¿Por qué la izquierda odia de esa manera a la familia? Tal vez porque se trata de una institución natural, hermosa y que hace feliz a la gente, tres conceptos que no pueden soportar, tan amantes como son ellos de todo lo que es artificial, feo y desgraciado. Si además resulta que la familia es uno de los valores más queridos por parte de su rival, la derecha, razón de más para arremeter contra ella. Obsesionados como están con destruir todo lo existente sin ser capaces de aportar en su lugar nada mejor, la izquierda lleva siglos cargando contra la familia y pretendiendo extirparla del corazón de los hombres. Divorcio, aborto, eutanasia, “matrimonio” homosexual, etc. Cualquier excusa es buena para agredirla. ¡Si ni siquiera soportan la Navidad, el momento del año en que los lazos familiares son más sentidos por todas las personas de bien! Por eso, la imagen de una hija, Liz Cheney, comprometida en la defensa pública del honor de su padre, el anterior vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, es algo que les supera. Para ellos, Liz debería renegar públicamente de su padre, insultarle y escupirle a la cara sólo por el hecho de que “es de derechas”. Entonces sí que sería alabada y puesta como ejemplo de los que debe ser un hijo a la manera izquierdista; o sea, un desalmado. Y es que ya lo dijo Goya: “El sueño de la razón produce monstruos”. ¿O qué otra cosa podría esperarse de quienes se pasan la vida negando sus propios sentimientos? Si es que a ellos la Navidad también les emociona, pero antes se dejarán matar que confesarlo.
Liz Cheney, hija de Dick Cheney. Muy joven (tiene 43 años), pero con una amplia experiencia ya a sus espaldas y tal vez un brillante futuro aún por llegar. ¡Caramba, cuántas mujeres jóvenes, atractivas y extremadamente inteligentes hay en la derecha! ¿Por qué será? Y esperen que dentro de poco les presentaré a varias más.
Liz Cheney cuando no la conocía nadie más que su familia, sus amigos y sus colegas
Elizabeth Cheney, llamada popularmente Liz, nació el 28 de julio de 1966, hija de Dick y Lynne Cheney, y tiene una hermana menor llamada Mary. Liz, que siempre ha sido bonita a rabiar, fue cheerleader en su instituto, McLean High School, antes de pasar a estudiar en la Universidad de Colorado, donde terminó su carrera de Derecho en 1988, y doctorarse en la Universidad de Chicago en 1996, formación que completó con cursos sobre la historia de Oriente Medio en Oriental Institute. Liz está casada con Philip Perry, un antiguo alto cargo del Department of Homeland Security (departamento de Seguridad Interior), con quien tiene cinco hijos: tres mujeres y dos varones.
Evidentemente, alguien con esa preparación y ese interés por las cuestiones de asuntos exteriores tenía que acabar trabajando para el gobierno de su país (de hecho, su tesis versó sobre el tema de la evolución de los poderes presidenciales de guerra, ahí es nada). Nada más terminar la carrera, Liz empezó a trabajar para el departamento de Estado; en concreto, para una de sus agencias relacionadas, la Agencia para el Desarrollo Internacional, donde estuvo en plantilla entre 1989 y 1993. En 1993, coincidiendo con la llegada de Bill Clinton a la Casa Blanca, Liz dejó su puesto y pasó a trabajar para una empresa privada, Armitage Associates LLP, una firma de consulting, donde estuvo empleada el tiempo que le quedaba hasta que empezó su doctorado.
Tras doctorarse, Liz pasó a trabajar para una firma de abogados, White & Case, así como de consultora en derecho internacional para International Finance Corporation. De vuelta al departamento de Estado, Liz se incorporó como asesora especial del entonces vicesecretario de Estado para la Ayuda a la Antigua Unión Soviética primero y ocupando cargos diplomáticos después en las embajadas de Estados Unidos en Hungría y Polonia.
Cuando a Liz Cheney la conocían ya su familia, sus amigos, sus colegas y algunos periodistas espabilados
Sin embargo, Liz siempre ha estado interesada especialmente en Oriente Medio y no fue hasta 2002 cuando pudo satisfacer sus aspiraciones al ser nombrada asesora del vicesecretario de Estado para Asuntos del Cercano Oriente, siendo por aquel entonces secretario de Estado el más RINO de entre los RINO, el infame Colin Powell. El puesto de Liz llevaba aparejada la responsabilidad de promover la inversión económica en la región. Como no podía ser menos, al saber de quién se trataba hubo rumores entre la prensa progre en el sentido de que se trataba de un “enchufe”, pero lo cierto es que el puesto ya existía desde hacía tiempo en el organigrama del departamento de Estado y, por otra parte, el currículo de Liz deja bien a las claras que estaba más que capacitada para ocuparlo. Liz pasó entonces a gestionar un presupuesto, el de la llamada Middle East Partnership Initiative (Iniciativa para la colaboración en Oriente Medio) que pasó de 29 millones de dólares en 2002 a 129 millones en 2003 y a 145 millones en 2004, una señal de lo seriamente que se tomaba la Casa Blanca la cuestión de promover reformas en Oriente Medio con el fin de promover la democracia y el progreso económico en la región. Cabe destacar que muchas de sus aportaciones económicas a diversos grupos tuvieron que ser mantenidas en secreto para evitar que los respectivos gobiernos ejercieran represalias sobre ellos.
Era entonces 2004 y Liz había dejado su puesto en 2003 para poder participar plenamente en la campaña de reelección de Bush-Cheney. Tras la victoria de estos sobre Kerry-Edwards, Liz regresó al departamento de Estado pero ahora como primera asesora del vicesecretario de Estado para Asuntos del Cercano Oriente de la nueva secretaria de Estado, Condolezza Rice. Además, Liz fue nombrada también coordinadora de iniciativas para el Amplio Oriente Medio y Norte de África. En 2006, además, Liz ocupó también la dirección del recién creado Iran Syria Policy and Operations Group (grupo de operaciones y política en Irán y Siria). La prensa se olió algo y empezó a acusar al grupo de ser una tapadera para organizar operaciones encubiertas contra esos dos países, justo en un momento en que la secretaria de Estado Rice había iniciado un gran esfuerzo diplomático para forzar a Irán y Siria a colaborar en la estabilización de Irak. De hecho, incluso las autoridades iraníes acusaron al grupo de estar fomentando una “revolución de terciopelo” en el país. De cualquier manera, el grupo se desmanteló en mayo de 2006.
En 2008, Liz ya no podía volver a colaborar con su padre en su campaña de reelección así que se incorporó al equipo de Fred Thompson, siendo una de las dirigentes de su campaña. Cuando Thompson abandonó la carrera electoral, Liz pasó a respaldar entonces a Mitt Romney, con quien ocupó el puesto de consejera en política internacional (seguramente porque McCain ya contaba con Randy Scheunemann para asesorarle).
Cuando a Liz la empezaron a conocer todos… y no precisamente bien que digamos
¿Cuándo empezó Liz a ser verdaderamente popular? Pues poco después de la llegada de la nueva administración demócrata a la Casa Blanca. Porque fue entonces cuando Liz Cheney se convirtió en una colaboradora habitual de Fox News Channel, apareciendo regularmente en muchos de sus programas para dar su opinión. Así, Liz, que en 2007 no tuvo el más mínimo empacho en criticar la postura de Hilary Clinton sobre la guerra de Irak en un op-ed publicado en The Washington Post, en 2008 ya era una encendida defensora de la honorabilidad de su padre a quien supuestamente animaba para que escribiera un libro sobre su carrera política, así como ser quien había dado a conocer a la prensa que su padre había solicitado a los Archivos Nacionales que desclasificaran dos documentos que probarían la eficacia de las “técnicas ampliadas de interrogatorio” a la hora de obtener información vital para la seguridad nacional.
Desde entonces, Liz no sólo ha defendido a su padre sino también el éxito de la administración Bush-Cheney en evitar un nuevo atentado terrorista en Estados Unidos, algo de lo que la actual administración ya no puede presumir pues ellos llevan ya dos por el momento (el tiroteo en aquella base militar y el terrorista suicida del vuelo del día de Navidad), sino que sus apariciones públicas en tal sentido se han multiplicado y la han convertido en una figura popular entre los estadounidenses. De hecho, fue a mediados del año pasado cuando la CNN publicó una noticia en la que se decía que Liz había anunciado estar “abierta” a la posibilidad de presentarse a un cargo público, pero sin especificar nada más.
Como colofón de su campaña en defensa de su padre, Liz, junto con Bill Kristol (editor de The Weekly Standard) y Deborah Burlingame (esposa de uno de los pilotos estadounidenses fallecidos en los atentados del 11-S) fundaron la organización Keep America Safe con el fin de apoyar y defender las políticas de la administración Bush-Cheney que, en su opinión, fueron la verdadera causa de que Estados Unidos no sufriera más atentados después del 11-S.
Es cierto que, a caballo de su creciente popularidad, muchas personas están presionando a Liz para que se presente a algún cargo público, pero no hay de momento ninguna constancia de que esté decidida a ello. De hacerlo, lo haría sin duda por algún puesto en Virginia, que es el estado donde reside, o en Wyoming, que es el estado natal de su padre, Dick. Incluso parece que lo que más le atrae es presentarse a la Cámara de Representantes, pero sin confirmarlo. Parece un poco tarde para ello teniendo en cuenta que la campaña para las primarias está ya en todo su apogeo, pero nunca se debe descartar una posible sorpresa de última hora.
En cuanto a la posibilidad de una candidatura presidencial de Liz Cheney en 2016, pues sencillamente es una tontería pensar en ello siquiera a estas alturas. Si no estamos seguros todavía de que vaya a haber una candidatura Palin en 2012, imagínense una de Cheney en 2016. Lo que sí que hay es un evidente interés por parte de la prensa progre de enfrentar a las dos, Sarah y Liz, a cuentas de una posible rivalidad en este sentido. No hagan caso porque no son más que tonterías; meros intentos de remover las aguas conservadoras y enturbiarlas. De hecho, Liz siempre ha dicho que Sarah le parece “estupenda” y Sarah ya se vio en problemas durante la pasada campaña electoral por su intención de defender públicamente la política de Bush-Cheney posterior al 11-S, algo que sólo de pensar que pudiera hacerlo cualquier día en un rally le ponía los pelos de punta al calvo Steve Schmidt. O sea, que de rivalidad entre ellas, nada de nada. ¿Un ticket Palin-Cheney? ¡Uf, cómo se pondrían las feministas! Diez hijos entre las dos, jóvenes, guapas, femeninas, carreras profesionales que las han llevado a la cumbre, pasión por hablar claro, gusto por morder demócratas, la izquierda las odia furiosamente, seguro que Liz también tiene algún rifle en casa… ¡Basta, basta, que estoy empezando a babear! Además, ya saben cuál es mi opinión: Palin-Perry 2012. Y de aquí no me apea nadie, ¡ea! Aunque igual podría ser su secretaria de Estado, ¿quién sabe?
Hasta la próxima.