GOING ROGUE: UN RESUMEN (VI)

29/12/2009

 

Aún me falta otra entrada más para terminar con este resumen que les estoy ofreciendo del libro de Sarah Palin. Un libro que, si tuviera que aconsejar a un amigo sobre si vale la pena que se lo compre o no, le diría que por supuesto que sí. Y los motivos en concreto que le daría para ello son exactamente los mismos que les ofreceré a todos ustedes en una próxima entrada que se va a titular “Las lecciones de Going rogue”. No se asusten porque no se va a tratar de una reseña literaria (para eso, tienen ustedes montones de ellas corriendo por ahí y mucho más buenas que cualquiera que pueda yo pergeñar) sino de una reseña más bien “política”, si es que se puede llamar así, porque, para muchos, este libro no contiene nada de política cuando, en mi opinión, es todo lo contrario: está lleno de política, de política de altos vuelos y especialmente de propuestas para el futuro. Reconozco que cuesta entender lo que mueve realmente a alguien tan rara avis como Sarah, pero es que estamos muy enviciados después de tantos años de miserable politiquería y una vez que nos encontramos a una persona decente y encima una política con mayúsculas, sencillamente no estamos a su altura.

Una foto de la familia Palin que hacía tiempo que quería publicar, pero que no quería hacerlo mientras Track estuviera destinado en Irak. Por fortuna, ya ha vuelto sano y salvo y ya no hay ningún obstáculo a que lo haga. Por mi parte, no voy a hacer ningún comentario porque ya saben ustedes cuál sería: ¡Mira qué graciosa está Piper! ¿A que es un encanto de niña? (Lo siento, pero uno ha nacido para ser padre y me tengo que jorobar no siéndolo, así que no me queda más remedio que consolarme con los hijos de los demás). ¡Piper, Piper, Piper!

CAPÍTULO SEXTO: THE THUMPIN’ (El aporreamiento)

Sarah comienza este capítulo recordando el año 2004, cuando le sugirieron presentarse como candidata al Senado en Washington, compitiendo por el escaño ocupado en aquel entonces por Lisa Murkowski, la hija del gran sátrapa Frank Murkowski ( se acuerdan de él, ¿eh?).  Era una buena oportunidad porque la tal Lisa estaba más que desprestigiada por el escandaloso caso de nepotismo en que se había enfangado su papá y hubiera sido muy fácil arrebatarle el escaño. Sin embargo, tras consultarlo con su familia, como ha hecho siempre, Sarah se encontró con la única oposición de su hijo mayor, Track, quien le preguntó quién iba a ser entonces la manager de su equipo de hockey (Sarah era efectivamente la manager del equipo y se ocupaba de todo lo que tuviera que ver con ellos, viajes incluido) si era elegida senadora. Como quiera que para Sarah su familia va siempre primero, le pareció un argumento más que sobrado para desestimar finalmente la oferta.

Y tras la campaña electoral de 2008, Sarah nos cuenta que se sentía en la misma situación que en aquel entonces. Seguía siendo la gobernadora de Alaska, seguía siendo la misma persona que diez semanas antes, pero en cambio Alaska ya no era el mismo lugar en el que había vivido ella siempre. Para Sarah, había empezado la guerra de las ethics complaints, los mismos periódicos que antes la trataban con respeto y hasta amistad ahora se habían convertido en vulgares tabloides llenos de calumnias y su administración se encontraba de pronto con que ya no podía gobernar, sino que se pasaba todo el rato defendiéndose de la avalancha de acusaciones infundadas de que era objeto. Anónimos (o no tan anónimos) asesores de la campaña de McCain empezaron a sembrar rumores sobre ella en un intento de descargarse de las culpas por su propia estupidez. Los periódicos nacionales, que le achacaban intenciones futuras que ella nunca había reconocido, se quejaban de que no saliera de Alaska, mientras que en Alaska a poco que salía de allí se quejaban de que les dejaba abandonados, prohibiéndole que hiciera lo mismo que habían hecho todos sus antecesores sin mayores problemas. Era “la nueva normalidad” y como en 2004, iba a ser Track quien acabara dándole el argumento definitivo para que tomara definitivamente una decisión.

Y es que es curioso cómo puede cambiar la gente. Por ejemplo, ¿se acuerdan de aquella historia bastante bochornosa en que la víspera del Día de Acción de Gracias Sarah fue entrevistada en una granja de pavos mientras a sus espaldas un operario hacía su trabajo y mataba pavos? El autor fue un periodista de Alaska a quien Sarah recordaba como un profesional muy serio, pero que ahora estaba desconocido. O aquel otro periodista que le sugirió dar una rueda de prensa con todo su gabinete para así facilitarles el trabajo a ellos al no tener que ir de puerta en puerta y que luego, tras haber accedido a dar esa rueda de prensa, publicó que Sarah era incapaz de ofrecer una rueda de prensa sin la asistencia de su gabinete para “soplarle” las respuestas. Pero todo esto no era sólo cosa de la prensa local, sino también de la nacional que seguía vertiendo basura sobre ella y que hasta se atrevieron a acosar a Piper en la calle aprovechándose de que volvía sola del colegio. Molestaban a su familia, a sus parientes, a sus asociados políticos, a sus vecinos, a su médico… Y si alguno de estos creía que quien le preguntaba era de confianza y hablaba con él de buena fe, pronto se daba cuenta de que le habían engañado y se lamentaba amargamente de haber picado.

Prensa, pero también bloguistas progres, que eran casi peores obsesionados como estaban con Trig y la calumnia de que no era hijo de Sarah. Y hasta empezaron a hacer circular el rumor de la existencia de unos videos pornográficos de Sarah que iban a publicar prontamente. No lo hicieron nunca.

Es cierto que no era ella la primera política que se encontraba en esa situación, pero es que tampoco será la última al menos hasta que los estadounidenses digan basta ya. Sarah reconoce que no le gusta quejarse, pero reconoce también que a raíz de toda esta situación, la prensa tradicional ha acabado perdiendo toda su credibilidad como fuente de información. Y si ya no cumple con esa función, habrá que buscar otros medios porque, gracias a Dios, aún quedan algunos: periodistas en la televisión por cable, comentaristas radiofónicos, bloguistas, algunas publicaciones periódicas basadas en hechos reales, etc. Justamente todos esos medios que la izquierda sueña con poder cerrar de una vez por todas.

El 7 de julio de 2009, Rudy Giuliani invitó a Sarah, Todd y Willow a presenciar un partido de beisbol de los Yankees en su estadio de Nueva York. Fue entonces cuando el patético comediante Jay Letterman (de la CBS, ¡cómo no!) hizo un chiste asqueroso sobre Willow. Sarah salió en defensa de su hija y la izquierda se le echó encima acusándola de no aguantar siquiera un chiste, aunque ese chiste no sólo fuera repulsivo sino degradatorio para Willow tanto como mujer como adolescente. Por supuesto, las feministas ésas que tanto se llenan la boca cuando quien habla es alguien que no es de la banda, calladas como buenas chicas que son, siempre a las órdenes del macho alfa. Sarah las califica acertadamente al describirlas como “hipócritas”.

Y lo más ridículo fue cuando surgieron los rumores de que se divorciaba de Todd y todo porque la fotografiaron un día sin llevar puesta su alianza. Pero es que ella muchas veces no la lleva y, de hecho, Todd ni siquiera tiene una porque cuando las compraron hace veinte años eran más pobres que las ratas y la de Sarah ya les costó 35 $ y no tenían para más. A eso se le llama buscarle tres pies al gato. O pensar mal y no acertar. O simplemente ser imbécil.

En cuanto a su tarea diaria de gobierno, de repente se multiplicaron los requerimientos de información recibidos por su administración y las ethics complaints presentadas contra ella. Los primeros son meros tiros al azar a ver si pueden encontrar algo que dé para una calumnia (ya que para una verdad no iban a encontrar nada) y las segundas son meramente ridículas. La mayoría de estas peticiones procedían de las mismas dos personas: un periodista de la AP y la turuta de Andrée McLeod quien, en prueba de que realmente lo suyo es de manicomio, llegó a presentar una ethics complaint quejándose de que las funcionarias de la administración llevaban la ropa demasiado ceñida y se les marcaba todo: tetas, culo, etc.  ¡Un escándalo! Algo que de por sí ya es bastante como para recetarle una cura de sueño, pero como quiera que la prensa le apoyaba porque les proporcionaba carnaza (es que la tal McLeod, a la que presentaba una ethics complaint, corría a contárselo a la prensa, algo expresamente prohibido por la ley) y pronto un abogado izquierdista, Don Mitchell, empezó a financiarle y hasta a asesorarle. Sarah reconoce que alguna vez ha estado tentada de acabar con todo aceptando la multa que fuera con tal de poder olvidarse de ello, pero su abogado, Tom Van Flein, un buen abogado, jamás se lo ha permitido consciente de que eso es pan para hoy y hambre para mañana, además de que es fundamentalmente injusto porque ella no ha violado ninguna ley. Y es que el propio Don Mitchell ya había publicado una entrada en el Huffington Post en septiembre de 2008 anticipando la estrategia de las ethics complaints como medio para arruinar la acción de gobierno de Sarah.

En cuanto a la política de la nueva administración en Washington, la opinión de Sarah es clara: el gobierno no debe meterse en la economía. Y punto. Se opone a todo tipo de “redistribución de la riqueza” porque eso no es más que el quitarle injustamente su dinero trabajosamente ganado a una persona para dárselo a otra. Pero es que además de injusto, no funciona tal y como recuerda Sarah citando a Abraham Lincoln, quien ya dijo que no se puede ayudar a los pobres aplastando a los ricos que invierten y crean puestos de trabajo para ellos porque en ese caso, los ricos simplemente se irán a otro lado y los pobres perderán incluso esa oportunidad de prosperar por su cuenta. Es entonces cuando Sarah empieza a oír de los Tea Parties y eso la llena de ánimo al ver que los estadounidenses están atentos a lo que pasa en SU Casa Blanca y en SU Congreso y que no piensan dejar de estarlo.

Un buen día, Sarah y Todd repasan su situación económica y se llevan un susto al encontrarse con que deben alrededor de 500.000 $ en gastos legales. Y encima, 50.000 $ de ese total corresponden  al coste del proceso de selección como candidata a la vicepresidencia, que el GOP se lo carga a ella al no haber ganado las elecciones… ¡Genial! Sarah nos explica entonces que ésa es la misma estrategia que ya emplearon en su momento contra Newt Gingrich. La izquierda, con su pobre mensaje y sus más pobres resultados aún cuando han gobernado, ya no se bate en el terreno de las ideas porque sabe que no tiene ni una que ofrecer, sino que prefiere batir directamente a sus adversarios políticos y Gingrich, que se había convertido en algo raro en la derecha: el líder de un movimiento popular, era el más temible de todos ellos. Así que había que acabar con él como fuera y lo hicieron a base de ethics complaints, un total de 74 que se presentaron en su contra de las cuales 65 eran simplemente ridículas. Sin embargo, hubo una, sólo una, que prosperó y por la que fue condenado a pagar una multa de 300.000 $ y aunque tres años después fue definitivamente exonerado, ya era tarde porque su imagen pública había quedado tocada y se hundió.

Es lo mismo que intentaron con Sarah. Ella también tuvo que tragarse una ethics complaint que no fue descartada del todo.  Fue la relacionada con una serie de viajes realizados por ella y su familia que algunos no consideraban hechos “en interés de Alaska”. No había ninguna violación de la ley, pero el investigador demócrata que la tramitaba se vio forzado por el partido a encontrar algo y ante el temor de que se eternizara, finalmente Sarah aceptó reembolsar al Estado el importe de una parte de esos viajes siempre y cuando quedara constancia de que no había vulnerado ninguna ley y que si lo hacía era simplemente como un medio de ayudar a que la legislación relacionada con los viajes de los miembros de la familia del gobernador fuera revisada y reescrita con más claridad. De hecho, Sarah incluso tuvo que reembolsar el importe de un viaje de su hija Bristol que ésta nunca realizó (¡!). Lo hizo simplemente para no seguir atascada con ese asunto por vete tú a saber cuánto tiempo más, pero el resultado práctico fue que por fin los medios de comunicación podían publicar que Sarah había sido encontrada culpable de una violación ética, sin dar más detalles, por supuesto.

Semejante acoso empezó a dar resultados y empeorar su situación familiar: Todd no podía ir siquiera a la sede del Gobierno porque los periodistas le acusaban de ser “el gobernador en la sombra”, sus hijos no podían viajar con ella y tenían que vivir separados (Piper y Trig vivían con su madre en Juneau y Bristol y Willow lo hacían en Wasilla con su padre). Su equipo también empezó a verse afectado ya que las ethics complaints empezaron a apuntar hacia ellos y de la manera como es la legislación de Alaska, tenían que pagarse todos los gastos legales de sus propios bolsillos.

Por fin, un grupo de la Republican Governors Association que viajó a Alaska le advirtió de que estaba siendo “emanuelizada” (por Rahm Emanuel) o “aporreada” y le dicen que está todo recogido en el libro The Thumpin’: How Rahm Emanuel and the democrats learned to be ruthless and ended the republican revolution (El aporreamiento: Cómo Rahm Emanuel y los demócratas aprendieron a dejarse de tonterías y pusieron fin a la revolución republicana). En él se recoge la historia secreta de la campaña electoral de 2006, que devolvió el control del Congreso a los demócratas y fueron el preludio de la victoria de 2008 en las presidenciales.

Y además, seguían dale que te pego con Bristol y su embarazo, Trig y quién era su verdadera madre, etc. Ella sólo pretendía hacer su trabajo, pero no le dejaban. Por fin, su más fiel compañera, Kris Perry, se ve obligada a dimitir incapaz de seguir.  A base de ethics complaint tras ethics complaint, su imagen pública iba deteriorándose. Además, le amenazaba la ruina económica. Su amiga Kristan Cole creó un fondo con todas las de la ley para ayudarle a sufragar los gastos legales, pero también se vio afectada por una ethics complaint y hasta ahora no se ha podido tocar un solo dólar de allí. La administración de Alaska estaba prácticamente paralizada.

Sin saber muy bien qué hacer, Sarah habló con Track por teléfono. Aún estando él en Irak, estaba enterado de lo que pasaba y hasta él se sentía afectado y hasta desmoralizado. No quiere que su madre abandone deshonrosamente su puesto sino que le pide que haga lo que haga sea para perseguir un objetivo mejor. Sarah recuerda el consejo de un buen amigo de los Palin: En política, o comes bien o duermes bien. Ella ya no dormía bien. Tiene que ser la gente de Alaska en primer lugar y si no podía responderles cómo ellos le tenían todo el derecho a exigirle que lo hiciera, entonces debía obrar en consecuencia. Por fin, Sarah tomó la decisión de dimitir y cuando lo hizo, no había ningún cálculo en ello. Para ella, era únicamente lo que tenía que hacer y si la consecuencia iba a ser que se hundiera su carrera política, lo asumiría.

El 3 de julio de 2009, Sarah dimitió por la única razón de que era lo mejor para Alaska. Pero lo más divertido fue la reacción de esos mismos que tanto deseaban deshacerse de ella: estaban indignados y corrieron a inventarse algunas calumnias de última hora como, por ejemplo, que dimitía porque el FBI la estaba investigando, algo que el FBI desmintió oficialmente acto seguido. Pero seguían preguntándose por qué había dimitido y por más que se les explicara, era imposible que lo entendieran. Sólo una comentarista, Mary Matalin, comprendió que la inteligencia de una estrategia que no sólo desarmaría a sus oponentes sino que además la dejaría libre para viajar y recaudar dinero y favorecer las causas que quisiera. Ciertamente fue la única que demostró tener luces porque reconozco que yo también me volví tarumba aquel día (fui tibio, pero prometo no volver a serlo nunca más). Pero lo peor es que la izquierda, a estas alturas, sigue sin entenderlo. Y es que no es extraño porque el izquierdismo perjudica seriamente el uso de las capacidades racionales.

Y como quiera que en la foto anterior no aparece el miembro más joven de la familia Palin, para compensar, aquí le dedico una foto en exclusiva para él sólo con su mamá. Su hippie boy como lo llama Sarah (le gusta que lleve el pelo largo y ciertamente parece un hippie) en brazos de su madre, saludando a sus partidarios durante un acto de su reciente gira. ¿A que será estupendo ver a Trig trastear en el Despacho Oval en 2013? ¡Ay, Piper, que te va a robar el protagonismo! No te preocupes, tú siempre serás mi Palin favorita.


NUEVOS TIEMPOS, NUEVAS CALUMNIAS: EL QUE TONTO VA A LA GUERRA, TONTO VUELVE DE ELLA (II)

24/07/2009

 

Como que lo prometido es deuda, ésta es la lista de ethics complaints (quejas por falta de ética) presentadas hasta este momento en el State Personnel Board (Junta de Personal del Estado) contra Sarah Palin:

QUEJAS PRESENTADAS ANTES DE LA CAMPAÑA ELECTORAL A LA PRESIDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS

  • 6 de agosto de 2008: Queja presentada por Andree McLeod (Anchorage)
    Se queja de que Sarah Palin y Frank Bailey, su antiguo Governor’s Director of Boards and Commissions (director de Consejos y Comisiones de la Gobernadora) habían usado su influencia para conseguir un puesto de trabajo como surveyor (perito) en la administración del Estado de Alaska a Tom Lamal, un antiguo recaudador de fondos para Sarah. Fue rechazada, aunque se advirtió a Bailey que algunos comentarios suyos hechos por e-mail eran impropios de su cargo.
  • 20 de agosto de 2008: Denuncia presentada por Brian Kraft (Bristol Bay) ante el Alaska Public Offices Commission (Comisión de Cargos Públicos de Alaska), organismo encargado de supervisar los procesos electorales de alcance estatal (o sea, circunscritos a Alaska)
    Denuncia que Sarah Palin violó la ley electoral al pronunciarse públicamente (a favor del no) seis días antes de la celebración de un referéndum sobre una polémica propuesta minera en Bristol Bay. Además, Kraft se quejó también de que un grupo opositor al suyo había utilizado el retrato oficial de Sarah en un anuncio a favor del no publicado en el Anchorage Daily News. La investigación descubrió que dicho grupo había hecho uso del retrato sin autorización y que, en consecuencia, Sarah no podía ser culpada por ello. Fue rechazada. Y encima ganó el no en el referéndum.

QUEJAS PRESENTADAS DURANTE LA CAMPAÑA ELECTORAL A LA PRESIDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS

  • 1 de septiembre de 2008: Queja presentada por la propia Sarah Palin
    Revelada por ella misma (self-disclosure), su intención era que fuera el State Personnel Board (Junta de Personal del Estado) quien investigara el Troopergate, tal y como es su potestad según la legislación del Estado de Alaska. La investigación concluyó que Sarah no violó ninguna ley ni se comportó con falta de ética cuando destituyó de su cargo al antiguo Public Safety Commissioner (comisionado de Seguridad Pública) Walt Monegan.
  • 3 y 16 de septiembre de 2008: Queja presentada por el Public Safety Employees Association (PSEA) (Asociación de Empleados de Seguridad Pública)
    Se queja de que Sarah Palin o algún miembro de su equipo de gobierno habían tenido acceso no autorizado, y además revelado la información obtenida, a la hoja de servicios del trooper Mike Wooten. La queja se amplió con posterioridad para incluir la acusación de acoso laboral contra ese mismo trooper. La misma investigación que resolvió la queja anterior rechazó ambas acusaciones.
  • 13 de octubre de 2008: Queja presentada por Walt Monegan (Anchorage)
    Reclamaba una vista pública en la que pudiera limpiar su nombre de todo lo que había supuesto para él la controversia del Troopergate. La misma investigación que resolvió la queja original se opuso a ello por no estar contemplado este supuesto en la legislación estatal.
  • 23 de octubre de 2008: Denuncia presentada ante la Federal Election Commission (FEC) (Comisión Electoral Federal), organismo encargado de supervisar los procesos electorales de alcance nacional (o sea, todo Estados Unidos)
    Presentada por Citizens for Responsibility and Ethics in Washington (CREW) (Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington), una organización pro-demócrata, quejándose de que  los 150.000$ en vestuario para Sarah Palin gastados por el Partido Republicano durante la pasada campaña electoral violaban la Federal Election Campaign Act (Ley de Campañas Electorales Federales) al no permitir ésta que el dinero donado a las campañas se utilice para gatos personales de los candidatos. Rechazada por la FEC al comprobarse que el dinero empleado para esas compras no procedía de donaciones sino que era propio del Partido Republicano y, en consecuencia, no está incluido dentro de las estipulaciones de la Federal Election Campaign Act (Ley de Campañas Electorales Federales).
  • 24 de octubre de 2008: Queja presentada por Frank Gwartney  (Anchorage)
    Se queja por el hecho de que Sarah Palin cargue a costa del Estado de Alaska el coste de llevar a sus hijos con ella cuando viaja. Fue rechazada al no apreciarse impropiedad en ello, pero el investigador encargado de ella recomendó a la administración que se modificaran algunos aspectos de la ley para contemplar más detalladamente estos supuestos, así como que la gobernadora accediera a cumplir las nuevas disposiciones (a pesar de que no se le podía obligar legalmente a ello de ninguna manera) para dejar clara su buena voluntad. Sarah estuvo de acuerdo en revisar todos sus viajes hechos hasta entonces (72 en total), accediendo finalmente a devolver los gastos cargados por su familia (10.000$) en diez de ellos en que, de acuerdo con la nueva redacción de la ley, no entraban dentro del concepto de viajes realizados “en interés del Estado”.

QUEJAS PRESENTADAS CONCLUIDA LA CAMPAÑA ELECTORAL A LA PRESIDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS

  • 13 de noviembre de 2008: Queja presentada por Zane Henning (Wasilla)
    Se queja de que Sarah Palin hubiera hecho por dos veces declaraciones a la prensa sobre la recién concluida campaña electoral en su despacho oficial de gobernadora de Alaska en el edificio Atwood de Anchorage. Fue rechazada.
  • 2 de diciembre de 2008: Queja presentada por Anthony Martin (Talkeetna)
    Se queja de que Sarah Palin, acompañada por su ayudante Kris Perry, hubiera hecho campaña a favor de la reelección del senador Saxby Chambliss de Georgia. Fue rechazada.
  • 14 de enero de 2009: Queja presentada por (desconocido)
    Se queja por el hecho de que Sarah Palin haya utilizado fondos del Alaska Seafood Marketing Institute (Instituto del Mercado del Marisco de Alaska), una empresa pública, para promocionar su carrera política nacional mediante anuncios que la retrataban a ella publicados en la prensa (el National Fisherman) durante el último año y que llegaron hasta noviembre de 2008. Fue rechazada al comprobarse que la autorización dada para emplear su imagen fue concedida bastante antes de ser nominada siquiera por el Partido Republicano como candidata a la vicepresidencia de los Estados Unidos.
  • 23 de enero de 2009: Presentada por Andree McLeod (Anchorage)
    Se queja de que Kris Perry, el director (director) de la Governor’s Anchorage Office (director de la Oficina de la Gobernadora en Anchorage), haya trabajado en beneficio de Sarah Palin durante su pasada campaña electoral. Fue rechazada.
  • 30 de enero de 2009: Presentada bajo pseudónimo (se firmó con el nombre de Edna Birch, un personaje de una serie de televisión británica) por un desconocido
    No se pudo identificar nunca a la persona que la presentó y la queja, referida a la concesión irregular de una beca a Levi Johnston, el antiguo novio de la hija de la gobernadora, Bristol Palin, por parte de la administración del Estado de Alaska, fue rechazada sin más.
  • 18 de marzo de 2009: Presentada por Andree McLeod (Anchorage)
    Se queja de que Bill McAllister, press secretary (portavoz de Sarah Palin), haya trabajado en beneficio de Sarah Palin durante su pasada campaña electoral al haber emitido un comunicado oficial explicando que la gobernadora Palin había sido elegida candidata a la vicepresidencia de los Estados Unidos, además de haber respondido a la prensa durante la pasada Convención Nacional Republicana cuando le preguntaron sobre la experiencia ejecutiva de Sarah y de haber explicado los planes de Sarah de acudir en junio de este año a un acto de recaudación de fondos a favor del Partido Republicano. Fue rechazada.
  • 1 de abril de 2009: Presentada por Linda Kellen Biegel (Anchorage)
    Se queja de que Sarah Palin vistiera ropa de la marca Arctic Cat durante la última edición de la Tesoro Iron Dog Snowmobile Race cuando su marido, Todd, corría bajo el  patrocinio de esa misma marca. Fue rechazada.
  • 17 de abril de 2009: Presentada por Andree McLeod (Anchorage)
    Se queja de que Sarah Palin haya utilizado indebidamente personal, equipamiento, tiempo y material pertenecientes al gobierno de Alaska para impulsar su carrera política al haber publicado en SarahPAC tres comunicados oficiales de la Oficina de la Gobernadora. Fue rechazada.
  • 22 de abril de 2009: Presentada por Sondra Tompkins (Anchorage)
    Se queja de que el SarahPAC viola dos preceptos de la Alaska Executive Branch Ethics Act (Ley Ética del Poder Ejecutivo de Alaska) al abusar Sarah de su posición como gobernadora para apoyarlo, en primer lugar, y además aceptar “trabajo” fuera de su cargo oficial, en segundo lugar, refiriéndose concretamente a dos viajes realizados por Sarah el pasado 16 de abril cuando fue hasta Evansville (Indiana) para dar un discurso durante la cena de la asociación anti-abortista Vanderburgh County Right to Life y reunirse al día siguiente durante el desayuno con miembros de SMILE, una organización no lucrativa de apoyo a las familias con personas aquejadas de síndrome de Down. Fue rechazada.
  • 22 de abril de 2009: Presentada por Andree McLeod (Anchorage)
    Se queja de que la aceptación por parte de Sarah de la invitación que recibió a dar un discurso durante la cena de la asociación anti-abortista Vanderburgh County Right to Life supone una grave violación de la Alaska Executive Branch Ethics Act (Ley Ética del Poder Ejecutivo de Alaska) al confesar ésta que los organizadores la convencieron finalmente de acudir cuando le regalaron una caja de bombones y una bandeja de rosquillas, además de un palo de hockey que le enviaron los miembros de un equipo juvenil de hockey (¡soborno!). Y por si fuera poco, supuso el abandono de sus obligaciones como gobernadora de Alaska al dejar el Estado durante 36 horas. Fue rechazada.
  • 23 de abril de 2009: Presentada por Kim Chatman (Eagle River)
    Se queja de que el Alaska Fund Trust, el fondo creado por Sarah para recoger dinero destinado al pago de la deuda que mantiene con sus abogados por sus gastos legales, supone una violación de la Alaska Executive Branch Ethics Act (Ley Ética del Poder Ejecutivo de Alaska) al abusar Sarah de su posición como gobernadora de Alaska para obtener beneficios personales. Pendiente de resolver todavía.
  • 8 de mayo de 2009: Presentada por Andree McLeod (Anchorage)
    Ampliación de la queja presentada por ella misma el 18 de marzo quejándose de una nueva comunicación oficial de la Oficina de la Gobernadora publicada al mismo tiempo en SarahPAC, así como de que la hija de la gobernadora, Bristol Palin, obtuvo un empleo en Candies Foundation, una asociación que trata de informar a los adolescentes de las consecuencias de la maternidad precoz, utilizando los recursos del Estado.

QUEJAS PRESENTADAS CON POSTERIORIDAD AL ANUNCIO DE DIMISIÓN DE SU CARGO COMO GOBERNADORA DE ALASKA (hay que aprovechar el tiempo, ¿no?)

  • 6 de julio de 2009: Presentada por Zane Henning (Wasilla)
    Se queja de que Sarah cobró dietas del Estado de Alaska irregularmente al pernoctar en su propio domicilio. Pendiente de resolver.
  • 10 de julio de 2009: Presentada por Ray Ward (Anchorage)
    Se queja de que Sarah cobró por conceder entrevistas a diversos medios de comunicación. Fue rechazada.
  • 14 de julio de 2009: Presentada por Andree McLeod (Anchorage)
    Se queja de que Sarah continuó cobrando su sueldo como gobernadora del Estado de Alaska mientras hacía campaña como candidata a la vicepresidencia de los Estados Unidos, además de contar con la ayuda de algunos de los miembros de su equipo de gobierno en Alaska. Fue rechazada.
  • 20 de julio de 2009: Presentada por Andree McLeod (Anchorage)
    Se queja de que Sarah no ha declarado todos los regalos que ha recibido durante todo el tiempo que ha sido gobernadora de Alaska. Pendiente de resolver.

Si se han fijado bien, habrán visto que la perseguidora más tenaz de Sarah es una tal Andree McLeod, que tiene el record de tanto de quejas presentadas y como de estupideces esgrimidas. ¿Y quién es esa tal McLeod? Pues lo suyo es de circo porque se trata de una antigua funcionaria del gobierno de Alaska que trabajó para el anterior gobernador Frank Murkowski. Cuando Sarah fue elegida nueva gobernadora, la tal McLeod, ni corta ni perezosa, fue a verla y le pidió el puesto de directora del Alaska Public Offices Commission (Comisión de Cargos Públicos de Alaska). Sarah se lo negó y desde entonces no ha parado en su persecución contra ella. De hecho, se rumorea que no está bien de la cabeza y que entre ella y una regadera no hay comparación: la regadera es la que está cuerda.

McLeod

Mochales, mochales. La tal McLeod… Como para ponerle una camisa de fuerza.

¿Y cuál es la opinión de los alasqueños sobre todo esto? Como que para muestra basta un botón, me ha parecido interesante un editorial del Anchorage Daily News titulado “Our view: Abuse of ethics complaints turns good law into bad politics. Enough” (“Nuestro punto de vista: el abuso de las quejas sobre ética convierte la buena ley en mala política. Ya es suficiente”) publicado el pasado 3 de mayo en el que este periódico, que si de algo puede ser acusado no es precisamente de simpatía por Sarah, expresaba el hartazgo de todos los alasqueños por tanta tontería.

Alaska citizens have a right to file ethics complaints against their elected representatives. State law guarantees it. But when Alaskans use the ethics law to score political points, they abuse that right — and may put it at risk.

Case in point: The latest complaint against Gov. Sarah Palin. Kim Chatman complains the governor has violated state ethics law by having her old friend Kristan Cole set up and run the «Alaska Fund Trust,» a legal defense fund to cover Palin’s legal bills.

We don’t like the title any more than Kim Chatman does. The governor should play it straight and call the fund what it is — the Sarah Palin Legal Defense Fund. And if someone else named it, the governor should get him or her to rename it.
 
But she’s within her rights to create a fund to cover her legal expenses — and complaints like Chapman’s only win sympathy for the governor and run up the legal bills.

Another case is from Andree McLeod, who has made some legitimate complaints against the Palin administration, most notably in keeping private e-mails about state business archived and open to public viewing.

But she complained earlier this year that a press release issued by Palin on the state Web site last August was a misuse of state resources. Spare us. The governor’s release sought to reassure Alaskans that she would continue to govern the state while running for vice president. Part of the release — that it was great to be running with John McCain and taking the spirit of reform to D.C. etc. — was political boilerplate and arguably out of place under state letterhead. But that was not worth an ethics complaint.

State ethics law is not a megaphone for crying foul every time the governor or any other elected official does something someone doesn’t like. Complaints are supposed to be confidential until an investigation finds probable cause. That limited confidentiality is supposed to prevent undue publicity and political harm from frivolous complaints.
If you file a complaint against a legislator and then blab to the media about it, your complaint is automatically dismissed. That protection doesn’t apply to ethics complaints involving the executive branch. It should.

Ethics law is for serious inquiries into possible violations of public integrity and civic duty. The «Troopergate» investigation was an example of a valid pursuit of ethics issues, no question. When and whether the state should cover the travel expenses of Palin family members led to another fair complaint — one that prompted the governor to say she’d be reimbursing the state for some of her children’s travel.

When Alaskans make the ethics law a vehicle for gadfly politics, they weaken even valid ethics complaints in the public eye — cynics dismiss every complaint as political. And they strengthen the hand of those lawmakers who want to weaken Alaskans’ ability to hold elected officials accountable.

Let’s not play politics with ethics complaints. Let’s make them fearlessly, but only with just cause.

BOTTOM LINE: Ethics law is a means to hold leaders accountable, not a political plaything.

(Los ciudadanos de Alaska tienen derecho a presentar quejas por falta de ética contra sus representantes electos. Lo garantiza la ley estatal. Pero cuando los alasqueños utilizan la Ley sobre Ética para marcarse puntos políticos, abusan de ese derecho -y lo pueden poner en peligro.

¿A qué nos referimos? A la más reciente queja contra la gobernadora Sarah Palin. Kim Chatman se queja que la gobernadora ha violado la Ley sobre Ética del Estado por poner a su vieja amiga Kristan Cole como organizadora y gestora del Alaska Fund Trust, un fondo de defensa legal para cubrir las deudass legales de Palin.

No nos gusta más el título más que a Kim Chatman. La gobernadora debería jugar limpio y llamar al fondo tal y como lo que es – el Sarah Palin Legal Defense Fund. Y si alguien ya está usando esa denominación, la gobernadora debería conseguir de él o ella que lo renombrara.

Pero ella está en su derecho de crear un fondo para cubrir sus gastos legales – y quejas como la de Chapman sólo hacen que ganar simpatía a la gobernadora y ayudarle a que pague sus facturas legales.

Otro caso es el de Andree McLeod, que ha presentado algunas quejas totalmente legítimas contra la Administración Palin, principalmente por mantener mensajes de correo electrónico privados sobre asuntos estatales archivados y ofrecerlos a la vista de todos.

Pero ella se quejó a comienzos de este año de que un comunicado de prensa publicado por Palin en la página web del  Estado fue un abuso de recursos del Estado. Sensacional. El anuncio de la gobernadora buscaba asegurar a los alasqueños que ella seguiría gobernando el Estado mientras competía por la vicepresidencia. Parte del anuncio – que era fantástico el competir junto a John McCain y llevar el espíritu de la reforma a [Washington] D.C. – era repetitivo y posiblemente fuera de lugar bajo el membrete del Estado. Pero por eso no vale la pena presentar una queja por falta de ética.

La Ley sobre Ética del Estado no es un megáfono para gritar “falta” cada vez que el gobernador o cualquier otro cargo público hace algo que a alguien no le gusta. Las quejas se supone que son confidenciales hasta que una investigación encuentra la probable causa de ellas. Esta limitada confidencialidad tiene el objetivo de evitar publicidad indebida y el daño político de las quejas frívolas. Si usted presenta una queja contra un legislador y luego va corriendo a contárselo a los medios de comunicación, automáticamente se rechaza su queja. Esta prevención no se aplica a las quejas por falta de ética presentadas contra miembros del Poder Ejecutivo. Y debería.

La Ley sobre Ética está pensada para investigaciones serias sobre posibles violaciones de la integridad y el deber públicos. La investigación del Troopergate fue un ejemplo de una búsqueda válida de cuestiones de ética, sin duda. Cuándo y hasta qué punto el Estado debería asumir  los gastos de viaje de los miembros de la familia Palin condujo a otra queja justa–una que movió a la gobernadora a aceptar reembolsar al Estado los gastos de algunos de los viajes de sus hijos.

Cuando los alasqueños hacen de la Ley sobre Ética un medio para la política fastidiosa, debilitan incluso las quejas válidas a los ojos del público – los cínicos rechazan así cualquier queja como “política”. Y fortalecen la mano de aquellos legisladores que quieren debilitar la capacidad de los alasqueños de exigir responsabilidades  a sus cargos electos.

No juguemos a política con las quejas sobre falta de ética. Hagámoslo sin temor, pero sólo con una causa justa.

EN RESUMEN: La Ley sobre Ética es un medio para responsabilizar a los líderes, no un juguete político).

E incluso unos días después, el 7 de mayo, en su página web publicaban la noticia de que los miembros del State Personnel Board (Junta de Personal del Estado) estaban tan hartos ellos también de Andree McLeod y su manía persecutoria que habían preguntado al acting Alaska Attorney General (Fiscal General de Alaska en funciones) si era posible cobrarle los gastos a una persona que presentase ethics complaints (quejas por falta de ética) frívolas o sin fundamento. La respuesta fue que no, pero la cuestión está sobre la mesa porque hasta el momento, la lista de quejas presentadas contra Sarah (todas ellas desestimadas) ha supuesto un coste de alrededor de 300.000$, correspondiendo unos 190.000$ solamente a la investigación del Troopergate. La Junta no puede revelar el coste de cada queja ya que, bajo la ley, las ethics complaints (quejas por falta de ética) son secretas a menos que el denunciante levante expresamente esa confidencialidad.

En cuanto a la propia Sarah, la más afectada por esta persecución, ¿qué opina ella? La respuesta la tenemos en dos sitios. La primera, en una entrevista por e-mail que los del Anchorage Daily News le realizaron en relación con este mismo tema, cuando declaró, al final de ella:

On August 29, it seems the political landscape changed in Alaska. Now, it seems in order to do this job as Governor, with the political blood sport some are playing today, only the independently wealthy or those willing to spend their income on legal fees to defend their official actions in office, or just normal gubernatorial duties, can serve. I reject that dichotomy and continue to believe that a representative government can be, and should be, comprised or regular Alaskans. First Family travel is just such an example. The trips my family took were fully disclosed, documented and legitimate. The First Family was invited and their participation was requested. However, because of a politically-motivated complaint, I now have to pay for expenses that other governors were never questioned about, despite their children having traveled on state aircraft. In order to avoid more political blood sport and distraction, and because the applicable regulations were circular and incomprehensible, and because it was simply the right thing to do, I sought resolution of this matter.

(Parece que el 29 de agosto el escenario político de Alaska cambió. Ahora, parece que para hacer este trabajo de gobernadora, con el sangriento deporte político al que se juega hoy en día, sólo los ricos o aquellos que dispuestos a gastarse sus ingresos en minutas legales para defender sus decisiones tomadas en el ejercicio de su cargo o sus obligaciones normales como gobernador, pueden permitírselo. Rechazo esta dicotomía y continúo creyendo que un gobierno representativo puede estar, y debería estar, compuesto de alasqueños normales y corrientes. Los viajes de la Primera Familia son precisamente un ejemplo. Los viajes de mi familia fueron totalmente claros, documentados y legítimos. La Primera Familia fue invitada y su participación requerida. Sin embargo, a causa de una queja exclusivamente política, ahora tengo que pagar unos gastos que a otros gobernadores nunca se les exigieron, a pesar de haber viajado con sus hijos en un avión oficial. Para evitar más cacería política y distracciones de mi labor, y porque las normas legales son confusas e incomprensibles, y porque simplemente es lo que debía hacer, busqué una solución al problema).

Esta es la respuesta formal. La informal, la verdadera, la que realmente siente dentro de sí es la que aparece en un comunicado oficial emitido cuando supo el 24 de marzo pasado que había sido acusada por Linda Kellen Biegel de hacer publicidad de la marca de ropa que patrocinaba a su marido, Todd, durante la última edición de la Tesoro Iron Dog Snowmobile Race:

Are Alaskans outraged, or at least tired of this yet – another frivolous ethics charge by a political blogger? This would be hilarious if it weren’t so expensive for the state to process these accusations and for me to defend against these bogus harassments. Yes, I wore Arctic Cat snow gear at an outdoor event, because it was cold outside, and by the way, today, I am wearing clothes bearing the names of Alaska artists, and a Glennallen Panthers basketball hoodie. I am a walking billboard for the team’s fundraiser! Should I expect to see an ethics charge for wearing these, or the Carhartts I wear to many public events? How much will this blogger’s asinine political grandstanding cost all of us in time and money?

¿No están los alasqueños indignados o al menos hartos ya de todo esto? Otra queja frívola a cargo de una bloguista política. Sería hilarante si no fuera tan caro para el Estado proceder con estas acusaciones y para mí defenderme contra estas falsas acusaciones. Sí, llevé ropa de la marca “Arctic Cat” en un acontecimiento al aire libre porque hacía frío y, por cierto, hoy llevo ropa con el nombre de artistas de Alaska y una gorra de baloncesto del equipo de las Glennallen Panthers. Soy una valla publicitaria andante para el recaudador de fondos del equipo. ¿Debo esperar a encontrarme con una queja por falta de ética por llevar todo esto, o tal vez por los pantalones Carhartts que llevo a muchos acontecimientos públicos? ¿Cuánto nos costará en tiempo y dinero la estupidez presuntuosa de esta bloguista tonta?

Ciertamente es para estar harto de todo, sí.


NUEVOS TIEMPOS, NUEVAS CALUMNIAS: EL QUE TONTO VA A LA GUERRA, TONTO VUELVE DE ELLA (I)

22/07/2009

 

Terminó la campaña electoral y el que Sarah saliera de ella con más popularidad que nunca y un cuantioso número de partidarios dispuestos a apoyarla en el futuro era algo que los demócratas no podían comprender. No podían, pero tampoco querían porque eso supondría para ellos el tener que enfrentarse al hecho de que la victoria de su candidato estaba lejos de haber sido tan aplastante como habían estado pronosticando desde el principio. Antes al contrario, los resultados electorales daban esperanzas a los republicanos de que  con un buen candidato en 2012, (republicano if possible porque llevamos una racha que ya, ya…) un candidato que hable claro y no se avergüence de los principios tradicionales republicanos de responsabilidad individual, libertad de elección y gobierno reducido, cambien las tornas y el landslide que tanto vaticinaron esos profetas se acabe produciendo, pero a la inversa, en el mejor estilo Reagan (bendita sea su memoria).

Es por ello que, muertos de miedo ante la espectacular irrupción de Sarah Palin en el firmamento político nacional, y conscientes de que es ella la persona que podría devolver al partido Republicano a la senda correcta, abandonando el estúpido mantra de esos malditos RINO de “abrirse al centro” (o sea, pasarse a la izquierda), los demócratas y sus simpatizantes están decididos a entorpecer en todo los posible la actuación de Sarah con la esperanza de que su futura candidatura a presidente de los Estados Unidos no llegue nunca a cuajar. Y para ello, han dado una vuelta de tuerca al viejo sistema de las Palin smears que tan buen resultado les dio durante la campaña electoral. Y digo “buen” porque aunque es cierto que ni una sola era verdad (y eso es algo que podemos decir muy alto después de habernos pasado estos últimos meses repasándolas una por una), sin embargo cumplieron con su objetivo de dejar una mala impresión de Sarah en el ánimo de la gente corriente, ésa que sólo lee los titulares de los periódicos y cree a pies juntillas que el actual presidente de los Estados Unidos no sólo traerá la paz al mundo sino que también les curará la halitosis. Para ellos, Sarah es una peligrosa extremista (de derechas porque si lo fuera de izquierdas, como el presidente, sería meritorio) de ideas antediluvianas y aferrada a su religión y a sus armas.

Sin embargo, como quiere que este tipo de personas son votantes demócratas sin remedio (casos perdidos, vamos), poca importancia tiene en mi opinión lo que piensen de Sarah. Al contrario, la gente que se preocupa por leer algo más que los titulares de los periódicos, la página de deportes y su horóscopo, y que además es consciente de que la prensa en la actualidad miente nueve de cada diez veces (y la décima no lo hace porque con los resultados del beisbol no se juega que si no…), buen cuidado tienen ellos de procurarse información veraz por otros medios, fundamentalmente por Internet (este blog por ejemplo, modestia aparte).

Pero me estoy distrayendo. A lo que íbamos: ¿y que han pensado los malos para continuar con su operación de acoso y derribo a Sarah? Pues continuar calumniándola, pero ahora aprovechando las posibilidades que les brinda la legislación estatal de Alaska para ello. Me explico: recordemos que cuando Sarah fue nombrada gobernadora de Alaska en diciembre de 2006, una de sus primeras medidas fue la de reformar la legislación referida a lo que podían y no podían hacer los miembros del gobierno para así cortar de una vez por todas con tantos y tantos escándalos de corrupción como se habían dado durante el mandato de sus antecesores, especialmente Frank Murkowski. El resultado de esa iniciativa fue la Alaska Executive Branch Ethics Act (Ley Ética del Poder Ejecutivo de Alaska). Uno de los mecanismos previstos por esa ley son las ethics complaints (quejas sobre ética), quejas escritas que pueden ser presentadas por cualquier alasqueño ante el State Personnel Board (Junta de Personal del Estado) cuando crean que un miembro del gobierno de Alaska ha cometido una impropiedad en el ejercicio de su cargo. Dichas quejas son oportunamente investigadas por el State Personnel Board (Junta de Personal del Estado), quien dictamina finalmente si hay motivo cierto de queja o no (recordemos el Troopergate y la ethics complaint que presentó Sarah en contra de sí misma).

Pues bien, éste es el sistema elegido por los demócratas  para continuar presionando a Sarah. Una catarata de ethics complaints presentadas por los motivos más ridículos (algo ya esperado tratándose de demócratas lo de hacer el ridículo) y que, hasta el momento, han acumulado el increíble resultado de diecisiete ethics complaints presentadas y estudiadas y diecisiete ethics complaints rechazadas. ¡Genial! Pero cuidado porque si bien Sarah está siendo exonerada de todas y cada una de las acusaciones vertidas contra ella, eso no quiere decir que no esté pagando un precio por ello: el primero, económico, porque el total de dinero que le ha costado hasta el momento su defensa legal (llevada en todos los casos por el abogado Thomas V. Van Flein, a quien ya conocemos) es de 500.000$, una cantidad tan elevada que le ha obligado a fundar el Alaska Fund Trust (su enlace está aquí y permanentemente en la columna de al lado en la sección “Apoyo a Sarah”) para intentar pagar su deuda con las aportaciones de sus partidarios; y segundo, moral, porque pese a que ninguna de esas trece quejas haya prosperado, muchas personas se quedan simplemente con el titular: “Palin acusada de falta de ética de nuevo”, sin molestarse en sabe cuál ha sido el resultado de esa queja y si ha sido admitida o rechazada. Pero como ya he dicho antes, esas personas no creo que puedan ser nunca partidarias de Sarah, sino más bien del Gran Hermano de Orwell (reencarnado por fin para ellos en el actual presidente de los Estados Unidos), esclavos natos orgullosos de serlo sólo porque la libertad les da tanto miedo que antes preferirían estar muertos que ser libres. Pues muy bien; allá ellos. Pero nosotros no le tenemos miedo a la libertad y antes al contrario la ansiamos y estamos dispuestos a luchar lo indecible por ella.

Antes he dicho que Sarah lleva acumuladas dieciséis ethics complaints, pero no es exacto porque el número real es de veintiuna, pero es que cuatro de ellas todavía están pendientes de resolución (además de otras dos que se presentaron ante otras instancias diferentes del State Personnel Board y que fueron rechazadas también). En la próxima entrada vamos a repasarlas todas y veremos también la opinión que les empieza a merecer a los alasqueños esta persecución. Les adelanto que no es positiva precisamente.

Goosing

Esta foto es de una aparición de Sarah en el Saturday Night Live. Pero me imagino que Sarah se pone igual de contenta cada vez que se entera de que han desestimado una nueva ethics complaint. Supongo que además estará pensando: ¡Toma McLeod! (en la próxima entrada les explicaré quién es la chiflada esa).