Ya casi estamos en noviembre, ¿eh? (revisado)

30/09/2010

 

Por motivos laborales, trato habitualmente con extranjeros y como quiera que yo soy así, me divierto mucho sorprendiendo a los pocos estadounidenses que me vienen con mi razonable conocimiento sobre su país. Como a una joven neoyorquina nacida en Minnesota que ha venido recientemente a trabajar a España como programadora informática y de la cual, tras averiguar que sus padres todavía viven en Minnesota, en la bonita población de Saint Cloud, le pregunté si iban a votar por Michele Bachmann, puesto que ésa era la candidata republicana al Congreso que les correspondía por circunscripción electoral. La pobre casi se desmaya. Y luego no hubo manera de convencerla de que no soy un estadounidense expatriado, ni siquiera alegando mi mal inglés que ella pensaba que era fingido.

¡Sí, vamos a ganar! Y 2010 es sólo el principio. ¡Ya veréis en 2012! Palabra de Palin.

Reconozco que la historia anterior no deja de ser una de esas casualidades que te da la vida y que sólo suceden una vez porque resulta que Michele Bachman es una de mis políticas estadounidenses favoritas y he leído bastante sobre ella. Así pues, estoy familiarizado con los datos correspondientes, por ejemplo, a su circunscripción electoral y me suenan la mayoría de localidades que engloba. Si la joven ésa llega a haber nacido en Oklahoma, no hubiera podido quedar ni la mitad de bien, por supuesto. Y mi gozo en un pozo entonces.

El caso es que ha concluido por fin la larga temporada de primarias en los Estados Unidos y, aunque con un poco de retraso, me gustaría repasar lo que ha dado ésta de sí. Por supuesto, declarar que sólo ha habido una vencedora por parte republicana; una vencedora que, para más inri, no se presentaba a ninguna de ellas: Sarah Palin. Su influencia a la hora de respaldar a los candidatos que ha estimado más oportunos ha sido esencial para el triunfo final de muchos de estos. Nombres como los de Carly Fiorina (California), Nikki Haley (South Carolina), Joe Miller (Alaska) y Christine O’Donnell (Delaware) son los de las sorpresas más morrocotudas producidas durante estos largos nueve meses de campaña electoral y ninguno de estos cuatro que aquí he destacado ha dejado de reconocer que sin su apoyo explícito, ellos no serían nada.

Y por lo que se refiere precisamente a ese apoyo, lo más curioso es que aquí ha habido tortas para ambos lados de lo que ahora es el Partido Republicano, un partido con el alma dividida realmente. Por una parte, algunos candidatos han vencido gracias al respaldo de Sarah Palin… ¡y en contra de la opinión del movimiento Tea Party que patrocinaba a otro candidato! (el caso más evidente: Carly Fiorina contra Chuck DeVore en California) mientras que, por la otra, algunos candidatos han vencido gracias al respaldo de Sarah Palin… ¡y en contra del establishment republicano que patrocinaba a uno de los suyos! (el caso más evidente –y divertido–: Joe Miller contra Lisa Murkowski en Alaska). ¡Toma castaña! Si a alguien le quedaba alguna duda acerca de que Sarah Palin es Sarah Palin y sólo se pertenece a sí misma y nadie, absolutamente nadie, puede pretender apropiarse de ella, aquí tiene dos ejemplos que bien podrían ser varios más.

Todos apreciamos mucho al movimiento Tea Party y yo, en especial, he aprovechado mi escasa capacidad de hacer llegar mi opinión a los demás para respaldar a sus integrantes con todo mi corazón, pero eso no quiere decir que sean infalibles, que su palabra sea irrefutable y que sus candidatos sean los más altos, los más listos y los más guapos (o los más conservadores). En el caso concreto de California, una vez que me puse a ello me di cuenta de que los motivos esgrimidos por Sarah Palin para apoyar a Fiorina en lugar de a DeVore eran sólidos y convincentes. Además, ciertamente no creo que fuera DeVore el candidato más idóneo en mi modesta opinión para desbancar a una avezada senadora demócrata como lo es Barbara Boxer. Ya será bastante difícil para Fiorina, pero es que DeVore estoy seguro de que no lo hubiera logrado de ninguna manera (y hasta puede que hubiera perdido las primarias frente a Tom Campbell). A DeVore me gustaría apoyarle en 2012 contra Dianne Feinstein, pero ahora mismo no sé si lo haré puesto que me ha quedado un cierto regusto amargo durante estas primarias. Y es que no basta con ser el más conservador de entre los conservadores; también conviene ser el más listo y DeVore ha demostrado que no lo es.

En fin, que no es éste el momento de entrar a discutir lo que puede pasar en 2012. Sí que lo es en cambio para repasar la lista de candidatos apoyados a lo largo de todo este tiempo por Sarah Palin y comprobar qué ha sido de ellos. Dicho y hecho, la lista es ésta:

En total, se trata de 43 candidatos apoyados expresamente por Sarah Palin, la mayoría de ellos a través de su página en Facebook (aunque también se ha dado el caso de Rand Paul, que anunció él mismo el haber recibido el apoyo de Palin). De estos 43 candidatos, 23 son mujeres y 20 hombres (lo que no tiene la más mínima importancia digo yo) y de ellos, 33 han logrado alzarse con el triunfo y ser los nominados del Partido Republicano (muchos de ellos a regañadientes porque los del establishment no los querían ver ni en pintura… ¡Que se chinchen pues!) para las elecciones de este próximo noviembre mientras que 10 han sido derrotados. Sí, sólo 10; de 43, sólo 10. Si esto no hace de Sarah Palin el mejor respaldo con el que puede contar un candidato que venga Dios y lo vea. Para que luego salga el chulo de Mitt Romney a decir que los respaldos de Palin son bonitos («nice» dijo)pero no tienen ninguna influencia… ¡Será idiota el tipo ese!

Sin embargo, no son estos 43 los únicos apoyos que ha concedido Sarah Palin porque hay otros 20 más por ahí. Sí, sí, ¡20 más! Y ahora mismo les diré de dónde han salido estos. ¿Recuerdan ustedes cuando hace unos meses, seis concretamente, se aprobó finalmente la malhadada reforma de la sanidad en los Estados Unidos? ¿Sí? Seguro que sí. Pues fue entonces cuando Sarah Palin hizo pública una nota en Facebook (¡viva Facebook!) detallando el nombre y la circunscripción electoral de veinte congresistas demócratas que habían votado a favor de la reforma cuando en su circunscripción la mayoría de sus votantes estaban claramente en contra de ella. Eran circunscripciones donde McCain y ella habían ganado durante las pasadas elecciones presidenciales y que estaba claro que no se sentían nada inclinadas hacia el hope, el change y el Yes, we can (conseguir que nos crezca el pelo de nuevo) de Obama y su troupe de charlatanes.

En concreto, Sarah Palin publicó entonces el siguiente mapa:

Por cierto, que su publicación supuso que los demócratas pusieran el grito en el cielo alegando que Sarah Palin había puesto dianas para representar a sus adversarios políticos y que con ello estaba haciendo apología de la violencia y que si patatín, que si patatán y que tal y que cual y que tratándose de alguien que tiene armas en casa y que sabe cómo utilizarlas… En fin, recuerdo que por aquel entonces hasta yo me ocupé del tema y aclaré que el símbolo utilizado por Sarah Palin en su mapa no es una diana sino un símbolo internacionalmente reconocido dentro del ámbito de la topografía para señalar un emplazamiento con toda precisión. Y ya está. Además, puestos a recordar dianas y personajes públicos amenazados con ella, ¿quieren estos demócratas que les saque mi particular galería de los horrores y empecemos a contar fotos de Sarah Palin enmarcada por una diana de verdad? No, verdad. Ya me lo imaginaba.

Como pueden ver en el mapa de arriba, tres de esos tipejos ya se han retirado de la carrera electoral por el motivo que sea: Vic Snyder (Arkansas), Brad Ellsworth (Indiana) y Bart Gordon (Tennessee). Sin embargo, sus sucesores siguen arrastrando el pecado original de sus antecesores: esas circunscripciones tienen que ser republicanas de nuevo. Además, quedan otros diecisiete a los que dar más palos que a una estera para que aprendan así a no jugar con la salud de los demás (y nunca mejor dicho).

¿Y quiénes son los candidatos republicanos que les van a dar esa somanta que tanto se merecen? Pues son los siguientes que les voy a relacionar. Sarah Palin ha publicado recientemente una página web dedicada en exclusiva a este tema y es de ella de donde he sacado cada uno de los perfiles biográficos que les ofrezco. La dirección es http://www.takebackthe20.com/. Lógicamente no podía ser otra y éste es su mensaje de bienvenida:

20 representantes demócratas de circunscripciones en las que ganamos en 2008 votaron a favor del proyecto de ley de reforma de la sanidad

Han pasado seis meses desde que el presidente Obama firmó el proyecto de ley de reforma de la Sanidad y lo convirtió en ley. A pesar del abrumador disgusto público hacia Obamacare, nos dijeron que Washington sabe lo que es mejor y que no había nada por lo que preocuparse. Nancy Pelosi dijo que el Congreso tenía que aprobar el proyecto para que los estadounidenses pudieran “descubrir lo que contiene”. Lo descubrimos y es aún peor de lo que nos temíamos.

Únanse a mí en parar los pies a aquellos que estuvieron con Obama y Pelosi y votaron a favor de este desastroso proyecto. Los demócratas de 20 distritos en los que ganamos en 2008 votaron a favor de Obamacare. Ahora podemos votar en contra de ellos.

Vamos a reemplazarlos con buenos conservadores que votarán por rechazar y reemplazar Obamacare por una reforma centrada en el paciente, orientada hacia los resultados y de libre mercado que proporcione soluciones a gente de todos los niveles de ingresos sin arruinar a nuestro país.

Reclamemos el poder del pueblo de aquellos que desdeñan la voluntad del pueblo.

No os desmoralicéis, organizaros. Es el momento de tomar partido.

Éste es el mensaje de presentación de Sarah Palin. Corto, claro y contundente, como debe ser. Y estos son los veinte candidatos que van a batir (Dios lo quiera) a esos felones relacionados más arriba. ¡Ah, qué coraje me da el no poder votar siquiera a uno de ellos!

 Tim Griffin es un reservista del Ejército de los Estados Unidos con 14 años de servicio, incluyendo una campaña en Irak. Tim sabe acerca del sacrificio y del honor. ¡Vamos a enviar a este candidato con sentido común al Congreso!

Paul comparte nuestra creencia en que el despreocupado gasto del gobierno federal nos está poniendo en una senda peligroso hacia la insolvencia – y está decidido a hacer algo sobre eso. Además de ser un orgulloso padre de familia, Paul es dentista y como propietario de un pequeño negocio como lo es su consulta, Paul comprende los desafíos a los que se enfrentan los creadores de puestos detrabajo cuando D.C. los machaca con órdenes sin fin, sobrerregulación, planes para imponer nuevos impuestos sobre la energía y simplemente (e innecesariamente) se entromete en el sector privado. El buen doctor sabe que la verdadera creación de puestos de trabajo viene del sector privado, no del gobierno y trabajará para contener el largo brazo del gobierno y poner nuestra economía en marcha otra vez  manteniendo al gobierno fuera del camino.

Cuando lo eligieron tesorero del condado de Maricopa, los votantes confiaron su dinero a David Schweikert, que invirtió y supervisó sin perder ni un centavo. David mejoró el servicio al público y trabajó para asegurarse de que los «arizonianos» sabían a dónde iban a parar los dólares de sus impuestos. Éste es el tipo de liderazgo que necesitamos en D.C. Enviemos a David al Congreso.

Jesse Kelly es un condecorado veterano de la Guerra de Irak que volvió a casa y decidió continuar con su servicio a nuestro país presentándose para un cargo público. Jesse se mostrará firme contra la transformación fundamental de los Estados Unidos que estamos viendo en las políticas que vienen de Washington. Luchará por sus votantes tan honorablemente como luchó por todos nosotros vistiendo el uniforme.

Como líder de un pequeño negocio, Scott Tipton sabe cómo las garras del gobierno estrangulan  a los pequeños negocios. Vamos a enviar a este líder con sentido común a Washington para cortarle las garras y dejar a los pequeños negocios progresar y crecer en libertad.

Cory Gardner ha sido un líder con sentido común en la legislatura de Colorado luchando por un gobierno más pequeño y menos regulaciones. Es la quinta generación de “coloradenses” y no le asusta el ensuciarse las manos todavía en la granja familiar. Cory ha estado luchado por sus votantes en Colorado; ayudémosle a llevar su lucha a Washington.

La página web de Steve lo dice mejor: “Con Steve Southerland, lo que ve es lo que obtiene. Él no es alguno de esos políticos fugaces intentando ocupar un cargo público montado en una ola de inteligentes frases y cuidadosamente medidas intervenciones públicas. Él es simplemente un duro trabajador de Panama City que cree que el vecindario del norte y del noroeste de Florida merece más por parte de nuestros líderes en Washington. Ése es el motivo por el cual se presenta al Congreso de los Estados Unidos. Ayudémosle a llegar a Washington.

Como veterana de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y diecisiete años de experiencia en la oficina del Sheriff del condado de Orange, Sandy Adams tiene el arrojo y la experiencia para tomar las decisiones duras en Washington. Ha servido a sus votantes bien y luchado por ellos en la legislatura de Florida. Enviémosla a Washington para que continúe su lucha.

El doctor Larry Bucshon creció como el hijo de un minero del carbón, se alistó en la reserva de la Armada y se presenta por la 8ª circunscripción electoral de Indiana. ¿Quién mejor que un doctor hecho a sí mismo y con éxito del corazón de los Estados Unidos para diagnosticar los problemas de Obamacare y trabajar para la verdadera reforma sanitaria? Enviemos a este doctor con sentido común al Congreso.

Todd Young es la quinta generación hoosier con un historial de servicio a nuestro país. Todd es un graduado de la Academia Naval de los Estados Unidos y un veterano de los Marines. El servicio de Todd continúa como fiscal local. Enviémosle a Washington.

Como veterano de la legislatura de North Dakota, Rick Berg ha ido ascendiendo a través de las filas hasta llegar a ser el speaker. Ahora está llevando su experiencia a Washington. Como esposo de una doctora, la familia de Rick conoce de primera mano los peligros de Obamacare. Enviemos a Rick al Congreso.

Bill creció en una granja familiar donde aprendió “los valores del trabajo duro, la honradez y el sacrificio” – valores que necesitamos en nuestros líderes. Bill se retiró de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos como teniente coronel después de una distinguida carrera de 26 años. Pero no estaba listo para la jubilación todavía – continuó su liderazgo iniciando dos exitosos pequeños negocios que crearon puestos de empleo. Enviemos a Bill a Washington a luchar por nosotros.

Como antiguo profesional de la industria sanitaria, Jim Renacci conoce de primera mano los peligros de Obamacare. Jim tiene un largo historial de servicio en su ciudad de Wadsworth (Ohio), desde voluntario en el cuerpo de bomberos hasta las salas del concejo municipal e incluso en el despacho del alcalde. ¡Necesitamos más líderes locales de sentido común y probados para mostrar a Washington cómo se hacen las cosas! Enviemos a Jim al Congreso.

En el campo de juego y fuera de él, esta antigua estrella del fútbol sabe lo que cuesta ganar la lucha. Mike Kelly lleva muchos sombreros: atleta, entrenador, padre, abuelo, líder de un pequeño negocio y activista comunitario. Ayudemos a elegir a este irlandés luchador para rechazar y reemplazar Obamacare en el Congreso.

Tom Marino no se asusta del trabajo duro. Este hijo de un bombero y una portera trabajó en una fábrica durante gran parte de su juventud. A los 30, hizo el cambio – fue a la Universidad, se licenció en leyes y ascendió a través de las filas hasta llegar a ser Fiscal de los Estados Unidos. La educación en sentido común de Tom y su estricta ética del trabajo le harán una voz necesaria en el Congreso. Ayudémosle a llegar allí.

La página web de Mick Mulvaney lo resume mejor: “Mi oponente es muy rápido en señalar que el gobierno ya controla el 45% de la sanidad. Ahora tal vez veamos cuál es la fuente del problema”. Mick es un padre de trillizos e hijo de profesores que ha servido a South Carolina en el senado estatal. Enviémosle al Congreso a continuar su lucha.

Pocos entienden el problema de Obamacare mejor que los profesionales de la Sanidad. Como enfermera, Diane Black comprende por qué necesitamos una verdadera reforma de la sanidad y por qué Obamacare no lo es. Ha servido a Tennessee con distinción como senadora estatal y representante. Diana tiene la experiencia y las creencias que necesitamos en el Congreso. Enviémosla a Washington.

Robert Hurt tiene un historial de sentido común probado de mantenerse firme. Como miembro de la legislatura estatal de Virginia, ha votado contra los incrementos de impuestos más de dos docenas de veces. Los residentes en la 5ª circunscripción de Virginia conocen bien al senador Hurt y han votado a este líder de sentido común en el pasado. Vamos a mantener la tendencia y enviarle al Congreso.

Los votantes de la 1ª circunscripción de West Virginia ya están a medio camino de allí. Ellos han tenido el buen sentido de echar a su liberal del cargo. Ahora vamos a recorrer el resto de la distancia con David McKinley, un padre de cinco, abuelo de cuatro, y un hombre hecho a sí mismo. David inició una empresa, creó puestos de trabajo y sabe cómo dirigir. West Virginians for Life ha dado a David su sello de aprobación. Enviémosle al Congreso.

Después de que Spike Maynard se retirara del servicio de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, fue elegido por sus convecinos  “virginianos del oeste” como fiscal, juez y ahora como miembro de la más alta corte del estado. Los habitantes de West Virginia conocen a Spike y han confiado en él en el pasado para asegurarse de que la justicia es servida. Ahora vamos a enviarlo al Congreso a que continúe su servicio.

Pues estos son todos los «hombres y mujeres de Palin», si es que se puede decir así. Tomen buena nota de ellos y en noviembre, tras las elecciones, veremos cuántos de ellos se convierten finalmente en cargos electos. Ojalá que todos ellos, pero ya me conformaría yo con la mitad siquiera. Ojalá aquí en España pudiéramos contar con unos pocos así para votarles, pero eso por estos lares ya no abunda. De hecho, es una especie extinguida completamente: el político honrado.

Hasta la próxima entrada que será interesante: les hablaré sobre A pledge to America. Es una cosa del GOP. A ver qué les parece. Y sí, también tengo que hablarles de cómo va mi libro: ya tengo un 60% creo, pero aún queda mucho que hacer. Y aunque lo termine, habrá que pulirlo. Ahora mismo es una cosa muy basta. ¡Ah, por cierto! Creo que voy a dejarme de tonterías y voy a regalarlo. Así llegará a mucha más gente.


La estrella ascendente de Paul Ryan (y III)

23/09/2010

 

Hoy es posible que tengamos una nueva lectora en “Conservador en Alaska”. Se llama Marta y es amiga mía. Es una chica estupenda, pero la pobre es progre perdida, así que le he aconsejado que lea mi blog durante una temporada para empezar a sanar. A ver si hay suerte. Si antes de tres días recibo un mensaje de correo electrónico poniéndome de vuelta y media por haberla citado aquí y diciéndome de todo menos bonito es que me ha hecho caso. Lo de cambiar de opinión y dejar de considerar a Sarah Palin “una facha” y verla como en realidad es, la mejor defensora de la libertad individual que todavía nos queda a aquellos que pensamos que el ser humano ha nacido para ser libre y tomar sus propias decisiones y no para ser un mero número en el ordenador de cualquier burócrata del gobierno y hacer lo que se le dice cuando se le dice, tardará un poco más, pero cuento con que le ponga interés y acceda a tomarse la medicina cada día (que tampoco es tan amarga digo yo porque siempre procuro que mis entradas sean fáciles de leer y a veces hasta consigo hacer algún chiste bueno que otro). De cualquier forma, saluden a mi buena amiga y denle la bienvenida a nuestra pequeña gran familia: ¡Bienvenida, Marta!

Paul Ryan, el guapo y listo de Wisconsin. Se lo he recomendado especialmente a mi amiga. Sobre todo le he alabado su buen gusto a la hora de escoger sus corbatas aunque igual es su esposa quien se las escoge… Yo porque no estoy casado, pero me han dicho que es lo que suelen hacer, ¿no? ¿Y han visto qué bien hecho lleva el nudo?

Fue en enero de este año, dos días después del discurso sobre el “Estado de la Unión”, cuando el presidente Obama se “coló” en una reunión de congresistas republicanos celebrada en Baltimore (Maryland) y abrió el debate con ellos. Durante noventa minutos, Obama replicó a sus argumentos de una manera que, como no, impresionó muy favorablemente a la prensa estadounidense, tan poco dada a la objetividad como todos bien sabemos.

Sin embargo, ni siquiera los panegiristas esos de los medios de comunicación pudieron ocultar lo que sucedió cuando el representante por Wisconsin Paul Ryan se levantó e hizo su propia pregunta al presidente:

Sirvo como ranking member en el Comité del Presupuesto, así que voy a hablar un poco de presupuestos si no le importa. En los proyectos de ley que usted acaba de firmar y con ello convertir en leyes, el gasto discrecional se ha incrementado en un 84%. Ahora quiere usted congelar ese gasto a este elevado nivel empezando desde el próximo año. Esto significa que el gasto total en su presupuesto crecerá tres centésimas partes de un uno por ciento menos que si no lo congelara. Simplemente me gustaría subrayar que podríamos hacer algo más y comenzar a hacerlo ahora.

Para entender bien esta intervención debemos aclarar que en su discurso del “Estado de la Unión”, Obama se comprometió a congelar el gasto discrecional no relacionado con la seguridad como parte de su campaña para hacer creer a todos los estadounidenses que está haciendo algo para luchar contra el creciente déficit presupuestario, causado en gran parte por él y su administración. ¿Un pirómano reconvertido en bombero? ¿La zorra colocándose como guardiana de las gallinas? ¿El derrochador Obama prometiendo ahorrar? ¡Ja, a otro perro con ese hueso!

En su respuesta, Obama, además de dedicarle a Ryan una mirada de “espera a que te pille en un pasillo donde no haya nadie y verás”, replicó diciendo:

“(…) me gustaría ir un poco más lejos en la subyacente premisa acerca de que nosotros incrementamos el gasto en un 84%. La cuestión de hecho es que la mayoría de los incrementos del gasto en el presupuesto de este año, en el presupuesto del año pasado, no han sido causados por políticas que hayamos iniciado nosotros sino que se produjeron como consecuencia de los “estabilizadores automáticos” que saltaron como consecuencia de esta enorme recesión.

El término “estabilizadores automáticos” se refiere a los pagos que el gobierno federal debe asumir quiera o no, por ejemplo, el aumento de los subsidios por desempleo, que tienden a incrementarse necesariamente en tiempos de crisis. Por otra parte, en cuestiones de gasto, en Estados Unidos existe el gasto imperativo, como el de la Seguridad Social, que crece cuanto haga falta sin necesidad de ser aprobado por el Congreso, y el gasto discrecional, que debe ser aprobado por el Congreso y firmado por el presidente para convertirse en ley.

Obama se imaginaba sin duda, viendo babear a sus bufones favoritos de los medios de comunicación, que le había cerrado la boca a Ryan y, de paso, atizado a Bush 43, que es lo que más le gusta, pero lejos de recular, Ryan simplemente carraspeó para llamar la atención del auditorio y recalcó:

Simplemente quiero decir que los “estabilizadores automáticos” son un gasto imperativo. El gasto discrecional, los proyectos de ley aprobados por el Congreso y que usted firma y convierte en ley, ése es el que se ha incrementado en un 84%.

Obama se calló, miró a Ryan aún más torcido que antes y reconoció tácitamente su derrota diciendo:

Tendremos un debate más largo sobre los números del Presupuesto, ¿de acuerdo? Siguiente pregunta.

Pues sí, ése es Paul Ryan, nuestro congresista por Wisconsin y la mejor cabeza pensante del Partido Republicano en cuestión de números. Alguien que como bien decía una de nuestras amigas, le quita todo el ornamento y el perifollo a la cuestión de que se trate y presenta los hechos desnudos, algo que muchas veces lleva a la gente a darse cuenta de que es el propio emperador el que va desnudo. ¡Que sí, Obama, que estás gastando más que un marinero borracho el primer día de tocar puerto tras una travesía de seis meses! ¡Y no van a ser nuestros hijos los que paguen tu factura del bar!

En esa misma reunión en Baltimore, Obama ya se había referido a Ryan otra vez, al comienzo de su intervención, antes de que el “desagradecido” ése le fastidiara el día, señalando que era él quien había “hecho una seria propuesta” para controlar el déficit y hasta le alabó por haber hecho el esfuerzo. Sin embargo, cuando tu enemigo te alaba, ya puedes echarte a temblar y así fue porque ésa fue la señal para que los demócratas se lanzaran sobre Ryan y su plan durante los tres siguientes días. Los arietes fueron entonces Paul Orszag, el antiguo director presupuestario de Obama; Chris Van Hollen, dirigente del Partido Demócrata; y la speaker de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Los tres, como buenos izquierdistas que son, se limitaron a acusar a Ryan de pretender dejar a los pobres sin cobertura social (ni subsidios de desempleo ni seguridad social) y de reducir los impuestos a los ricos. Pura demagógica, pero ¿qué otra cosa se puede esperar de unos bichos mentirosos semejantes? Lo importante de toda esta historia es que Ryan asusta a los demócratas y ya sabemos que cuando un republicano se gana las iras de los demócratas es porque ese republicano vale… y mucho (y si no, que se lo pregunten a Sarah Palin).

El principal motivo para que los demócratas teman a Ryan estriba en su Roadmap for America’s Future, del cual ya he hablado algo en entradas anteriores de esta serie. Hoy toca entrar en profundidad en él. ¿Qué es el Roadmap al fin y al cabo?

Con unos Estados Unidos habitados por una cantidad cada vez mayor de personas mayores, la amenaza de que el sistema de asistencia social se colapse y se convierta en ineficaz es algo que debería tomarse en serio, tal y como hace Ryan quien en su Roadmap se plantea como objetivos principales los de devolver la vitalidad a la economía estadounidense, disminuir la deuda pública y asegurar la asistencia sanitaria y las pensiones a los jubilados.

Para ello, Ryan haría lo siguiente:

  • Reformar el sistema impositivo, de tal forma que se permitiría seguir pagando impuestos bajo el sistema actual para quien así lo quisiera (locos de atar, por ejemplo), pero los demás podrían optar por un nuevo sistema consistente en un impreso de declaración de renta del tamaño de una postal corriente en la que sólo existirían dos tipos impositivos: uno del 10% para aquellos que ganasen hasta 100.000$ en el caso de una declaración conjunta o hasta 50.000$ en el caso de declaraciones individuales; y otra de un 25% para todos aquellos que ganasen más de 100.000$. No habría deducciones ni nada por el estilo salvo las correspondientes al seguro de enfermedad (que lo veremos más abajo).
  • Eliminar los impuestos sobre los intereses, sobre las plusvalías, sobre los dividendos y el de sucesiones. El impuesto de sociedades, que en los Estados Unidos es el segundo más alto del mundo, se reemplazaría por un impuesto del 8,5%, lo que haría a las empresas estadounidenses mucho más competitivas en el mercado mundial, además de permitirles crear más puestos de trabajo (¡son las empresas las que crean puestos de trabajo y no el gobierno o los sindicatos!).
  • Los programas de Medicare (para las personas mayores) se conservarían en su forma actual para sus beneficiarios y para todos aquellos por encima de los 55 años ahora mismo.
  • El acceso universal a la asistencia médica se garantizaría mediante un reembolso de sus impuestos por valor de 2.300$ por persona o 5.700$ por familia con el que los interesados comprarían su propio seguro médico en cualquier estado de los Estados Unidos (algo que actualmente no pueden hacer).
  • A medida que las personas menores de 55 años fueran llegando a esa edad (en la que entrarían dentro del programa Medicare), recibirían pagos por un valor medio de 11.000$ anuales, indexados a la inflación y vinculados a los ingresos, recibiendo más quienes tuvieran menores ingresos anuales.
  • Todos los estadounidenses, independientemente de sus ingresos, podrían abrir cuentas de ahorro “médicas” con las que financiar sus gastos médicos. En ellas, todos aquellos trabajadores menores de 55 años podrían ingresar más de un tercio de sus impuestos destinados a la Seguridad Social de una forma como si se tratara de un plan de pensiones. Estas cuentas serían patrimonio personal de su titular con lo que se garantiza a sus poseedores que siempre podrán disponer de todo el dinero que inviertan en ellas.
  • Se incrementaría la edad de jubilación, vinculándola con la expectativa de vida del momento (actualmente estaría alrededor de los 75 años), evitando así convertir la sociedad en una tal que entre una tercera parte y la mitad de todos los adultos están jubilados.

El Roadmap incluye más cosas, muchas más, pero éstas son las esenciales. En febrero pasado, la Congressional Budget Office (CBO) analizó el Roadmap y lo declaró solvente, reconociendo que proporciona reformas que harían posible el crecimiento y la prosperidad de la economía estadounidense; aseguraría que el programa Medicare no fuera a la quiebra y haría que la Seguridad Social fuera permanentemente solvente y haría eso sin recortar los beneficios para todos aquellos con 55 o más años actualmente. Equilibraría el presupuesto y recortaría el déficit público también. En definitiva, que pondría la economía estadounidense en el camino correcto en comparación con las políticas que se están siguiendo actualmente y que acabaran llevando a la ruina a los Estados Unidos.

Un gráfico elaborado por el propio CBO: el crecimiento económico en Estados Unidos mostrando tres tendencias (la histórica –en azul–, la actual obamita –en rojo–, y la del Roadmap –en verde–). ¿Cuál prefiere para sus hijos?

Otro gráfico elaborado por el propio CBO: la deuda pública mostrando de nuevo tres tendencias (la histórica –en azul–, la actual obamita –en rojo–, y la del Roadmap –en verde–). Otra vez, ¿cuál prefiere para sus hijos?

Les dejo con esto. Piensen y recapaciten, algo que no es precisamente el deporte favorito de los izquierdistas, que se limitan a leer El País para saber qué tienen que pensar. En estas tres últimas entradas hemos visto lo que muy posiblemente se convierta algún día en la política económica a seguir por la próxima administración republicana, muy posiblemente con Palin de presidente y Ryan de secretario del Tesoro. Yo, la verdad, creo que Ryan de vicepresidente sería echarlo a perder; es demasiado joven para ello y demasiado brillante. ¿Recuerdan aquel dicho de principios del siglo XIX sobre los vicepresidentes? Un padre tenía dos hijos. Uno se hizo marinero y se embarcó y el otro llegó a vicepresidente y de ninguno de los dos volvió a saberse nunca más. Pues eso. Yo simplemente les digo que estaría completamente de acuerdo con que se me aplicara el Roadmap a mi bolsillo; yo lo que quiero es que el dinero (poco dinero) que me gano con mi esfuerzo quiero que vaya a mi bolsillo y no al del Estado a pagar a una caterva de vagos sinvergüenzas que encima tienen la desfachatez de pretender que el dinero público “no es de nadie”. ¡Pues sí que es de alguien! En parte, mío. Y no estoy dispuesto a regalarlo y encima que me desprecien. ¡Faltaría más!

Y en la próxima entrada, vamos a hablar de Sarah que ya toca, ¿no?

P.D. Pues ha salido publicado un nuevo artículo mío en The Americano. Va sobre las primarias y su título es el siguiente: “La vida te da sorpresas y las primarias más”. Léalo aquí.

P.P.D. Sí, ya sé que mi artículo anterior sigue estando cortado. Me prometieron que ya estaría arreglado, pero veo que no es así. Les incluyo aquí mismo el fragmento que falta. Y no, no es censura sino mera pifia. ¿Qué le vamos a hacer?

(…) Otros podrán hacer análisis más sesudos sobre lo que sucedió allí. Incluso podrán pretender que Beck sólo buscaba más audiencia para sus programas, Palin más votos para una futura candidatura a la presidencia y los conservadores, así en general, imponer de nuevo las leyes Jim Crow, quemar algunas cruces y, de paso, derogar Roe vs. Wade. La imaginación es libre y un don demasiado valioso como para despreciarlo salvo cuando, como en el caso de la prensa europea, que sólo vio allí un acto de la “ultraderecha” y sintió escalofríos por ello, se usa solamente para decir majaderías.

La verdad, en cambio, es mucho más prosaica y la resumió perfectamente Sarah Palin al comienzo de su intervención, cuando saludó y dijo: “¿Acaso no estáis orgullosos de ser estadounidenses?”.

Sí que lo estaban. Y lo siguen estando. Y es por eso que quieren recuperar todo lo que implica ser estadounidense antes de que esos que pretender “transformar sustancialmente” su país y convertirlo en una ruina como ya lo es Europa logren su objetivo. Para empezar, quieren recuperar su libertad de tomar sus propias decisiones. Por ejemplo, la de a quién votar el próximo mes de noviembre. Y cuando voten y lo hagan en consecuencia, algunos en Europa volveremos a reírnos de nuevo leyendo en nuestros periódicos habituales: “El Congreso controlado por la ultraderecha. Estados Unidos se vuelve fascista”.

No, Europa no entiende nada. Y lo peor es que ya es demasiado tarde para pretender enseñarle. Su destino está sellado: convertirse en Eurabia. ¡Pobre vieja Europa!

P.P.P.D. Que sí, que ya sé que igual se presenta Hillary Clinton a las elecciones en 2012. ¿Que qué me parece? En principio, me parece que no va a conseguir la nominación y que Obama, aún hecho un Titanic como está hecho (sobre todo ahora que se sabe que fue un error de su timonel el causante del hundimiento), no va a dejarse vencer tan fácilmente. No, no creo que la Clinton se presente finalmente. Pero igual sí porque yo como profeta doy pena.

P.P.P.P.D. ¿Te ha gustado, Marta? A que has aprendido un montón, ¿eh?


La estrella ascendente de Paul Ryan (II)

19/09/2010

 

En la anterior entrada conocimos a Paul Ryan, el representante republicano por Wisconsin, y además de ver que es guapo (una amiga mía progre está harta de que saque “pedazos de tíos” en mi blog y que todos sean de derechas, pero así es la vida), vimos que tiene una buena cabeza. Ciertamente no se ha destacado nunca por su toma de postura en cuestiones sociales, pero teniendo en cuenta su admiración por Ayn Rand, de quien confiesa que si está metido en política es por ella, mucho me temo que si lo hiciera, sería para adoptar opiniones más bien libertarias que conservadoras, tal y como él mismo ha reconocido alguna vez.

Pues si ayer les dije que me recordaba a Reagan cuando era joven, en esta foto le veo un aire a lo Nicolás Sarkozy. En fin, que uno es dado a sacar parecidos a la gente y por lo general no acierto. Ustedes mismos.

De cualquier manera, lo que más nos interesa de él hoy es conocer sus opiniones en materia económica. Y para ello, tenemos que empezar a hablar de ese plan, el “Roadmap for America’s Future” del cual es autor.

Exactamente, el Roadmap (como lo vamos a conocer a partir de ahora para no hacernos pesados) es una propuesta legislativa que Ryan y la minoría republicana en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos presentaron en pasado 21 de mayo de 2008 para su tramitación (entonces se etiquetó como HR 6110 y se denominó oficialmente “Roadmap for America’s Future Act of 2008”) y que pretendía aportar una solución a los principales problemas económicos de la nación:

  • ­ Asegurar el acceso universal a la cobertura sanitaria.
  • Reforzar los programas Medicare (para las personas mayores), Medicaid (para las personas sin recursos económicos suficientes) y el resto de la Seguridad Social.
  • Reducir el peso de la deuda nacional.
  • Promover el crecimiento económico y la creación de empleo.

 Casi nada, ¿verdad? Pues no llegó al pleno de la cámara; los demócratas se la cargaron directamente en el comité. Pero eso no desanimó a Ryan quien, a finales de enero de 2010, presentó una nueva versión de su Roadmap, ya no como proyecto de ley, que recogía todas las variaciones que se habían producido hasta entonces en el panorama económico estadounidense.

¡Grrr, demócratas, esperad a que sea Secretario del Tesoro y veréis!, parece decir Ryan en esta foto. Por cierto, me gusta la corbata. Al fin alguien que se sale de la típica corbata lisa roja o azul. Tengo que ver si encuentro una igual.

En esencia, el Roadmap propone cambiar por completo el sistema impositivo estadounidense, corregir de una vez por todas las deficiencias del sistema sanitario y reformar todos los programas de gasto social. Y lo mejor de todo es que dichas propuestas no son meros cantos de sirena sino que han sido avaladas por un organismo tan capacitado e independiente como es la Congressional Budget Office (CBO) del Congreso de los Estados Unidos (un organismo del que Rillot nos ha hablado muchas veces pero que es la primera vez que aparece aquí), que dictaminó en su momento que la propuesta de Ryan era factible, que produciría un verdadero estímulo que redundaría en un alto índice de crecimiento económico de la nación y que provocaría que la Seguridad Social estadounidense fuera solvente por primera vez en muchas décadas, evitando su más que seguro colapso de seguir al paso que lleva. ¡Y todo ello sin necesidad de subir los impuestos o reducir los beneficios de los que disfrutan actualmente las personas acogidas a sus diferentes programas, fundamentalmente los jubilados! Y eso no lo digo yo, sino el organismo del Congreso de los Estados Unidos dedicado al análisis detallado de cualquier propuesta legislativa que se le plantee… ¿Y los demócratas no lo han querido discutir siquiera? No. Pero, ¿están locos esos demócratas? No, simplemente es que son así.

Tal y como dice el propio Ryan:

A lo largo de toda mi carrera en el Congreso he estado viendo como se deterioraba progresivamente nuestra situación económica y he notado que nadie estaba proponiendo soluciones por miedo a caer en la demagogia política. Si eso continua, tengo muy claro que caminamos como sonámbulos hacia una crisis fiscal en la que las alternativas serían peores y que podrían llevarnos más allá en el camino de convertirnos en un “estado del bienestar”.

Gracias en parte al desastre electoral de 2006, en el que los republicanos perdieron el control de ambas cámaras del Congreso, Ryan vio su papel dentro del partido potenciado hasta el punto de convertirse en el ranking member del comité de Presupuestos, lo que le permitió contar con la posibilidad de trasladar sus propuestas a la CBO para que las evaluasen. Así pues, decidió presentar una alternativa claramente conservadora a lo que estaba haciendo la actual administración con el fin de evitar la catástrofe a la que los Estados Unidos están abocados si continúan las cosas como hasta ahora:

En 2008, cuando presenté esto [el Roadmap], creía que teníamos diez años por delante antes de que fuera demasiado tarde para retroceder y poder mantener así lo que yo llamo la idea de gobierno limitado americano basado en la libertad, la libre empresa y una sociedad de emprendedores. Ahora, creo que tenemos la mitad de ese plazo a causa de la crisis económica en la que nos encontramos y a causa también de la agenda que Washington está desarrollando ahora mismo.

El Roadmap, pues, es más que una mera propuesta económica, ya que incluye en su texto una amplia muestra de sabiduría política que nos remite hasta Thomas Jefferson, John Locke o Émile Durkheim. Su idea central consiste en la asunción de que la expansión del estado del bienestar al estilo europeo en los Estados Unidos sería algo tan perjudicial que provocaría el desarraigamiento de lo que el Roadmap denomina orgullosamente “el carácter americano”, basado en la libertad y la responsabilidad personal.

Así pues, Ryan establece como primer punto que todos los problemas a los que se enfrentan los Estados Unidos hoy en día están interrelacionados y no se puede pretender abordarlos por separado: si alguien quiere acabar con la creciente deuda nacional, tendrá que hacerlo poniendo orden en Medicare; a la vez, si alguien quiere poner orden en Medicare, no lo podrá hacer si no reforma de una vez por todas y bien el sistema sanitario; y para reformar el sistema sanitario, hay que reformar también el sistema fiscal; y si se reforma el sistema fiscal, tendremos las bases puestas para espolear el crecimiento económico, lo cual nos permitirá contar con los ingresos suficientes como para pagar la creciente deuda nacional y conseguir que deje de ser eso: creciente.

Para cualquiera sin la cabeza de Ryan, la mera idea de tocar una sola de todas estas piezas del rompecabezas  que es la economía estadounidense sin causar un desastre mayor, produce vértigo. Sin embargo, Ryan logra que parezca hasta fácil. Y lo que es mejor, que lo entienda hasta un inepto en cuestiones económicas como yo. Pero aún así, su objetivo es muy ambicioso, tal y como reconoció Ramesh Ponnuru en National Review Online:

El representante Ryan es la imagen especular de la agenda de Obama. Intenta mover a los Estados Unidos dentro del libre mercado antes que en una dirección socialdemócrata y yo apoyo este objetivo; pero es tan transformativo, tan ambicioso, tan inmodesto. No creo que el público, o el sistema político, puedan soportar este tipo de cambio tan profundo.

Por supuesto, Ryan es optimista (a la fuerza ahorcan, digo yo) y cree que el Congreso tiene la capacidad de aprobar una propuesta de reforma tan audaz como lo es el Rodmap:

Yo creo que la respuesta es sí, si ganas el debate. Pero tienes que entrar en el debate para poder ganarlo.

Incluso ha previsto que su plan sea ejecutado en partes, lo que no supondría que fuera impracticable, sino meramente un poco más de tiempo y, eso sí, la necesidad de tomar prestado más dinero a corto plazo, que es lo que está incrementando la deuda nacional. El plan está diseñado para ser flexible  e incluso para aceptar alternativas válidas a sus propuestas.

No es un plan de tómalo o déjalo. No es ésa su intención. Es una visión, lo que en mi opinión necesitan los Estados Unidos al tiempo que mantienen sus promesas a las generaciones actuales que han construido sus vidas alrededor de estos programas.

La principal intención de la revisión del Roadmap que ha llevado a cabo este año, en realidad, es la de provocar un debate público entre los votantes acerca de la crisis nacional. El principal problema para llevar a cabo una reforma de este tipo es que a quien más asusta es a los mayores que, en general, son todos ellos votantes activos, mientras que los jóvenes, que tendrían que estar aún más interesados en ese debate porque afecta a su futuro, sencillamente no piensan en el momento de su jubilación y suelen votar mucho menos. Ryan es consciente de ello y por eso intenta que dicho debate llegue sobre todo a los más jóvenes, los que más tienen que perder, usando para ello herramientas como Facebook o Twitter, que más de uno ya nos ha demostrado la potencia que pueden tener.

Para Ryan, si los Estados Unidos siguen sin abordar los cambios necesarios, los jóvenes estadounidenses se encontraran con un país en el que “su mejor siglo habrá sido el anterior y no el presente. Ése es el camino que llevamos ahora mismo. Cuanto antes podamos ayudar a los estadounidenses a ver eso, antes podremos abordar el tipo de cambios que necesitamos para prevenirlo”.

Lo malo es que no es sólo contra los demócratas con quienes tiene que luchar, sino también contra sus propios compañeros de partido, asustados por la oposición encontrada en el bando demócrata (lógica por otra parte) y tan demagógica como siempre, pretendiendo que Ryan sencillamente quiere dejar a todos los jubilados sin seguro médico. Falso, pero efectivo porque en un año como éste, electoral y con buenas perspectivas para los republicanos, ¿quién va a querer meterse en un fregado como el de explicar a los votantes que ellos no van a suprimir en absoluto Medicare, pero sí que van a reformarlo para que sus nietos puedan disfrutar de él cuando les llegue el turno cuando los demócratas en el rally de enfrente están asegurando a voz en cuello que sí que lo van a suprimir y que sólo ellos les pueden garantizar esos beneficios por los que han estado trabajando durante toda su vida?

Una difícil elección porque si los republicanos quieren merecer alguna confianza como el partido que va a poner en práctica lo del gobierno limitado esta vez sí y no va a ser de nuevo el partido de más gobierno todavía, ésa es una propuesta que tienen que poner encima de la mesa y pelear por ella a cara de perro si hace falta antes de que esa catastrófica crisis final a la que Ryan le ha dado un plazo de cinco años se les eche encima y entonces ya no haya nada que reformar.

Y no son meras pesadillas después de haber cenado fuerte. El caso de Grecia ha hecho saltar todas las alarmas y España, que a punto estuvo en mayo pasado de seguir el mismo camino, las volvió  a hacer sonar. Grecia cayó con una deuda nacional del 113,4% del Producto Interior Bruto (PIB), un porcentaje que le impidió obtener dinero en los mercados internacionales ante la imposibilidad de que los inversores se creyeran que lo iba a devolver (cuando uno gana 20.000 € al año y debe 22.500 €, a ver quién es el guapo que le presta mil euros más). Según datos de la CBO, Estados Unidos superará ese porcentaje en 2026, llegando al 223% en 2040, 433% en 2060 y 716% en 2080, en que sencillamente el país estará en ruinas (cuando uno gana 40.000$ al año y debe 300.000$ lo suyo ya es de juzgado de guardia, ¿no?).

John Cochrane, catedrático de Finanzas en la Universidad de Chicago, declaró al respecto de la creciente deuda nacional estadounidense:

Uno no llega a ese punto. Mucho antes de alcanzar un porcentaje de varios cientos del PIB, los mercados internacionales dicen: “No, no lo vamos a hacer, no te vamos a prestar más” y entonces uno tiene una enorme crisis entre manos. Testigo: Grecia.

Para Cochrane, los inversores internacionales suelen fijarse un plazo de treinta años cuando compran bonos del Tesoro de los Estados Unidos. Actualmente, estos inversores todavía confían en la capacidad de los Estados Unidos para hacer frente a sus obligaciones y creen también que el país encontrará la manera de superar sus dificultades, pero existe el riesgo de que la crisis estalle abruptamente si, por cualquier motivo, por ejemplo, China, una de sus mayores acreedores, pierde esa confianza en la capacidad de los Estados Unidos para salir de la crisis. No existe un límite concreto, un porcentaje que esos mismos inversores se marquen como el máximo asumible, sino que depende de muchas cosas. Por ejemplo, en 1945, ese porcentaje era del 121,7% y no pasó nada porque todos sabían que estaba causado por la guerra y que la guerra era algo temporal que terminaría pronto y los Estados Unidos volverían a la senda correcta y pagarían sus deudas.

Es cierto que los Estados Unidos aún pueden recurrir a la máquina de imprimir billetes, a diferencia de Grecia, pero aunque eso aliviaría el problema del pago de la deuda, provocaría a su vez una inflación tan descomunal que sería peor el remedio que la enfermedad. Y a efectos prácticos, el resultado sería el mismo: la bancarrota.

En su opinión, sólo existe una manera de evitar ese problema y es “convencer a los mercados de que tienes un plan y vas a corregir el problema tarde o temprano”. Ahora mismo, el único plan sensato (los de Obama no cuentan; no lo son) que hay sobre la mesa es el de Ryan. Tal vez el año que viene, con un Congreso republicano, sea el momento de que lo vuelvan a tomar en consideración. Ojalá.

 Por mi parte, en la próxima entrada les detallaré de una vez por todas en qué consiste el dichoso Roadmap. Tendremos gráficos y números, muchos números. Parecerá una mala copia de una entrada de Rillot, ya lo verán. Y a lo mejor hasta logramos entender algo. Dios lo quiera.

P.D. Ésta es mi entrada número 200. ¡Qué ilusión! A trancas y barrancas, pero sigo aquí. Y con más ánimos que nunca. Tengo que hablarles un día sobre el libro, que va avanzando, pero antes tengo que explicarles lo que opino sobre lo que han supuesto las primarias estadounidenses y terminar con el Roadmap. ¡Uf, esta semana va a ser muy intensa!

P.P.D. Es cierto que hubo un error a la hora de publicar mi colaboración en The Americano. Al artículo le faltan las últimas diez líneas. Cosas de los duendes de imprenta (o de algún demócrata infiltrado). Ya he avisado y se está en trance de corregirlo. Gracias por el aviso, amigos.


La estrella ascendente de Paul Ryan (I)

18/09/2010

 

¿Quién es Paul Ryan? ¿No lo conocen? Seguramente no y no se preocupen porque es normal. De hecho, yo mismo, y a pesar de disfrutar de una cierta buena información sobre lo que se cuece en los mentideros políticos estadounidenses, tuvo que ser a raíz de una conversación mantenida esta semana pasada con Alberto Acereda, el comentarista político a quien todos conocemos, quien llamó mi atención sobre él (¡gracias, Alberto!), que caí en la cuenta de él. Es cierto que ya sabía de quién se trataba y hasta tenía alguna referencia sobre su persona, sobre todo un comentario elogioso realizado hace tiempo por Sarah Palin, pero ha sido ahora que me he documentado sobre él que he apreciado lo muy conveniente que será para todos nosotros, buenos conservadores, que sigamos con atención su carrera. Ryan, como otros jóvenes valores del GOP, tales como Marco Rubio en Florida, Sean Duffy en Wisconsin o Joe Miller en Alaska, tiene un brillante futuro ante él y en cuanto les ponga en antecedentes, verán cómo están de acuerdo conmigo.

¡Señoras y señores, les presento a Paul Ryan, de Wisconsin! ¿A que se parece algo a Reagan en sus años mozos?

Paul Ryan se llama en realidad Paul Davis Ryan, Jr. y nació el 29 de enero de 1970 en Janesville (Wisconsin) que es donde ha vivido siempre y donde sigue haciéndolo ahora. Tiene por tanto 40 años, casi 41, y desde hace doce es el representante republicano por la primera circunscripción electoral de Wisconsin en la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos. Su primer mandato en ese cargo fue en 1998, cuando ganó las elecciones a su rival demócrata, una tal Lydia Spottswood, por una diferencia porcentual de 14 puntos (57%-43%). Luego, ha ido encadenando victoria tras victoria desde esa fecha (les recuerdo que en el caso de la Cámara de Representantes, las elecciones se celebran cada dos años), siempre con porcentajes de voto superiores al 60%, habiendo acabado por aburrir a su eterno rival demócrata, un tal Jeffrey Thomas, quien tras perder por cuarta vez consecutiva, desistió y decidió que eso de la política no es lo suyo, cediendo el testigo a otra audaz demócrata, una tal Marge Krupp, quien perdió igualmente en 2008 y sin mejorar nada los resultados de su antecesor: 35%-64%. Para las próximas elecciones de noviembre, los demócratas han cambiado de candidato y ahora es un tal John Heckenlively, de quien se sospechan tendencias autodestructivas (je, je, je), quien se arriesga a ser una nueva muesca en la culata del revólver de Ryan.

Entre los paisanos de Ryan que más nos pueden sonar destaca Sean Duffy, uno de los candidatos respaldados expresamente por Sarah Palin durante estas pasadas primarias, quien se presenta también como candidato a la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, aunque él lo hace por la séptima circunscripción electoral, que está en la otra punta del estado. También, pero ya como mera anécdota, tiene como paisano a Sunny Munroe, que es una a quien todos aquellos de mis lectores que tengan hijos o nietos en edad de ver a todas horas el canal Disney sabrán de sobras quién es. Más seriamente, les puedo decir también que Ryan estudió en la Miami University en Oxford (Ohio), donde se licenció en Económicas y Ciencias Políticas en 1992. Está casado con Janna Ryan y tiene tres hijos: Liza de 8 años, Charlie de 6 y Sam de 5. ¡Ah, y le gusta la caza! En concreto, la del ciervo (se llevará estupendamente con Sarah, ¿a que sí?).

Otra nueva foto de Paul Ryan. Por cierto, es católico. Sí, ya sé que eso no tiene importancia, pero a mí me hace ilusión. Un día les redactaré una lista de políticos estadounidenses católicos y verán qué cosas… Para empezar, Joe Biden lo es también. A su manera, me imagino porque si no, no se entiende.

La carrera política de Ryan comenzó pronto, nada más terminar sus estudios. En 1992, entró a trabajar como ayudante del senador por Wisconsin Bob Kasten, pasando en 1995 a hacerlo para el senador por Kansas Sam Brownback. También ha trabajado como redactor de discursos para William Bennett mientras éste era el responsable máximo de la lucha contra las drogas (“drug czar” que lo llaman allí) y para Jack Kemp, cuando éste se presentó como candidato a la vicepresidencia junto a Bob Dole en 1996. En 1998, Ryan decidió que ya sabía lo suficiente como para volar solo y se presentó a sus primeras elecciones, ganándolas fácilmente y renovando su escaño una y otra vez hasta ahora en que se ha convertido en una de las voces más influyentes del movimiento conservador dentro del GOP.

Tengo opiniones firmes, ideas firmes. Pero no estoy buscando el convertirme en algún famoso líder del movimiento conservador. Simplemente no contemplo eso como mi rol. No es lo mío. Yo quiero ser un líder a la hora de definir políticas.

El nombre de Ryan empezó a sonar seriamente el año pasado, en 2009, cuando hasta el The Wall Street Journal y el The New York Times se tomaron la molestia de dedicarle sus editoriales hasta por tres veces, además de contar con más de veinte citas en las cadenas de noticias por cable y, maravilla de las maravillas, que el propio Dick Cheney le mencionara (y no una sino dos veces) como uno de los líderes emergentes del partido. Con esos antecedentes, no es de extrañar que fuera el orador principal en la Conservative Political Action Conference (CPAC) de este año, 2010, en Washington, D.C.

¿Y cuál es el motivo de esa popularidad? ¿Qué ha hecho? ¿Lo han pillado saliendo con Angelina Jolie, tal vez? No, por supuesto que no. Ryan es serio. El principal motivo por el que su nombre ha saltado de esa manera a los medios de comunicación tiene que ver con haber sido el autor de la respuesta republicana al presupuesto de los Estados Unidos presentado por la administración Obama, dando a su partido, el Republicano, la posibilidad de presentar una alternativa creíble que redujera los impuestos a los ciudadanos y el gasto desmesurado del gobierno federal en contraposición al pozo sin fondo que era la propuesta demócrata finalmente aprobada y, con ello, cerrando la boca a todos esos que no hacen más que repetir que los republicanos no tienen ideas. Además, Ryan es el autor también del llamado Roadmap for America’s Future (Hoja de ruta para el futuro de Estados Unidos), un plan económico del que les hablaré con detalle en mi siguiente entrada, pero del que les avanzo que contempla cómo hacer frente a los desafíos que supone para Estados Unidos el creciente déficit presupuestario y la reducción del crecimiento económico y de la creación de empleo.

Ryan tiene muchas virtudes, pero sobre todo destaca por una: tiene una buena cabeza para los números. Lo que le ha convertido en el principal ariete de su partido en cuestiones económicas, un aspecto en el que el Partido Republicano nunca ha demostrado demasiada suficiencia que digamos. Conservador fiscal sin complejos, Ryan reconoce como sus fuentes de inspiración a autores tales como Friedrich Hayek, Milton Friedman y Ayn Rand.

Si tiene mérito eso que conviene recordar que Wisconsin no es precisamente tierra de republicanos y su circunscripción electoral, la primera, la más pequeña del estado, es una que tiene tendencia a votar republicano, pero no mucho y que si bien votó por George W. Bush en los años 2000 y 2004, lo hizo por Barack H. Obama en 2008. Una situación que implica que deba convencer una y otra vez a sus paisanos sobre la bondad de sus propuestas, lo que ya le hizo declarar una vez:

Un montón de tipos [se refiere a sus colegas congresistas] votan como quieren y luego vuelven a casa y se van a pescar (…) Yo tengo que votar y luego volver a casa y explicar lo que he hecho y por qué lo he hecho.

Ryan confesó una vez que si está metido en política se debe a Ayn Rand, pero a la hora de definir su manera de hacer política, su guía es Jack Kemp:

Jack [Kemp] tuvo una enorme influencia sobre mí, su estilo de conservadurismo integrador, sus opiniones a favor del crecimiento económico, su estilo de alegre guerrero. Todo eso fue contagioso para mí.

Su trabajo en el Congreso está tan centrado en cuestiones económicas que eso le ha hecho evitar las sociales, las más divisivas actualmente para los votantes, lo cual es una ventaja para él. Sin embargo, eso no quiere decir que no tenga sus propias opiniones al respecto. Así, por ejemplo, votó en su momento a favor de cierta ley federal que prohibía la discriminación basada en la orientación sexual a la hora de conseguir un empleo, lo que le supuso algunas tiranteces con sus colegas republicanos:

Tuve algunas críticas por esa votación. El modo como veo yo eso… Tal vez informado por amistades que he tenido, gente con la que he crecido en Janesville que no escogieron el ser gays. No era una orientación que decidieron experimentar o eligieron. Es simplemente que son así. Fueron creados de esa manera.

Pero ya hemos dicho que lo suyo son los números y ahí sí que se moja. Y lo dice bien claro, pero sin la menor acritud hacia el presidente Obama:

Mira, Barack Obama está haciendo lo que él piensa que está bien. Yo simplemente estoy en desacuerdo con él. No creo que el hombre sea malvado o siniestro. Simplemente creo que es un liberal.

Y lo mismo cuando se refiere al partido rival:

[Los demócratas] no son nuestros enemigos, son nuestros rivales. Se presentaron [a las elecciones] con ese programa y lo están cumpliendo. ¡Ellos ganaron!

La base de su pensamiento económico se centra en la bondad del gobierno limitado y de los mercados libres como base del crecimiento económico y de la prosperidad así como de la libertad del individuo y de su plena realización, algo radicalmente opuesto a la política económica propuesta por la actual administración, de la que opina que está llevando a Estados Unidos al borde del precipicio y puede acabar convirtiéndolo en un país europeo (¡horror!) donde “los amigos de la libertad quedarán reducidos al silencio prácticamente. Sea como sea que uno llame a ese tipo de gobierno, no será una democracia”.

Con estas prendas, no es extraño que haya quien pronostique para él una futura candidatura vicepresidencial, aunque otros lo ven más como el speaker de una Cámara de Representantes con mayoría republicana. Entre los que así opinan, está su antiguo patrón, Bill Bennett:

Es justamente lo que el GOP necesita. Si tuviéramos que diseñar a un candidato republicano, esto es lo que buscaríamos precisamente: la juventud, el optimismo, la claridad de ideas. No es del Sur. Dios bendiga al Sur, pero ya hemos tenido una y otra vez.

Actualmente, Ryan es el ranking member del comité del Presupuesto de la Cámara de Representantes (les recuerdo que cada comité, compuesto por un número proporcional de demócratas y de republicanos, está dirigido por un demócrata, el chair, mientras que su contraparte republicana es conocida como el ranking member), algo inusual tratándose de un congresista tan joven, pero que demuestra su valía que nadie pone en duda. También es miembro del comité de Medios y Arbitrios, que se ocupa de todo lo referido a los impuestos.

En cuanto a su propia opinión sobre qué camino seguirá su carrera, sabemos que durante el segundo mandato de George W. Bush, Ryan rechazó una oferta de ser su Budget Director (director presupuestario). Él mismo ha negado interés en ser gobernador o senador, en este último caso al menos mientras su rival demócrata sea uno que se presenta para la reelección; otra cosa sería si se tratara de un escaño abierto, pero ahora mismo no tiene planes a este respecto. Tampoco la propuesta de presentarse a la presidencia parece atraerle.

No sé qué voy a hacer. ¡Para empezar, yo no planeé todo esto! Todo el mundo [me dice]: “Oh, ¿qué vas a hacer ahora?” No voy a hacer esto siempre. Quiero hacer lo me haga más efectivo en el tiempo que me queda en el servicio público.

Y si él mismo no lo sabe, no vamos a ser nosotros quiénes se lo digamos. Dios dirá. De momento nos quedamos con esto sobre Paul Ryan, el hombre. En la próxima entrada, les hablaré sobre Paul Ryan, el político, y veremos con detenimiento sus propuestas económicas. (¡Ay, ay, ay! ¿Yo, hablando de economía? ¡Pero si eso es cosa de Rillot! Lo que se va a reír cuando se dé cuenta de que no distingo la “inflación” de la “estanflación” y que “deuda soberana” me suena a las deudas del rey… ¿Quién me mandaría meterme en estos fregados?).

Hasta la próxima pues. ¡Ah, y que no se me olvide que tenemos que pasar cuentas de lo que han sido estos nueve meses de primarias!

P.D. ¿Recuerdan que solía escribir en una estupenda publicación llamada Semanario Atlántico? Bueno, pues Semanario Atlántico cerró por diversos motivos y su editor, Alberto Acereda, pasó a otra publicación llamada The Americano. El caso es que Alberto sigue pensando que mis escritos tienen su interés, lo cual ya es el colmo de la bondad para conmigo, y me ha ofrecido seguir colaborando con él en su nueva andadura. ¿Cómo iba yo a decirle que no? La semana pasada publicó mi primera colaboración titulada “Restoring Honor: Más revolucionario que una revolución y Europa sin enterarse”.  Pueden leerla aquí, si lo desean. Es una buena publicación, se lo aseguro, y ésta vez disponemos de más medios para llegar a más gente. Poco a poco, igual conseguimos que nos lean en la Casa Blanca y todo (aunque sea para ponernos en la lista negra).