America by Heart. Un resumen (IV)


 

Me pregunta nuestro amigo Santi si he vivido en los Estados Unidos. Pues no, no he tenido esa suerte. Pero no descarto hacerlo algún día si logro encontrar una manera de ganarme la vida allí. Creo que en ese caso me iría a Texas; en Alaska hace demasiado frío y total… para lo que le queda a Sarah para ser ella la que se mude a Washington, D.C. Por cierto, y hablando de Alaska, aquí van algunas pinceladas más sobre el censo de 2010: Alaska tiene 710.231 habitantes (ha ganado un 13,3% con respecto al anterior censo de 2000), una densidad de población de 1,2 personas por milla cuadrada (que viene a ser unas 0,7 personas por kilómetro cuadrado) y en Wasilla residen ahora mismo 9.236 personas. ¡Gracias a Trig ya están más cerca de las 10.000!

Una foto de Sarah Palin sin gafas. De las pocas que hay. Y desafiando a los elementos. Y diciéndome: “¡Bob, eres un gallina! ¿Cómo pones esa cara con el buen día que hace hoy? Si sólo estamos a -20º C…”. Lo dicho, cuando pueda me las piro a Texas.

Capítulo III: America the Exceptional (Estados Unidos, los excepcionales)

Sarah comienza este capítulo reconociendo a su pesar un hecho: actualmente, si uno intenta decir algo bonito sobre los Estados Unidos es tildado rápidamente de fanático, uno de esos que, tal y como dijo alguien, se aferran a sus armas, su Dios y su país. Y no sólo eso, sino que ni siquiera se le concede el beneficio de la duda de que los Estados Unidos puedan estar equivocados; simplemente es que son malos.

Recordando lo que pasó este verano pasado en Arizona cuando se aprobó una ley que permite a los agentes de policía preguntar a los sospechosos de vulnerar la ley sobre su situación legal en el país en caso de tratarse de personas extranjeras, Sarah se sorprende de la reacción de la administración Obama, de quienes se supone que conocen la ley mejor que un particular, quien puede malinterpretarla, que poco tardó en iniciar una nueva ronda de autoflagelación delante de mandatarios extranjeros como los chinos o los mexicanos, conocidos todos ellos por su inmaculado respeto a los derechos humanos en sus respectivos países.

Y es que ni siquiera los Estados Unidos pueden estar siempre equivocados. Alejándose tanto del patrioterismo como de la constante denigración, Sarah aboga por un punto medio que permita a los estadounidenses reconocer y sentirse orgullosos de la grandeza de su patria sin por ello cerrar los ojos ante sus debilidades.

No siempre fue esto así en el Partido Demócrata. En el discurso inaugural del presidente Kennedy, éste, aunque no llegó a pronunciar la expresión “excepcionalismo americano”, mantenía su espíritu, pero es que cualquiera se imagina ahora a un demócrata haciendo lo mismo cuando la norma es, por el contrario, asumir que los Estados Unidos son peores que otro país y además hipócritas, irresponsables y necesitados siempre de enmienda, tal y como hace vergonzosamente Obama por todo el mundo desde que asumió el cargo. Y para Sarah, los Estados Unidos están hartos ya de eso y buscan líderes que se enorgullezcan de su país cada día y no sólo cuando su marido gana unas elecciones (y todos sabemos a quién se refiere, ¿verdad?).

¿Qué hace excepcional a los Estados Unidos? Para Sarah, la respuesta está clara: la Décima Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. Ésa que dice que los poderes no delegados a los Estados Unidos (o sea al gobierno federal) por la Constitución ni prohibidos a los estados por ésta misma están reservados a los estados y al pueblo. Y ésa es la base de todo: nosotros (los estados y los ciudadanos) damos el poder al gobierno federal y no al revés. Nosotros somos soberanos. ¿Su aplicación práctica? Que el mejor gobierno es el que está más cerca de sus gobernados.

Sarah recuerda entonces los tiempos en que Alaska aún no era un estado, carecía de representación en Washington, D.C. y el gobierno federal regía sus destinos desde lejos, perjudicándoles en algunos casos, como cuando promulgó una ley llamada la “ley Jones” cuya consecuencia fue incrementar el coste de los bienes destinados a Alaska, perjudicándoles. Y para ilustrar el caso, cita un fragmento de un discurso de 1955 pronunciado por un demócrata alasqueño, Ernest Gruening, en el que éste comparaba la situación de Alaska entonces, sometida a impuestos sin contar a cambio con representación política, con la vivida en tiempos de la Revolución Americana, clamando porque Alaska se convirtiera de una vez en un estado con todos los derechos.

Es la Décima Enmienda la que hace a los Estados Unidos lo que son al maximizar la libertad de sus ciudadanos y restringir el poder del gobierno distante, tal y como reconoció Thomas Jefferson en 1791, algo que está amenazado hoy en día cuando el gobierno federal aspira a ocupar cada vez más parcelas de poder.

Con la expresión “excepcionalismo estadounidense”, Sarah entiende el reconocimiento de que los Estados Unidos atesoran una serie de valores y cualidades dignos de ser preservados y que les convierten en un modelo para el mundo, pero ello sin pretender ser mejores que los demás o arrogarse el derecho a decir a los demás lo que tienen que hacer o cómo vivir sus vidas. La misma concepción que desarrollan Richard Lamy y Ramesh Pannuru en un artículo de National Review que constituye su primera cita. Además, esa idea es más vieja que los propios Estados Unidos, pues los Padres Peregrinos que llegaron en el siglo XVII ya la traían con ellos cuando hablaban de fundar “una ciudad sobre una colina” que sería “la luz del mundo”.

Curiosamente, el primero en reconocer ese excepcionalismo fue un europeo, Tocqueville, en su libro Democracia en América de 1835, fundamentándolo entonces en sus costumbres (sobre todo en su herencia religiosa), su ley (especialmente su apego al federalismo) y las propias características del territorio estadounidense. Y además de eso, su pasión por gobernarse a sí mismos, sin esperar a que ninguna autoridad central les diga lo que tienen que hacer.

Cierto que a regañadientes, pero incluso otros países, tal y como reconoce el sociólogo Charles Murray, no han tenido más remedio que admitir que los Estados Unidos son diferentes, siquiera por su eterno optimismo, su ausencia de envidia ante el éxito de otros, lo que les permite celebrar ese éxito en lugar de sentirse resentidos, y el firme convencimiento por parte de los estadounidenses de que sólo ellos deciden su propio destino, algo que a los intelectuales europeos les pone frenéticos.

La humildad es una virtud, dice Sarah, porque reconocer esto no tiene que llevar a la arrogancia tampoco. Es simple justicia. Y si los Estados Unidos han sido buenos para los propios estadounidenses, también lo han sido para el resto del mundo. Y fue Ronald Reagan quien dejó claro en una carta escrita personalmente de su puño y letra a Leonid Brezhnev en 1981, la siguiente cita, que los Estados Unidos jamás pedirán perdón por su liderazgo del mundo.

Lamentablemente, los dirigentes estadounidenses actuales ya no creen en ese excepcionalismo, sino que piensan en los Estados Unidos como en un país más. Obama piensa que todos los países son excepcionales, lo que es lo mismo que creer que ninguno lo es, algo que Sarah ilustra con una cita de la película de dibujos animados Los increíbles (sí, sí, la sabiduría salta donde uno menos se la espera).

Así, por ejemplo, Sarah recuerda que en los Estados Unidos no hubo impuesto sobre la renta hasta 1861 y que aún entonces fue una medida temporal para ayudar a costear la Guerra de Secesión. Así fue y en 1871 desapareció, pero volvió en 1913 cuando la Decimosexta Enmienda lo autorizó definitivamente.

Y encima, todo lo hacen en nombre de una buena causa: asegurar a los que no tienen seguro, por ejemplo. Sarah recuerda entonces su lucha por evitar que los dólares del famoso Plan de Estímulo de Obama socavaran el autogobierno de Alaska. Así, aceptó la parte del plan correspondiente a la construcción de infraestructuras y el suministro de atención sanitaria a los más desfavorecidos, pero rechazó el resto porque implicaba ceder su soberanía al gobierno federal. Los legisladores estatales gritaron y amenazaron, pero ella se mantuvo firme, sólo para ver cómo una asamblea estatal controlada por los republicanos se saltaba su veto y aceptaba esos fondos y con ellos el control de sus asuntos por parte de Washington, D.C.

La lucha es difícil, reconoce Sarah, sobre todo cuando los partidarios del “gran gobierno” han trabajado tanto para igualar el concepto de “derechos de los estados” con algo que suena muy racista y muy segregacionista. Lo que subyace bajo esta ofensiva es la creencia de que los estadounidenses son niños y deben ser tratados como tales durante toda su vida, indicándoles constantemente qué es lo que más les conviene. Una nueva cita de una revista, The Freeman, conteniendo el texto de una resolución adoptada por la asamblea legislativa de Indiana en 1947, clamando por la reducción del gobierno federal y la devolución de su soberanía a los estados nos lleva a unos tiempos en que todos pensaban así. Por supuesto, Washington no hizo caso y no fue hasta 1982 cuando Ronald Reagan lo recordó durante una visita a Indiana, al tiempo que reconocía la justicia de su petición.

Otro aspecto del “excepcionalismo estadounidense” en peligro es la pérdida de confianza en el mercado libre y el trabajo duro. Ahora la moda es pedir ser como Europa con su sanidad gratuita, su mes de vacaciones cada año, sus beneficios sociales… y su desempleo de dos cifras y un estado en bancarrota como es el caso de Grecia, Portugal… ¡y España! (Sí, amigos, Sarah nos cita, pero maldita la gracia que me hace).

Para Sarah, todo esto no es más que otro ejemplo de la distancia entre las elites intelectuales y los ciudadanos. Para ella, la base de la prosperidad de los Estados Unidos reside en la capacidad del sistema de permitir a cada uno perseguir su sueño en una nación de soñadores dispuestos a luchar por hacerlos realidad, donde todo el mundo ansía mejorar su suerte y por ello no odian a quien lo ha logrado sino que, antes al contrario, lo admiran y lo toman como ejemplo. Y es eso precisamente lo que ha evitado las luchas de clases en los Estados Unidos: la voluntad de prosperar de todos, trabajando duro y aprovechando sus oportunidades.

Citando a Paul Ryan, el congresista republicano por Wisconsin, Sarah comprende que los Estados Unidos no quieren un gobierno que les diga que ése es su lote en la vida y que se conforme con él porque lo que los estadounidenses quieren de verdad es un gobierno que les ayude a conseguir un lote mejor. Y ello sin olvidarse de los que no tienen suerte, que merecen disponer de una red por si acaso, pero anteponiendo la libertad de intentarlo a las excusas para no tener que hacerlo. ¿Un ejemplo? La película de Will Smith En busca de la felicidad, la historia de Chris Gardner, quien se elevó de la miseria a la riqueza al más puro estilo estadounidense: trabajando duro, durísimo y nunca olvidando cuál era su objetivo. Otra cita: una de su propio marido, Todd, cuando repite constantemente a sus hijos que Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos. Y una tercera: la del fundador de la NBC, David Sarnoff, recordando que nadie nos debe nada y que, en consecuencia, uno no puede estar esperando a que alguien (el estado, generalmente) le dé lo que debe conseguir por su cuenta.

La perseverancia combinada con la libertad económica puede hacer milagros. Es la esencia del sueño americano: cualquier cosa puede suceder. Es cierto que se puede fracasar, pero también que uno puede recuperarse de un fracaso e intentarlo de nuevo. Y la función del gobierno federal debe ser la de asegurarse de que las condiciones son iguales para todos, que el campo de juego está nivelado y no cómo está haciendo ahora, favoreciendo a unos en detrimento de otros.

La toma de control de la industria automovilística, el rescate bancario, etc… Todo eso hace que ese campo de juego no esté nivelado y que el libre mercado esté en peligro, suplantando la política a las buenas ideas, el trabajo duro y la perseverancia.

Sarah sabe de ello. En Alaska se las tuvo tiesas con las grandes compañías petroleras, pero pudo con ellas. Justo lo contrario que en Washington, D.C, hoy en día. Cuando más poder económico y más industrias posea el gobierno federal, más política entra en juego y menos libre mercado. Y bajo esas condiciones, quienes ganan siempre son los grandes y quienes pierden, los pequeños.

A Sarah le disgusta que los grandes de Wall Street se hayan ido de rositas de esta crisis y nos habla de que una cosa es ser pro-mercado y otra ser pro-negocios. Un gobierno sensato promueve el mercado libre y no escoge ganadores y perdedores entre los diferentes negocios. Y lo ilustra con una cita de Luigi Zingales, un economista de la Universidad de Chicago que abunda en el mismo tema.

Y otro economista: Milton Friedman, quien incluso hizo una serie de televisión titulada Libertad de elegir, igual que su famoso libro, donde uno de los ensayos que dio a conocer fue uno de Leonard Read titulado “Yo, el lápiz”, donde con el relato del proceso de fabricación de un simple lápiz ilustra de qué manera la libertad económica nos favorece a todos y cómo la intromisión del gobierno nos perjudica. Y eso es algo que los socialistas jamás han podido (o querido) entender: que en una economía libre, los particulares cooperan entre ellos. Es la famosa “mano invisible” de Adam Smith en que miles y miles de decisiones individuales se complementan unas a otras. Un hecho que ahora, cuando el capitalismo vuelve a estar en la picota y la libertad económica cuestionada, no deberíamos olvidar y estar dispuestos a recordar ante quien sea.

Que así sea.

Y para el próximo día, creo que voy a darles mi opinión sobre los tristes sucesos de Arizona. Llevo unos días siguiéndolos atentamente y cada vez siento más ganas de vomitar. ¡Ja! ¿En serio alguien se creía que Obama iba a “mooooderaaaarseeee” después de los resultados electorales de noviembre? ¡Pero si es un agitador nato! Y a fe que lo está demostrando.

 

6 Responses to America by Heart. Un resumen (IV)

  1. MadMax-2 dice:

    Sí, estoy de acuerdo con Sarah en que EEUU es un país excepcional: en la forma que se creó, en sus prioridades de libertad del individuo y en su éxito en la unidad de la diversidad. Un país grande y joven, con un gran sentido patriótico y unos valores firmes. Y eso es lo que Sarah Palin quiere preservar.

    Me parece muy acertada la elección de tu próxima entrada, Bob. Estoy leyendo unas cosas tremendas en la prensa izquierdista y de la derecha vergonzante. Son maestros en aprovecharse de los crímenes de terroristas y otros asesinos más o menos locos. Espero que Sarah y el Tea Party sepan defenderse de tanta basura e ignominia.

  2. Santi dice:

    Sí, estoy de acuerdo con Sarah en que EEUU es un país excepcional: en la forma que se creó, en sus prioridades de libertad del individuo y en su éxito en la unidad de la diversidad. Un país grande y joven, con un gran sentido patriótico y unos valores firmes. Y eso es lo que Sarah Palin quiere preservar.

    Me parece muy acertada la elección de tu próxima entrada, Bob. Estoy leyendo unas cosas tremendas en la prensa izquierdista y de la derecha vergonzante. Son maestros en aprovecharse de los crímenes de terroristas y otros asesinos más o menos locos. Espero que Sarah y el Tea Party sepan defenderse de tanta basura e ignominia.

  3. educantabro dice:

    Algo bueno: Si; los EE.UU. son una excepcionalidad.
    Algo malo: la posible respuesta a la pregunta, ¿hasta cuando?

    PD: Me alegra ver amigo Bob que no me ha hecho caso y no se ha escapado y hara frente a la acusacion que la van hacer de preparar y participar en la matanza teapartiana de Arizona como buen simpatizante de Sarah Palin. Pero claro, creo que usted lo hace con la intencion de que le metan en la carcel y compartir prision con Sarah, pillín, pillín.

  4. Gustavo dice:

    Aunque parezca mentira y no os guste es una pena que USA sea un país excepcional, Ojala todos los Países Fueran como USA y todos los Hombres Como los Buenos Norteamericanos Americanos, El mundo seria muchísimo Mejor.
    Es triste muy triste Ver como los hombres siempre practican las mismas teorías caducas y erróneas, Ninguneando a las que funcionan.

    PD: como es posible que Europa Gire en política hacia la URSS acaso no recuerda que termino en un Océano de pobreza y Desesperación (Igualdad Atea).

    Muchos dicen que Ha habido muchos muertos en Nombre de la religión que no lo niego, pero nadie cuenta los muertos en nombre de Pseudo ciencias que se creían el no va mas. Todo se resume a una cosa Cuando el Hombre Trata de ser Dios se convierten en el Diablo «Curioso el pecado original ¿No?»

  5. Conservadora dice:

    Bob, no dejes de mencionar los 7.43 minutos del video en que Sarah destruyó a la izquierda esta mañana. Tengo la impresión de que estos 7.43 minutos van a ser recordados por siempre como una de los grandes momentos políticos de USA. Bueno, es una sugerencia, es tu blog.
    Saludos.

  6. flowidoo dice:

    el comunicado de esta mañana de la señora Palin, personalmente, me pareció un discurso escepcional. el problema, desde mi punto de vista, es que el mundo últimamente se ofende por todo y se empeña en abrir viejas heridas. parece que no estamos contentos con nada. primero fue la dichosa imagen del mapa y ahora, en lugar de analizar todo el texto, sequedan con una expresión, «blood libel», y lo convierten en otra lista de frases hirientes… ¿qué se le va a hacer? esperando el siguiente post para leer tu visión de lo que ha pasado estos días.

    por cierto, que sepas que gracias a ti estoy entendiendo mucho mejor el libro. por mucho inglés que se sepa, siempre es mejor tener un pequeño resumen de ayuda. gracias.

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