Hace calor, ¿eh? La verdad es que yo estoy sudando la gota gorda. Y encima con la subida del IVA, la horchata está por las nubes y yo sin horchata a mano no soy capaz de escribir media docena de líneas que valgan la pena. Je, je, je, estaba pensando que diciéndoles esto igual alguno de ustedes deduce que soy valenciano. Tal vez lo sea, ciertamente. Es una posibilidad. El caso es que tengo lectores muy listos y me siento muy orgulloso de ello porque ¿cómo me iba a imaginar yo que sería capaz de merecer su atención? Sobre el libro que les tengo prometido, America is ready!, puedo avanzarles que la entrada del próximo domingo irá dedicada en exclusiva a contarles todos los pormenores de los preparativos que ya tengo hechos. Creo haber terminado con la parte de la documentación previa y estoy a punto de empezar con la de redacción. Es la única ventaja que tienen estas noches sofocantes, que se está muy a gusto con el fresquito de la noche buscando información sobre Sarah Palin en internet. Por cierto, que no puedo esconderles que conforme he ido adentrándome en la materia, he empezado a darme cuenta de la que se me viene encima. Escribir un libro no es nuevo para mí; ya he escrito uno (un tremebundo novelón) que, por descontado, no logró interesar ni a una de la docena de editoriales a las que le envié una copia de mi manuscrito. Lo que sí es nuevo para mí es escribir una obra de no ficción. ¿Pues qué quieren que les diga? Lo confieso. Tengo miedo de no responder, de que se trate de un empeño superior a mis fuerzas y de acabar escribiendo una sarta de obviedades o incluso de meras tonterías. En mis momentos más audaces, pienso que eso no son más que nervios y que se me pasaran tan pronto como empiece a escribir y vea que me van saliendo las palabras como siempre, pero en otros momentos, sobre todo cuando me pongo a desarrollar en mi mente los diferentes capítulos, me entra una especie de vértigo y me siento abrumado. Como ya les digo, imagino que es sólo exceso de responsabilidad y que lograré superarlo a poco que me ponga manos a la obra (o al teclado), pero ahora mismo… ¡brrr! ¡Qué susto tengo encima!
Sarah Palin, la bandera de las barras y las estrellas y un gesto suyo en el que se lee la firme voluntad de ésta de que todo lo que esa hermosa bandera significa y ha significado en la historia de la Humanidad no se pierda para las generaciones venideras: eso es lo que sentimos en nuestros corazones cada vez que vemos a esta mujer. Y es por eso también por lo que nunca, jamás, bajo ninguna circunstancia, la abandonaremos y permaneceremos siempre a su lado. Porque ella es la única esperanza de un futuro de paz y libertad para nuestros hijos y es nuestra obligación asegurarles ese futuro, cueste lo que cueste.
El fin de semana pasado les ofrecí el discurso de Sarah Palin en la California State University, la Stanislaus. Fue un excelente discurso, pero hubo poco de política en él, es cierto. Hubo mucho de educación, del futuro de los jóvenes y del legítimo orgullo que deberían sentir por ser estadounidenses y que algunos insensatos se han empeñado en extirpar de sus corazones. Sin embargo, hay comentaristas que insisten en que Sarah Palin no tiene un programa político adecuadamente detallado y ofrecido para el conocimiento de todos. Y yo me pregunto, ¿por qué debería tenerlo? O al menos, ¿por qué debería ofrecerlo ahora mismo? Ella no es candidata a nada, las elecciones de noviembre no le afectan de ninguna manera, no está siendo valorada por el electorado en competencia con otro candidato… En consecuencia, ¿por qué tiene que mostrar sus cartas? No es el momento para ello. Ya lo hará cuando le corresponda hacerlo, cuando sea candidata a algo (¡sí, sí, sí, Palin 2012!) y entonces sí que tenga que descubrir su programa político. Pero es que aún así, yo creo que con sus palabras y sus actos, Palin ya nos ha ofrecido suficientes datos como para que podamos escribir nosotros mismos cuál va a ser ese programa político. ¿O es que acaso alguien tiene alguna duda a estas alturas acerca de cuáles son sus posturas con respecto a la economía, la sanidad, la política de seguridad en Estados Unidos, la política exterior y la política de inmigración, por ejemplo? Pues yo no. Por sus actos los conoceréis, dice el Evangelio. Pues repasen Going Rogue (mis resúmenes les pueden servir también) y comprueben cuál fue su actuación en Alaska durante sus dos años como gobernadora del estado. En sólo esos dos años, Palin hizo más cosas que muchos otros gobernadores en dos mandatos. Y las hizo bien, muy bien. Y ahí les duele a los demócratas que, recordemos, cuando McCain anunció que iba a ser ella su compañera de ticket, la apoyaban fervorosamente en Alaska, gobernando con ella y la pequeña fracción del Partido Republicano que no estaba todavía en la cárcel por corrupta, algo que esos tipos se empeñan en ocultar.
De todas formas, cuando ya estamos a punto todos de tomarnos nuestras merecidas vacaciones, es la propia Palin quien ha querido hacer una especie de recopilatorio de cuáles son sus ideas sobre la política de defensa y de seguridad y, aprovechando su reciente intervención en la Freedom Fest celebrada en Norfolk (Virginia), poner los puntos sobre las íes sobre estas cuestiones (y de paso ponerle las orejas de burro al presidente). Lo que les ofrezco no es el discurso completo (¡lástima!), pero sí una especie de mezcolanza que la propia Palin publicó en su página de Facebook, para ilustración de todos sus seguidores y susto de sus adversarios que, y bien que lo saben desde siempre, se dan cuenta cada vez más de que la supuestamente tonta del bote de Alaska es más lista que los ratones colorados y que como la dejen tener un solo debate televisado con el presidente, el adicto al teleprompter ese está perdido. ¡Oh, qué ganas de verlo! ¿Falta mucho todavía para 2012?
Me temo que sí que falta, así que de nuevo me callo, que ya toca, y les dejo con mi (como siempre) lamentable traducción de la nota de Sarah Palin. Disfrútenla y piensen lo que sería tenerla a ella como comandante en jefe y líder del mundo libre en lugar de tener al organizador comunitario en jefe que tenemos ahora. Mejor no sigo porque me sulfuro. Disfruten pues de la mejor Sarah Palin.
LA PAZ MEDIANTE LA FUERZA Y EL ORGULLO DE AMÉRICA CONTRA LA POLÍTICA “ENEMIGO-CÉNTRICA”.
A principios de esta semana, hablé en el Festival de la Libertad en Norfolk, Virginia; y, evidentemente, se pidió a los medios de comunicación que se fueran -no por mí, eso es seguro. Yo quiero dar a conocer mi mensaje así que, a pesar de los periodistas que se inventan una historia acerca de «la gente de Palin nos sacaron a patadas» (¡eh!, mi comitiva de “gente de Palin” estaba integrada por una persona -mi hija de 15 años de edad, Willow- y no tengo duda de que podría enfrentarse a cualquier periodista, pero sé con certeza que ella no «sacó a patadas” a nadie del evento). De todos modos, aquí están algunas de las cuestiones clave sobre las que hablé.
Nota del traductor: Sarah Palin hace referencia burlona a la denuncia de un bloguista izquierdista que alegaba haber sido agredido, pateado concretamente, por “gente del entorno de Sarah Palin”. Evidentemente, eso no es más que una mentira porque, como bien dice la propia Palin, allí no había nadie más con ella que su hija Willow y aunque ésta tiene ya 15 años y es una digna alasqueña que sabe cazar, pescar, descuartizar un caribú y, sin duda, dar una patada en el culo a cualquier chico que pretenda tomarse demasiadas libertades con ella, es también una chica demasiado bien educada como para hacer eso. Vamos, que el bloguista ese es un vulgar mentiroso y se le van a caer los dientes, como me decía mi madre cuando era pequeño.
Gastos de defensa
Se necesita una gran cantidad de recursos para mantener la mejor fuerza de combate en el mundo -especialmente en un momento en que nos enfrentamos a la incertidumbre financiera y a una montaña de deuda que amenaza el futuro de todos.
Tenemos un gobierno federal que está gastando billones y que ha nacionalizado sectores enteros de nuestra economía: la industria automovilística, la industria de seguros, la atención de salud, los préstamos estudiantiles, la lista es interminable -todo ello a un coste enorme para el contribuyente. El coste de Obamacare por sí solo es probable que exceda los 2,5 billones de dólares.
Como resultado de todas estas leyes billonarias de gasto, Estados Unidos va a toda prisa hacia la quiebra. En 2020 podemos llegar a niveles de deuda de 20 billones de dólares -¡el doble de la deuda que tenemos hoy! Me recuerda a esa broma que leí el otro día: «¡Por favor, no le digas a Obama lo que viene después de un billón!
Algo tiene que hacerse con urgencia para detener la descontrolada máquina de gasto de Obama-Reid-Pelosi y ninguna agencia del gobierno debería ser inmune al control presupuestario. Debemos asegurarnos, sin embargo, que no hacemos nada para socavar la eficacia de nuestras fuerzas armadas. Si perdemos guerras, si perdemos la capacidad de disuadir a los adversarios, si perdemos la capacidad de proporcionar seguridad a nosotros y a nuestros aliados, ¡nos arriesgamos a perder todo lo que hace grande al país! Ese es un precio que no podemos permitirnos el lujo de pagar.
Esto puede ser obvio para usted y para mí, pero no estoy seguro de que lo sea para la administración Obama. No hay una sola tonta causa progresista por la que no hayan estado dispuestos a tirar miles de millones. Pero cuando se trata de gastos de defensa, de repente empiezan a predicar un mensaje de «austeridad fiscal». Nuestro secretario de Defensa declaró recientemente que el “chorro» de los gastos de defensa había terminado y que era hora de que el Departamento de Defensa se apretara el cinturón. Hay un chorro de gasto, de acuerdo, pero no es en defensa. ¿Sabía usted que EE.UU. en realidad sólo ocupa el puesto 25 en todo el mundo en gastos de defensa como porcentaje del PIB? Gastamos tres veces más en prestaciones y el servicio de la deuda que en defensa.
Ahora no me malinterpreten: no hay nada malo con la predicación del conservadurismo fiscal. ¡Quiero que el gobierno federal equilibre su presupuesto ahora mismo! Y no a la manera de Washington – que es aumentando sus impuestos para pagar sus irresponsables hábitos de gasto. Quiero que se haga a la manera americana: recortando el gasto, reduciendo el tamaño del gobierno y dejando que la gente retenga más de su dinero duramente ganado.
Pero la administración Obama no practica lo que predica. Es un gobierno que no produce un presupuesto por miedo a que nos percatemos lo imprudentes que han sido como gestores fiscales. Al mismo tiempo, amenaza con vetar un proyecto de ley de defensa ¡a causa de un motor a reacción extra!
Esta administración puede estar dispuesta a recortar el gasto de defensa, pero lo está incrementando en todas las otras partes. Creo que deberíamos hacerlo al revés: reducir el gasto en otros departamentos – aparte de la defensa. No debemos reducir la calidad de nuestra seguridad nacional.
La armada de Estados Unidos
El secretario Gates habló recientemente sobre el futuro de la Armada de EE.UU. Dijo que hay que «preguntarse si el país realmente puede permitirse una marina de guerra que se basa en destructores por valor de 3 a 6 mil millones de dólares, submarinos de 7 mil millones de dólares y portaaviones de 11 mil millones de dólares». Llegó a preguntar: «¿Necesitamos realmente… más grupos de combate por otros 30 años cuando ningún otro país tiene más de uno?».
Bueno, mi respuesta es bastante simple: sí, podemos y sí, lo hacemos porque debemos hacerlo. Nuestra Armada tiene responsabilidades mundiales. Patrulla las vías marítimas y salvaguarda las libertades de nuestros aliados – y de nosotros mismos. La Armada ahora mismo sólo tiene 286 buques y ese número podría reducir. Eso limitará nuestras opciones, amplia los turnos de servicio para el personal de la Armada, reduce nuestra capacidad de asegurar a nuestros aliados y disuadir a nuestros adversarios. La administración Obama parece extrañamente despreocupada ante esta perspectiva.
La herencia en política exterior de Obama
Cuando George W. Bush llegó al poder, heredó un ejército que había sido recortado profundamente, una Al Qaeda que no había sido desafiada y una aproximación al terrorismo que se centraba en casos judiciales en lugar de destruir a los que trataban de destruirnos. Hemos visto el resultado de todo ello en el 11-S.
Cuando el Presidente Obama asumió el poder, heredó un ejército que estaba ganando en Irak. Heredó fieles aliados y alianzas fuertes. Y gracias a los cojos medios de comunicación que le adulaban, tenía la ventaja de una popularidad mundial sin precedentes. ¡Qué ventaja! Así que los esquemas de su política exterior deberían haber estado claros. Comprometerse en la Guerra contra el Terror. Comprometerse a ganar -no a terminar, sino a ganar la guerra en Afganistán. Comprometerse a luchar contra el extremismo islámico violento dondequiera que éste encuentre refugio. Trabajar con nuestros aliados. Ser firme con nuestros adversarios. Promover la libertad, algo no menos importante porque mejora nuestra seguridad. Lamentablemente, estos principios básicos parecen haber sido descartados por Washington.
La guerra contra el terror
Su gobierno ha prohibido la frase «guerra contra el terror», prefiriendo en su lugar tonterías políticamente correctas como «operaciones de contingencia en ultramar.» Su secretario de Seguridad Interior llama a los actos de terrorismo «desastres causados por el hombre». Su temerario plan para cerrar Guantánamo (ya que no hay lugar al que ir después de que éste sea cerrado) se enfrenta ahora a una oposición bipartidista.
La Fiscalía General acaba de anunciar que la decisión sobre dónde juzgar a los terroristas como el cerebro del 11-S Khalid Sheikh Mohammed no sería anunciada hasta después de las elecciones del midterm. ¿Hay algo que tenga miedo de decirnos?
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional del presidente ni siquiera utiliza la palabra «islámico» para referirse a la violencia extremista. ¿Cree que la ideología de aquellos que tratan de matar a los estadounidenses es irrelevante? ¿Cómo podemos tratar de derrotar a un enemigo si no reconocemos lo que los motiva y cuáles son sus objetivos finales? El presidente Obama puede pensar que está siendo políticamente correcto eliminando el término, pero va en contra de la realidad. Como señaló el senador Joe Lieberman, negarse a utilizar la palabra “islámico” para describir la naturaleza de la amenaza que enfrentamos es «orwelliano y contraproducente».
Afganistán
En Afganistán, es cierto que el presidente Obama aprobó el despliegue de fuerzas adicionales para el conflicto -la mayoría, pero no todas las tropas solicitadas por los comandantes sobre el terreno. Pero tuvieron que pasar meses de indecisión para llegar a ese punto y vino a un precio muy alto -un julio de 2011 como fecha para comenzar la retirada.
¡Esta fecha fue arbitraria! No tiene ninguna relación con las condiciones sobre el terreno. Se envían todos los mensajes erróneos a nuestros amigos y a nuestros enemigos. Sabemos que nuestros comandantes en el terreno no se sienten cómodos con ella.
Como el gran héroe de guerra de la Armada, el senador John McCain, ha dicho recientemente: «La decisión de comenzar a retirar nuestras fuerzas de Afganistán arbitrariamente en julio de 2011 parece tener exactamente el efecto que muchos de nosotros predijimos que tendría: el de convencer a los actores clave dentro y fuera de Afganistán de que Estados Unidos está más interesado en irse que en triunfar en este conflicto».
¿Cree el presidente realmente que los talibanes y Al Qaeda no se sienten reforzados por su señalamiento de una fecha de inicio de la retirada? Ellos ahora creen que pueden ganarle simplemente sobreviviéndonos. ¿Qué tipo de efecto se cree que esto tendrá en la moral de nuestras tropas -y de nuestros aliados?
Enajenándose a nuestros aliados
No es la única área donde el gobierno de Obama ha fallado a nuestros aliados. Agravó una cuestión de límites de menor importancia en Jerusalén hasta convertirla en una importante controversia con nuestro aliado más importante en Oriente Medio, Israel. Trató pobremente al primer ministro israelí en Washington. Cuando una flotilla patrocinada por los turcos amenazó con violar un bloqueo legal israelí de la Gaza dirigida por Hamas, la administración Obama se quedó callada. Cuando comandos israelíes fueron asaltados mientras trataban de evitar que transportes sin control fueran entregadas a los terroristas de Hamas, la administración Obama envió señales de que podría permitir una investigación de la ONU sobre la materia -una investigación que estaría seguro de condenar a nuestro aliado Israel y quejarse por la difícil situación de Hamas. Los leales aliados de la OTAN en Europa central fueron socavados por la cancelación de un programa de defensa antimisiles, prácticamente sin previo aviso. Al mismo tiempo, da un trato preferencial a Rusia y China mientras permanece en silencio sobre sus violaciones de los derechos humanos.
Mimando a los adversarios
Mientras tanto, la administración Obama se acerca a algunos de los peores regímenes del mundo. Se dan la mano con los dictadores como Hugo Chávez, envian cartas a los mulás iraníes y enviados a Corea del Norte, reducen las sanciones a Cuba y hablan de hacer lo mismo con Birmania. Y eso cuando no están en una de sus giras de petición de disculpas por todo el mundo.
¿Obtenemos algo a cambio de todas estas reverencias y peticiones de perdón? No, no lo obtenemos. Sí, Rusia votó a favor de una floja resolución de sanciones contra Irán, pero de inmediato dijo que podría vender misiles antiaéreos avanzados a Irán de todos modos y que no pondrían fin a su cooperación nuclear. En respuesta al no provocado hundimiento de un buque de la Armada de Corea del Sur por Corea del Norte, China nos advirtió de que no participáramos en maniobras militares con nuestro aliado.
Y mientras el presidente Obama deja que Estados Unidos sea zarandeado a gusto de Rusia y China, nuestros aliados se preguntan sobre el valor de una alianza con EE.UU. Tienen que estar preguntándose si vale la pena.
Una política exterior «enemigo-céntrica»
Un prominente funcionario checo ha llegado a llamar a la política exterior de Obama «enemigo-céntrica». Y esta aproximación «enemigo-céntrica» tiene consecuencias reales. No sólo desconcierta a nuestros aliados, les preocupa. Cuando se combina con menos gastos de defensa, indica al mundo que tal vez ya no puedan contar con nosotros y que tenemos otras prioridades que ser el líder del mundo que mantiene la paz y proporciona seguridad en Europa, en Asia y en todo el mundo.
Junto con esta política exterior enemigo-céntrica, se observa una disminución de la larga tradición bipartidista de hablar de derechos humanos y de democracia. La secretaria de Estado dijo que no sacaría el tema de los derechos humanos con China porque «ya sabe lo que van a decir». Los programas de promoción de la democracia han sido cortados. Apoyar a los valientes iraníes que protestan contra su gobierno no prosperará porque el presidente Obama prefiere intentar llegar a un acuerdo con sus opresores.
Cuando los dictadores del mundo ven a Estados Unidos despreocupado por los derechos humanos y la libertad política, exhalan un suspiro de alivio porque saben que tienen las manos libres para reprimir a su propio pueblo.
Esto va en contra de los mismos ideales en que se fundó nuestra república. Hay una larga tradición bipartidista de hablar en favor de la libertad –desde Franklin Delano Roosevelt hasta Ronald Reagan. Estados Unidos pierde algo muy importante cuando su presidente relega los derechos humanos y la libertad a un segundo plano de sus prioridades internacionales.
Una visión diferente de Estados Unidos
Tenemos un presidente, quizás por primera vez desde la fundación de nuestra república, que no parece creer que Estados Unidos sea la mayor fuerza para el bien sobre la tierra que el mundo ha conocido jamás.
Cuando se le preguntó si creía en el excepcionalismo estadounidense, el presidente Obama respondió: «Creo en el excepcionalismo estadounidense como sospecho que los británicos creen en la excepcionalidad británica y los griegos creen en la excepcionalidad griega». Asombroso, asombroso.
Creo que esta declaración dice mucho de su visión del mundo. ¿No ve nada único en la experiencia estadounidense? ¿En serio? ¿Nuestra fundación y nuestros padres y madres fundadores? ¿En serio? ¿Y nuestra historia en los últimos dos siglos y medio?
¿En serio? ¿Él no ve nada único en unos Estados Unidos que lucharon y ganaron dos guerras mundiales y en cuya victoria no buscaban ni una pulgada de territorio ni un dólar de saqueo? ¿Él no ve nada único en unos Estados Unidos que, aunque agotado por los conflictos, aún sentó las bases para la seguridad en Europa y Asia después de la Segunda Guerra Mundial? ¿Él no ve nada único en unos Estados Unidos que prevaleció contra la ideología del mal durante la Guerra Fría? ¿Él sólo ve un país que tiene que disculparse por todo el mundo, especialmente ante los dictadores?
El presidente Obama en realidad parece renuente a aceptar incluso el poder norteamericano. A principios de este año cuando se le preguntó sobre su vacilante proceso de paz en Oriente Medio, dijo que «nos guste o no, seguimos siendo una superpotencia militar dominante». ¿Nos guste o no?! ¿En serio? Señor presidente, esto puede una novedad para usted, pero a la mayoría de estadounidenses realmente les gusta. Y también les gusta a nuestros aliados. Ellos saben que fue nuestro poderío militar lo que liberó a incontables millones de la tiranía, la esclavitud y la opresión en los últimos 234 años. Sí, nos gusta. Como una superpotencia dominante, Estados Unidos ha ganado las guerras calientes y frías, nuestras fuerzas armadas han promovido la causa de la libertad y mantuvo en jaque a los poderes autoritarios.
Es en el mejor interés de Estados Unidos y del mundo que nuestro país siga siendo la superpotencia militar dominante, pero bajo el liderazgo del presidente Obama ese dominio puede estar escapándose. Es el resultado de una agenda que huele a complacencia y derrotismo.
(Continué hablando a partir de entonces acerca de nuestra necesidad de poner fin a las actitudes negativas y derrotistas de aquellos que están en la cima. Hablé más sobre el excepcionalismo estadounidense y Willow y yo terminamos una gran noche con algunos grandes patriotas. Sentimos que los medios optaran por reportar de otras cosas que no fueron de hecho lo que realmente sucedió en el evento).
Sarah Palin
Pues hasta aquí este magnífico avance de lo que será una presidencia Palin. Y recuerden que sigo en mis trece de que el vicepresidente debería ser el actual gobernador de Texas, Rick Perry. Sí, ya sé que hay opiniones y que algunas de las más populares prefieren a Liz Cheney, Marco Rubio, Michelle Bachmann, etc. Cualquiera de ellas me gustan, pero si hay alguna que no soporto y que nunca lograré tragar es ésa que pretende que sea Mitt Romney su compañero de ticket en aras de una supuesta unidad del partido de cara a las elecciones de 2012. En primer lugar, a Romney no quiero ni verlo porque no lo soporto; en segundo lugar, Romney y sus padrinos, los RINO del Partido Republicano, lo que deberían hacer es pedir la baja del partido y largarse a donde realmente pertenecen, al Partido Demócrata; en tercer lugar, meter a Romney en el ticket es lo mismo que irse a la cama con un escorpión enfurecido entre las sábanas; en cuarto lugar, Sarah de tonta no tiene un pelo y estoy seguro de que se ríe a mandíbula batiente cada vez que lee algo en ese sentido. Y punto final que ya he hablado demasiado acerca del chulo ese. Vamos, hombre, faltaría más.
Y el domingo, les hablaré de mi libro (que en realidad es nuestro libro), como decía aquél.