La semana que viene daré comienzo a esa serie de entradas sobre el libro de Sarah, Going rogue, que les estoy anunciando con más insistencia que los calentólogos el fin del mundo. En ellas, no voy a reseñar exactamente el libro, sino que haré un resumen capítulo a capítulo, destacando todos aquellos datos que me han sorprendido bien fuera porque no los conocía, bien fuera porque los conocía incorrectamente. Para mi satisfacción, puedo decirles que todo el trabajo de investigación que realicé en los primeros tiempos de este blog, cuando relataba la historia de Sarah, se ha demostrado bastante acertado, no habiendo metido la pata más que en algún que otro detalle menor. Es de lo más interesante conocer la versión de Sarah en muchos asuntos y si bien algunos piensan que con este libro lo único que pretende es ajustar cuentas, no estoy de acuerdo porque no lo hace. Al contrario, me ha sorprendido la brevedad con la que trata asuntos tan delicados como el Troopergate, la entrevista de Katie Couric, las ethics complaints y otros en los que podría haberse explayado y clamado justicia a todos los dioses como una especie de Electra moderna. Sin embargo, se limita a dar su versión de lo sucedido y punto, lo cual está más que bien porque hay muchas cosas más interesantes de las que escribir que sobre eso, aunque tampoco lo pueda obviar.
Dos palinistas de pro haciendo lo que deberían estar haciendo todos los palinistas de pro en estos momentos: leyendo Going rogue. ¡Malditos editores españoles! ¿A qué están esperando para encargarme la traducción? Si la haría hasta gratis. ¡No ven que es ya una cuestión de salud pública! Y a Rillot que le encarguen el prólogo a la edición española, por favor. Mejor, que se lo encarguen todo a él que lo hará mil veces mejor. Yo me conformo con ser su bloguista más malo.
Lo que viene después del Going rogue tour
Diciembre trae consigo el final de la gira de Sarah Palin, las Navidades y la temida cuesta de enero. Sin embargo, y a diferencia de otros años, febrero promete ser un mes más que interesante para todos los partidarios de Sarah Palin. A falta de confirmar más eventos, los tres que Sarah ya tiene programados para ese mes son de aúpa. En concreto, me estoy refiriendo a los siguientes:
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En primer lugar, el 5 de febrero, Sarah viajará a Salina (Kansas) para pronunciar un discurso en el banquete anual de la Cámara de Comercio de la Zona de Salinas, un evento que suele estar abierto a todos los miembros del público que adquieran una de las entradas puestas a la venta (lo que van a durar) después de haber atendido todas las peticiones de los miembros de la Cámara.
Y es que al igual que sucedió con su discurso en Hong Kong, esta institución tiene la costumbre (buena costumbre, diría yo) de invitar a sus saraos a una figura prominente del mundo de la política tanto nacional como internacional, habiendo pasado por allí desde el antiguo presidente George H. W. Bush (Bush 41) y el antiguo primer ministro británico John Major, hasta el antiguo fiscal general de Estados Unidos, John Ashcroft.
Todavía no sabemos sobre qué versará su discurso, pero imagino que dependerá un poco del momento político que se viva en Estados Unidos en esa fecha. Sin embargo, tengo una corazonada que me dice que puede ser su discurso más “político” hasta la fecha, entrando en detalles acerca de su propuesta de “common sense conservatism” (conservadurismo con sentido común) y puede que hasta polemizando con la actual administración en más de una cuestión, pero siempre con haciendo mucho énfasis en la economía ya que por algo se trata de una cámara de comercio.
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En segundo lugar, al día siguiente, 6 de febrero, Sarah será la oradora principal en lo que va a ser la primera convención nacional del movimiento Tea Party que tendrá lugar en Nashville (Tennessee) durante los días 4 a 6 de febrero. Ésta es la primera vez que Sarah se vincula de manera directa con este movimiento, fuera ya de meras declaraciones de simpatía y apoyo por su parte. La congresista republicana por Minnesota, Michele Bachmann, es otra de las oradoras invitadas.
Después de unos meses en los que parecía que el movimiento Tea Party había desparecido de la vida pública, nada más lejos de la realidad; son otros que están recargando también. Así, esta convención trata de poner en contacto directo a tantos organizadores y voluntarios del movimiento como sea posible, proporcionando la mejor preparación a quienes son sus verdaderos líderes del movimiento para organizarse de cara a las elecciones de 2010, una ocasión de oro para hacer valer su fuerza, algo que ya se demostró más que decisivo en NY-23. Una de las propuestas que se pretende llevar a cabo es la de celebrar una concentración masiva en toda Estados Unidos el Tax Day (15 de abril), además de organizar otra marcha sobre Washington el próximo 12 de septiembre, al igual que ya ha sucedido este año. Tal y como dice la propia organización en su página web (ver aquí):
“En lugar de promocionar a un grupo, evento o candidato, el objetivo prioritario de este encuentro es reforzar la conexión personal y la coordinación entre grupos locales por todo el territorio nacional. Los líderes del movimiento Tea Party son los organizadores locales y los voluntarios de cientos de ciudades. Este evento debería servir para presentarse personalmente unos a otros y compartir ideas acerca de cómo tener un mayor impacto en 2010. Los objetivos son interconectar, fortalecer e inspirar a los líderes locales y voluntarios para alcanzar mayores objetivos en 2010”.
Evidentemente, el objetivo de la convención no es el de nombrar a Sarah Palin presidente del movimiento Tea Party, pero sí buscar la manera de que los miembros del movimiento y ella, la favorita del movimiento a la hora de representarlo, puedan encontrar una manera de trabajar juntos en lo que no deja de ser una agenda común por ambas partes, la descrita en la página web del movimiento en estos términos:
“Tea Party Nation (o TPN) es un grupo autogestionado de personas de igual opinión que desean las libertades dadas por Dios a cada ser individual y que fueron puestas por escrito por los Padres Fundadores. ¡Creemos en el gobierno limitado, la libertad de expresión, la Segunda Enmienda [derecho a tener y llevar armas], nuestros militares, unas fronteras seguras y nuestro país!”.
Como ya escribí hace un tiempo, el movimiento Tea Party necesita un líder, ahora bien, ¿será Sarah Palin ese líder? Cuando el verano pasado, el Tea Party Express, aquella gira en autocar que organizaron los del movimiento para hacer llegar su mensaje y convocar a la gente a la Marcha sobre Washington del 12 de septiembre, recorría el país, muchos esperaban que Sarah se uniese al recorrido en alguna de sus paradas, algo que no hizo. Como tampoco apareció en Washington el día de la Marcha. Sin embargo, finalmente, Sarah ha accedido a pronunciar el discurso principal en su primera convención nacional y de allí espero que salgan las líneas maestras que van a marcar una relación entre un movimiento que busca un líder y una líder que está creando paso a paso su propia base de apoyo, pero que se niega a ser encuadrada en ningún movimiento que no sea el suyo propio. Es por eso que creo que es más fácil que sea alguien como Michele Bachman quien pueda ser la cara “oficial” del movimiento (especialmente porque ella es congresista y ella sí que puede hacer resonar su voz en Capitol Hill) por mucho que su espíritu sea el de Sarah Palin. Y es que si algo ha aprendido ésta última de su tiempo con McCain es el peligro que supone el no llevar las riendas. El movimiento Tea Party ya tiene algunos líderes propios, los de las organizaciones que lo sustentan (entre otras, por ejemplo, National Taxpayers Union, American Majority, Smart Girl Politics y SurgeUSA). El que Sarah pretendiera ocupar la cabecera de la mesa la convertiría en una primus inter pares y la dejaría en una mala situación para elegir libremente su propio destino, algo que por lo que estamos viendo desde hace meses es su principal objetivo: ella apunta, ella dispara. ¿Colaboración con el movimiento Tea Party? Por supuesto porque los objetivos de ambos son idénticos. ¿Integración de uno con otro? No. Además, Sarah ya ha demostrado más de una vez que no pretende aglutinar a todos los descontentos con la politics-as-usual, sino que prefiere una constelación de organizaciones que se apoyen mutuamente a la espera de que todas juntas cristalicen en una base de apoyo como la que dio la victoria a Ronald Reagan en 1980.
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En tercer lugar, el 8 de febrero, Sarah viajará a Redding (California) para pronunciar otro discurso en la Sierra-Cascade Logging Conference, una de las reuniones más importantes del sector maderero en todo el país. El discurso muy posiblemente se centre en cuestiones de energía y su visión sobre la conservación del medio ambiente de una manera tal que no impida el desarrollo económico. Es una suposición, pero sería bastante lógico que versara sobre ello.
Como podemos ver, tres discursos en cuatro días y uno de ellos tan importante como el del día 6 en Nashville. Convertida en el centro de atención del movimiento conservador estadounidense (que no republicano porque el Partido Republicano está más que tocado después del desastre que supuso para su credibilidad NY-23) y consolidada en su papel como referente de la oposición política a la actual administración, Sarah Palin se encuentra en una situación casi ideal con su propia base de apoyo que no deja de crecer y crecer, sus propios recursos económicos (su capacidad de recaudación aún no ha sido puesta a prueba pero nadie duda de que puede superar todas las marcas dejadas por el actual presidente), su propia organización política (SarahPAC sigue trabajando y su círculo de asesores, muchos de ellos procedentes de la campaña McCain-Palin, se va completando con nombres cada vez más valiosos –menos el de Schmidt, que es sinónimo de “zoquete engreído”) y su propio canal de comunicaciones (Facebook y su millón largo de “amigos” le permite llegar a todo el país sin tener que suplicar una entrevista en un medio de comunicación; además, ahora son ellos los que le suplican una entrevista o si no que se lo digan a Oprah, cuyos datos de audiencia el día de la aparición de Sarah en su programa fueron los mejores en dos años). En definitiva, Sarah está preparada para empezar a disparar, después de todo este tiempo recargando, tal y como dijera bien gráficamente su padre. Y el primer tiro ya lo ha dado: el Going rogue tour.
¿Despegamos?
Voy a ser audaz. En mi opinión, el Going rogue tour supone un ensayo a pequeña, muy pequeña, escala de lo que va a ser la campaña electoral de Sarah en 2012. ¡Toma ya! Por audaz que no quede. Más en concreto, creo que el Going rogue tour es un ejemplo de cómo va a ser dicha campaña, una campaña basada en el contacto personal, inmediato y directo con los votantes. Vamos, casi como si Sarah le dijera a Steve Schmidt, el asesor principal de McCain en la pasada campaña electoral: “¿Lo ves, idiota? ¡Esto es lo que tendríamos que haber hecho y no lo que hicimos, so cabeza hueca!”.
Ciertamente me arriesgo mucho diciendo esto porque más de uno de mis lectores estará pensando que me he pasado porque no se trata más que de la presentación de un libro y no de buscar el voto para unas elecciones. Sin embargo, entre vender libros y vender a un candidato no veo yo mucha diferencia y eso es lo que me hace pensar que detrás de toda esta gira hay más de lo que parece a primera vista.
Para empezar, tomemos la gira en sí. Una gira por 26 estados, uno más de la mitad de los que componen Estados Unidos por mucho que para el actual presidente, Estados Unidos esté constituido por 58 estados, tal y como dijo públicamente el 8 de mayo de 2008 en Oregón (para ver la pifia y reírse un buen rato, haga clic aquí. A saber de dónde habrá sacado él los que sobran). En esos 26 estados, ha parado en 32 localidades distintas, pocas de las cuales son las grandes capitales en las que todos pensamos cuando alguien nos hace una encuesta y nos pregunta por ciudades de Estados Unidos, ya saben: Nueva York, Washington, Los Ángeles, Boston, Chicago, Miami, etc. Sí que ha habido grandes localidades como Cincinnati (Ohio), Phoenix (Arizona), Minneapolis (Minnesota), Salt Lake City (Utah) o Reno (Nevada), pero no son las habituales en una gira de este tipo. Sarah ha dejado aparte lo que podría denominarse como la América “liberal” y se ha volcado en la “conservadora”, la que todavía siente su bandera como propia y no se avergüenza de ella, la que en palabras del presidente “vive aferrada a sus armas y a su religión”, la que no quiere que el gobierno federal les dé la sopa boba y a cambio sólo aspiran a que les deje en paz para ganarse la vida con el sudor de su frente. Es decir, sus votantes naturales. Los que tienen claro desde el año pasado que Sarah “es una de ellos” y que no han cejado en su apoyo a ella desde entonces.
Después, podemos ver como esta gira no ha sido una mera gira de carretera y manta que diría un castizo sino que ha estado salpicada de apariciones ante los medios de comunicación. Muchas apariciones. De hecho, los medios se han dado de tortas para conseguir la presencia de Sarah en sus programas y el que no lo ha conseguido… bueno, es un dato para reflexionar sobre ello. La víspera de empezar la gira, Sarah apareció en el programa de Oprah, una de las principales voceras del actual presidente. Fue un movimiento arriesgado pues muchos pensábamos que Oprah podría estar deseosa de emular a Couric y tenderle una trampa, pero Sarah ha aprendido mucho desde entonces y ya no tiene a Nicole Wallace, otra que tal, a su lado para que la lleve a la boca del lobo. La entrevista fue buena desde el punto de vista de Sarah ya que no tuvo el más mínimo problema para responder a lo que quiso y no responder a lo que no quiso; para Oprah, fue un regalo de Navidad ya que obtuvo los mejores datos de audiencia en los últimos dos años. Evidentemente, no es una entrevista para recordar porque no se trató apenas ningún tema de interés. Mera chafardería y un repaso bastante innecesario por varias de las Palin smears que amargaron la vida de Sarah durante toda la campaña electoral y posteriormente, desde el escándalo ese de la ropa hasta el embarazo de su hija Bristol, pasando por la maternidad de Trig. En algunos momentos, Oprah estuvo un poco estúpida, pero nada excesivo. Se entiende porque es una periodista progre y todos sabemos lo muy limitados intelectualmente que están esos tipos. Es casi para sentir lástima de ellos, ¡snif, snif!
Una vez que Sarah dio el aldabonazo con su aparición en el programa de Oprah, empezó la gira y con ella una larga serie de apariciones en programas de periodistas, ahora sí, serios y competentes. Repasen la lista conmigo y convendrán en su excelencia: Barbara Walters, Rush Limbaugh, Mark Levin, Sean Hannity, Eddie Burke, Bill O’Reilly, Greta Van Susteren, Laura Ingraham, Dennis Miller, Gretchen Carlson, etc. Con todos ellos, Sarah pudo centrarse por fin en sus propuestas políticas y de hecho algunas de esas entrevistas las he ofrecido traducidas en este blog. ¿Qué es lo bueno de toda esta exposición a los medios? Pues fundamentalmente que borran de la memoria del público aquel par de entrevistas Gibson/Couric que hasta ahora ocupaban la mente de todo el mundo cuando recordaban a Sarah. Las vuelven tan viejas que parece un mal chiste que alguien las pretenda recordar a estas alturas. Como una foto nuestra de adolescentes con acné, pelo largo y llevando unos tejanos gastados cuando ya hace tiempo que hemos rebasado la cuarentena y tenemos cientos de fotos posteriores para escoger, bien cortados, bien afeitados y bien vestidos.
Por otra parte, la gira tenía como objetivo fundamental el promocionar un libro, ciertamente. Pero es que la autora es una política y, en consecuencia, es inevitable el hablar con ella de política. ¿Qué ha hecho Sarah durante sus entrevistas? Aparte de referirse al libro y a su familia, Sarah se ha dado buena maña en hace hincapié en su mensaje de “common sense conservative” (conservadora con sentido común), algo que aparece a menudo en las páginas de Going rogue también, centrando su mensaje en unas pocas ideas-fuerza: la cuestión de la economía (menos impuestos), la cuestión de la energía (Drill, baby, drill!), la cuestión de la seguridad nacional (estamos en Afganistán, y donde haga falta, para ganar), la cuestión de la reforma de la Sanidad (“death panels”) y la cuestión de una clase política que vive a espaldas de sus representados y que pretende aumentar aún más su poder (¡basta al crecimiento del gobierno federal!). Es decir, unas pocas ideas que configuran el corazón de su propuesta política y que a base de repetirlas una y otra vez acaban calando en la mente del público y distinguiendo perfectamente a ese candidato de sus competidores, tanto demócratas como republicanos. Resulta curioso comprobar además que algunas de esas ideas son las mismas que la llevaron a ganar las elecciones como gobernadora de Alaska: menos gobierno, más energía y una reforma ética ya. Es cierto que Sarah todavía tiene que articular un poco más su mensaje, pero es lo que está haciendo y ahora mismo, la parte que conocemos, es lo bastante consistente como para pasar la prueba de una campaña electoral con sus debates televisados incluidos (¿se imaginan a Sarah zurrando de lo lindo al presidente en la tele?). Mientras tanto, Sarah sigue completando su equipo de asesores y por lo que conocemos de estos, son de lo mejorcito; gente bien preparada, con experiencia y que creen en ella. Además, su programa (o lo que acabará siendo éste) habla de las cosas que realmente importan a los estadounidenses corrientes y lo hace en su propio lenguaje, nada de hablar de un “cambio” celestial ni del precio de la rúcula. Habla de personas y desafíos, de libertad y de trabajo duro, de Estados Unidos y de su destino excepcional. Habla con el corazón y eso es algo a lo que hace mucho tiempo que los estadounidenses no están acostumbrados. Por eso la gente se siente tan identificada con Sarah y por eso la opinión de todos ellos es la misma: “Ella es una de nosotros”.
Gira, presencia en los medios de comunicación, programa… ¿y la gente? Pues haciendo colas de veinticuatro horas en medio del frío esperando para verla unos pocos segundos. Semejante demostración de veneración no ha sido vista en Estados Unidos desde hace mucho tiempo. Sarah atrae multitudes. Sarah puede llenar el campo de fútbol que ustedes quieran con sus seguidores. Sarah puede romper todos los records de recaudación de donaciones del actual presidente tan pronto como se ponga a ello. La gente está con Sarah y es cierto que yo no soy el más indicado para decirlo porque no dejo de ser más que una cheerleader masculina suya, pero es algo evidente para cualquiera que tenga ojos en la cara. Por algo Huckabee se está planteando su retirada de la campaña porque el electorado al que pretende llegar él es el mismo que está captando masivamente ella. Su visita al pastor Billy Graham y la “bendición” por parte de éste nos demuestra el entusiasmo que despierta entre el electorado tradicional para el cual la religión no es algo vergonzoso que esconder sino todo lo contrario. El apoyo electoral por parte de estos votantes a un candidato supone prácticamente el triunfo de éste en muchos estados de Estados Unidos, el llamado Bible belt (cinturón bíblico), que coinciden bastante bien con el Sur histórico de Estados Unidos.
Todavía es pronto para pronosticar victorias, pero la intensa movilización que experimentan los partidarios de Sarah en todo el país mueve a pensar en unas primarias republicanas con un elevadísimo índice de participación, en muchos casos de personas que no suelen participar en ellas, y en las que los rivales de Sarah se van a encontrar con muchos problemas para triunfar porque por cada votante que puedan tener, Sarah puede quitarles tres. Es el “efecto Palin” que ha llevado incluso a alguna población ha declararse “Palin country” (Tri-cities, Washington) en lo que no deja de ser una broma, pero con mucho sentido. Las elecciones de 2010 están a menos de un año vista y veremos quiénes serán los candidatos favorecidos por el apoyo de Sarah. Sin duda, más de una sorpresa habrá. Ya demostró Sarah en NY-23 hasta qué punto puede ir ella going rogue y sin duda no será la última vez, sobre todo después del bochornoso espectáculo con que nos regala el GOP día sí y día también. Y es que si aún hay alguien que tenga alguna duda, simplemente piense: ¿cómo estaría Estados Unidos sin Sarah Palin en lo que se refiere a la oposición a la actual administración? De hecho, ¿habría alguna oposición de verdad? ¿El GOP ya sería una segunda marca del Partido Demócrata? ¿Sería Estados Unidos ya un país de partido único?
En definitiva, que entiendo que el Going rogue tour aparte de su intención fundamental de servir a Sarah como medio para restaurar el contacto personal entre ella y los estadounidenses normales y corrientes a la manera que a ella le gusta: a pie, sonriendo, con Trig en brazos, Piper a su lado y preguntando su nombre a todo el mundo, es también una discreta prueba del tipo de campaña que pretende realizar en 2012 (que sí, ¡Palin 2012!), una campaña sin columnas de cartón-piedra al estilo de su rival demócrata ni levitaciones colectivas ni promesas de arco iris y unicornios, sino una campaña de tú a tú al mejor estilo alasqueño, ¡caramba!
Hay quien opina que 2012 es muy pronto para Sarah. Yo opino que no es muy pronto sino que es muy tarde porque tendría que haber sido 2008. Sencillamente no podemos permitirnos cuatro años más con el actual presidente en la Casa Blanca. Además, no es Sarah de hacer cálculos porque si alguna vez los hubiera hecho, no hubiera llegado nunca adonde ha llegado. Ella pone su destino en manos de Dios y echa a andar confiada. ¿Que el presidente optará a la reelección y no es un buen momento ése? También Murkowski, el anterior gobernador de Alaska, optaba a la reelección y ganó Sarah. ¿Qué el Partido Republicano y muchos sabihondos de esos que escriben por ahí la odian? También la odiaban en Alaska y ganó Sarah. ¿Que todavía le faltan conocimientos y habilidades? No hay ninguna escuela para presidentes y todos llegan al cargo sin saber qué hacer, pero ella ya ha vivido una transición como gobernadora entrante y saliente, sus ideas están claras, sabe lo que quiere y además está aprendiendo tanto que de aquí a tres años puede que sepa más que los ratones colorados y a buen seguro más que el actual presidente quien nunca me ha parecido una lumbrera que digamos sino un buen vendedor de crecepelos. Pero es que después de cuatro años untándote la calva con el menjunje ese, hasta el más crédulo acaba comprendiendo que le han timado. ¿O no?