¿ES MITT ROMNEY EL PRINCIPAL RIVAL DE SARAH PALIN? (y III)

05/03/2010

 

Hablando de Romney, el martes pasado se produjo un doble duelo de titanes en la televisión estadounidense. Por un lado, Jay Leno en la NBC con su programa “The Tonight Show” y por el otro, David Letterman en la CBS con su “Late Show”. El primero tenía como invitada de excepción a Sarah Palin y el segundo, un necio al que Sarah jamás se acercará ni a cien metros de distancia después de la manera como éste se burló hace unos meses de su hija Willow, trató de contrarrestar el “efecto Palin” trayendo a su bodrio de programa a Mitt Romney. Repasaré con detalle (y tendremos video) la aparición de Sarah en “The Tonight Show” en mi entrada habitual de los fines de semana, pero ahora baste con señalar que en la guerra de las audiencias, Leno vapuleó a Letterman doblándole sin problemas como no podía ser menos. De hecho, el único momento interesante de Romney fue cuando habló de Sarah Palin de quien reconoció que es “estupenda” y que “tiene energía, pasión”. Luego, lo estropeó todo cuando pretendió hacerse el gracioso al recordarle a Letterman que debía “ser cuidadoso cuando hable de ella”, en alusión a la disputa suscitada entre ambos y a la que ya me he referido más arriba. Letterman sonrió abiertamente como el memo que es, orgulloso sin duda, y asintió ufano, tras lo cual Romney remachó el clavo de su propia estupidez al añadir: “Tiene un rifle, ya lo sabes”. Patético, ¿verdad? Vaya par de…

Un momento de la entrevista de Letterman a Romney. Veinte minutos que no sirvieron para hacer desear a nadie el cambiar de canal y dejar de ver el show de Leno donde una extraordinaria Sarah Palin en lo que muchos reputan la mejor intervención televisiva de ésta hasta ahora, hizo las delicias de todos con su buen humor y su saber estar.

Romney-Palin, ¿vidas paralelas?

Si el Tea Party ha cambiado ya la política estadounidense de manera irreversible (y más que la cambiará todavía), lo más lógico es pensar que las elecciones presidenciales de 2012 no serán en absoluto lo que fueron las de 2008 con un candidato, el demócrata, vendiendo pompas de jabón del color de los sueños por todo el país, y otro, el republicano, exhibiendo un expositor vacio porque nadie en su equipo tenía la menor idea de qué querían vender. En consecuencia, nadie debería tener ninguna duda de que en 2012 asistiremos a la campaña electoral más ideologizada de los últimos veinticinco años. Una campaña en la que la lucha no estará planteada simplemente entre republicanos y demócratas sino que lo estará entre conservadores y liberales, entendiendo que “conservador” o “liberal” son modos de pensar y no una mera adscripción política. Y es que “conservadores” los hay tanto en el Partido Republicano como en el Demócrata, así como “liberales” los hay tanto en el Partido Demócrata como en el Republicano. Y entre los independientes también hay de ambos (un caso ejemplar es el de Todd Palin, votante independiente y que, en palabras de su propia esposa, es más conservador que ella). De cualquier manera, las fronteras que separan políticamente a los estadounidenses hoy en día son realmente ideológicas y están mucho más marcadas que nunca, lo que no beneficia en absoluto a los “moderados”, que es la etiqueta bajo la cual pretende presentarse esta vez Romney, después de haber sido un liberal en 1994 y un conservador en 2008.

Y es que Estados Unidos sigue siendo un país predominantemente conservador. Una encuesta de Gallup (ver aquí) que indaga periódicamente sobre la identificación ideológica de los estadounidenses arrojaba en su edición de enero de 2010, la más reciente, los siguientes resultados: el 40% de los encuestados se veían a sí mismos como “conservadores”, el 36% como “moderados” y sólo el 21%  como “liberales”, yendo en aumento los que se declaraban conservadores con respecto a encuestas anteriores en detrimento de los moderados y de los que no respondían a la pregunta. Siguiendo con la misma encuesta, dentro de los votantes republicanos, el 71% se consideraba “conservador” (y subiendo), el 24% “moderado” (y bajando) y sólo un 4% “liberal” (estable). Por lo que se refiere a los votantes demócratas, el 39% se consideraba “moderado” (y bajando), el 38% “liberal” (y subiendo) y el 21% “conservador” (estable). Finalmente, los votantes independientes se consideraban “moderados” en un 43% (y bajando), “conservadores” en un 35% (y subiendo mucho) y “liberales” un 18% (y bajando). Como quiera que en Estados Unidos, el objeto del deseo de ambos partidos son los votantes independientes, destacan los resultados de estos, cada vez más inclinados hacia el conservadurismo. Un hecho que puede tener su explicación si consideramos como causa de ello el que sean los tradicionales votantes conservadores del Partido Republicano que, ante la irritante indefinición de éste, están desertando en masa para recalar en las filas de los independientes a la espera de que el Partido Republicano recupere (o no) el buen rumbo.

Evidentemente, con estos mimbres el tibio Partido Republicano de hoy en día no va a hacer un buen cesto. Y es que si pierde el apoyo conservador es imposible que gane unas elecciones. Sencillamente, un candidato que en estos momentos de zozobra del país se presente como un “moderado” sólo puede esperar una cosa: que los votantes conservadores se queden en casa fastidiados y no vayan a votar, tal y como ya sucedió durante las primarias de 2008 en que los distintos candidatos republicanos se las vieron y se las desearon para atraer a la gente a sus rallies y poder recaudar un dólar más. Y es que cuando ninguno de los candidatos existentes despertaba el más mínimo entusiasmo por parte del grupo mayoritario de votantes del Partido Republicano, ¿qué podían esperar? Los votantes conservadores sólo se animaron el día en que McCain anunció que Palin sería su compañera de ticket y fue entonces cuando acudieron en masa a sus rallies… pero a los de ella, no a los suyos. Era Palin quien rompía record tras record de asistencia y si no hubiera sido por ella, seguramente los demócratas sí que hubieran logrado ese landslide, ese terremoto electoral que tanto ansiaban. Menos mal que McCain tuvo la decencia de reconocer tiempo después que gran parte de su resultado se lo debía a Palin. Nobleza obliga. Es por todo ello que afirmo que Romney es un candidato inoportuno y que éstas no son sus elecciones.

Nadie niega que Romney tiene buena imagen, un buen historial profesional y político, montones de dinero, más dinero, muchísimo dinero, dinero para dar y regalar, etc. ¡Pero es que todo eso ya lo tenía en 2008 y no le sirvió de nada. Y lo peor de todo es que no le sirvió de nada ni siquiera frente a un rival tan flojo como McCain, que más de una vez antes había estado a punto de abandonar por falta de apoyo. Romney, durante las pasadas primarias, era el candidato más conservador de todos los presentes, pero ni aún así consiguió que los votantes conservadores confiaran en él y le concedieran su apoyo. No le respaldaron nunca y, en consecuencia, perdió en Iowa, perdió en New Hampshire y perdió durante el Super Tuesday frente a un McCain que no era del gusto de nadie, pero que ante la ausencia de los votantes conservadores en los colegios electorales fue el que se llevó el gato al agua al hacer valer el apoyo de los votantes independientes, a los que finalmente había logrado convencer de la bondad de su candidatura. Y es que los votantes conservadores entendieron que el conservadurismo de Romney no era más que una pose y sencillamente se quedaron en casa antes que prestarle su apoyo. Y sólo se movilizaron y salieron corriendo llevando carteles de “McCain for President” cuando éste último hizo lo que algún día se reconocerá como la jugada más extraordinaria de la reciente historia política estadounidense y eligió a la entonces gobernadora de Alaska, Sarah Palin, como su compañera de ticket precisamente para eso: para ganarse el apoyo conservador dándoles a alguien a quien sabía que iban a apoyar a rabiar. Por lo tanto, si Palin se presenta en 2012, ¿de dónde va a sacar su apoyo Romney cuando la práctica totalidad de los votantes conservadores, la mayoría del Partido Republicano, sólo tiene ojos para ella?

Sarah Palin también tiene buena imagen y cada día mejora la percepción que los estadounidenses tienen de ella a medida que va dándose a conocer de verdad, sin intermediarios, y termina así de asfixiar a esa caricatura, la Sarah Palin de Tina Fey, que tanto daño le ha hecho y que muchos acabaron confundiendo con la original; su historial profesional y político es tan bueno o mejor que el de Romney, al que supera evidentemente en materia de tiempo ocupando cargos ejecutivos; y si bien es cierto que no tiene tanto dinero como él, nadie duda de que cuando se decida a poner en marcha la máquina de recaudar ésta va a echar humo… y nadie duda tampoco de que cuenta ahora mismo con el apoyo popular más numeroso, voluntarioso y entusiasta de todo el país, además de con el respaldo incontestado del Tea Party (recuerden el “run, Sarah, run” de Nashville). Sus notas en Facebook (que llegan a casi un millón y medio de “amigos” diariamente), su presencia cotidiana en la Fox como comentarista, la repercusión inmediata de todo lo que hace o dice gracias a la manía persecutoria de los medios de comunicación tradicionales (que le hacen publicidad gratis), etc. Todo eso junto supone para Palin el disponer de la capacidad de llegar a todo el país en cualquier momento, haciendo nuevos partidarios a cada día que pasa. Y es que para ella eso es fácil porque la gente corriente se da cuenta nada más verla de que Sarah “es una de los nuestros” mientras que Romney no deja de ser “uno de ellos”.

Going Rogue fue un hito esencial en la progresión política de Palin porque gracias a su libro conocimos a una persona de carne y hueso. Y cuando uno cree en la persona, puede creer en sus promesas. Palin todavía no tiene un programa político detallado, pero es que tampoco lo necesita porque ahora mismo no está en campaña y no tiene porqué hacerlo público. Le basta con presentar sus ideas generales para que vayan calando entre el público y que éste comprenda la sensatez de sus propuestas y el enorme sentido común que destilan. Porque lo esencial ahora mismo es que los estadounidenses se cercioren de que pueden confiar en ella. Con su libro de memorias, Palin no sólo se dio a conocer sino que además logró que los estadounidenses comprobaran de primera mano que se trata de una persona para quien sus principios son parte esencial de su personalidad, tanto que está plenamente dispuesta a vivir según ellos y sin que quepa pensar que algún día puedan ser objeto de negociación o estar supeditados al mero cálculo. Por eso, Going Rogue es más importante que diez sesudos libros de política que, a la hora de la verdad, no leen nadie más que esa caterva de críticos profesionales cuyas críticas no lee nadie tampoco, por cierto. Y es que si Romney se cree que va a ganar un voto siquiera con su reciente No Apology es que está peor de lo que me figuraba. En la lucha establishmentgrassroots que se avecina, el factor determinante es la persona. Todos queremos políticos que sean también personas a las que se les pueda mirar a los ojos y creer en lo que dicen. Personas que no engañen y que hagan lo que dicen y digan lo que piensan. Nadie quiere más productos de marketing y por eso mismo cuanto más disgusta e irrita  Palin a los “expertos” con sus actos y sus palabras, más auténtica la ve la gente y más la quieren y la apoyan.

Romney es todo lo contrario a eso y no entiende nada de lo que está pasando. Y el “Beltway GOP” del que ya hemos hablado antes tampoco, pero lo intuye y le asusta muchísimo. Palin, en cambio, no sólo lo entiende sino que le entusiasma. Y le entusiasma porque es precisamente lo que ella ha hecho durante toda su vida: enfrentarse a los que tantas veces ha calificado como esos que están siempre diciéndote “siéntate y cállate”. Precisamente los mismos que van a poner toda la carne en el asador para apoyar a Romney; no porque lo aprecien realmente sino porque es el único rival que creen (erróneamente) que puede pararle los pies a Palin antes de que tome las riendas del partido y de la nación y entonces los del FBI tengan que hacer horas extraordinarias a causa de la cantidad de bribones  a los que tendrán que echar el guante, tal y como sucedió en Alaska entre 2006 y 2008. Y justamente por eso es por lo que Romney no podrá con Palin: porque nunca será un candidato creíble. Y Sarah sí. La oportunidad de Romney pasó ya y desgraciadamente para él, no tendrá otra por mucho que él crea que la derrota de McCain lo que hizo precisamente fue reivindicarle y demostrar que se habían equivocado al descartarlo. No es cierto; lo único que demostró es que se habían equivocado al apoyar a McCain, pero es que no había nadie más. Romney no hubiera podido tampoco con el vendaval del “hope” y el “change”. Ni ahora va a poder con otro vendaval, el del Tea Party y el de los common sense conservatives. Las elecciones de 2008 lo que hicieron realmente fue cerrar una época de la historia política estadounidense y abrir otra nueva en la que los políticos como Romney están de más. Pero cualquiera se lo hace entender a éste. No importa. Ya lo harán los estadounidenses con sus votos.


ES MITT ROMNEY EL PRINCIPAL RIVAL DE SARAH PALIN? (II)

04/03/2010

 

Los habituales de este blog ya conocen mi costumbre de ofrecer a mis lectores todos los datos posibles antes de darles mi opinión. En el caso de Mitt Romney, esto me llevó a dedicar una entrada completa a repasar su biografía. Releyendo lo que he escrito, comprendo que más de uno pueda pensar que ese tipo no me cae bien. Sin embargo, no es exactamente así y es por ello que quiero dedicar esta entradilla a aclarar mi postura.  Para mí, Romney es un buen republicano y un buen conservador y daría cualquier cosa menos mi ejemplar de Going Rogue porque fuera él el presidente de Estados Unidos en lugar de ése que ustedes ya saben. Sin embargo, si bien reconozco su valía, entiendo que no es ni el republicano ni el conservador por el cual yo me comprometería sin dudarlo. Ese honor (aunque el honor sea mío más bien) se lo reservo a Sarah Palin. Y ahí está el meollo de la cuestión: desde que concluyó la pasada campaña electoral, Romney se siente tan desbancado por ella que no puede soportarlo y se le nota a la legua lo resentido que está. Nadie niega su excelencia, pero lo que no le vamos a perdonar de ninguna manera es que él se la niegue a Sarah sólo porque no tiene el pedigree que tiene él. Todos los que amamos a Sarah la amamos sobre todo porque vemos en ella precisamente a alguien como nosotros, alguien que nos demuestra cada día que pasa que todos podemos llegar lejos en la vida sin necesidad de haber nacido en una familia rica y poderosa y que el único precio que tendremos que pagar por ello es el de nuestro propio esfuerzo. La arrogancia de Romney acabará volviéndose en su contra y eso no le va a gustar porque aún podría jugar un importante papel en la política estadounidense. ¡Ah, vanidad de vanidades!

El gran hombre y su esposa, Ann, durante un acto de la anterior campaña electoral en New Hampshire. Y mira que me parece buen tipo, pero qué le vamos a hacer. Pienso que se cree con derecho a la grandeza y eso no lo puedo tolerar. Sencillamente, no soporto a los elitistas. Y es que yo soy uno más del montón… como Sarah, por ejemplo.

Nota del autor: Tenemos un nuevo amigo, se hace llamar Moli de Getafe y está muy interesado en la jerga política estadounidense. En concreto, siente curiosidad por los RINO (Republican In Name Only, republicanos sólo de nombre). Como quiera que me entusiasma el hacer nuevos amigos, le doy la bienvenida y le ofrezco otro ejemplo de jerga para que pueda estampársela en la frente a esos conocidos tan poco recomendables que tiene. Toma nota, Moli: DIABLO (Democrat In All But Label Only, Demócrata en todo salvo en la etiqueta). ¿Que qué es peor? Pues yo creo que el segundo porque si bien un RINO es un republicano que de republicano tiene poco, es un republicano en el fondo de su corazón y lo suyo tiene remedio. Pero es que un DIABLO es un agente provocador; un enano infiltrado con la secreta intención de causar el mayor daño posible. Y ése sí que no tiene remedio porque es malo de solemnidad. Así que ya sabes, Moli; cuídate mucho de ambos, pero especialmente de los últimos.

Romney y Palin, la política en tiempos del Tea Party

Hoy no es día de andarse con rodeos así que, si me lo permiten, les daré ipso facto la respuesta a mi pregunta del título: “¿Es Mitt Romney el principal rival de Sarah Palin?” Y la respuesta es que sí en tanto que si las primarias republicanas empezaran hoy mismo, Romney sería el rival a batir en el caso de que Sarah Palin decidiese finalmente presentarse ella también. Ahora bien, si entendemos mi anterior pregunta en el sentido de si Romney puede vencer a Palin en la disputa por la nominación republicana, la respuesta es que no. Y un no rotundo. Y los motivos que tengo para asegurarlo se resumen en uno: Romney es el candidato inoportuno en el momento equivocado. Veamos por qué.

Siguiendo con mi voluntad de ir al grano, les diré que estoy convencido de que la oportunidad de Romney de ser (o como mínimo de aspirar a ser) presidente de Estados Unidos la tuvo durante las pasadas elecciones de 2008 y la desperdició (y estrepitosamente además puesto que ni siquiera logró ser el candidato del Partido Republicano). Ahora ya es tarde para él y, al igual que McCain tuvo realmente su oportunidad en 2000 (y él también la desaprovechó), cualquier intentona posterior que pueda realizar está condenada al fracaso.

Dejemos aparte a McCain, que no viene al cuento y al que he mencionado exclusivamente a efectos de poder hacer una comparación, y centrémonos pues en Romney. ¿Por qué digo que tuvo su oportunidad en 2008 y ésta no se va a volver a repetir? Pues sencillamente porque Estados Unidos en 2012 (y, de hecho, ya mismo) es un país radicalmente distinto al que fue en 2008. Y lo es a causa de dos acontecimientos: el primero, que por primera vez en su historia los estadounidenses se enfrentan a la posibilidad cierta de que su país se “suicide” gracias a que, por primera vez en su historia también, el gobierno está en manos de una facción que odia profundamente todo lo que ha hecho grande a Estados Unidos. El segundo, que frente a esa amenaza, la gente normal y corriente, el pueblo llano, se ha unido de manera espontánea y ha salido a la calle a expresar su rechazo frontal a los planes del gobierno.

La unión de la gente y su voluntad manifiesta de querer seguir siendo como lo han sido hasta ahora es la esencia del Tea Party, un movimiento que supone una verdadera revolución en el panorama político estadounidense tan sólo comparable a la que supuso la primera en 1776. Eso es lo que ha pasado desde 2008 y que aún hoy en día se sigue minusvalorando por parte de muchos o incluso negando su existencia siquiera. Romney es uno de esos que lo minusvaloran y, como tal, será barrido de la escena política por el maremoto que se va a producir más pronto que tarde y si no al tiempo. Y lo peor de todo es que cuando sea barrido, seguirá sin comprender qué es lo que le ha pasado porque está fuera de su capacidad de comprensión. Romney es un político clásico de antes del Tea Party y en los tiempos del Tea Party ya no hay sitio para él.

Pero, ¿qué es realmente el Tea Party? Ya sabemos que supone una verdadera revolución y que aún está en sus primeras fases, ¿pero de dónde ha salido? La verdad es que nadie sabe muy bien de dónde ha salido, ni siquiera yo, pero es caso es que lo ha hecho. La irritación producida por la anterior campaña electoral, donde el juego sucio por parte de los medios de comunicación tradicionales fue más allá de todos los límites y consideraron su propio partidismo como algo tan meritorio que ni se molestaban en disimularlo; la victoria de un candidato, el demócrata, que de algún modo parecía obligado que venciera y que, por tanto, no fue sometido ni de lejos al mismo escrutinio que, por ejemplo, la candidata a vicepresidente por el Partido Republicano, con lo que no hubo manera de disipar las muchas dudas que su programa electoral generaba en el común de los ciudadanos; la arrogante manera de tomar el poder por parte del nuevo presidente y su administración, además de sus nada ocultas intenciones de “aprovechar la crisis” para cambiar Estados Unidos en un sentido que nadie tenía muy claro cuál podía ser pero que se sospechaba que iba a serlo justo en la dirección opuesta a lo que son actualmente y que así va confirmándose a cada día que pasa… Juntas todas esas cosas, unidas a un momento en el que las nuevas tecnologías han hecho posible la intercomunicación por todo el país de personas y organizaciones, sobre todo de las que se sitúan políticamente en la oposición a la nueva administración, han dado lugar a un gran movimiento popular que se opone frontalmente a las intenciones gubernamentales de invadirlo todo y dejar a sus gobernados sin la capacidad de tomar sus propias decisiones, un pecado mortal en el país precisamente de la libre iniciativa.

Así pues, el gobierno está en la Casa Blanca, los legisladores en el Capitolio, pero los ciudadanos están enfadados, han salido a la calle y será difícil sacarlos de allí. El Tea Party no es una organización en el sentido estricto del término sino más bien una organización de organizaciones unidas todas ellas por unos valores comunes que están dispuestos a defender contra viento y marea. Unos valores que, es cierto, son eminentemente conservadores: gobierno reducido, mínimo intervencionismo estatal en la economía, reducción de impuestos, impulso del libre mercado, etc. Es cierto que están en contra de la nueva administración demócrata, pero no por ello los del Tea Party pueden ser tildados automáticamente de republicanos. De hecho, los políticos republicanos reciben tanta leña o más que los demócratas ya que todos nosotros consideramos peor a un político republicano que traiciona sus valores que a  uno demócrata que, al fin y a la postre, nunca ha compartido esos valores y no hay nada que reprocharle en realidad (la prueba está en Florida, donde la disputa entre Marco Rubio y Charlie Christ está más que viva). En realidad, el movimiento se considera a sí mismo ajeno a todo tipo de etiquetas, contando entre sus filas tanto con votantes republicanos como demócratas y hasta independientes y si los valores que defiende caen dentro de lo que ha sido tradicionalmente el programa republicano no es extraño porque estos son los valores que ha defendido el Partido Republicano desde que lo fundara Lincoln en 1854 y que han hecho grande a Estados Unidos, al menos hasta que a los republicanos les dio un ataque de estupidez hace unos años.

Todos conocemos con más o menos detalle los movimientos de Sarah Palin desde que dejó el cargo de gobernadora de Alaska. Y lo que más nos ha llamado la atención a los que la seguimos con asiduidad es la manera como se ha desentendido del que aún es su partido, el Republicano. De hecho, cualquiera podría pensar que Palin es una independiente que busca crear su propio partido. Nada más lejos de la realidad; Palin no tiene la intención de crear un tercer partido, tal y como ya dijo en Nashville durante la Iª Convención Nacional del Tea Party, pero no porque sea una leal republicana sino porque es que es algo completamente innecesario. Y es que el secreto ahora para quien quiera labrarse una carrera política y no encuentre eco en los partidos tradicionales no está en crear uno nuevo con lo que eso supone de tiempo, dinero y esfuerzo, sino en tomar el control de uno ya constituido. Eso es mucho más rápido y fácil y tal y como nos han demostrado ya los demócratas, mucho más efectivo. En el caso republicano, las elecciones del midterm pueden suponer un vuelco en la orientación del partido si los candidatos respaldados por el Tea Party (y por Sarah Palin también) resultan ser los vencedores en las diferentes elecciones, desbancando a los otros, los detestados por el movimiento por haber traicionado los principios que juraron defender en su momento y haberse convertido en parte del problema y no de la solución. Y es que los del Tea Party no es sólo que estén enfadados sino que son muy conscientes de su fuerza y están dispuestos a hacerla valer.

¿Quién quiere al Tea Party? Pues cada día más estadounidenses se acercan a él y eso que sólo hace un año que está presente. En una reciente encuesta realizada por Wenzel Strategies (ver aquí), la conclusión es que el 56% de los estadounidenses en edad de votar tienen una opinión favorable del movimiento por sólo un 30% que la tiene negativa, siendo un 44% los que tienen una visión “muy positiva” por un 23% que la tiene “muy negativa”. Y todo ello a pesar de haber sido atacado duramente, acusándosele de ser un montaje financiado por oscuros intereses opuestos a la reforma de la Sanidad. Estudiando más a fondo dicha encuesta resulta que los votantes republicanos son los más favorables al movimiento con un 84%, seguido de los independientes con un 58% y de los demócratas con un 28%.

Otro apartado interesante de esa encuesta es la que señala que en las próximas elecciones, de todos los encuestados que tienen una opinión “muy favorable” del Tea Party solamente un 19% de ellos votará por el candidato a la Cámara de Representantes actualmente en el cargo mientras que un 54% votará por su rival y un 27% aún no lo tiene decidido, algo en consonancia con el misérrimo porcentaje del 12% de aprobación que ostenta el Congreso, a tres puntos de su mínimo histórico del 9% de 2007, y que puede ser indicativo de que se está gestando un verdadero terremoto electoral para dentro de unos meses.

Como vemos, el Tea Party está más que harto de la «politics as usual» y están dispuestos a pasar cuentas a los que llevan practicándola desde hace tanto tiempo. Por desgracia para Romney, él entra dentro de esa consideración y aunque no tiene ningún conflicto con el Tea Party, a cuyos miembros calificó de “valientes” en un discurso hace pocos meses, su candidatura nunca será apoyada por ellos ya que Romney es el “elegido” por parte del establishment republicano, el llamado más popularmente «Beltway GOP» (por el cinturón de circunvalación que rodea Washington, DC), a quien aterroriza Sarah Palin con su independencia, su firmeza de carácter y su historial de enfrentamientos (triunfales) con los intereses creados, especialmente si son los de su propio partido (que se lo pregunten a los del Partido Republicano de Alaska, la mitad del cual acabó en la cárcel o en la calle durante su mandato como gobernadora). El abrazo de los prebostes del Partido Republicano a Romney es un abrazo mortal que a él le gustará recibir porque son sus pares y es con ellos con quienes se siente a gusto y no con Joe el Fontanero o Tito el Constructor (recuerden a estos dos personajes que se hicieron tan populares durante las últimas elecciones), pero que al estadounidense común y corriente le va a sentar como un tiro porque ante la duda de votar por más de lo mismo o por alguien como Sarah Palin, tan ducha ella en usar la escoba para barrer la escoria de la administración pública, no creo que tenga que pensar mucho para decidirse.

Mañana seguiré con mi análisis y ahondaremos en lo que diferencia a Mitt Romney de Sarah Palin.


¿ES MITT ROMNEY EL PRINCIPAL RIVAL DE SARAH PALIN? (I)

26/02/2010

 

Recuerdo la primera noticia que leí sobre los posibles candidatos republicanos a suceder a George W. Bush, hace ya tiempo. Fue justo antes de que empezara todo el proceso de primarias y en ella se apuntaba a Mitt Romney como el más que posible ganador de la nominación republicana. Es cierto que el redactor le achacaba una cierta inconsistencia a la hora de tomar postura sobre determinados asuntos (vamos, que era un flip-flop que se dice allí, un “chaquetero” que decimos nosotros) y reconocía además que el hecho de ser mormón podía ser un inconveniente a la hora de obtener el apoyo de los votantes más tradicionales, pero alababa tanto su reputación como gestor, cuyos éxitos detallaba profusamente, que no se molestaba en disimular su favoritismo por él. Por su parte, a McCain lo daba directamente por descartado por viejo (de hecho, hasta insinuaba que ya estaba “un poco senil”) y, sobre todo, por haber ido siempre por libre, al margen del partido (un maverick que dicen allí). Poco informado como estaba yo por aquel entonces, pensé que ciertamente Romney sería una buena opción y debo confesar que fui partidario suyo desde entonces, aunque sin excesivo fervor, al menos hasta que vi que McCain tenía todas las de ganar, en que empecé a pensar que si finalmente no podía ser presidente, tal vez no estaría mal que fuera el vicepresidente, lo que reforzaría a McCain (aunque nunca ha sido buena idea el meter a dos gallos en el mismo corral). Pero fue entonces cuando McCain hizo algo tan increíble que nunca podremos estarle lo bastante agradecidos y escogió a Sarah Palin como compañera de ticket y a partir de entonces Romney desapareció por completo de mi mente.

La peor pesadilla de Mitt Romney: Sarah Palin. Una hermosa foto suya en medio de un paisaje de Alaska. Iba a poner un pie de foto de mi cosecha, pero como quiera que la foto me la ha enviado Santi (a quien voy a acabar nombrando coautor del blog como siga así), voy a aprovechar el mismo que me ha incluido él: Sarah Palin hace un alto en su camino para contemplar, sonriente, su destino ahora que ya está a la vista: 2012. ¿A que es un buen pie de foto? ¡Gracias, Santi!

Existe un cierto consenso entre todos los comentaristas políticos respecto a que si Sarah Palin decidiera finalmente presentarse a las elecciones presidenciales de 2012, su principal rival dentro del Partido Republicano sería Mitt Romney. Éste, por su parte, dolido sin duda no sólo por haber sido desbancado en 2008 por McCain sino también por no haber sido seleccionado siquiera como su candidato a vicepresidente, pocas dudas deja de que va a presentarse por más que haya declarado que no lo tiene decidido todavía y que no lo hará hasta que transcurran las elecciones de 2010.

Y esto es así no sólo porque nada más suspender la campaña creó un PAC llamado Free and Strong America PAC con la intención, oficialmente, de apoyar a los candidatos conservadores que considere merecedores de su apoyo, pero realmente con la de mantener en funcionamiento la vasta organización que había ensamblado durante su fallida campaña electoral con vistas a una nueva intentona en 2012. Y así, desde entonces, Romney continúa dando discursos, concediendo entrevistas, ofendiendo a Sarah Palin y recaudando dinero por todo Estados Unidos.

El próximo martes, 2 de marzo, es precisamente el día en que está previsto que se publique un libro suyo titulado No Apology: The Case for American Greatness (Sin excusas: A favor de la grandeza estadounidense), un libro que empezó a escribir en abril del año pasado y que según él tratará sobre todos los desafíos a los que se enfrenta Estados Unidos. O sea, su programa electoral para las próximas elecciones. Como no podía ser menos, Romney ha anunciado también que hará una gira por 18 estados para promocionarlo en lo que será una divertidísima comparativa con el Going Rogue Tour, a ver quién vende más libros y consigue las colas más largas ante las librerías. Por mi parte, lo tengo muy claro: moví cielo y tierra para tener un ejemplar de Going Rogue; no moveré ni un dedo por tener una copia de No Apology. Después de la manera tan canallesca como Romney se ha comportado con Sarah, faltaría más.

De todas formas, tampoco es cuestión de subestimarlo así que vamos a repasar un poco la trayectoria de este hombre y, en mi siguiente entrada, les contaré cuál es mi opinión sobre lo que puede pasar si algún día se enfrentan electoralmente Sarah y él. Ya les adelanto que ardo en deseos de que eso suceda y ver al chulo de Romney regresar a casa corrido y avergonzado. Sí, ya sé que eso está mal, alegrarse de la desgracia de los demás, pero uno es así. Además, yo soy palinista feroz y a la que alguien pretende fastidiar a Sarah, voy y lo corneo, ¿vale? Advertidos quedan porque me afilo los cuernos cada noche antes de acostarme.

Mitt Romney, un republicano de la elite

Mitt Romney se llama en realidad Willard Mitt Romney y nació el 12 de marzo de 1947 (no se olviden de felicitarlo dentro de poco) en Detroit (Michigan). Su padre es George W. Romney, que fue gobernador de Michigan durante tres mandatos sucesivos además de presidente de American Motors y candidato a la nominación presidencial por el Partido Republicano en 1968 (perdió frente a Richard Nixon quien, a la postre, sería elegido presidente de Estados Unidos). Su madre es Leonore Romney, quien también se interesó por la política, llegando a presentarse como candidata al Senado por Michigan en 1970, pero sin éxito. Es el menor de cuatro hermanos; dos mujeres, Lynn y Jane, y un varón, George.

El augusto Mitt Romney. Traje impecable, camisa limpísima, corbata de seda y perfil ciceroniano… ¿Y qué? Sarah Palin le da cuarto y mitad hasta vestida con una de las gorras de beisbol de Todd y una sudadera usada de Bristol.

Romney se casó el 21 de marzo de 1969 con su novia del instituto, Ann Davies, que ha sido siempre ama de casa y con la que tiene cinco hijos: Tagg (nacido en 1970), Matt (nacido en 1971), Josh (1975), Ben (1978) y Craig (nacido en 1981). A los Palin les gustarán los nombres originales para sus hijos, pero a los Romney les gustan cortos, ¿eh? Además de estos cinco hijos, Mitt y Ann ya tienen once nietos.

Buen estudiante, Romney se licenció en Inglés por la Brigham Young University en 1971 y, posteriormente, en una licenciatura conjunta de Derecho y MBA por las Harvard Law School y Harvard Business School. Siendo como es mormón, y tal y como hacen todos los jóvenes mormones, Romney pasó dos años y medio como misionero en Francia antes de entrar en la universidad.

Tras terminar sus estudios, Romney se estableció en Massachusetts y empezó a trabajar en 1975 y lo hizo en varias empresas dedicadas a la asesoría financiera, logrando tales éxitos que cuando la ciudad de Salt Lake City vio peligrar la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno a causa de la mala gestión de su comité organizador, inmediatamente se recurrió a él para que evitara el desastre, algo que logró sin duda, incrementando su reputación de excelente gestor, capaz, imaginativo y sin miedo a tomar decisiones difíciles.

Fruto (merecido) de su éxito empresarial es la fortuna que ha logrado amasar: entre 250 y 500 millones de dólares y eso sin contar un fondo especial de 100 millones de dólares a nombre de sus hijos. Semejante fortuna le permite contemplar sin temores sus aventuras políticas, sabedor de que por falta de dinero no va a ser.

Cuando la política se lleva en la sangre

Uno de los axiomas de la política estadounidense dice que uno sólo se puede dedicar a la política cuando ha logrado resolver su vida. En el caso de Romney, esto es más que cierto. Y es que, además, con los padres que tiene, lo extraño sería que no se hubiera sentido tentado nunca a ocupar un cargo público. Así pues, Romney se planteó cuál podría ser su primer objetivo y, acostumbrado a los desafíos, eligió presentarse a las elecciones a senador por Massachusetts compitiendo ni más ni menos que con Ted Kennedy, lo cual ya es tener valor.

Su imagen joven y exitosa le supuso ganar cómodamente las primarias republicanas frente a John Lakian y pasar acto seguido a convertirse en una pesadilla para Kennedy, quien se las vio y se las deseó para lograr la victoria ante un candidato que era como un soplo de aire fresco en la enrarecida política bostoniana de los Kennedy y sólo los Kennedy. En algunos momentos de la campaña, Romney y Kennedy llegaron a estar empatados en las encuestas de intención de voto, pero finalmente Kennedy logró encontrar un hueco en la coraza de Romney al hurgar en sus cambiantes opiniones políticas en asuntos tales como el aborto. Romney se presentaba con un programa moderado en este aspecto y, como suele pasar en estos casos, no convenció ni a unos ni a otros. Al final, Kennedy revalidó su escaño con el 58% de los votos frente al 41% de Romney, lo cual fue una derrota más que honrosa dadas las circunstancias. Por cierto, que Romney se gastó más de 7 millones de dólares de su propio dinero en financiar su propia campaña, lo cual está muy bien, ¿no?

Fue en 2002, tras los Juegos Olímpicos de Salt Lake City y aprovechando el éxito de estos (éxito que Romney explotó en su favor al donar su salario de 825.000 dólares como presidente del comité organizador a la beneficencia y publicar un libro, Turnaround: Crisis, Leadership and the Olympic Games (El vuelco: crisis, liderazgo y los juegos olímpicos), en el que explica su experiencia), Romney se presentó a las elecciones a gobernador de Massachusetts con el respaldo entusiasta del Partido Republicano, quien ante la sucesión de pifias políticas y escándalos personales que acumulaba la hasta entonces gobernadora interina, la republicana Jane Swift, temían una estrepitosa derrota de ésta frente a cualquier candidatura demócrata, tan mal estaban las cosas. Swift se retiró de la carrera electoral (o la retiraron, que es lo mismo) y Romney ganó las primarias republicanas sin oposición.

Estaba claro que en ese momento Romney era un candidato ganador y que sería casi imposible evitar su victoria así que los demócratas hicieron lo que hacen los demócratas siempre que sienten la derrota merodeando por su casa: hacer trampas. Así pues, alegaron que Romney no podía presentarse a las elecciones debido a que había residido en Utah durante todo el tiempo que estuvo trabajando para el comité organizador de los Juegos Olímpicos de Salt Lake City, pero la justicia dictaminó finalmente que eso era una bobada y Romney no sólo pudo presentarse a las elecciones sino que las ganó con un 50% de los votos frente al 45% de su rival demócrata Shannon O’Brien. Como ya podemos suponer, Romney no puso pegas a gastarse su propio dinero e invirtió más de 6 millones de dólares en ella (al menos, ésta le salió más barata que la anterior y fue más fructífera también).

Como resultado de su gestión durante los cuatro años (2003-2007) en que ocupó el cargo de gobernador de Massachusetts, Romney fue capaz de darle la vuelta a un déficit estatal previsto cuando se hizo cargo de la administración de 3.000 millones de dólares y convertirlo en un superávit de 700 millones de dólares en 2006, recortando gastos y aumentando los ingresos. Una de las medidas más conocidas de su administración fue el Romneycare, un avance de lo que ahora es Obamacare. Consistió en una reforma de la Sanidad estatal que buscaba que casi todos los habitantes del Estado tuvieran un seguro de salud. El resultado, visto ya con una cierta distancia, está lejos de ser satisfactorio y una gran parte de sus beneficiarios preferirían que no se hubiera implantado.

En la cuestión entonces en plena efervescencia de si aprobar o no los matrimonios homosexuales, Romney se declaró públicamente en contra tanto de dichos matrimonios como de una versión descafeinada que sería el reconocerlos en forma de mera unión civil. Sin embargo, ante la decisión de la Corte Suprema del Estado de Massachusetts de legalizar los matrimonios homosexuales, Romney acabó optando por permitir las uniones civiles como único medio de impedir los matrimonios y no permitiendo en ningún caso que se casara a parejas no residentes en Massachusetts y que la legislación de su estado no contemplara la legalidad de la unión. Sin embargo, su opinión personal sigue siendo la misma y es partidario de que se enmiende la Constitución de Estados Unidos para establecer que el matrimonio es algo que sólo puede darse entre un hombre y una mujer.

A finales de 2005, Romney anunció que no se presentaría a la reelección y empezó a explorar la posibilidad de presentar su candidatura a las elecciones presidenciales de 2008, aprovechando que su popularidad seguía siendo buena. Así lo hizo finalmente en febrero de 2007, cuando anunció oficialmente su candidatura.

El chasco de 2008

Romney partía como el candidato con más posibilidades de llevarse la nominación republicana. En la primera cita, los caucuses de Iowa, Romney quedó segundo tras Mike Huckabee, lo cual no era ningún desastre y hasta podía preverse dado que Iowa es como es y Romney no despierta muchas simpatías que digamos entre los votantes más religiosos de Estados Unidos. La siguiente cita eran los caucuses de Wyoming y aquí sí que venció Romney, siendo segundo Fred Thompson. En New Hampshire, las primeras primarias de la serie, el vencedor fue McCain, quedando Romney en segundo lugar. Para no hacerlo muy aburrido, les detallo los resultados hasta la retirada de la campaña de Romney en la siguiente tabla:

Por lo que se refiere al Super Tuesday (supermartes), los resultados fueron los siguientes:

Tras el Super Tuesday, McCain lideraba la carrera por la nominación y era el preferido del público con más de 21 puntos porcentuales de ventaja sobre Romney. Evidentemente, las primarias no estaban siendo el paseo triunfal que se había imaginado éste y ante la certeza de que no sería él el nominado, Romney decidió el 7 de febrero de 2008 suspender su campaña y dar todo su respaldo a John McCain. Hasta entonces, había ganado en 11 estados y tenía 291 delegados, habiendo invertido unos 40 millones de dólares de su propio dinero en su campaña. En definitiva, que fue un chasco. Volveremos sobre ello en la siguiente entrada.


SARAH PALIN SE MUEVE: EL SARAHPAC

15/09/2009

 

Sorprendidos como estamos todos por el uso que está haciendo Sarah de Facebook como si de un ariete se tratara, quizás hayamos pecado de negligentes en nuestra observación de lo que pasa en otros “planetas” de la “galaxia Palin”. Uno de ellos, precisamente el que estaba llamado a ser la punta de lanza de su entonces incierta actuación política a escala nacional, es SarahPac. ¿Se ha olvidado Sarah de él? ¿Ya no le interesa? ¿Se divierte más con Facebook a la espera de volver a alegrarnos la vida con Twitter? Nada de eso, SarahPac marcha viento en popa a toda vela y la labor que está desarrollando es de primera: seria, discreta y efectiva, pensada seguramente para rendir sus buenos frutos a medio plazo (¿en 2012 tal vez?).

Sarah pescando

Una foto de álbum. Sarah con apenas veinte años, zampándose un bocata (¿será de tortilla de patatas?) antes de ponerse a ayudar a Todd, su marido, a pescar salmón. Me entusiasma esta foto porque demuestra que no es nada remilgada y que sabe perfectamente lo que es trabajar con sus propias manos (y oler a rayos, ¡uf!).

El SarahPac

Echemos la vista atrás por un momento. Era el 27 de enero de 2009 cuando los que seguíamos la actividad de Sarah nos enteramos de que ésta había creado un PAC (Political Action Committee) propio, SarahPac. Con este simple hecho, entendimos lo que nos quería decir: que no tenía la más mínima intención de desaparecer de la vida pública como bien les hubiera gustado a algunos, sino que antes al contrario iba a participar en ella todo lo que pudiera. Ciertamente, en ese momento, siendo como era la gobernadora electa de Alaska, esa intervención suya en la vida política nacional no podía ser muy intensa. De hecho, si pasamos lista y nos centramos exclusivamente en aquellos actos celebrados fuera de Alaska y sin relación alguna con el GOP, encontramos apenas un par de ellos:

  • El discurso que dio en el banquete ofrecido por la Vandeburgh County Right to Life Association en Evansville (Indiana) el 16 de abril de 2009.
  • El discurso que dio en la Seward House en Auburn (New York) el 6 de junio de 2009.

Es evidente que con semejante ritmo iba a ser muy difícil que su mensaje llegara a calar entre sus compatriotas de “los 48 de abajo”, además del hecho de que cada uno de estos actos le supuso a posteriori un quebradero de cabeza en forma de ethics complaints (¡ah, qué bien debe de vivir sin ellas!).

SarahPac nació como nacen todos los PAC en Estados Unidos: con el fin de dotar al político de que se trate de una organización que le permita recaudar fondos y ejercer su influencia apoyando con esos fondos las campañas electorales de otros políticos, nunca las suyas propias que para eso ya existen otras figuras jurídicas. Regulados y supervisados por la Federal Election Commission (FEC), su funcionamiento se ajusta a normas muy estrictas que pueden consultar aquí. En su página de presentación, SarahPac anunciaba sus intenciones claramente, diciendo (las negritas son mía):

How will contributions be spent?

Your support of SarahPac will make it possible for Gov. Palin to continue to be a strong voice for energy independence and reform. By supporting SarahPac, you will allow Gov. Palin to help find and create solutions for America’s most pressing problems; priority number one is building a strong and prosperous economy that recognizes hard work, innovation and integrity by rewarding small businesses and hard working American families. SarahPac will support local and national candidates who share Gov. Palin’s ideas and goals for our country.

(¿Cómo se gastarán las contribuciones?

Su apoyo a SarahPac hará posible que la gobernadora Palin siga siendo una voz clara a favor de la independencia energética y la reforma. Al apoyar SarahPac, usted ayudará a la gobernadora Palin a encontrar y crear soluciones para los problemas más acuciantes de América; la prioridad número uno es la construcción de una economía fuerte y próspera que reconozca el trabajo duro, la innovación y la integridad de las pequeñas empresas recompensando a las familias trabajadoras. SarahPac apoyará a los candidatos locales y nacionales que compartan con la gobernadora Palin sus ideas y metas para nuestro país.)

El cargo más importante en un PAC es el de tesorero, que es quien se responsabiliza no sólo de su gestión diaria, sino que también ostenta su representación ante la FEC. En el caso de SarahPac, dicho cargo lo ocupa Timothy Crawford desde el mismo día de su puesta en marcha. Curiosamente, Crawford era por aquel entonces el director financiero en funciones del Republican National Committee (RNC), a la espera de que el equipo del nuevo chairman, Michael Steele, decidiese sobre la persona que ocuparía el puesto. El caso es que de pronto, Crawford dimitió de su puesto en el RNC, diciendo las malas lenguas que fue obligado a escoger entre su puesto en el RNC y su puesto en SarahPac, temeroso Steele de que su colaboración con Sarah Palin llevase a interpretar que el RNC la respaldaba implícitamente. Sea como fuere, Crawford decidió que su sitio estaba con Sarah y así continua todo hasta ahora. Si alguien está interesado en saber más detalles sobre el SarahPac, puede consultar una vieja entrada mía fechada el 20 de abril de 2009 titulada “El primer paso en el futuro de Sarah: el SarahPac”, donde exploro esta cuestión.

SarahPac nació, pues, el 27 de enero pasado. Hoy es 15 de septiembre. Ya han pasado más de seis meses desde su nacimiento. ¿Qué tal lo ha hecho hasta ahora? ¿Ha recaudado mucho dinero? ¿A quién ha apoyado? Para empezar, diremos que la vida de un PAC está íntimamente ligada a la cantidad de actos de recaudación de fondos que el político patrocinador lleve a cabo, los famosos fundraisers. Como quiera que Sarah ha estado constreñida durante la mayor parte de este tiempo por su cargo de gobernadora de Alaska (¡vaya filón para la chiflada de McLeod si se le llega a ocurrir organizar siquiera una barbacoa en Wasilla para recaudar fondos!), es evidente que las donaciones no pueden haber supuesto una gran cantidad, limitadas como estaban a ser realizadas a través de su página web.

Aún así, Sarah es Sarah y de los estados de cuentas existentes en la FEC podemos deducir que durante los seis primeros meses del año, SarahPac recaudó alrededor de 733.000$, lo que supone más o menos medio millón de euros. Una pasta gansa que diría un amigo mío. Más detalles: la mayoría de ese dinero procede de donaciones inferiores a 200$ (menos de 300€), lo que significa que son donaciones de particulares, personas corrientes que hacen un esfuerzo económico por ayudar a Sarah. El resto del dinero procede de las donaciones de otras 700 personas que han contribuido con más de 200$ cada una de ellas.

Meghan Stapleton, la portavoz de Sarah, declaró en relación con este tema el pasado mes de julio en Politico (ver la fuente aquí) que ha sido un gran comienzo de año, dado que todo este dinero se ha recaudado a través de un solo acto público y una petición de fondos remitida por correo electrónico. Además, declaró también que hay que tener en cuenta que desde mediados de abril hasta principios de junio, SarahPac prácticamente no fue operativo dado que Sarah tuvo que concentrar todos sus esfuerzos por recaudar dinero en su otro fondo, el Alaska Fund Trust, con el fin de defenderse de la avalancha de ethics complaints con que se encontró de pronto.

Como cantidad, en principio, 733.000$ parece estar muy bien, pero ¿es suficiente para el objetivo de Sarah de crearse una base de apoyo a escala nacional? Dicho de otra manera, ¿con eso tiene para algo más que para pipas? La mejor manera de responder a esa pregunta es haciendo una comparación con lo que han recaudado en el mismo período de tiempo otros políticos republicanos y ver si SarahPac aguanta el tipo o no. Para ello, he preparado la siguiente tabla siguiendo los datos proporcionados por este otro artículo de Politico (ver la fuente aquí):

PACs

 Como podemos ver, el campeón recaudando dinero es Mitt Romney, lo cual no tiene ningún misterio ya que se trata de alguien que ha reconocido públicamente que va a ser de nuevo candidato a la nominación presidencial y que lleva dedicándose en exclusiva a preparar su futura campaña desde que tomó posesión el nuevo presidente de Estados Unidos.  Los dos siguientes de la lista son dos cargos públicos en activo y que suenan por esos mentideros como posibles aspirantes a la nominación presidencial en 2012. Sin embargo, ambos se juegan su puesto actual en las elecciones de este año que viene y, aunque su reelección parece estar asegurada, es lógico que todo su interés estribe en renovar su cargo y no vayan a tomar una decisión hasta después de 2010. La siguiente es Sarah, quien es cierto que ahora mismo no ocupa ningún cargo público, pero como quiera que durante los seis primeros meses del año sí que lo ha ocupado, he optado por seguir considerándola como tal. De los dos últimos de la lista, a Huckabee se le puede aplicar exactamente lo mismo que he dicho sobre Romney y a Thune lo que he dicho sobre Cantor y DeMint.

Mi conclusión: si con SarahPac recién estrenado, sin haber organizado apenas ningún fundraiser que contara con la presencia de Sarah y encima habiendo estado inactivo durante casi dos meses ha recaudado lo que ha recaudado, cuando Sarah se lo tome en serio, Romney va a tener que ceder su posición en lo alto de la tabla, le guste o no le guste (que no le gustará).  Y entonces se verá quién tiene más influencia en el GOP porque de eso se trata al fin y al cabo. Tal y como dijo en su momento Michael Toner, un antiguo chairman del FEC, en la misma entrevista en Politico que he citado antes:

“If you’re a Republican thinking about running against Obama, you just can’t wake up in January 2011 and say; “I think I want to run for president”. If you wait until then, it’s too late. You’re going to have to be able to raise hundreds of millions of dollars, so you have to spend 2009 and 2010 building out your fundraising base, your infrastructure and your network.”

(Si usted es un republicano con intenciones de presentarse contra Obama, simplemente no puede despertarse en enero de 2011 y decir: “Creo que voy a presentarme a presidente”. Si espera hasta entonces, será demasiado tarde. Usted va a tener que reunir cientos de millones de dólares, así que tendrá que pasarse todo 2009 y 2010 organizando una maquinaria de recaudación, una infraestructura y una red de apoyo”).

Así pues, 2009 es todavía un año de asentamiento para SarahPac. Será el año que viene, 2010, con las elecciones del midterm en noviembre, cuando empiece a probar su fuerza y se haga más presente en la vida política estadounidense. Y ello lo hará de dos maneras: una muy visible, con Sarah apoyando directamente y haciendo campaña por aquellos candidatos con los que se sienta más identificada, y otra menos visible, con SarahPac proporcionando apoyo económico a esos u otros candidatos para llevar adelante sus campañas. El objetivo final está claro: la reconstrucción del GOP, tan tocado después de los ocho desesperantes años de presidencia de Bush 43. La duda está en si esa reconstrucción la llevarán a cabo los RINO, dinamiteros ellos donde los haya, demócratas vergonzosos y vergonzantes, o los true republicans (la denominación es mía) como Sarah Palin. Los primeros, ansiosos por convertir al GOP en un Partido Demócrata B, han escogido a Mitt Romney como su abanderado más que nada por el hecho de que es el principal adversario de Sarah a la hora de conseguir la nominación republicana en 2012. Sinceramente, no pienso que Romney sea un verdadero RINO, sino más bien un simple republicano tibio, pero su ambición frustrada por McCain este año pasado de ser el candidato presidencial le está llevando a enfrentarse innecesariamente a una Sarah que ha calado como nadie en el corazón y la mente de los votantes conservadores, algo que él jamás ha logrado, y eso le puede convertir en el muñeco del pim-pam-pum que utilicen los RINO en su contienda con Sarah. Mañana veremos cómo algunos han empezado a tirar contra el poco a poco cada vez más crecido SarahPac con un estilo que recuerda demasiado a las viejas Palin smears. Y es que las viejas costumbres nunca mueren (sobre todo si son malas costumbres).