America by Heart. Un resumen (I)


Amigos, aquí estoy. ¡Feliz Navidad a todos! Y para celebrarla, ¿qué mejor manera que empezar nuestra serie sobre el último libro de Sarah Palin, America by Heart? Por supuesto que sí. ¡Vamos a ello pues! Por cierto, hoy mismo he tenido noticias sobre mi cambio de trabajo: el próximo mes me incorporo a mi nuevo destino. ¡Por fin! Empezaré el año de la mejor manera posible. Y lo mejor es que mis nuevos compañeros (que ya me conocen de hace tiempo) están igual de contentos: me siento como si fuera un regalo de día de Reyes Magos, ja, ja, ja. Préparense pues porque el 2011 comienza con los mejores auspicios…

¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo! Que pasen unas estupendísimas fiestas. Y que el año que viene nos sorprenda (relativamente) con esa noticia que todos ansiamos: «Sarah Palin anuncia su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos. El presidente Obama sufre un soponcio nada más enterarse. Se rumorea que el vicepresidente Biden ha pedido el carnet del Partido Republicano». Por cierto, hay que ver qué bien van los cuernos para llevar los adornos navideños. Esta foto mía engalanado se está empezando a convertir en todo un clásico, ¿verdad?

Introducción: An American Awakening (un despertar estadounidense)

Sarah comienza su libro recordando un día, el 14 de abril de este mismo año, en Boston (Massachusetts). Ese día participó como oradora en un acto del movimiento Tea Party y recuerda especialmente que cuándo le preguntó a la multitud que se había congregado para verla y escucharla si amaban su libertad, ésta rugió afirmativamente. Había personas mayores y jóvenes, padres e hijos, veteranos del Ejército y oficinistas, incluso algún hippie o dos. Pero todos ellos estaban de acuerdo en que amaban su libertad y, en consecuencia, siguiendo la posterior recomendación de Sarah, dieron gracias por ella a los veteranos que estaban entre ellos porque son ellos quienes han hecho posible que la puedan disfrutar.

Contra lo que suele ser habitual que aparezca en los medios de comunicación, Sarah da fe de que no se trataba de una multitud airada y rebosante de rabia la que se había reunido allí aquel día, sino de gente alegre y con rostros felices, satisfechos de poder corear el grito: “USA, USA, USA” y de agitar frenéticamente la bandera de las barras y las estrellas. Muchos de ellos llevaban pancartas con lemas de lo más expresivos y algunos incluso tan divertidos como: “¡Puedo ver noviembre desde mi casa!”. Tratándose pues de personas sencillas, sinceras y conscientes de quiénes son y qué es lo que quieren, Sarah no pudo dejar de preguntarse entonces por qué esa obsesión por parte de algunos en demonizarlos de esa manera.

Estaban ellos, los del Tea Party, pero también estaban, más alejados, un pequeño grupo de personas opuestas al Tea Party. Ellos también llevaban pancartas, sólo que, tal y como observó la propia Sarah, sus pancartas eran de imprenta mientras que las que portaban los miembros del Tea Party eran todas caseras, espontáneas y abigarradas, hechas con todo el entusiasmo de unos aficionados. Y de allí sacó Sarah una de las principales lecciones del día: los que se manifestaban contra ellos, contra el Tea Party y especialmente contra ella, eran “profesionales” que hasta sus pancartas de protesta esperaban que les fueran proporcionadas por el gobierno, al igual que esperan que éste les proporcione todo lo que necesiten a lo largo de sus vidas. Ésa es la principal diferencia entre ellos y los del Tea Party: que ellos quieren ser mantenidos por el gobierno, aún a costa de su libertad, y los del Tea Party quieren mantenerse a sí mismos y saben que para ello necesitan imperiosamente conservar su libertad.

Sarah recuerda también que en los Estados Unidos de hoy en día, el 9 de abril representa el día en el que un estadounidense normal y corriente ha ganado por fin el suficiente dinero desde principios de año para  pagar sus impuestos. Sólo a partir de ese día, el dinero que gana es para él; hasta entonces lo es para el gobierno.

Para evitar que eso siga siendo así, Sarah se aferra a la esperanza que despertó en ella su anterior gira de presentación, la de Going Rogue. Durante esas semanas, pudo conocer y hablar con miles de personas, de todas las clases y condición. Y muchas de ellas le hicieron llegar libros, artículos de prensa, fragmentos de discursos, sus propios comentarios sobre cómo veían el presente de los Estados Unidos y su futuro y, sobre todo, su indignación por lo que estaba sucediendo y su inquebrantable decisión de luchar contra ello. Ése es el despertar de los Estados Unidos al que se refiere Sarah. No sólo un despertar político, sino un despertar estadounidense que proviene de la gente común y no de las elites y cuyo objetivo es recuperar su país, un país ahora desnortado.

Ésa es la interpretación que hace Sarah del movimiento Tea Party y cuenta ella que la primera pista la tuvo cuando se enteró de que sus tíos Ron y Kate, que viven en el estado de Washington y que nunca habían estado involucrados en política fuera de acudir a votar cuando tocaba, habían empezado a acudir a los actos del entonces naciente movimiento Tea Party. Eso fue lo que le puso sobre la pista y lo que le hizo preguntarse: ¿Pero quiénes son esos?

La respuesta empezó con las protestas contra la irresponsabilidad fiscal en que se estaba embarcando la nueva administración. Pero incluso eso era sólo una parte: los participantes también estaban preocupados porque Obama acabe logrando su objetivo de “transformar fundamentalmente los Estados Unidos”. Algo que tiene como razón de ser su convicción, la de los izquierdistas, de que algo está mal en los Estados Unidos y que no se trata meramente de alguna de las políticas que practica o en el tipo de gobierno, sino que se trata de algo intrínseco al país: la fe en unas libertades concedidas por Dios, la fe en el libre mercado y la certeza de que las verdades de los Padres Fundadores siguen vigentes. No les gusta y así todos sus esfuerzos se dirigen a cambiar eso que no les gusta.

Como ejemplo de esa voluntad transformadora, Sarah menciona el caso de un ejemplar de la Constitución de los Estados Unidos que alguien le advirtió que se estaba vendiendo con una etiqueta en la contraportada que rezaba:

Este libro es producto de su tiempo y no refleja los mismos valores que si hubiera sido escrito hoy. Los padres pueden desear discutir con sus hijos la manera como los puntos de vista sobre la raza, el género, la sexualidad, la etnicidad y las relaciones interpersonales han cambiado desde que el libro fue escrito antes de permitirles leer esta obra clásica.

A Sarah le sulfuró cuando lo leyó puesto que si alguien piensa que las ideas de gobierno limitado y de libertad personal son peligrosas y están fuera de su tiempo, apaga y vámonos. Sin embargo, es precisamente a esos valores a los que se “aferran” (y Sarah utiliza expresamente esta palabra recordando otra ocasión en que ya fue utilizada) los estadounidenses y por ello no desean una transformación fundamental de su país. De hecho, quién necesita esa transformación es el gobierno y su manera de ver las cosas, que ellos sí que están demodé.

Pero es que lo que realmente preocupa a los estadounidenses hoy en día no es sólo la economía (por mucho que se empeñen algunos, hay más cosas que preocupan a la gente, en los Estados Unidos y en otras partes del mundo). Así, les preocupan sus familias y el hecho de que el papel de los padres y las madres no está siendo reconocido como debería serlo. Les preocupa que no se esté protegiendo la inocencia y la seguridad de sus hijos. Les preocupa que las oportunidades de futuro de estos niños estén siendo echadas a perder por el gobierno de hoy, tan corto de vista que es incapaz de ver más allá de su propio provecho. Les preocupa que las leyes no estén siendo aplicadas de igual manera  a todos. Les preocupa que el gobierno y las grandes empresas estén en perfecta sintonía y de acuerdo en apartar al pequeño emprendedor de su camino. Les preocupa que la antaño búsqueda de la libertad de religión se haya convertido actualmente en una búsqueda de la libertad de cualquier religión. Y les preocupa que sus líderes ya no crean en la excepcionalidad de los Estados Unidos y en que estos ya no sean “la última mejor esperanza de la Tierra”, tal y como dijo Abraham Lincoln. Ciertamente, los Estados Unidos no han tenido siempre razón, pero tampoco han estado siempre equivocados.

De acuerdo con todas esas preocupaciones, Sarah reconoce que de todos los temas de los que suele hablar cuando viaja por los Estados Unidos, ya sea sobre la irresponsabilidad fiscal de Washington, la independencia energética, su familia, etc., la que más entusiasmo despierta siempre es la Constitución. Y cree saber por qué. Pues porque en tiempos de incertidumbre, la gente se vuelve hacia esos fundamentos (la Declaración de Independencia, la Constitución, la Declaración de Derechos) que todos ellos han estudiado en la escuela, ese terreno firme y seguro, y que en su momento crearon una nación. De hecho, tal y como nos cuenta Sarah, en los actos públicos del Tea Party, las copias de la Constitución corren de mano en mano. Cada uno puede tener una preocupación en concreto, pero en lo que todos coinciden es en ser partidarios de la Constitución.

La primera lectura que nos ofrece Sarah es la de un fragmento de un discurso pronunciado en 1926 por el presidente Calvin Coolidge en el que reconocía que por muy conflictiva que fuera la vida política de los Estados Unidos, cualquier estadounidense podía encontrar consuelo releyendo la Declaración de Independencia y la Constitución y sabiendo que esas dos grandes obras constituyen todavía los cimientos de la nación y que, en consecuencia, siempre tendrá garantizada una adecuada defensa y protección de sus derechos.

Es por ello que Sarah se confiesa profundamente constitucionalista y cree que sus preceptos no están en absoluto pasados de moda, sino todo lo contrario. Un nuevo fragmento del discurso de otro ex presidente estadounidense, esta vez de Ronald Reagan, lo remacha cuando éste nos recuerda que la libertad está siempre cerca de su extinción a menos que se esté dispuesto a luchar por ella y que ninguno de nuestros hijos la tiene garantizada a menos que nosotros la defendamos para ellos para que ellos a su vez la defiendan para sus propios hijos.

Y es que uno de los peores temores de Sarah estriba en que pueda llegar el día en que su nieto Tripp sólo pueda saber que los Estados Unidos fueron una vez libres porque se lo cuenten Todd y ella. Es por ello que concibió el proyecto de escribir un libro en el que pudiera expresar cuál es su idea de lo que son los Estados Unidos y qué es lo que los ha hecho grandes: la fortaleza de sus familias, la fe en Dios, el carácter de sus habitantes. Y para que los Estados Unidos no vean perecer su libertad necesitan ser un país con un ejército fuerte, un mercado libre y un sano orden constitucional, pero también ser un país donde los niños aprendan a reverenciar las ideas, los ideales y las tradiciones que constituyen su esencia.

¡Ah, qué gusto haber vuelto! Me siento como ése anuncio del turrón de «vuelve a casa por Navidad». Y qué ganas tengo de escribir… Seguiremos con el resumen de America by Heart. Búsquen un ratito para leerme durante estas fiestas, ¿quieren? Que Dios les bendiga a todos.

5 Responses to America by Heart. Un resumen (I)

  1. educantabro dice:

    ¡Que bueno tenerle de vuelta de nuevo¡

    Desde luego que friki es esta Sarah con sus mantras del gobierno limitado, libertad personal, responsabilidad fiscal, …. Tiene que aprender algo de los políticos serios y formados, alejados de cualquier populismo, que podemos disfrutar en España, como mi presidente regional que hasta me sirve para felicitar las fiestas a Bob y a todos los amigos de Sarah y de este blog con un villancico popular cantabro(*):

    (*) Espero que se note la ironía.

    Lexico:
    Albarcas= zuecos de madera.
    Cuevanuco= cesto que se coloca en la espalda para llevar cosas.
    Carmona, Selores, Terán= Pueblos de las montañas cantabra.

    FELIZ NAVIDAD Y LOS MEJORES DESEOS EN 2011 A BOB Y A TODOS ¡

  2. m. mortera dice:

    suerte en el trabajo y gracias por volver con palin.

  3. Jacky dice:

    Me gozo con tu noticias de un nuevo empleo! Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo 2011 a todos!

  4. Santi dice:

    Bob, en ti se ha cumplido el dicho célebre de «año nuevo, vida nueva», al menos en lo laboral, que no es pecata minuta. Me alegro de que por fín termine ese laborioso cambio de trabajo que tanto anhelabas.

    Y bueno, entonar junto con Sarah y contigo ese ¡Viva la Constitución! La de EEUU porque tan bién les ha ido con ella -con enmiendas incluidas-, y la española, que, con todos sus defectos, tanta ilusión despertó en el 1978 y que ahora atacan por todos lados los enemigos de España. ¡Vivan los constitucionalistas amantes de las libertades!

    ¡Felices Fiestas y Felices Reyes! 2011 nos espera.

  5. AuH2O 4 President dice:

    Enhorabuena por todo, !! che, que bueno que volviste¡¡.
    Dale fuerte a tú libro que estamos deseando leerlo.
    Mis mas sinceras felicitaciones y para todos, ¡FELIZ NAVIDAD!.
    Que el Buen Dios que vuelve a nacer hoy, os colme de buenos deseos y felicidad a toda la gente de buena voluntad.

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