadas y dárselos a la gente que puede realmente tener una ocasión de prosperar en el futuro y así recompensar a la gente que podría transportar el agua en vez de bebérsela?
(Broker cercano a RS): ¡Una idea nueva! ¿Qué? ¡Quién pensó en eso! (Brokers al fondo que aplauden y que animan).
Joe Kernen (desde el estudio): Rick, son como plastilina en tus manos. ¿Has oído?
RS: No, no lo son, Joe. ¡No son como plastilina en mis manos! ¡Esto es América! (RS se gira a los brokers) ¿Cuántos de ustedes quieren pagar la hipoteca de sus vecinos que tienen un cuarto de baño adicional y no pueden pagar sus facturas? Levanten la mano. (Abucheos. RS se gira de nuevo para hablar a la cámara de la CNBC). Presidente Obama, ¿está usted escuchando?
(Broker cerca de RS que habla al micrófono): ¿Y qué tal si todos nosotros dejamos de pagar nuestra hipoteca? Es un riesgo moral.
JK: Eso es el gobierno de la ley de la calle. Están asustándome. Me alegro…
RS: No te asustes, Joe. Ya te están asustando. ¿Sabes? Cuba tenía mansiones y una economía relativamente decente. Cambiaron del individuo a la colectividad. Ahora están conduciendo Chevys del 54, quizás el último gran coche que salió de Detroit.
JK: Y los conducen sobre el agua también, lo que no es algo raro de ver, ocasionalmente.
RS: Ahí lo tienes.
JK: Hey, Rick. ¿Qué hay sobre la moción que Wilbur precisaba de que se puede rebajar hasta el 2% sobre la hipoteca?
RS: ¡Se puede bajar hasta al menos el 2%, no pueden permitirse la casa!
JK: Y todavía tenemos que el 40% no puedan pagarla, así que ¿por qué estamos intentando que mantengan la casa?
RS: Sé que Mr. Summers es un gran economista, pero, muchacho, me encantaría responderte a eso. (Palabras ininteligibles).
BQ: ¡Guau! Estás excitando a la gente.
RS: Estamos pensando en tener una Chicago Tea Party en julio. A todos los capitalistas que quieran aparecer en el lago Michigan, voy a comenzar a organizarla.
BQ: ¿Qué vais a tirar por la borda esta vez?
RS: Vamos a tirar algunos títulos de derivados. ¿Qué piensan de eso?
Wilbur Ross (desde el estudio): El Alcalde Daley estará formando a la policía ahora.
JK: Los agitadores.
WR: La Guardia Nacional. ¿Sabes, Rick? Uno de nuestros productores dice que si Roland Burris dimite… Hombre, senador Santelli, el senador junior de Illinois. Es una posibilidad. Sólo digo…
RS: ¿Cree que quiero darme una ducha cada hora? El último lugar al que iré jamás a vivir o trabajar es a Washington.
JK: ¿Ha recaudado dinero para Blago? (Risas).
RS: No, pero creo que alguien va a tener que comenzar a recaudar dinero para nosotros. Escuchad, todo lo que sé es que hay solamente cerca del 5% de la población de esta sala aquí ahora y hablo lo suficientemente alto para que puedan oírme todos. Si queréis preguntarles cualquier cosa, hacédmelo saber. Estos individuos son bastante directos y creo que son una sección representativa estadística bastante buena de América, la mayoría silenciosa.
BQ: Mayoría no tan silenciosa hoy.
JK: Sí, no tan silenciosa.
BQ: Así que, Rick, ¿se oponen a la cosa de las casas, al paquete de estímulo, a todo lo que hay ahí fuera?
RS: ¿Sabes? Creen mucho en la noción de que uno no puede comprar su evolución hacia la prosperidad y si el multiplicador que todos estos economistas de Washington nos están vendiendo fuese mayor que uno, nunca tendremos que preocuparnos de la economía otra vez. El gobierno debería gastar un billón de dólares por hora porque conseguiremos 1,5 billones después.
BQ: ¿Wilbur?
WR: Rick, te felicito en tu nueva encarnación como líder revolucionario.
RS: Alguien necesita uno. Te diré algo, si se lee a nuestros fundadores, gente como Benjamin Franklin y Jefferson, lo que estamos haciendo ahora en este país estará haciendo que se retuerzan en sus tumbas.

Inmediatamente empezaron a surgir sitios en Internet con la denominación “ChicagoTeaParty” y la idea lanzada algo alocadamente por Rick Santelli, pero representativa de un estado de ánimo cada vez más extendido entre la gente normal, empezó a tomar forma. Así, algunos de esos sitios web recién creados empezaron a trabajar en la coordinación de una serie de protestas previstas en principio para el 4 de julio, aniversario de la independencia.

27 de febrero de 2009: En una primera prueba, se organiza una “Nationwide Chicago Tea Party” que acaba coordinando un total de 48 protestas en diversos lugares del país, algunas de las cuales como las celebradas en Fort Worth (Texas), Sant Louis (Missouri) o Lansing (Michigan) llegaron a reunir hasta a 500 personas en total.

Durante los meses de marzo y principios de abril, las Tea Party protests continuaron produciéndose a lo largo de todo el país, destacando las celebradas el 14 de marzo en Cincinnati (Ohio), el 21 de marzo en Orlando (Florida) y el 11 de abril en Pittsburgh (Pennsylvania) que congregaron a varios miles de personas cada una de ellas.


EL PARTIDO REPUBLICANO EN LA ENCRUCIJADA (y II)

15/10/2009

 

El Partido Republicano, como todos los partidos en un sistema político democrático, es básicamente una máquina de ganar elecciones. Y nada más. Una organización formada por una minoría de políticos profesionales que aspira a ser la voz reconocida de un conjunto de personas individuales que, sin necesidad de conocerse unas a otras, comparten todas ellas una misma manera de entender la organización de su vida cotidiana en lo que llamamos una sociedad civilizada. En consecuencia, un partido que pierde unas elecciones es un partido que ha fracasado y que lo mejor que puede hacer es analizar muy atentamente lo que ha pasado para así comprender el motivo por el cual la mayoría de los electores le ha negado su confianza. En 2008, el Partido Republicano perdió las elecciones presidenciales y a estas alturas, casi un año después, no parece que haya sabido sacar todavía las oportunas conclusiones de ello. Los ciudadanos de Estados Unidos siguen sin confiar mayoritariamente en él y a este ritmo es muy difícil que pueda tener una oportunidad de victoria en las próximas elecciones presidenciales previstas para 2012.

Palin hands

Sarah Palin estrechando la mano de sus seguidores durante un acto de la pasada campaña electoral (detrás suyo está su hija, Willow). Ella sí que parece haber sacado la lección de lo que sucedió entonces, comprendiendo lo que fue mal y lo que debe hacerse para corregirlo. Y a fe mía que lo está haciendo. Y deprisa. Mucho más deprisa que un glaciar. E igual de arrolladoramente. Y lo que nos falta aún por ver.

La mala gestión de la pasada campaña electoral por parte de los asesores del entonces candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, John McCain, especialmente en lo que se refiere al aprovechamiento del indudable tirón electoral de su candidata a la vicepresidencia, Sarah Palin, está en el origen del desastre que es el Partido Republicano actualmente. Es cierto que tras ocho años de “compassionate conservatism” por parte de George W. Bush (Bush 43), pocas esperanzas podían tener los del GOP de obtener una victoria electoral, pero eso tampoco quería decir que no hubiera sido posible. Al contrario, existía esa posibilidad ciertamente. La prueba está en aquellas dos semanas de principios de septiembre en que McCain estuvo por delante de su rival demócrata en las encuestas, justo tras la presentación de Sarah en la convención republicana como su compañera de ticket. Un manejo más acertado de su imagen, un mayor compromiso con ella, defendiéndola valientemente de la avalancha de mentiras que se vertieron sobre su persona, y la comprensión de que su falta de conocimientos sobre algunos temas no implicaba su falta de inteligencia hubiera supuesto una diferencia y ya hubiéramos visto qué hubiera pasado entonces. Un ejemplo de lo que podría haber sido lo tuvimos durante el debate entre los candidatos a vicepresidentes cuando Sarah tuvo a Biden a su merced. Su afán de lucha, su voluntad de no dar un estado por perdido hasta el último momento y su disposición a exponer a la luz pública las flaquezas y las incoherencias del candidato a la presidencia por el Partido Demócrata eran un activo de peso. Parece mentira que McCain, que tan bien supo escoger en su momento a su candidato a vicepresidente, lo hiciera tal mal cuando se trató de escoger a sus asesores de campaña. Y resulta enormemente instructivo comprobar ahora cuáles de esos antiguos asesores están pasando a formar parte del equipo de Sarah porque eso nos dice mucho acerca de lo que pasó realmente durante la pasada campaña electoral, cuando tantos dimes y diretes hubo respecto a este tema.

La principal consecuencia de la derrota electoral fue que el Partido Republicano perdió toda confianza en sí mismo. Abrumado por la victoria del candidato a presidente más izquierdista de la historia de Estados Unidos desde George McGovern y corroído internamente por una corriente, la de los RINO (Republican In Name Only, republicanos sólo de nombre), empeñada en convertir al partido en un Partido Demócrata bis, el Partido Republicano se enfrentó entonces a una doble crisis: de liderazgo y de ideales. Incapacitado McCain para presentarse de nuevo en 2012, el partido necesitaba una cara nueva para el cartel, pero por mucho que nosotros tengamos muy claro cuál debería ser esa cara, eso es algo que el Partido Republicano todavía no ha decidido finalmente por lo que, a todos los efectos, en la sede del GOP existe un letrero pegado a la puerta donde se puede leer el siguiente mensaje: “Leader wanted”.

Como aspirantes al puesto, dos son los republicanos que se han postulado ya como candidatos a las presidenciales de 2012: Mitt Romney y Mike Huckabee. El primero es el que cuenta con mayores apoyos dentro de la organización del partido, mientras que el segundo marcha bastante rezagado en ese aspecto. Aparte de ellos, existe también una plétora de posibles candidatos por ahí: desde Bobby Jindal hasta Tim Pawlenty, pasando por Eric Cantor. Lo malo de todos estos nombres es que son meros nombres que poco arraigo tienen en la base social del partido porque, reconozcámoslo de una vez, la base social sólo tiene un nombre en mente: Sarah Palin.

Y es que nunca en la historia de Estados Unidos había sucedido lo que ha sucedido con ella: la candidata a vicepresidente de una candidatura presidencial derrotada supera esa derrota con tanta fuerza que en lugar de desvanecerse, como sería lógico que hubiera pasado, se convierte en la gran esperanza de la base social de su partido para las próximas elecciones. Ciertamente es algo asombroso. Apenas ha pasado un año desde las pasadas elecciones y Sarah Palin, paso a paso, sigue construyendo su propia organización, depurando su mensaje y afinando sus habilidades. Cada golpe que da es todo un golpe de efecto que le hace avanzar un poco más en su objetivo de presentarse ante el electorado como una apuesta de futuro. Y ante un Partido Republicano carente de liderazgo, sin un mensaje claro que ofrecer al electorado, que ciertamente ejerce su labor de oposición en Washington con firmeza aunque también con ciertos claroscuros (su apoyo al “Plan de Estímulo” y a los rescates bancario y automovilístico fueron los principales de ellos) y sin llegar a ofrecer en ningún momento una alternativa verdaderamente creíble y cuyo chairman, Michael Steele, en quien se habían depositado muchas esperanzas, ha resultado ser finalmente una decepción, no es extraño que la base social del Partido Republicano, sus electores, haya desertado… del partido, que no de sus ideales.

La primera señal de que algo iba mal apareció con el movimiento Tea Parties, cuando los ciudadanos se organizaron por su cuenta para protestar por la política de la Casa Blanca sin contar con sus representantes del partido en la oposición (de hecho, a Michael Steele se le negó expresamente la oportunidad de dirigirse a los reunidos en un Tea Party celebrado en Chicago el pasado mes de abril). Los Tea Parties, la fuerte contestación a los planes del gobierno surgida inesperadamente en los Town Hall meetings, el auge de los programas de radio o televisión de comentaristas nada acomplejados tales como Rush Limbaugh y Glenn Beck, la reciente marcha sobre Washington (en la que, de nuevo, Michael Steele fue apartado del estrado de oradores), etc. Todo son muestras de que la ciudadanía estadounidense opuesta al programa de gobierno desplegado por el Partido Demócrata piensa que no es precisamente el otro partido, el Republicano, quien alza la voz por ellos y en defensa de sus valores e intereses y, en consecuencia, tienen que hacerlo ellos por su cuenta. Para bien o para mal (mucho me temo que para mal), el partido republicano ya no es la organización política del movimiento conservador. Y como que no lo es, hay que pensar en alguna manera de cubrir esa grieta que se ha producido y que ha dejado a un gran número de ciudadanos ansiosos de hacer oír su voz sin representación política válida. Y el camino para ello, para encauzar ese legítimo deseo de verdadera representación, no está en ofrecerles más de la misma espantosa incapacidad política que han tenido que soportar durante estos últimos ocho años, sino en ofrecerles un auténtico cambio con respecto a lo que ha sido el Partido Republicano hasta ahora. Un cambio que implica, necesariamente, un nuevo líder y un nuevo mensaje. Y si el líder ciertamente debe ser un rostro nuevo, ajeno a la irritante politiquería de Washington, el mensaje ni siquiera tiene que ser nuevo en el sentido de novedoso, sino que bastaría con un mensaje que retomara el tradicional ideario conservador, el de toda la vida, que tan acertadamente encarnó Ronald Reagan durante los años 80 (y que en mi desgraciada Europa sólo supo encarnar Margaret Thatcher), es decir, un “back to basics”.

Es por ello que el momento está maduro para una figura como la de Sarah Palin, una política probada y cuyo principal activo es la confianza que despierta en todos los que se acercan a ella sin ideas preconcebidas. Una confianza que descansa básicamente en su historial, lleno de enfrentamientos con el establishment, ya fuera el del Partido Demócrata o el del suyo propio, de voluntad de hacer y de promesas cumplidas. Sus dos años como gobernadora de Alaska pueden parecer poca experiencia, pero no debemos perder de vista que lo que realmente importa en un político no es la lista de cargos que ha ocupado sino lo que ha hecho en esos cargos. Los dos años en Alaska de Sarah Palin (cuya pauta fue la misma que la desarrollada por ella durante sus seis años al frente de la alcaldía de Wasilla) serán siempre recordados como los dos años durante los cuales se pusieron las bases para un verdadero desarrollo económico del estado que beneficiase de verdad a sus conciudadanos, sin atender a las exigencias de los poderosos, lo cual era toda una novedad en la política de un estado como el de Alaska.

Y esto es algo que no pasa desapercibido para el electorado, harto ya de toda la patulea de Washington, tanto de uno como de otro partido, afectados todos ellos del mismo mal: el apetito insaciable de poder. Convertidos en una oligarquía en la que las diferencias ideológicas entre ellos parecen más bien un mero juego de niños destinado a complacer a los votantes mientras ellos se mantienen leales únicamente a la casta que constituyen, ha llegado el momento de volverles definitivamente la espalda y recuperar el glorioso legado de la única revolución de la historia de la humanidad que ha traído verdaderamente paz y prosperidad a su pueblo: la Revolución Americana de 1776. Una revolución popular que se opuso a un gobierno impuesto que pretendía mandar demasiado y que fue llevada adelante a pesar de todas las dificultades que surgieron en el camino y a pesar de que se predecía como una locura que acarrearía nada más que desgracias a sus impulsores. Gracias a Dios no fue así y el Tratado de Versalles de 1783 demostró al mundo que era posible cambiar las cosas sin necesidad de un baño de sangre, algo que no ha vuelto a suceder en la historia a la luz de que lo pasó durante la Revolución Francesa de seis años después. Y ése es el mismo espíritu que anima actualmente a los organizadores de los Tea Parties y que anima a tantas y tantas personas que hastiadas de “politics as usual” (la política de siempre) han girado su atención hacia Sarah Palin, una mujer que les ha demostrado que la política puede ser lo que ellos siempre se imaginaron que sería: la voluntad de mejorar la vida de los ciudadanos.

Con su historial de enfrentamientos con su propio partido, no es de extrañar que Sarah sea rechazada por la cúpula del GOP. Tampoco parece que lo lamente mucho ya que poco los necesita. Sin embargo, no deja de ser triste que se haya producido tal escisión dentro de lo que no hace muchos años era una alianza ganadora y que se antojaba invencible a poco que se mantuviera firme en su andar. Tal vez el primer desencuentro se produjera cuando George Bush (Bush 41) mintió descaradamente a sus votantes con aquello de “Read my lips: no more taxes”. ¿Será Sarah Palin acaso la única que puede reconstruir esa alianza, forjándola de nuevo y devolviendo a los estadounidenses la confianza en sus representantes, una confianza que ahora mismo está definitivamente perdida tras muchos años de errores y un último año de Bush 43 tan horroroso que fue casi para hacerse demócrata?

Ésta es la encrucijada en la que se halla ahora el Partido Republicano y que he querido repasar para mis lectores esta semana; una encrucijada que se reduce a saber si el GOP sabrá reconocer a Sarah Palin como su líder y aceptar su mensaje de vuelta al clásico ideario conservador como mensaje del partido, devolviendo así el Partido Republicano al movimiento conservador, o persistir en su error, darse una vuelta  por el “centro” (dondequiera que esté eso, pero dado el izquierdismo radical de la actual administración debe de estar mucho más a la izquierda de lo que estamos dispuestos a tolerar), aislarse en Washington y ver como la base electoral tradicional del partido les da de lado hasta tal punto que no sería extraño que el Partido Republicano acabara desapareciendo a poco que otra opción política supiera aparecer en el momento oportuno y llenar ese abismo que existe entre unos votantes desengañados e irritados y una organización política en la que ya no se ven representados. ¿Estoy exagerando? No veo porqué. Total, existen precedentes: el antiguo Partido Whig que desapareció cuando surgió el Partido Republicano de Abraham Lincoln. Estaría bien que los dirigentes del Partido Republicano tuvieran esto presente. Especialmente porque Sarah Palin no es Ross Perot; ella sí que tendría una posibilidad cierta de victoria.


EL PARTIDO REPUBLICANO EN LA ENCRUCIJADA (I)

13/10/2009

 

Después de un par de semanas marcadas por la resaca del discurso de Sarah Palin en Hong Kong y el anuncio de la próxima aparición en las librerías de su autobiografía, además de la publicación de un nuevo par de notas suyas en Facebook, una sobre la guerra en Afganistán y la errónea manera en que el gobierno de Estados Unidos la está enfocando (ver aquí) y otra sobre el tema de la independencia energética y un posible descarte del dólar por parte de los países productores de petróleo como moneda común para fijar su precio (ver aquí), no tengo la menor duda de que la situación para ella ha dado un giro a su favor. Hong Kong ha supuesto un punto de inflexión y a partir de ahora resulta muy difícil ya para cualquiera pretender sostener con un mínimo de seriedad la opinión de que es tonta.

 

La reacción de Sarah Palin al enterarse de que al presidente de Estados Unidos acababan de concederle el Premio Nobel de la Paz. Imposible contenerse. Si resulta tan increíble que hasta el propio galardonado ha reconocido que no se lo merece. Ante semejante arranque de sinceridad, esperamos ansiosos leer la noticia de que reconoce también que no se merece el puesto que ocupa y dimite ipso facto, pero no creemos que llegue a tanto. Un poco de falsa modestia, bueno… pero un rasgo tal de honradez, ¡jamás! Como ya dije en mi otro blog en Semanario Atlántico (ver aquí), a ese tipo lo harán santo antes que a Juan Pablo II.

Y mientras el presidente de Estados Unidos  se prepara para recoger su inmerecido premio y así de paso tener la excusa para emprender una nueva gira por esa Europa ahíta y decadente que tanto ama como buen snob que es, Sarah Palin sigue haciendo de hormiga hacendosa, al revés que la cigarra laureada del presidente, y construyendo paso a paso lo que serán los cimientos que algún día, confiemos que del año 2012, soportarán el edificio de su candidatura presidencial.

Fue en mi penúltima entrada, la última que dediqué al tema del discurso de Sarah en Hong Kong, donde expliqué lo que en mi opinión suponía el susodicho discurso: la “muerte” por estrangulamiento de la falsa Sarah Palin, ésa que tan bien caricaturizó Tina Fey y que fue publicitada a bombo y platillos por casi todos los medios de comunicación durante la pasada campaña electoral. Después de su discurso, nadie con dos dedos de frente puede seguir sosteniendo que Sarah Palin no está capacitada intelectualmente para ocupar el puesto de presidente de Estados Unidos; otra cosa es que le falte alcanzar aún el necesario dominio de los detalles de algunos temas en concreto, pero eso, una vez demostrada su capacidad, no es más que cuestión de tiempo. No es que yo albergara la más mínima duda al respecto, pero siempre había quien pretendía que si bien tal vez no fuera todo lo tonta que dicen los medios de comunicación, tampoco existía ninguna prueba fehaciente de lo contrario. Pues bien, a estas alturas, poco más de dos meses después de su dimisión como gobernadora de Alaska, ya tenemos esas pruebas. Y superan sobradamente todas las expectativas. No es sólo que con su seguimiento de la actualidad política de su país plasmado en sus notas de Facebook haya suficiente evidencia de que se trata de una mujer inteligente y perspicaz, sino que el discurso de Hong Kong, por la amplitud de temas tratados en él y la audiencia a la que se dirigía, un millar de los hombres de negocios mejor informados sobre economía y política del mundo, bien puede ser considerado como un examen final de curso aprobado con una A alta. Y la lectura de su autobiografía dentro de poco más de un mes nos revelará muchas más cosas sobre ella. Especialmente, confío en que nos aclare muchas de las cosas extrañas que sucedieron durante la pasada campaña electoral y sirva también para poner a más de un antiguo asesor de campaña de McCain en su sitio (que no puede ser otro que en el cubo de la basura con los desperdicios más apestosos como pueden ser, por ejemplo, los periódicos tradicionales y la guía de televisión).

De entre todos los temas que trató en su discurso, me gustaría llamar la atención sobre tres párrafos en concreto en los que Sarah se refería a su postura política general, a su modo de ver la política, definiéndose a sí misma como una “common-sense conservative”, una definición tan plena de referencias chestertonianas que no pudo dejar de producirme un enorme placer cuando la leí. En concreto, los tres párrafos a los que me refiero son los siguientes:

You can call me a common-sense conservative. My approach to the issues facing my country and the world, issues that we’ll discuss today, are rooted in this common-sense conservatism… Common sense conservatism deals with the reality of the world as it is. Complicated and beautiful, tragic and hopeful, we believe in the rights and the responsibilities and the inherent dignity of the individual.

We don’t believe that human nature is perfectible; we’re suspicious of government efforts to fix problems because often what it’s trying to fix is human nature, and that is impossible. It is what it is. But that doesn’t mean that we’re resigned to, well, any negative destiny. Not at all. I believe in striving for the ideal, but in realistic confines of human nature…

The opposite of a common-sense conservative is a liberalism that holds that there is no human problem that government can’t fix if only the right people are put in charge. Unfortunately, history and common sense are not on its side. We don’t trust utopian promises; we deal with human nature as it is.

(Ustedes pueden llamarme una conservadora con sentido común. Mi aproximación a los problemas a que se enfrentan mi país y el mundo, temas que vamos a discutir hoy, tienen sus raíces en este conservadurismo con sentido común (…) El conservadurismo con sentido común brega con la realidad del mundo tal y como es. Complicado y hermoso, trágico y lleno de esperanza, creemos en los derechos y las responsabilidades y la dignidad inherente de la persona.

No creemos que la naturaleza humana sea perfectible; sospechamos de los esfuerzos del gobierno para arreglar los problemas porque a menudo lo que está tratando de arreglar es la naturaleza humana y eso es imposible. Es lo que hay. Pero eso no quiere decir que estamos resignados a, bueno, un destino negativo. En absoluto. Creo en la lucha por los ideales, pero dentro de los límites reales de la naturaleza humana…

Lo contrario de un conservador con sentido común es un liberalismo que sostiene que no hay ningún problema humano que el gobierno no puede arreglar sólo con poner a las personas adecuadas a cargo de él. Lamentablemente, la historia y el sentido común no están de su lado. No confiamos en las promesas utópicas; nosotros bregamos con la naturaleza humana tal y como es.)

Un conservadora con sentido común… Parece una buena definición. Entre otras cosas porque ni siquiera parece una definición; al menos, no al estilo de “neocons” (a los que nunca he llegado a apreciar mucho porque me parecían tipos imbuidos del típico fanatismo de los conversos y que podían hacer más mal que bien, aparte de que exhibían una fuerte tendencia al intervencionismo estatal en todos los aspectos de la vida que me repelía) o de “compassionate conservatives” (que siempre he detestado porque parece implicar que, hasta entonces, los conservadores eran unos crueles desalmados sin el más mínimo rastro de compasión), por citar las dos definiciones más populares (o impopulares, mejor dicho) últimamente.

Para mí, un conservador es un conservador y no hay más que decir porque tampoco es necesario. Desde que Abraham Lincoln fundara el Partido Republicano en 1854 y lo dotará de un ideario basado en el respeto por la libertad individual, la responsabilidad personal y la economía de libre mercado, además de su rechazo frontal del esclavismo (que el Partido Demócrata defendía a uñas y dientes, recordemos), todo el mundo ha tenido claro en Estados Unidos qué implicaba ser conservador durante los últimos ciento cincuenta años. Y de hecho, el sentido común se le daba por supuesto. Sólo la deriva ideológica de estos dos últimos decenios en que la izquierda ha ido ganando posiciones a base de demagogia a granel, ha podido resquebrajar la hasta entonces sólida alianza forjada por Ronald Reagan y que dominó de tal modo el panorama político de Estados Unidos que aún hoy en día la mayoría de los estadounidenses se definen a sí mismos como conservadores. Y ello a pesar de toda la parafernalia mediática del actual presidente de Estados Unidos que pretende que Estados Unidos abomina del conservadurismo cuando de lo único que abomina es del charlatanerismo como empieza a demostrarse poco a poco, ahora que la actual administración tiene que demostrar con hechos concretos lo que hasta entonces no eran más que bonitas palabras. De momento, el plan de reforma de la Sanidad ya no es más que un montón de palabras que no es que se las ha llevado el viento precisamente, sino que ha sido Sarah Palin a golpes de Facebook.

El sentido común es un excelente sentido que  debería ser reconocido como el sexto y desarrollado en todas las personas a través de la buena educación de los jóvenes y el mejor ejemplo dado por sus mayores, y aplicado a la política con preferencia a cualquier ideología. Porque las ideologías, cualquier ideología, no deja de ser un vano intento de adaptar el mundo a una idea y no las ideas al mundo. Por eso, Sarah reconoce que el mundo es como es y no como quisiéramos que fuera y que la gente también es como es y pretender que sea de otra manera es algo cuya imposibilidad ya se demostró con la caída de los regímenes comunistas de casi todo el mundo (faltan China, Corea del Norte y Cuba, que todavía tiran para desgracia de sus ciudadanos). Y es que, tal y como reconoció en su momento un dirigente de la fenecida URSS, el comunismo fracasó sencillamente porque no se avenía con la naturaleza humana. Y es que ésa y no otra es la clave de cualquier actuación política exitosa: no pretender lo que no puede ser. O como decía aquél: “Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible”. Si Sarah Palin tiene asumida esta gran verdad, sólo con ello ya tiene muchas posibilidades de que un futuro gobierno suyo sea fructífero porque sabrá dar respuesta a las necesidades de sus compatriotas sin perder de vista la realidad y no se embarcará en actuaciones imposibles de justificar más que en la mente desquiciada de tantas sabihondos ansiosos de modelar un mundo a su imagen y semejanza, es decir, perfectamente deforme.

Al fin y al cabo, ¿qué otra cosa pedimos a nuestros dirigentes sino que gobiernen la nave del Estado con sensatez? Nadie quiere otra cosa. Y si alguien la quiere, tal vez sea uno de esos que deben ser mantenidos a toda costa lejos del timón para evitar que se regodeen en el naufragio del barco, aun si eso implica su propio ahogamiento.

Así pues, creo que la definición lanzada por Sarah al ruedo político, “un conservadurismo con sentido común”, está llamada a tener éxito. Y lo más curioso de ella es que no sólo le sirve para despegarse de aquellos izquierdistas que la han tildado repetidamente de extremista de derechas sino también de su propio partido, el Republicano, tan confuso y desorientado aún a día de hoy y con el que cada vez parece tener menos relación. Algo que no deja de ser sorprendente si tenemos en cuenta que actualmente Sarah es su mejor activo. Ya sabemos que Sarah no es plato del gusto de la actual dirección del GOP, algo que viene de los tiempos de Sarah en Alaska cuando se enfrentó al GOP de su estado y lo venció. Sarah es una pesadilla para el establishment, cualquier establishment. Y como que ya sabe de qué va la historia porque ya la ha vivido una vez, parece que ha optado por ser una republicana de a pie en lo que se refiere a la organización del partido, limitándose a tener el carnet y estar al corriente de pago de las cuotas, pero manteniéndose aparte de la dirección del partido y casi creando el suyo propio. Entonces, ¿está Sarah pensando en lanzar una candidatura independiente en 2012? ¿O al menos está esperando a que las elecciones de noviembre del año que viene pongan a una mayoría de “palinistas” en el poder para lanzar su ofensiva sobre el partido y lograr su control para que la respalde sinceramente y sin temor a una traición? ¿O más sencillamente, acaso Sarah se ha desentendido por completo del partido y actúa por su cuenta sin importarle lo que puedan pensar los capitostes del mismo? En mi opinión, esta última respuesta es la que tiene más visos de ser real. ¿Los motivos? Se los contaré en mi próxima entrada.


SARAH PALIN CUENTA SU VIDA… ¡AL FIN!

07/10/2009

 

Confieso que ésta no está siendo una buena semana para mí. Acabo de cambiar de trabajo, con todo lo que ello supone de quebraderos de cabeza a la hora de aprender nuevas habilidades (uno ya es un poco mayor para esas cosas y mi única ambición en la vida es una chimenea encendida, una butaca acogedora, un buen brandy, un mejor libro  y el gato en mi regazo) y se me está haciendo algo difícil. Además, el cambio de trabajo me ha supuesto perder a la mejor compañera de trabajo que jamás he tenido, alguien por cuya compañía todos los días pagaría con gusto, y eso me tiene bastante entristecido. Confío en poder remontar pronto, pero la verdad es que la echo mucho de menos.

Palin book

¡Oh, un libro de Sarah Palin! ¿Es de verdad? ¿Es cierto que ha escrito uno? ¿Su autobiografía? ¿Contará lo de miss Wasilla? ¿Su primera cita con Todd? ¿Lo de cuando se fugaron los dos juntos para casarse? ¿Los follones de la pasada campaña presidencial? ¡Calma, calma, todo llegará!

Evidentemente, la gran noticia de la semana pasada, una vez que se han calmado las aguas tras el más que exitoso discurso de Sarah en Hong Kong, es el anuncio de que ha concluido la redacción de su autobiografía. Encargada hace cuatro meses por la editorial HarperCollins, Sarah tenía de plazo hasta el 15 de septiembre para terminarla, plazo que ha cumplido puntualmente.

Por lo que se sabe hasta ahora, el libro constará de unas 400 páginas (¡demasiado pocas para saciar nuestra sed de saber sobre ella!) y se titulará: Going rogue: an american life (que puede traducirse como Yendo por libre: una vida americana). La portada parece que ya está decidida y es la que aparece en la foto que les he puesto arriba. Es una buena foto y me gusta bastante, aunque me quedo con el detalle del pin de la bandera estadounidense que lleva Sarah en la solapa (ella sí que es patriota y no el presidente de Estados Unidos, de quien tengo mis dudas; y no digamos ya sobre su esposa, de quien tengo la plena certeza de que no lo es, tal y como ella misma confesó hace ya un tiempo).

La primera edición constará de una tirada de 1,5 millones de ejemplares, una cantidad francamente ridícula, y saldrá al mercado el próximo día 17 de noviembre (tomen buena nota). Imagino que ya estarán encargando la segunda, la tercera y la cuarta porque si de algo podemos estar todos seguros es que este libro va a ser el mayor éxito de ventas desde hace muchos, muchos, muchos años. La editorial que lo publicará será Harper, una subsidiaria de HarperCollins, aunque se trata de una coedición junto con Zondervan, una editorial especializada en libros religiosos o sobre religión. Por la cuenta que me trae, desde aquí hago un encarecido llamamiento a las buenas editoriales españolas (alguna queda) para que adquieran los derechos pertinentes y lancen su versión traducida al español. Miles de hispanohablantes se lo agradeceríamos efusivamente. Además, se trata de una cuestión de salud pública. Sería como una vacuna eficacísima contra la estupidez y la memez que nos rodea. El mejor remedio para pasar entretenidos la maldita gripe que todos cogemos por esas fechas. Vamos, que si alguna editorial lo publica en español me comprometo ahora mismo a comprarle media docena de ejemplares, citarla encomiásticamente en mi blog y hasta incluir a su director editorial en mi carta a los Reyes Magos de esas Navidades.

¿Les cuento algunas chafarderías sobre el libro? Se las cuento. Sarah empezó a trabajar en él tras su dimisión como gobernadora de Alaska (no fuera que la loca McLeod le pusiera una ethics complaint por escribirlo utilizando bolígrafos de su despacho oficial), trasladándose para ello a vivir durante varias semanas a San Diego (California) junto con su marido, Todd, y su pequeño hijo, Trig. Allí, trabajó junto a su colaboradora, Lynn Vincent, quien reside allí, revisando la versión final tiempo más tarde en Nueva York. Por lo que se ha filtrado (interesadamente), parece ser que Sarah proporciona muchos detalles desconocidos sobre su vida y, especialmente, sobre la pasada campaña electoral (esperemos que pase cuentas y dé nombres y apellidos de los babosos habituales que tuvo que soportar como asesores cabezas huecas).

De momento, y a la espera de que se publique finalmente, Going Rogue: an american life ya es el libro más encargado en las librerías virtuales de Amazon y BarnesandNoble. Un anuncio de lo que va a pasar cuando realmente se pueda comprar el libro. Tal y como ha confesado recientemente una fuente de la industria editorial, la expectación que ha despertado es sencillamente increíble; algo que nunca antes había pasado con un libro de no ficción. Se convirtió en el número uno de encargos apenas unas horas después de haber sido anunciado. ¡Pues claro! ¿Acaso le sorprende eso a alguien? A mí no. Ya estoy haciendo sitio en mi biblioteca para él… ¿Cuánto falta hasta el 17 de noviembre? ¿Tanto? Oh, hell! No sé si podré aguantarme hasta entonces.


SARAH PALIN EN HONG KONG: UN DISCURSO “PRESIDENCIAL” (y IV)

01/10/2009

 

Para terminar con esta larga serie sobre el discurso de Sarah en Hong Kong, paso a relatarles cuál ha sido la reacción de la prensa, sobre todo la tradicional. Como bien pueden suponer, esa reacción ha estado marcada por un único pensamiento: ¡Oh, cómo odiamos a Sarah! ¡Es tan buena y nosotros tan malos que no la podemos soportar! ¡Aaahhh!

Palin discurso

Una nueva foto de Sarah durante su discurso. Por cierto, corren por Internet algunos sitios donde se ofrece un supuesto “discurso completo” de Sarah en Hong Kong. No hagan caso. El discurso completo no lo tiene nadie más que ella. Lo más que se puede hacer es recoger transcripciones parciales de aquí y allí y juntarlas todas en una sola para construir algo parecido al discurso completo, justamente lo que he hecho yo.

La prensa apesta… ¡vaya novedad!

Antes que nada quiero dejar clara una cosa y es que cuando me refiero a esa prensa apestosa (papeles malolientes que ni siquiera cuando se usan para envolver pescado huelen tan mal), me refiero en exclusiva a los medios de comunicación tradicionales, los que yo llamo de (des)información. No me refiero a otros. La verdad es que al carecer de una transcripción completa del discurso de Sarah y hasta de un video, los que nos dedicamos a seguir la actualidad de Sarah hemos tenido que volcarnos más de lo recomendable en esos medios de comunicación para obtener la mayor cantidad posible de información. Por supuesto, lo hemos hecho convenientemente vestidos con un traje de buzo para evitar infecciones (la estupidez progre es una enfermedad altamente contagiosa, para desgracia de todos), pero aún así ha resultado lo bastante penoso como para haberme gastado una millonada en lejía para lavarme las manos y ambientadores de pino silvestre para evitar el olor a podredumbre que había invadido de pronto mi hogar.

¿Qué han dicho pues del discurso de Sarah los mentirosos habituales esos? Pues tiene gracia porque todos ellos tienen que reconocer con todo el dolor de su corazón que Sarah ha hecho un buen discurso aunque inmediatamente pretenden aguarnos la fiesta encontrándole pegas aquí y allá. Así, por ejemplo, el The New York Times, habla de “un discurso bien articulado, bien preparado y hasta emotivo”, aunque el tono de la crónica no deja de dar la impresión de que tener que reconocer semejante hecho les produce un agudo dolor de estómago. Tal vez para aliviar esa acidez se empeñan en recordarnos acto seguido que a Sarah se le reprochó durante la pasada campaña electoral que no fuera una experta en política exterior (cuando tenía como mínimo tanta como el actual presidente de Estados Unidos) y que… adivínenlo… ¿no se les ocurre? ¡Pues sí, señoras y señores, recordándonos de nuevo la maldita historia de cuando Sarah dijo que desde Alaska era posible ver territorio ruso! Por si acaso a alguien se le había olvidado, la estupidez esa vuelve a ver la luz en un penoso intento progre de aguarnos la fiesta.

Es inútil pasar a relacionar más ejemplos porque todos son similares: Sarah estuvo bien, pero… La prensa arrodillada (ante la Casa Blanca) no sabe qué hacer para disminuir el valor del logro de Sarah. Así, hay quien ofrece el testimonio (Bloomberg) de uno de los asistentes al discurso, anónimo, of course, que abandonó el auditorio antes de tiempo según él porque lo encontró “aburrido”. Otros (Time), incapaces de encontrar por su cuenta a ése tipo, que parece que fue el único asistente con un tapón de cera en los oídos, optan por mentir descaradamente y afirman que Sarah no aceptó preguntas por parte de los asistentes al final de su discurso, lo cual sí que hizo y a fe mía que daría mi mejor edición de Tocqueville por tener una transcripción de sus respuestas.

Con suerte, algunos ofrecen la opinión de Jonathan Slone, CEO de CLSA Asia-Pacific Markets, el anfitrión de Sarah, diciendo:

It was a great speech. People got a lot of information and we are now informed on Sarah Palin’s views.

Fue un gran discurso. La gente obtuvo un montón de información y ahora estamos enterados de los puntos de vista de Sarah Palin.

O como dijo, por ejemplo, Doug A. Coulter (un hombre sin miedo o tal vez pariente de Ann Coulter y tan arrojado como ella), de LGT Capital Partners:

She didn’t sound at all like a far-right-wing conservative. She seemed to be positioning herself as a libertarian or a small conservative.

Ella no sonó en absoluto como una extremista de derechas. Parecía más bien tomar postura como libertaria o una sencilla conservadora.

Resulta divertido, ¿no? Por si acaso alguien no se ha dado cuenta todavía de lo ridículo de la situación (para los medios de comunicación, por supuesto), les recuerdo que se trata de una persona, Sarah, que no es más que una simple ciudadana estadounidense más que no ostenta ningún cargo político y que simplemente hace uso de su derecho a la libertad de expresión recurriendo a internet, tal y como lo estoy haciendo yo mismo ahora. Entonces, ¿por qué esa obsesión de los medios de comunicación por ella? ¿Por qué no pueden vivir sin hablar de ella? Si según ellos es una paleta a la que no vale la pena hacer ni caso, ¿por qué estaban pendientes de su discurso en Hong Kong? Es más, ¿por qué fueron siquiera allí? A mí no me persigue ningún periodista (no me hagan caso, no es más que envidia, je, je, je) cuando doy una conferencia en el centro cultural de mi pueblo, ni siquiera cuando el tema es tan apasionante como “Sarah Palin y el futuro de la política en las sociedades libres”. Si ella no tiene más relevancia pública que yo, ambos somos ciudadanos particulares, ¿por qué a ella la persigue la prensa y a mí no? No es justo, ¿no creen?

Un discurso muy acertado

Y a todo esto, ¿qué pienso yo sobre el tema? Me cuesta imaginar que haya alguien a quien le preocupe lo que pueda yo pensar, pero vamos a hacer un esfuerzo y a pensar que sí. En ese caso, mi opinión es muy sencilla: creo que Sarah ha dado un gran paso adelante en dirección a 2012. Ni más ni menos. Pero también pienso que está todavía en una fase digamos “preliminar” de lo que intuyo que es su estrategia global. Una fase “preliminar” en la que su objetivo principal es “destruir” a la Sarah Palin de Tina Fey a la espera de poder pasar a la siguiente fase, la verdaderamente relevante, en la que se dedicará a “construir” a la verdadera Sarah Palin, la candidata Sarah Palin.

Les detallo un poco más mi pensamiento. Durante la pasada campaña electoral, abrumada por la hostilidad manifiesta de los medios de comunicación, Sarah Palin no pudo sobrevivir a la imagen distorsionada que de ella se dio y sucumbió ante la caricatura de Sarah Palin que esos mismos medios de comunicación crearon y cuyo ejemplo más destacado fue el personaje encarnado por Tina Fey en Saturday Night Live. Una política con mayor historial en la vida pública estadounidense podría haber logrado separarse un poco de esa brutal “agresión” siempre y cuando su figura y sus ideas fueran ya bien conocidas por sus compatriotas. En ese caso, la caricatura hubiera sido más o menos divertida, pero no hubiera llegado al punto de predominar sobre la persona real. Para Sarah, semejante defensa fue imposible dado que era realmente una desconocida para casi todos, procedente encima de uno de los estados menos conocidos dentro de Estados Unidos. Para desgracia suya, no había nada que pudiera interponer como defensa ante la “agresión” y como quiera que los asesores de McCain no estuvieron especialmente finos a la hora de delimitar su papel a jugar durante la campaña, quedó expuesta a la vista de todos y tuvo que aguantar el chaparrón como pudo. Resultado: fuera de las personas como nosotros que nos preocupamos por saber quién era realmente Sarah Palin, la mayoría de los estadounidenses aún creen que Sarah Palin es la Sarah Palin de Tina Fey. La caricatura se ha materializado en una persona de carne y hueso a la que los medios de comunicación siguen recurriendo constantemente. Sólo por la fuerza de la repetición, uno acaba comprendiendo el aforismo de Goebbels cuando decía que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad.

Como resultado, cuando Sarah decidió no rendirse y saltar a la palestra de la política nacional, su primera decisión debió ser del tipo: “Mis compatriotas no me conocen. Tengo que empezar desde cero. Pero hay una sombra que no les deja ver quién soy realmente. ¿Y cómo desaparecen las sombras? Con luz”. Y con tiempo, podría yo añadir. Manteniendo una presencia habitual en el paisaje político nacional, pero nunca excesiva y siempre bajo su total control (o sea, nada de apariciones en medios de comunicación manipuladores y sectarios, sino sólo Facebook y algún op-ed de vez en cuando) y lanzando sobre sus compatriotas hechos, datos y cifras que eviten que se la asocie de nuevo con un espectáculo y que obligue a la gente a verla como alguien que piensa, analiza y discute. De esta manera, Sarah está logrando poco a poco que la luz pública se enfoque expresamente sobre ella, haciendo que su sombra, esa caricaturesca Sarah Palin de Tina Fey, vaya desvaneciéndose. Para ello, lo más importante es que no se equivoque en ningún momento para lo cual es esencial reducir sus apariciones a actos y lugares donde todo esté controlado y ella pueda sacar a relucir todas sus cualidades. O sea, nunca jamás volver a pecar de ingenua como cuando pensó que porque Katie “Bruja escobera” Couric era mujer la iba a tratar con más simpatía de la que mostró.

El discurso en Hong Kong ha sido el primer acto público de Sarah desde su dimisión como gobernadora de Alaska y ha sido un buen movimiento en el tablero de ajedrez de la política con mayúsculas porque la ha presentado a la elite económica mundial, permitiéndole además el hablarles acerca de todo. Su discurso ha sido tan nacional como internacional, tan de ideas en general como de políticas en concreto, tan de asuntos exteriores como de asuntos económicos y hasta domésticos, y tan despegado de cualquier adscripción concreta dentro del GOP como para poder pensar con cierta base que Sarah ha decidido finalmente el ir por libre, asociándose al movimiento Tea Party y diciéndole al GOP algo así como: “Desisto de ganarme vuestra buena voluntad. Yo me voy a presentar como candidata; si queréis apoyarme, bienvenidos seáis y si no, que os zurzan”. Teniendo en cuenta la decepción que ha supuesto la presidencia de Michael Steele, que tanto prometía y que tan poco ha dado a la hora de la verdad, no es una mala postura, no. Una especie de “tercera vía” pero sin llegar a romper con la “segunda”. Una candidata republicana, pero al margen del partido republicano. O sea, lo que ya le sucedió en Alaska con su candidatura a gobernadora. Entonces ganó la apuesta. ¿Por qué no lo iba a hacer ahora? Total, ya tiene experiencia. Como ya les dije en su momento, no voy a pretender darle ningún consejo a Sarah. Ya es mayorcita, está bien rodeada (o empieza a estarlo) y ella sabrá lo que tiene que hacer. Yo sólo puedo darle mi apoyo en todo lo que emprenda. Y ahora lo tiene. Ojalá que no tarde mucho en regalarnos con otra magnífica semana de orgullo y satisfacción por nuestra parte y de llanto y rechinar de dientes por la parte de los de la otra acera (los demócratas, quiero decir).

Well done, Sarah!