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SOBRE EL AUTOR: BOB MOOSECON

Descubrí a Sarah Palin el 29 de agosto de 2008 gracias a una entrada de Alberto Acereda en “Democracia en América”, ese magnífico blog en el que, junto con David Jiménez y Pablo Kleinman, nos mantenía a todos informados sobre lo que acaecía en la campaña electoral estadounidense y que, desgraciadamente, ha dejado ya de publicarse.

Como ya cuento en una de mis primeras entradas, mi primera reacción fue de sorpresa (yo estaba convencido de que John McCain escogería a Mitt Romney como compañero de ticket, siquiera para cubrir su débil flanco económico). Luego, según fui sabiendo más sobre la persona, la mujer, que en aquel entonces era la gobernadora del estado de Alaska, mi entusiasmo creció hasta estallar de júbilo tan pronto como vi y escuché su discurso en la Convención Nacional Republicana. Ese día, el 3 de septiembre de 2008, comprendí que Sarah había unido su destino al mío y al de millones de personas para quienes las palabras “derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad” son mucho más que eso, unas palabras.

Mi nombre no tiene importancia; si he escogido el anonimato es porque tengo razones para ello. Tengo 41 años y soy español. Sé que algunos de mis lectores son de otros países, así que les explicaré primero que en España, al igual que sucedió en Estados Unidos, hay un antes y un después de cierta fecha. En Estados Unidos, esa fecha es el 11 de septiembre de 2001; en España, es el 11 de marzo de 2004. Para mí, las dos son igualmente importantes porque ambas marcan un hito en mi vida.

El 11 de septiembre de 2001 hacía dos días que había fallecido mi padre. Era la primera defunción que se producía en mi familia que me afectara directamente y supuso un golpe para mí por mucho que ya nos habíamos hecho todos a la idea dado que el desenlace era inevitable porque estaba muy enfermo. Fue ese día cuando una banda de asesinos atacó Estados Unidos. Yo, como casi todo el mundo, vi lo que pasó por televisión y recuerdo mi indignación, pero eso no fue nada comparada con la que sentí al día siguiente al leer en cierto periódico el siguiente titular: “EE.UU sufre el peor ataque de su historia. El mundo en vilo a la espera de las represalias de Bush”. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Acaso nos hemos vuelto todos locos? Hasta ese día, yo era un joven indiferente a quien le preocupaba poco el mundo que le rodeaba. Pensaba que era innecesario porque todo iba a seguir siempre tal y como estaba y que cualquier cambio que se produjera sería una simple cuestión de detalles; pensaba que poca diferencia había en que gobernara la izquierda o la derecha. Pensaba, pensaba… tal vez sería mejor decir que no pensaba en absoluto. Aquél fue, pues, el primer aldabonazo en mi adormecida conciencia y al ocurrir justo cuando tenía tan reciente la impresión del fallecimiento de mi padre, marcó un punto de inflexión en mi vida. El joven despreocupado que había sido yo antes desapareció definitivamente y dio paso al adulto que comprendía que algo iba mal ahí fuera, pero que no estaba muy seguro de qué era exactamente.

Aun tuvieron que pasar algunos años más para que supiera finalmente de qué se trataba. Otro día 11, esta vez de marzo, en 2004, Madrid fue el escenario de una serie de atentados. Al principio, daba la impresión de que eran obra de la misma jauría rabiosa que atacó Estados Unidos tres años antes, pero según fue pasando el tiempo se comprobó que no era en absoluto obra de ellos. Hubo una investigación, tan deficiente que ni siquiera un niño podía creérsela, un juicio que dictó una sentencia llena de interrogantes y tal cantidad de entusiastas enterradores de todo el asunto que era inevitable el preguntarse qué pretendían ocultar. Los atentados de 2001 fueron un aldabonazo en mi conciencia; los de 2004 fueron una descarga eléctrica. La consecuencia fue el surgimiento en mí de algunas preguntas que entonces no sabía cómo contestar. Unas preguntas de cuya respuesta, sin embargo, iba a depender mi futuro porque se referían a mí y a mi destino. El mundo y mi mundo habían cambiado por completo durante esos tres años, ya lo sabía, pero y yo, ¿sabía quién era yo?, ¿sabía qué era yo?, ¿sabía en qué creía? y, sobre todo, ¿sabía qué quería para mí y para los míos?

A pesar de mis esfuerzos, no fue hasta dos años después, en 2006, después de mucho estudiar y mucho reflexionar, cuando consideré que ya estaba lo suficientemente preparado como para darme una respuesta. Así pues, un día, no recuerdo cuál, me senté ante una mesa de mi casa y con una hoja de papel delante de mí escribí esto:

  • ¿Quién soy?
    Soy yo, una persona, un hombre, alguien dotado de vida y libertad desde mi nacimiento y nadie, nunca, en ningún momento y bajo ninguna circunstancia puede arrogarse el derecho de arrebatarme esa vida o esa libertad. Mi vida implica que yo tomo mis propias decisiones y, en consecuencia, asumo plenamente mis aciertos  y mis errores. Mi libertad implica que no pertenezco a nadie ni a nada y, en consecuencia, nadie ni nada pueden reclamarme como propiedad suya.
  • ¿Qué soy?
    Soy español, me siento español y me seguiré sintiendo así aunque España deje algún día de existir como entidad política. Como español, mi herencia es griega y romana, judía y cristiana, europea y occidental. Me siento libre de todo sentimiento de culpa por lo que soy y acepto la historia pasada como enseñanza para el futuro, pero nunca como una condena para el presente. Cuando miro un mapa del mundo y me pregunto en qué otro lugar mi vida y mi libertad serían tan respetadas como lo son aquí, en el Occidente cristiano, no encuentro ningún otro.
  • ¿En qué creo?
    Creo en Dios y en la Santa Iglesia Católica Romana y comprendo que sólo Dios es perfecto y que los hombres somos débiles y necesitamos de la Gracia divina para salvarnos. Creo en la democracia parlamentaria y comprendo que al ser obra de hombres, sus dirigentes necesitan de un estricto sistema de checks and balances para evitar en lo posible su descarrío. Creo que a todos los seres humanos de este mundo son más las cosas que les unen que las que les separan, pero no creo en la bondad intrínseca del hombre, en la influencia corruptora de la sociedad y en el estúpido mito del “buen salvaje” rousseauniano. Creo en el derecho del ser humano a defenderse, por la fuerza si es necesario, contra aquellos que pretenden sojuzgarlo. Y creo que la libertad es una virtud muy exigente que exige luchar por ella cada día porque no la tenemos garantizada de ninguna manera.
  • ¿Qué quiero?
    Quiero vivir mi vida de acuerdo con mis principios y transmitir esos principios a mis hijos sin que el Estado, ningún Estado, pretenda imponerme los suyos propios. Quiero vivir mi fe de acuerdo con mis creencias y transmitir esa fe a mis hijos sin que el Estado, ningún Estado, pretenda imponerme la suya propia. Quiero buscar mi propia felicidad; no pretendo tener derecho a ella pues eso es una estupidez de niño mimado, pero sí quiero ser capaz de perseguir mis sueños y que no se me impida por otra razón que no sea mi propia capacidad de hacer realidad o no esos sueños. Para mí, todos los hombres, varones y mujeres, tienen exactamente el mismo valor y, en consecuencia, no admito la existencia de una “clase superior”, como tampoco admito la existencia de una “raza superior”.

Todo eso soy yo. Y son exactamente las cosas que vi reflejadas en Sarah Palin aquel día de septiembre mientras ella pronunciaba su discurso. Las vi entonces y ahora mismo, ocho meses después, tras todo este tiempo sabiendo cada vez más de ella, sigo viéndolas. Es por esta razón que he decidido tomar partido públicamente e intentar, a través de este blog, que su figura y los valores que ella representa, los mismos en los que yo creo, sean lo más conocidos posibles y  por cuanta más gente mejor. Para que cuando llegue el momento y Sarah esté preparada y haya llegado verdaderamente su hora, la hora de los gigantes, lo estemos todos nosotros también y ella pueda sentir nuestra presencia a su alrededor. Es cierto que será un largo camino para ambos, para ella y para nosotros, pero por lo que a mí se refiere, lo he emprendido con el corazón alegre y los pies ligeros. Si alguien más quiere acompañarme, bienvenido sea.

Para conocer con más detalle los motivos que me llevaron a crear este blog y los principios políticos en los que se basa, pueden consultar estas tres entradas ya publicadas los días 16 y 17 de marzo y 5 de septiembre  respectivamente:

¿Otro blog más? ¿Para qué?
Unas aclaraciones antes de empezar.
Blogueando por Sarah.

 Que Dios les bendiga a todos.

5 Responses to AUTOR

  1. Rillot dice:

    Estimado Moosecon, Conservador en Alaska, y uno de los lectores que tiene mi blog (el otro soy yo, ja,ja).

    Imagina mi sopresa cuando descubrí que un blog en español me incluía en su blogroll. Imagina mi sopresa cuando al visitarlo me encuentro con un blog que piensa que Sarah Palin no es la idiota paleta que la prensa insiste en presentarnos. Imagina ya mi desazón cuanto leyendo tus entradas me encuentro con textos que comparto completamente. Imagina finalmente mi inmensa alegría: al menos dos hispanohablantes somos partidarios de la Gobernadora Palin.

    Moosecon, cuenta conmigo para lo que desees. Tengo mucho aprecio por la democracia americana en general, a pesar de lo cual no fue hasta la aparición de Sarah Palin en la escena nacional que me sentí indignado no ya por el antiamericanismo visceral de la prensa española, sino por el doble rasero aplicado a la Gobernadora. El que los Republicanos contasen con una mujer, de éxito en su cargo, al mando de uno de los Estados más complejos de dirigir del país, pragmática hasta la extenuación, y con unos principios conservadores sólidos, no se lo perdonaron.

    Desde el primer trimestre de 2008 supe de la existencia de Sarah Palin. En el año que he estado siguiendo las noticias sobre ella, y en los seis meses que llevo con mi blog, en ningún momento he tenido que cambiar mi opinión positiva de esta mujer. No defrauda. Es lo que dice ser. Ojalá que en el futuro pueda desempeñar un papel relevante en su país.

    Enhorabuena por tu blog. Y espero que podamos intercambiar opiniones sobre la Pequeña Generala de Alaska.

  2. Ana dice:

    ¡exelente hoja!

    • moosecon dice:

      Estimada Ana:

      Gracias por tu comentario. Era el primer día que abría mi post a posibles comentarios por parte de los lectores y ciertamente la respuesta no ha podido ser más positiva, sobre todo teniendo en cuenta el poquísimo tiempo que llevo con el blog. A partir de ahora es mi intención el hacerlo siempre y si lo que escribo puede resultar interesante para alguien y contribuir a que no sólo conozcamos un poco mejor por aquí a Sarah Palin y, por ende, tomemos conciencia de la necesidad de asumir nuestro propio destino en lugar de dejar que una clase política, cualquier clase política, se arrogue el derecho a decidir por nosotros, me daré por satisfecho y todo mi esfuerzo por bien empleado.

      Gracias por tu comentario y por haberte molestado en leerme y en escribirme.

      Un saludo,

      Moosecon

  3. Mary dice:

    Te felicito Moosecon..supe de tu blog,porque leo a rillot,amo a Sarah..en casa todos la amamos,vivo en Miami y soy cubana americana,gracias por hacernos saber en un buenisimo español quien es realmente nuestra querida Sarah..quien la conosca,..la amara…de eso estoy segura..
    Un abrazo
    Mary

  4. Mary dice:

    Yo tambien leo tu blog Rillot..gracias a ti..llegue a Moosecon,escribo en un foro de republicanos en la cadena Univision de Miami..y alli (con tu permiso)jejeje..pego tus interesantes articulos..
    Ambos blog son geniales..
    Gracias Miles..
    Mary