¡Por favor, que alguien cierre las facultades de periodismo de una vez por todas! Total, para lo que sirven…

15/09/2010

 

Recuerdo cuando empecé a escribir sobre Sarah Palin. Mis primeras entradas versaban sobre su biografía y cada día dedicaba una parte de mi tiempo libre a buscar información en Internet sobre cualquier aspecto de su vida:” Palin childhood”, “Palin high school”, ”Palin college”, “Palin Wasilla mayor”,” Palin family”, “Sarah&Piper” (sí, ya entonces adoraba a Piper ), “Todd Palin”, “Palin family”, etc. La verdad es que siempre encontraba mucha, lo malo es que pronto me di cuenta de que una gran parte de esa información era sencillamente falsa. En su mayor parte se trataba de meras calumnias, rumores sin fundamento, parrafadas soltadas por bocazas ansiosos de notoriedad que fingían conocerla y nunca habían hablado con ella siquiera, etc. Basura en definitiva. Y había tanta que acabé hartándome de tener que perder la mitad de mi tiempo leyéndola solo para poder descartarla (fue entonces cuando inventé el neologismo basuriblog para referirme a esa vergüenza de sitios web que la albergan y hasta la fomentan). Afortunadamente, no tardé en descubrir también algunos buenos blogs llenos de sensatez y sentido común como Conservatives4Palin, por ejemplo, donde bucear en pos de información seria y así seguir con mi tarea.

Entre los mayores majaderos que han arrojado basura sobre Sarah está el miserable ése que, para desgracia del pequeño, es el padre de su nieto (me niego a decir siquiera su nombre). Sí, ése que pretendió en una entrevista que Sarah no sabe siquiera por qué lado de la escopeta sale la bala… Bien, pues si no sabe, ya me dirán ustedes qué hace ella en esta foto, practicando junto a Dick Cheney. He intentado conseguir otra más grande en la que saliera también la diana, pero no la he conseguido. Si de mí se tratara, habría puesto una foto del miserable ese en ella. Palabra de Palin.

¿Conocen una revistucha llamada Vanity Fair (con perdón de de William Thackeray, que no sabía lo que iba a pasar luego con el título de su novela)? ¿Sí? ¿No? Tampoco es demasiado importante. El caso es que la revistucha de marras es una de esas que se pretenden modernas y rompedoras y, como suele pasar, está más arruinada que El País. Mucha chica y poca limoná, que diría un castizo. Vamos, que de tan modenna (sic) como es ha logrado que nadie la lea porque todos se consideran demasiado paletos para ella. En consecuencia, sus editores han decidido que todo sea por la pasta (lo que suele suceder) y que si hay que publicar basura con tal de atraer a algún despistado que pase por el quiosco en busca de una chocolatina, se publica.

Ahora bien, los hay que lo hacen todo a lo grande y los editores de Vanity Fair son unos de ellos indudablemente. Decidieron publicar basura y la han publicado, pero la mayor basura que alguien se pueda imaginar. No se han andado con chiquitas, no. Fíjense si será de apestosa la basura que han publicado que hasta los más radicales izquierdistas entre los radicales izquierdistas han abjurado de ella… ¡y la han criticado! Y acerbamente además. ¿No es increíble acaso? ¿Qué? ¿Que no lo saben? ¡Ah, es cierto! Es que se me ha olvidado un detalle: la basura que han publicado es un ataque a Sarah Palin. “¡Qué! ¡Cómo! ¡Un ataque a Sarah Palin!”, dirán ustedes. “¿Y la izquierda feroz no está de acuerdo con que la ataquen?”, preguntarán ustedes. No, no lo está. “¿Y la izquierda feroz lo ha criticado?”, volverán a preguntarse ustedes. Sí, lo ha hecho. “¡Sí, ya! Y yo ayer vi un cerdo volando”, se reirán ustedes. Pero es cierto. Y si no, véanlo ustedes mismos.

La basura a la que me refiero es un artículo firmado por un tal Michael Joseph Gross en uno de los últimos números de la revistucha esa del que no voy a dar siquiera su título ni poner un enlace;  primero por no hacerle publicidad (el que lo quiera leer, que teclee en Google: “Sarah Palin Vanity Fair” y allá él con su conciencia) y segundo porque sencillamente me repugna la idea siquiera de teclearlo, así de claro. Y si pongo el nombre del autorzuelo infame ese es más que nada para que todos podamos memorizarlo y tenerlo en cuenta si alguna vez el tipejo ese se acerca a menos de quinientos metros de nuestras casas o si pretende algún día que le demos trabajo, que todo puede pasar en esta vida.

En esencia, el artículo ese pretende que Sarah Palin es más mala que la peste y que nos tiene a todos engañados con su falsa bondad cuando en realidad está más cerca de ser la bruja de Blancanieves que la Sarah que todos apreciamos. Así, durante su mandato como gobernadora de Alaska, Sarah se reveló como una persona cruel y vengativa, una fanática religiosa, una madre nada amante y una esposa horrible que aterrorizó a medio estado. Y para documentar todo eso, que ya es, el autorzuelo infame ese se basa en los testimonios de, tal y como lo expresó magistralmente Rich Crowther en una entrada publicada en Conservatives4Palin:

“(…) gente anónima que admira a la gobernadora Palin; líderes republicanos anónimos que en privado la desprecian; un botones anónimo; criadas anónimas; un anónimo colaborador por una sola vez de la gobernadora Palin; varios colaboradores/estrechos colaboradores/ayudantes de campaña anónimos; un íntimo amigo anónimo de la gobernadora Palin; una persona anónima con un conocimiento directo de la situación; otras personas anónimas que han trabajado con Palin; un dirigente anónimo de una de las iglesias de Wasilla; bloguistas independientes demócratas que han producido algunos de los más concienzudos reportajes sobre la gobernadora Palin (como las historias que pergeñaron sobre una investigación federal en marcha y su inminente divorcio, conspiraciones relacionadas con la paternidad de dos de los hijos de los Palin y sus investigaciones sobre el tamaño de las orejas de Trig Palin); fervientes partidarios anónimos; gente anónima directamente involucrada en los hechos; sembradores anónimos de rumores por toda la ciudad; una persona anónima que ha sido frecuentemente una invitada en casa de los Palin; algunas personas anónimas que dicen que Todd Palin es un calzonazos; la opinión general anónima en la ciudad; cotillas anónimos; una anónima compañera de clase en el instituto; una fuente anónima; y una mujer anónima de Wasilla”.

Como ejemplo de lo que debe ser un artículo bien documentado y con unas fuentes sólidas y fiables no está mal, ¿eh? El caso es que con semejantes respaldos, uno tiene la sensación de que cualquier juntaletras (como yo, por ejemplo) sería capaz de escribir lo que quisiera ya que es bastante probable que no se encuentre nunca con un mentís por parte de uno de esas anónimas fuentes de información. Y así ha sido. El tal Gross ha publicado no una sino ocho páginas de basura de primera, de la más apestosa. Tan infecta que en España dudo que ni siquiera El País o Público se atrevieran a publicarla (El Mundo tal vez; a la marcha que llevan en todo lo que se refiere a Palin, no me extrañaría verlo en su suplemento dominical cualquier día; ya les he dicho alguna vez que a mí Pedro J. no me gusta nada, pero nada nada).

Pues bien, Gross perpetró la infamia y los editores de Vanity Fair la publicaron. Seguramente pretendían ganarse el aplauso de la peña izquierdista radical, de la más vociferante contra Palin, pero se han encontrado con un buen chasco porque no ha sido así. ¡Los primeros que se han desmarcado de semejante engendro han sido precisamente ellos! Y es que para todo hay un límite; incluso para mentir. Así, pocos días después de su publicación, reconocidos periodistas progres como Ben Smith, Dave Weigel y Kirsten Powers salieron en defensa de Sarah en sus respectivos medios de comunicación y revelaron la falsedad de algunas de las afirmaciones contenidas en el artículo. En concreto, Ben Smith se refería a la afirmación del autor sobre que:

“Poco después de su nominación, ella [Sarah Palin] sacó el tema del embarazo de Bristol fuera del matrimonio por Levi Johnston estando con los asesores de McCain: “¿Sería bueno para la campaña si se casaran antes de las elecciones?, preguntó y siguió preguntándose si una semana en concreto u otra sería la más adecuada para que los medios cubrieran la noticia”.

Ben Smith revela que se trata de un rumor bastante poco creíble que ya apareció en su momento en un periódico londinense, el Sunday Times, que deja mucho que desear por lo que se refiere a la fiabilidad de sus fuentes y que ni siquiera él se lo cree. Más adelante, Scott Conroy, coautor de un libro sobre Sarah Palin, reconoció que él y su compañera recogieron el rumor mientras preparaban el libro, pero que se negaron a darle veracidad porque quien se lo contó era un antiguo asesor de campaña de McCain que le guardaba demasiado rencor a Sarah como para resultar creíble y porque insistía en su anonimato, aparte de que otros asesores de campaña (y no uno sino varios) presentes en la sala en el momento en que Sarah hizo la pregunta niegan haber oído nunca semejante ofrecimiento por parte de ella.

Por su parte, Dave Weigel apoya a Ben Smith y tampoco se la cree, recordando además que dicha calumnia ya la había oído él también hace tiempo, cuando el deporte del día en la profesión periodística era que un supuesto “asesor de campaña” de McCain largara todo lo que pudiera contra Sarah, acusándole de ser la culpable de su derrota electoral. En cuanto a Kirsten Powers, ésta se queja de que el autorzuelo infame ese utiliza contra Sarah las mismas calumnias que ya se utilizaron en su momento contra Hillary Clinton: que es una jefa horrible y que tiene mal genio. También la acusa de tirar cosas cuando le da un ataque de rabia y de ser una diva por pedir volar en primera clase y tener habitaciones de hotel bonitas, lo que a Powers, que es demócrata perdida, le parece de un machismo insufrible porque bien sabe ella que eso es más habitual de lo que uno se imagina (¡ojo, que no está diciendo que sea verdad en el caso de Sarah, sino que es habitual en muchos políticos!). Así, en su cuenta de Twitter escribió:

VF: Palin es supuestamente vengativa con la gente que habla mal de ella, tiene genio y es controladora. En otras palabras: un político varón.

Pero no fueron ellos los únicos indignados. Dentro del mundo palinista, los colaboradores de Conservatives4Palin descubrieron que una de las pocas fuentes no anónimas contenidas en el artículo, una tal Sandra, es ni más ni menos que una vieja conocida suya. Una chiflada al estilo de Andree McLeod conocida por todos por su obsesión en colarse en todos los blogs palinistas y verter allí sus denuestos contra ella. También descubrieron que entre esas fuentes, esta vez anónima, había un miembro del Partido Republicano de Alaska que fue entrevistado durante 90 minutos y que sólo pudo que alabar a su antigua gobernadora. Pues bien, de esa entrevista no hay ni una sola cita en todo el artículo. ¿Casualidad? Ja, ja, ja. Aún habrá quien se lo crea.

El siguiente periodista progre en romper una lanza a favor de Sarah fue Peter Hamby, de la CNN, que negó que Sarah fuera una persona que supuestamente perdiera los nervios a la mínima provocación, ofreciendo como prueba su propia experiencia de ella.

La siguiente pedrada lanzada a la cabeza del autorzuelo infame ese la lanzó Adrienne Ross, de Conservatives4Palin, quien habló con una de las supuestas víctimas de la vengativa Sarah, Ivy Frye, una antigua colaboradora suya con la que supuestamente estaba a matar y ésta le dijo:

No me fui “de mala manera”. Conozco a los Palin desde hace muchos años y los respeto personal y profesionalmente. Nuestra relación no se ha deteriorado. De hecho, acabo de agitar letreros electorales con Todd y Sarah la semana pasada y fuimos en 4×4 con Willow y Piper. Las ocho páginas del artículo de Gross son una completa obra de ficción desde el principio al fin. Y los de la prensa se preguntan por qué les llamamos “cojos medios de comunicación”.

Una nueva patraña del autorzuelo infame ese está nada más comenzar el artículo cuando presenta a Piper cuidando de su hermanito Trig en las bambalinas de un acto en el que apareció Sarah en Kansas City y el bicharraco ése pretende que Sarah se lo pasó “a su niñera” rápidamente cuando tenía que salir a escena.

De nuevo, Ben Smith es quien pone los puntos sobre las íes: Trig no estaba allí, la “supuesta niñera” no era tal, sino la madre del verdadero niño que sí que estaba, Gina Loudon, una locutora de radio de Saint Louis. O tal y como dijo la propia Loudon poco después:

Mientras estaba tras las bambalinas con los Palin, recuerdo a un periodista preguntándome si yo era “la niñera de Trig” con un destello de algo que no me ofreció ninguna confianza en sus ojos. Fríamente le corregí: “No, soy la madre de Samuel”. Pareció confuso pero tenía más preguntas que hacer. En su historia de Vanity Fair, dice que nadie está dispuesto a hablar sobre Sarah “on the record” a menos que ella les pague o estén asustados. Yo era una de las personas a las que usted entrevistó, Sr. Gross. No estoy pagada ni asustada. Pero ya que usted optó por no escribir lo que le dije, aquí está el resto de la historia: desde la primera vez que la gobernadora vio a mi hijo Samuel (que tiene también síndrome de Down),  ella corre a saludarle cada vez que lo ve. Le hace carantoña como una madre que ama a los niños con síndrome de Down sabe hacer. Recuerdo haber comentado con mi marido que ella “siempre huele a mamá” con Samuel, eso que sólo las mamás entendemos.

Por fin, después de haber recibido tortas por todos los lados, el autorzuelo infame ese reconoció que se había equivocado (¿en serio?) en lo que se refiere a su pretensión de que el niño en el acto de Kansas City era Trig. Bueno, por algo se empieza, ¿no? ¿Qué quieren? ¿Cuándo han visto ustedes a un periodista progre disculpándose?

De todas formas, la profesión seguía atizándole y en un programa de Fox News en el que una serie de periodistas, algunos demócratas, discutían sobre la cuestión, se oyeron perlas como las siguientes:

Jim Pinkerton: “La organización de Palin no ofreció la más mínima colaboración en este historia y aún así el tipo encontró milagrosamente a toda esa gente, ansiosa de colaborar, que conocían suficientes cosas sobre lo que sucede en el interior de la casa de Palin. Dado lo que sabemos ahora sobre el periodismo no estaría sorprendido si el tipo nunca hubiera dejado New York y simplemente se lo hubiera inventado todo.

Kirsten Powers: “La idea, el argumento de que ya sabes, ella no nos deja hablar con suficiente gente así que simplemente nos lo inventamos (…) Es básicamente lo que estamos diciendo: tiene que haber algún tipo de estándares periodísticos.

Aún así, seguían habiendo algunos dementes que pretendían que el artículo de marras sólo contenía algunos “errores”, pero de nuevo eran los propios miembros de la peña periodística progre los que reprochaban al autorzuelo de semejante engendro, tal y como lo hacía Shushanna  Walshe, del Daily Beast, en su cuenta de Twitter:

Hay muchos más errores que esos dos: gritar, la boda, tirar latas, el equipo en la cocina, etc. Sé que una fuente mintió. Hay un montón de gente en Alaska con las hachas listas. No soy la única periodista criticándolo.

Y ciertamente hay más que dos errores: se pretende también que Sarah mantiene malas relaciones con Kirstan Cole y Meghan Stapleton, dos de sus más estrechas colaboradoras en el pasado. Fue la National Review Online la que llamó la atención sobre ello al entrevistar a ambas quienes dijeron que de eso nada de nada y que era de lo más fácil comprobarlo si alguien se tomaba la molestia de hacerlo, je, je, je. A eso se le llama tirar con bala, ¿verdad?

Por fin, Colleen Cottle es una de las personas mencionadas con su nombre y apellido en el artículo. Una antigua concejal de Wasilla que supuestamente declaró que Palin como alcaldesa era un desastre, que no prestaba atención a nada, que no entendía nada de un presupuesto y que tal y que cual. Fue Newsweek quien la entrevistó y ésta desmintió al autorzuelo infame que le endilgaba esas declaraciones diciendo:

Incluso Colleen Cottle, que votó constantemente en contra de la alcaldesa Palin como miembro del concejo municipal, dice que fue una alcaldesa eficaz. “Conseguía que se hicieran las cosas”, dice Cottle.

Después del enésimo desmentido, me gustaría creer que el autorzuelo infame ese se comió su carnet de prensa con grapa y todo, abandonó la profesión, habló con su párroco, se confesó y se dispuso a trabajar como estibador en el puerto con la intención de purgar sus culpas mediante el trabajo físico y la oración, pero mucho me temo que el tipo, por el contrario, estará tan orgulloso y que si acaso lo que le preocupará es por qué han sido precisamente “los suyos” los que le han atizado más y mejor. Tal vez sea porque después de dos años de tener a Sarah expuesta a la vista de todos, bodrios como el suyo sencillamente ya no cuelan y hasta son contraproducentes porque revelan bien a las claras que la persecución a la que se ha visto sometida Sarah desde aquel día de agosto de 2008 en que McCain nos la presentó a todos no tiene más motivo que el puro odio y eso ya es demasiado. Hay un límite para todo y hasta para los progres llega un momento en que uno se pasa de la raya. Es cierto que me cuesta creerlo, pero ha pasado y quizás sea una buena señal. Una señal de que Sarah se ha convertido en alguien tan fuerte a estas alturas que ya no es con memeces como la de Gross con las que se le puede atacar, sin con artículos serios y bien fundamentados. Tal vez sea eso; tal vez no. Ya veremos.

¡Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen! (o tal vez sí).


VUELVEN LAS PALIN SMEARS: CUANDO EL CALUMNIADOR NO ES SÓLO UN MENTIROSO SINO QUE TAMBIÉN HACE EL RIDÍCULO

01/05/2010

 

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que trate una Palin smear en este blog. Tanto como el que va desde la dimisión de Sarah como gobernadora de Alaska hasta ahora. Recuerdo que justamente cuando se produjo tal hecho, yo acababa de terminar una serie donde detallaba todas y cada una de las Palin smears que se habían lanzado contra ella durante la anterior campaña electoral y daba los motivos que había para descartar rotundamente su veracidad, y acababa de empezar otra sobre las ethics complaints que habían empezado a acumularse sobre su mesa y que eran la nueva arma de los izquierdistas para derrotarla. Me da mucho coraje tener que reconocer que esos condenados embusteros lograron finalmente su objetivo: hacerle la vida imposible a Sarah. Sin embargo, en una demostración de lo inteligente que es ella y de lo fundamentalmente estúpidos que son sus adversarios, Sarah logró darle la vuelta a la tortilla y en lugar de dejarse amedrentar y rendirse (“sentarse y callarse” que dice ella), decidió romper la baraja y darle la vuelta a la situación. Su dimisión era lo último que se esperaban quienes la acosaban y aunque es cierto que disfrutaron viendo como la “echaban” de su despacho de gobernadora, también es cierto que con ello le dieron inesperadamente la libertad que tanto necesitaba para convertirse en quien se ha convertido ahora: la única esperanza de las personas de bien tanto en Estados Unidos como en todo el mundo de que algún día se podrá repetir ese triunvirato extraordinario que formaron en su momento Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Juan Pablo II. Fue gracias a ellos tres que el mundo libre derrotó finalmente al comunismo, tal y como ahora esperamos que de nuevo pueda derrotar al islamismo, una amenaza aún peor si cabe. De momento, empezaremos por Estados Unidos: Sarah Palin, presidente en 2012. Luego, ya veremos qué sucede en Reino Unido porque no tengo yo mucha confianza en David Cameron que me parece que si fuera estadounidense sería un RINO de primera clase. Pero si el “número dos” del triunvirato no surge en Reino Unido, tendrá que hacerlo en  algún otro sitio: ¿en España, tal vez? ¡Ah, eso sí que es un ejercicio de fe!

¿Se han enterado? La revista Time ha nombrado a Sarah Palin una de las personas más influyentes del mundo en 2010. Agrupada en la categoría de “líderes”, Sarah es la novena de una lista de veinticinco. La verdad es que la noticia me deja frío porque cada uno de nosotros tiene su propia lista y la de Time tiene tanta validez como la de mi vecina que votaría sin duda por George Clooney. Además, que la octava de la lista sea la indigna Nancy Pelosi y que el primero sea el presidente de Brasil, Lula da Silva, ya dice mucho acerca de quienes la han redactado, ¿verdad? Por cierto, como mera curiosidad, el presidente de Estados Unidos es el cuarto; el comentarista de Fox News Channel, Glenn Beck es el duodécimo; y el senador por Massachusetts, Scott Brown, el vigésimo quinto. Pues qué bien, ¿no? ¡Ah! Y Hillary Clinton ni siquiera aparece, ja, ja, ja.

Nota del autor: Ha salido publicado un nuevo artículo mío en Semanario Atlántico titulado: «Crist-Rubio: Los republicanos de Florida andan a la greña«. Confío en que les guste tanto como a mí me gustó el escribirlo.

Una revista que sólo sirve para envolver el pescado: New York

Unas palabras sobre la revista que publica la calumnia: New York es un semanario dedicado por entero a reportar lo que sucede dentro de la ciudad de New York. Fundado en 1968 por los periodistas Clay Felker y Milton Glaser como competencia de otra revista, The New Yorker, para distinguirse de éste New York ofrece menos noticias nacionales y más cotilleos, que trata de una manera muy similar a las de las revistas del corazón. En su momento, New York fue una de las primeras revistas dedicadas al “lifestyle” (modo de vida), lo que provocó que su formato fuera copiado por otras revistas como Philadelphia y New Jersey Monthly, por ejemplo. Sin embargo, New York es la única de entre todas ellas con una periodicidad semanal, lo que le permite prestar más atención a la actualidad que sus rivales.

La revista no nació directamente como tal, sino que apareció en 1963 como el suplemento dominical del New York Herald Tribune, siendo su primer editor Clay Felker. Cuando el Tribune desapareció en 1967, Felker y su socio, Milton Glaser, compraron los derechos de la cabecera y lanzaron New York como una revista independiente, apareciendo su primer número el 8 de abril de 1968.

En 1976, Rupert Murdoch compró la revista lanzando para ello una OPA hostil que tuvo éxito y que supuso el despido fulminante de Felker y Glaser. En 1991, Murdoch decidió abandonar el negocio de las revistas de este tipo y la vendió a una empresa de comunicaciones llamada K-III Communications, propiedad de Henry Kravis, quien, a su vez, la vendió en 2003 a Bruce Wasserstein, que fue quien contrató a su actual editor, Adam Moss, y le encargó un relanzamiento completo de la revista. Ese relanzamiento se produjo en 2004, convirtiéndola en una de las más exitosas del mercado, superando desde entonces a su viejo rival, The New Yorker. Políticamente, la revista es de las más izquierdistas que se pueden encontrar en el quiosco; o sea, que el que la compra ya sabe a lo que se arriesga.

En 2005, su tirada era de algo más de 400.000 ejemplares, la gran mayoría de ellos por subscripción, mientras que su website recibía cerca de 1,1 millones de visitas mensuales (este blog recibe menos, ciertamente, pero tampoco muchas menos, ¿eh? Para chulo, yo).

La portada del número de marras de New York. Como ya les he dicho, útil sólo para envolver el pescado aunque no se lo recomiendo porque entre lo mal que huele el pescado y lo mal que huele la propia revista, mejor usar algo como el papel de aluminio, que al menos no les obligará a lavarse las manos con lejía. Y es que su sólo contacto, infecta.

La calumnia

Todo empezó con un anuncio en la página en Twitter de Gabriel Sherman, el autor del artículo, anunciando ufano su próxima fechoría:

Próximo lunes: Mi historia de portada en New York Magazine sobre el imperio empresarial de Sarah Palin. Ya es presidente – y directora general – de la América de derechas.

Cerrada finalmente mi historia de portada en New York Magazine. En ella, el imperio de 15 millones de dólares de Sarah Palin el próximo lunes.

¿Qué posibilidades tienen? @DraftJoe2012 vs. @SarahPalinUSA en 2012. Algunas respuestas en la próxima historia de portada de NY Mag.

Una vez anunciado, algunos bloguistas empezamos a rastrear la red en busca de datos sobre el autor, Gabriel Sherman, y lo que encontramos no presagiaba nada bueno. Lo último que se sabía de éste era que había estado cubriendo las apariciones de Sarah Palin en Arizona en apoyo de John McCain y el rally del movimiento Tea Party en Searchlight (Nevada), persiguiéndola tanto a ella como a los miembros de su equipo. Sin embargo, lo peor era que Sherman había viajado hasta Alaska para entrevistar a Levi Johnston, el repulsivo ex novio de Bristol Palin, a quien consideraba una valiosa fuente sobre el “imperio empresarial de Sarah Palin”, lo cual debe de ser el único que lo piensa pues semejante tipejo no puede ser considerado fuente de nada por ningún periodista decente (pero como quiera que Sherman no es un periodista sino un libelista, eso es diferente).

Con estos ánimos esperamos hasta que apareció el artículo en la revista el pasado lunes 26 de abril. Titulado “La revolución será comercializada” (no publico el enlace porque ya saben ustedes que yo soy así) y subtitulado “Sarah Palin ya es la presidente de la América de derechas y es un cargo con un muy gran salario”, estaba claro sobre qué iba a versar y la verdad es que muchos descubrimos de pronto que teníamos muchas cosas mejores que hacer (por ejemplo, ver secarse la pintura de la pared) que leer ese bodrio. Sin embargo, como que el dichoso artículo ha tenido cierta repercusión en la prensa española, era mi deber como bloguista salir al paso de semejante calumnia y publicar lo antes posible un desmentido formal para que nadie pueda llamarse a engaño: Sherman es un embustero y New York apesta.

En resumen, el artículo de marras pretende simplemente (además de demostrar de nuevo la absoluta incapacidad de los periodistas de izquierdas para decir una verdad aunque sea pequeña) que Sarah Palin es una mujer tan avariciosa, tan ansiosa de hacer dinero, que ése es su único objetivo en la vida y que todos sus actos deben ser interpretados a la luz de ese hecho. En ella no hay principios, sino meramente afán de lucro. Y para afirmar eso se basa en todo el dinero, varios millones de dólares, que Sarah Palin ha logrado ganar durante el año pasado. Como quiera que hay otros que han desmentido mucho mejor de lo que pueda hacer yo semejante engendro, simplemente voy a cederles la palabra. Es el caso de Ian Lazaran de Conservatives4Palin quien ha escrito la que para mí es el mejor artículo sobre la cuestión (ver el original aquí)

La comercialización de narraciones falsas sobre Palin

El artículo de portada de ocho páginas de Gabrielle [sic] Sherman en New York Magazine ya está disponible. Se titula «La revolución será comercializada». El artículo no ofrece una nueva visión de la gobernadora Palin y aporta narraciones familiares, pero falsas. Vamos a abordar algunas de ellas en este post.

El enfoque dominante en el artículo de Sherman es la cantidad de dinero que Palin ha ganado en el último año. Sherman sugiere que el dinero fue la razón principal por la que decidió dimitir como gobernadora de Alaska. ¿Cómo puede Sherman llegar realmente a esta conclusión al señalar en su propio artículo que su contrato editorial, que parece ser la causa de la mayor parte del dinero que ha ganado en el último año, se firmó meses antes de su dimisión? No hay evidencia de que ella no habría recibido el dinero de su contrato editorial si no hubiera dimitido. Además, debemos tener en cuenta que reveló los detalles de su contrato editorial a la junta de personal del Estado antes de firmar el contrato; y no había ningún indicio de que alguna vez fuera a dimitir cuando firmó el contrato o que tuviera que dimitir si quería llevar a cabo una gira de promoción. Si el dinero era lo único que le importaba a Palin, ¿tiene Sherman alguna evidencia de que Palin no habría sido capaz de hacer aún más dinero si se hubiera quedado como gobernadora de Alaska por otro año y medio y luego simplemente no se postulaba para la reelección? Si hubiera seguido ese camino, no hubiera recibido el castigo político que recibió después de su renuncia y mejores perspectivas la hubieran esperado después de que su mandato terminara si es que el dinero era su única motivación. Después de todo, ella habría estado en una posición más fuerte políticamente y la posición política más fuerte podría haberla llevado a una empresa más rentable a partir de que terminara su mandato. Que Palin estaba dispuesta a afrontar el castigo político que sabía que iba a caerle a raíz de su renuncia debería haber sugerido a un gacetillero liberal como Sherman que el dinero era lo último que tenía en mente cuando renunció (aunque supongo que deberíamos dar algo de crédito a Sherman por reconocer efectivamente que ella no renunció por un escándalo secreto como claman muchos de sus colegas liberales).

Sherman pregunta «[P]or qué Palin cambiaría la presidencia – y el sueldo – por una candidatura.» La mejor pregunta para Sherman es por qué siente que el dinero es un factor de motivación para Palin cuando la prueba en la que se basa en llegar a esa conclusión es tan frágil. Nadie duda de que ella estuviera preocupada por pagar sus deudas legales, pero es por eso que sus seguidores establecieron un fondo de defensa legal para ayudarla a hacerlo. Ella no tuvo que dimitir por el dinero. Renunció porque el día a día de su Estado fue paralizado por la izquierda obstruccionista que hacía mofa del procedimiento sobre quejas éticas de Alaska. Sherman también deja de mencionar que no ha sido encontrada culpable de haber cometido acto ilícito alguno en ninguna de la veintitantas quejas éticas frívolas que fueron interpuestas contra ella.

Sherman publica la siguiente denuncia de un anónimo colaborador de McCain: «En el fondo, quería hacer dinero». En el fondo y de forma anónima los colaboradores de McCain no saben absolutamente nada acerca de las intenciones de Palin. En La batalla por América, un libro sobre las elecciones de 2008, Dan Balz efectivamente escribió que no podía determinar si las denuncias anónimas que los colaboradores de McCain hicieron sobre la gobernadora Palin eran ciertas. Después de la noche electoral de 2008, nada sugiere que ella tuviera la intención de hacer otra cosa que volver a casa a Alaska y terminar su mandato como gobernadora, pero las circunstancias impidieron que así fuera. Desear más dinero no era la circunstancia. ¿Y cuándo se ha demostrado alguna vez en el pasado que estaba motivada simplemente por el dinero? Si ella sólo estaba interesada en el dinero, seguramente nunca habría renunciado a su bien remunerado trabajo como presidente de la Alaska Oil and Gas Conservation Commission. Ella lo dejó y denunció la corrupción en su propio partido sabiendo que eso podía acabar con sus futuras perspectivas laborales. ¿Eso le parece a usted las acciones de alguien motivado sólo por el dinero?

Una narración relacionada con la narración principal sobre el dinero es que el dinero la ha convertido en una «diva». Sherman cita como prueba de que Palin ha comprado supuestamente dos coches y aumentado el tamaño de la casa de su familia. ¿Alguna persona razonable considera exorbitante alguno de esos gastos teniendo en cuenta que ha ganado supuestamente doce millones de dólares en el último año? De hecho, las compras parecen bastante frugales teniendo en cuenta el aumento de su riqueza. Además, Sherman no tiene en consideración lo que ha sido reportado en otra parte: que la razón por la cual ha aumentado el tamaño de su casa es porque necesitaba un estudio que poder utilizar para sus apariciones por satélite en Fox News.

Sherman sugiere entonces algo desfavorable sobre lo que solicita por sus conferencias. Sin embargo, Sherman no consigue probar que sus peticiones sean distintas de las peticiones formuladas por otros oradores de alto nivel. Sólo toma nota de que sus contratos son más detallados que otros. ¿De qué manera es un contrato detallado algo malo? Cuanto más detallado sea el contrato, menos queda a la ambigüedad. La ambigüedad es algo que todas las partes en un contrato se esfuerzan por evitar. Y, teniendo en cuenta que los contratos son confidenciales, nos preguntamos si los datos que da son precisos. Ésta no sería la primera vez que los miembros de la profesión de Sherman se inventan las cosas.

Sherman también afirma que Palin tiene «pura alegría… en lo que ella no sabe». Esta narración consiste en que a ella no le importa lo que no sabe. Por supuesto, ni sus oponentes ni Sherman citan nunca nada que apoye esta afirmación de la alegría que ella supuestamente tiene en lo que no sabe. Si ése fuera el caso, ¿por qué mantiene a expertos en política en su equipo, tal y como Sherman informa que hace? Si le gusta el hecho de que ella no lo sabe todo, ¿por qué está escribiendo artículos de opinión para el Wall Street Journal y The Washington Post sobre la reforma sanitaria y la política energética? ¿Por qué está dando discursos de una hora sobre las relaciones entre China y Estados Unidos sin un teleprompter?

Que Sherman incluso utilice a Johnston como fuente en su artículo debería causar en toda persona razonable el que se cuestione la credibilidad del artículo. ¿De qué manera es Johnston una fuente fiable para un artículo acerca de cualquiera de las decisiones que Palin ha hecho con respecto a su carrera política teniendo en cuenta que el chico admite que la última vez que tuvo contacto con ella fue mucho antes de que ella renunciara a su cargo y que ha mentido sobre Palin antes? Por supuesto, Sherman no dice a sus lectores que Bristol ya ha pedido la custodia en exclusiva de Tripp. Sherman tampoco les dice a sus lectores que entrevistó a esta otra buena pieza por su artículo. A pesar de que no la cita en el artículo, parece que se han basado en lo que ella le dijo para hacer algunas afirmaciones discutibles en el artículo.

Sherman también falsamente afirma que ella «canceló una aparición prevista en la conferencia de la CPAC» en febrero de 2009. Ella nunca aceptó la invitación para asistir a la CPAC. Sherman sugiere también que Palin canceló una aparición en un acto de recaudación de fondos en Nueva Orleans para el que su asistencia había sido promocionada. El RNC [Republican National Committee, comité nacional republicano] puede haber promocionado su asistencia, pero en ningún momento aceptó la invitación de la RNC para aparecer en el acto de recaudación de fondos.

El artículo de Sherman es sólo el último de la izquierda radical que se centra en la cantidad de dinero que la gobernadora Palin ha ganado en el último año. El motivo de la izquierda para centrar la atención sobre la riqueza de Palin es bastante claro. Ellos están tratando de crear la narración de que Palin es una hipócrita por hacer un montón de dinero. A los ojos de la izquierda radical, su riqueza contradice la imagen de hockey mom que ha transmitido al público.

El que la izquierda crea esta narrativa demuestra lo mal que comprenden la manera cómo los conservadores o republicanos ven el dinero o riqueza como algo opuesto al elitismo. La izquierda confunde el dinero o la riqueza con el elitismo. Ningún populista de tendencia conservadora o republicana tiene algún problema con el dinero o la riqueza que se gana a través del libre mercado. La gobernadora Palin nunca ha criticado a nadie por hacer demasiado dinero a través del mercado libre. De hecho, una de las razones por las que los conservadores y los republicanos apoyan de manera tan agresiva los recortes de impuestos incluso para los estadounidenses más ricos es que los que han sobresalido a través del mercado libre no deberían ser castigados por su éxito.

Lo que los conservadores y los republicanos, como la gobernadora Palin, no soportan es el elitismo, que es la idea de que alguien con un fondo especial de educación o una persona que viene de una clase social alta está intrínsecamente agraciada con ideas superiores o cualificaciones. Liberales como Sherman no entienden la distinción entre el dinero y la riqueza y el elitismo. Lo primero es algo que los conservadores y los republicanos como Palin aplauden. Lo último es lo que denunciamos.

De ninguna manera es una hipocresía de la gobernadora Palin el trabajar duro y ganar tanta riqueza como pueda. El hecho de que se ha convertido en rica no va en contra de su narrativa de hockey mom. ¿Por qué no lo hace? Porque la historia de Sarah Palin nunca ha sido que ella es sólo una hockey mom… la historia de Sarah Palin ha sido siempre que ella es una hockey mom que ha triunfado en el ámbito político y económico. Ella es una americana corriente que ha logrado cosas extraordinarias. Y ella tiene mucho más que ofrecer a nuestro país y nadie – ni Gabe Sherman o Joe Biden o cualquier otro miembro de los cojos medios de comunicación – pueden pretender conocer sus intenciones futuras o su destino final.

Con posterioridad a la publicación de esta basura, otro gacetillero, Joshua Green de Atlantic Magazine, publicó lo que podría ser considerado una separata a la primera basura. En ella, abundaba en el hecho de que Sarah Palin se ha hecho rica durante este último año y que adora el dinero, pero, a diferencia de lo que dice Sherman, él sostiene que Palin es una vaga y que no se va a presentar como candidata a la presidencia porque no está dispuesta en absoluto a trabajar lo que habría que trabajar para ello.

De nuevo, recurro a Ian Lazaran de Conservatives4Palin para que le dé la réplica al embustero (ver el original aquí):

¿Qué es peor: ser un “clamoroso estúpido” o un gacetillero del Atlantic Magazine como Joshua Green?

(…)

Si el dinero fuera todo lo que interesa a Palin, no sé entonces por qué rechazó un sustancioso aumento de sueldo a principios de 2009. Por supuesto, ni Green ni Gabriel Sherman pueden reconciliar sus afirmaciones de que el dinero fue el principal detonante de su dimisión cuando ella hubiera recibido igualmente el dinero de su contrato editorial, que parece justificar la mayor parte del dinero que ha hecho este pasado año, tanto si dimitía o no. Si ella fuera una mujer guiada principalmente por la avaricia, ¿por qué accedió a hablar sin cobrar (p.e., en la Southern Republican Leadership Conference, los discursos en los Tea Party de Searchlight y Boston) o devolvió sus honorarios (p.e., en la convención Tea Party, Ohio Right to Life) en tantas ocasiones?

Por lo que se refiere a la narrativa de Green acerca del trabajo duro, uno no necesita mirar mucho más lejos de cuando se aparta de la narrativa de Sherman en el artículo del New York Magazine. Ambos gacetilleros izquierdistas parecen conceder que Palin ha creado una empresa extremadamente exitosa. Donde Green difiere de Sherman es en cuánto es responsabilidad de Palin en ese éxito. En la mente de Green, Palin es una figura completamente pasiva que asiente dócilmente a todo lo que su troupe de bufones dicen y hacen. Green ni siquiera afirma que se basa en fuentes cualesquiera para llegar a semejante conclusión. ¿Ha escrito alguien alguna pieza creíble sobre Palin, para bien o para mal, que la retrate de otra manera que una figura completamente segura de sí misma que toma el mando de su carrera política y de su propio destino? ¿Habría dimitido alguna vez una persona pasiva y dócil sabiendo el castigo político que iba a soportar?

La única manera en que Green puede afirmar plausiblemente que Palin se escabulle del trabajo duro a pesar de que parece estar de acuerdo con la caracterización de Sherman del “imperio” de Palin es minimizando su papel en su creación. Green compara a Palin con Glenn Beck, incluso los gacetilleros de extrema izquierda como Green saben que le ha costado años de duro trabajo y dedicación a Beck el llegar a donde está hoy. Green no puede sostener su narrativa sobre el trabajo duro a menos que pueda disminuir el papel que Palin ha jugado en su propio triunfo ya que el triunfo en sí mismo es la prueba de su diligencia.

(…)

Actualización: Si Palin es realmente tan perezosa, entonces porque escribe ella misma todo su material tal y como Sherman reconoce en su artículo. Si ella fuera una completa tarugo, ¿no usaría simplemente un teleprompter en todos sus discursos y se fiaría de esa “red de seguridad” para hacer sus comentarios?

Y para remachar el clavo, Ian Lazaran publica un nuevo post al día siguiente dando la verdadera razón de la salida al ruedo de Green en lo que parece ser una abierta contradicción con su colega Sherman (ver el original aquí):

El gacetillero de Atlantic Magazine Joshua Green trata de salvar otra narrativa sobre Palin que de hecho ha sido puesta en peligro  por el artículo de Sherman

(…)

El motivo por el que gacetilleros del Partido Demócrata como Green están cuestionando algunos aspectos del artículo de Sherman es porque aceptar el artículo en su totalidad significaría aceptar el hecho de que Palin es una figura absolutamente competente y alguien capaz de gestionar una exitosa y sofisticada empresa con un pequeño equipo y ser alguien que no depende en absoluto de ningún asesor político nacional.

Y para terminar con esta entrada y, de paso, ir al meollo de la cuestión, les ofrezco de nuevo otra traducción de un artículo de Conservatives4Palin. En esta ocasión, se trata de uno de C. Brooks Kurtz y en él aclara a todos los acomplejados que pueda haber por ahí que hacer dinero, cuando se hace honradamente, no tiene nada de malo, ¡caramba! (ver el original aquí)

Recuérdamelo otra vez: ¿cuál es el problema con hacer dinero en el libre mercado?

Se ha dicho mucho en los últimos días acerca de la gobernadora Palin y el dinero, específicamente sobre todo lo que ha ganado desde su dimisión como gobernadora de Alaska. Ésta es la cuestión: ¿qué tiene de malo ganar dinero? ¿Acaso se supone que debe pagar sus deudas legales con cupones, pieles de animales y billetes de lotería?

Ella no está ganando dinero con un cargo público, ella no está cogiendo dinero impuesto a los contribuyentes y recaudado por agentes bajo la amenaza de la fuerza o de encarcelamiento, ella no está robándolo y no está tomándolo prestado. Ella no está gimoteando el ser una víctima de una clase o de una causa, ella no está extorsionando a ninguna empresa bajo la amenaza de un boicot y no está cabildeando por el dinero de los contribuyentes.

Ha escrito un libro, una idea que antes de su lanzamiento fue objeto de burlas y ridiculizada y después explicada como inevitable tras el hecho de que su éxito fuera obvio. Su libro ha vendido más de dos millones de ejemplares y ni siquiera ha sido editado en edición de bolsillo. Cuando publique su segundo libro, dudo que venda tan bien como Going Rogue pero será un best-seller inmediatamente en The New York Times, Amazon y Barnes and Noble antes incluso de que llegue a sus estanterías, tal y como hizo Going Rogue antes que él.

Su gira de presentación, una brillante idea a posteriori, fue un riesgo mayor. Si hubiera ido por todo el país en su autocar y pocas personas hubieran acudido, ella hubiera parecido estar loca y hubiera terminado, a todos los efectos, con su pujanza nacional. Siguiendo sus observaciones del día de su dimisión, ella comprendió que sólo los peces muertos siguen la corriente. Cientos de miles de personas lucimos esas pancartas y esperamos en cola durante horas para conseguir unos pocos segundos y decirle “gracias”. La gobernadora Palin hizo un montón de dinero de todo eso. ¿Y qué? Nosotros solemos decir “bien por ellos” cuando una persona tiene una idea, se arriesga y triunfa. Se llama “el modo americano” y no “el modo de Chicago” por una razón.

Llevar la política al libre mercado es arriesgado – si eres un político, casi no se oye hablar de las arrogantes giras de discursos que tantos políticos e intelectuales hacen cada año por ahí. Los acuerdos de la gobernadora Palin han sido tan endemoniadamente diferentes que vuelven locos tanto a amigos como a enemigos, en parte porque son tan fuera de lo corriente. Como muchos partidarios de la gobernadora Palin, yo no me siento explotado o que se han aprovechado de mí cuando oigo hablar de sus honorarios como conferenciante – me sentiría incómodo si no tuviera la oportunidad de oírla hablar en una intervención en directo, con franqueza, y ciertamente no espero oírla hablar gratis. Sé que no estoy solo cuando digo que me siento feliz de añadir mi pequeña contribución a su creciente fortuna.

Al contrario que cierto candidato presidencial fracasado y activista medioambiental, la gobernadora Palin no va por todo el mundo urgiendo a los gobiernos a endosar a un público reticente una serie de terribles regulaciones medioambientales que la enriquezcan. Nanay, ella simplemente cobra a la gente que quiere oírle hablar – me sentí feliz de apoquinar 114 dólares por verla en Tulsa, y si resulta que viene por aquí cerca otra vez para hablar, me sentiré feliz de apoquinar otros tantos. No lo lamento, lo disfruté. De entre las muchas razones por las que trabajo por un sueldo (en el malvado libre mercado, recuerden), una de ellas es que así puedo hacer cosas como ver a la gobernadora Palin hablar con miles de sus seguidores. Gano mi dinero honradamente y lo gasto de la misma manera. No le niego a personas con diferentes opiniones políticas la misma libertad, me hace feliz.

¿Cuándo fue que hicimos que mejorar honradamente la cuantía de nuestra cuenta en el banco a través del libre mercado fuera una mala cosa o algo sospechoso? La única cosa que la gobernadora Palin está explotando es la vitriólica obsesión de la izquierda con ella y afortunadamente está haciendo un trabajo fino con ello.

El artículo del New York Magazine “Palin, Inc.” usaba alteraciones de marcas registradas americanas en un intento de burlarse y empequeñecer a la gobernadora Palin. Imagino que encontrar la idea de que una mujer como la gobernadora Palin sea capaz de enriquecerse es a partes iguales siniestra, hipócrita e impensable en cenáculos liberales. Tal vez esta ignorancia sobre el capitalismo y el libre mercado explique por qué tantas publicaciones están perdiendo dinero a espuertas.

La única revelación que encontré en “Palin, Inc.” fue la de las pocas personas que ella emplea a su alrededor. Fui sorprendido de que su séquito fuera tan reducido. Cuando me reveló que ella vuela en avión privado cuando viene de Alaska o vuela en business o primera clase cuando lo hace en “los 48 de abajo”, mi única sorpresa fue que no insistiera en volar siempre en avión privado. Yo lo haría, y ustedes también lo harían de estar en la misma situación. Pequeñeces como ésa se presentan como si fueran demandas extravagantes en sus contratos como conferenciante, aunque no he visto nada acerca de demandas de “copas de brandy llenas de chocolatinas M&M”. He visto peticiones razonables de alguien que es asediada cuando está en público y que valora en mucho su intimidad en las raras ocasiones en que la consigue.

En “Palin, Inc.” me asombró la sorprendente revelación de que los Palin habían añadido dos coches a su garaje y estaban  ampliando su casa para acomodar a su hija y a su pequeño hijo, y a su hijo, un veterano de guerra. No veo cómo puede ser esto reprochable o sospechoso. ¿No es lo que hacen todas las familias? ¿Ampliar sus casas para poder acomodar a su familia?

Hacer dinero en el libre mercado no es malo sino que es un bien supremo. Si fuera fácil, todo el mundo lo haría. La gobernadora Palin tuvo la oportunidad de ser nominada para el ticket del GOP a través de una serie de riesgos que podrían haber terminado con su carrera política antes aún de que hubiera despegado. Políticamente y en todo lo demás, ella es una tomadora de riesgos y una muy buena en eso.

Cuando el tener derecho se convierte en la nueva prosperidad, tenemos razón de preocuparnos. Que la gobernadora Palin pueda hacer una fortuna basada en la idea de que la gente quiere oír más de ella es una idea de la que necesitamos más como ésa, no menos. Necesitamos más gente como Sarah Palin. Las jóvenes generaciones necesitan entender que hay maneras de enriquecerse y prosperar que no implican el meter mano en los ahorros del gobierno, o controlar la hucha. El trabajo no lucrativo está muy bien si es eso lo que quieres, pero no es más honroso o más moral que ofrecer al público algo que el público quiere – un producto, una idea, una expresión – a cambio de un pago. Lo no lucrativo y el trabajo en el gobierno no hacen funcionar la economía; el provecho, sí.

La gobernadora Palin ha hecho provecho y muy bien por ella. Se lo ha ganado.

Y hasta aquí mi entrada de hoy en la que la verdad más de uno dirá que Sarah Palin no será una vaga, pero yo sí porque todo lo que he hecho ha sido ceder la palabra a otros autores. El caso es que cuando leí estos artículos me parecieron tan excelentes que no pude dejar de pensar en que debería ofrecérselos a ustedes y que nada que yo pudiera decir iba a mejorarlos ni un ápice.  Como quiera que los artículos están en inglés, debía traducirlos y ésa (la mala traducción) ha sido toda mi intervención hoy. ¿Y es que qué más podría decir yo? Tan sólo una cosa: que ojalá yo también pudiera cobrar por mis escritos (créanme si les digo que no cobro ni un euro por ninguno de ellos), sobre todo si eso me permitía luego dejar mi desagradable trabajo actual y establecerme por mi cuenta. Sin embargo, no ha llegado todavía mi momento y, si algún día llega, no veo porqué no iba a aprovechar la ocasión. Y si encima logro hacerme millonario, ¿me iba a avergonzar por ello? ¡Nunca! Y es que en mi opinión, si la izquierda odia a los emprendedores que se arriesgan y logran el triunfo no es más que por envidia porque ellos son unos inútiles redomados, incapaces de tener una idea siquiera, y por eso sólo aspiran a que el gobierno o algún sindicato los amamante durante el resto de su vida sin tener ellos que dar un palo al agua. Y ahí está el meollo de la cuestión. La pura y simple envidia. Y es que si la envidia fuera tiña…

¡Gobernadora, haga todo el dinero que pueda, por favor! Y cuando saque un nuevo libro, cuente conmigo para incrementar sus ganancias; juro que pagaré el precio del libro con gran placer.

Hasta la próxima entrada.


GOING ROGUE: UN RESUMEN (VI)

29/12/2009

 

Aún me falta otra entrada más para terminar con este resumen que les estoy ofreciendo del libro de Sarah Palin. Un libro que, si tuviera que aconsejar a un amigo sobre si vale la pena que se lo compre o no, le diría que por supuesto que sí. Y los motivos en concreto que le daría para ello son exactamente los mismos que les ofreceré a todos ustedes en una próxima entrada que se va a titular “Las lecciones de Going rogue”. No se asusten porque no se va a tratar de una reseña literaria (para eso, tienen ustedes montones de ellas corriendo por ahí y mucho más buenas que cualquiera que pueda yo pergeñar) sino de una reseña más bien “política”, si es que se puede llamar así, porque, para muchos, este libro no contiene nada de política cuando, en mi opinión, es todo lo contrario: está lleno de política, de política de altos vuelos y especialmente de propuestas para el futuro. Reconozco que cuesta entender lo que mueve realmente a alguien tan rara avis como Sarah, pero es que estamos muy enviciados después de tantos años de miserable politiquería y una vez que nos encontramos a una persona decente y encima una política con mayúsculas, sencillamente no estamos a su altura.

Una foto de la familia Palin que hacía tiempo que quería publicar, pero que no quería hacerlo mientras Track estuviera destinado en Irak. Por fortuna, ya ha vuelto sano y salvo y ya no hay ningún obstáculo a que lo haga. Por mi parte, no voy a hacer ningún comentario porque ya saben ustedes cuál sería: ¡Mira qué graciosa está Piper! ¿A que es un encanto de niña? (Lo siento, pero uno ha nacido para ser padre y me tengo que jorobar no siéndolo, así que no me queda más remedio que consolarme con los hijos de los demás). ¡Piper, Piper, Piper!

CAPÍTULO SEXTO: THE THUMPIN’ (El aporreamiento)

Sarah comienza este capítulo recordando el año 2004, cuando le sugirieron presentarse como candidata al Senado en Washington, compitiendo por el escaño ocupado en aquel entonces por Lisa Murkowski, la hija del gran sátrapa Frank Murkowski ( se acuerdan de él, ¿eh?).  Era una buena oportunidad porque la tal Lisa estaba más que desprestigiada por el escandaloso caso de nepotismo en que se había enfangado su papá y hubiera sido muy fácil arrebatarle el escaño. Sin embargo, tras consultarlo con su familia, como ha hecho siempre, Sarah se encontró con la única oposición de su hijo mayor, Track, quien le preguntó quién iba a ser entonces la manager de su equipo de hockey (Sarah era efectivamente la manager del equipo y se ocupaba de todo lo que tuviera que ver con ellos, viajes incluido) si era elegida senadora. Como quiera que para Sarah su familia va siempre primero, le pareció un argumento más que sobrado para desestimar finalmente la oferta.

Y tras la campaña electoral de 2008, Sarah nos cuenta que se sentía en la misma situación que en aquel entonces. Seguía siendo la gobernadora de Alaska, seguía siendo la misma persona que diez semanas antes, pero en cambio Alaska ya no era el mismo lugar en el que había vivido ella siempre. Para Sarah, había empezado la guerra de las ethics complaints, los mismos periódicos que antes la trataban con respeto y hasta amistad ahora se habían convertido en vulgares tabloides llenos de calumnias y su administración se encontraba de pronto con que ya no podía gobernar, sino que se pasaba todo el rato defendiéndose de la avalancha de acusaciones infundadas de que era objeto. Anónimos (o no tan anónimos) asesores de la campaña de McCain empezaron a sembrar rumores sobre ella en un intento de descargarse de las culpas por su propia estupidez. Los periódicos nacionales, que le achacaban intenciones futuras que ella nunca había reconocido, se quejaban de que no saliera de Alaska, mientras que en Alaska a poco que salía de allí se quejaban de que les dejaba abandonados, prohibiéndole que hiciera lo mismo que habían hecho todos sus antecesores sin mayores problemas. Era “la nueva normalidad” y como en 2004, iba a ser Track quien acabara dándole el argumento definitivo para que tomara definitivamente una decisión.

Y es que es curioso cómo puede cambiar la gente. Por ejemplo, ¿se acuerdan de aquella historia bastante bochornosa en que la víspera del Día de Acción de Gracias Sarah fue entrevistada en una granja de pavos mientras a sus espaldas un operario hacía su trabajo y mataba pavos? El autor fue un periodista de Alaska a quien Sarah recordaba como un profesional muy serio, pero que ahora estaba desconocido. O aquel otro periodista que le sugirió dar una rueda de prensa con todo su gabinete para así facilitarles el trabajo a ellos al no tener que ir de puerta en puerta y que luego, tras haber accedido a dar esa rueda de prensa, publicó que Sarah era incapaz de ofrecer una rueda de prensa sin la asistencia de su gabinete para “soplarle” las respuestas. Pero todo esto no era sólo cosa de la prensa local, sino también de la nacional que seguía vertiendo basura sobre ella y que hasta se atrevieron a acosar a Piper en la calle aprovechándose de que volvía sola del colegio. Molestaban a su familia, a sus parientes, a sus asociados políticos, a sus vecinos, a su médico… Y si alguno de estos creía que quien le preguntaba era de confianza y hablaba con él de buena fe, pronto se daba cuenta de que le habían engañado y se lamentaba amargamente de haber picado.

Prensa, pero también bloguistas progres, que eran casi peores obsesionados como estaban con Trig y la calumnia de que no era hijo de Sarah. Y hasta empezaron a hacer circular el rumor de la existencia de unos videos pornográficos de Sarah que iban a publicar prontamente. No lo hicieron nunca.

Es cierto que no era ella la primera política que se encontraba en esa situación, pero es que tampoco será la última al menos hasta que los estadounidenses digan basta ya. Sarah reconoce que no le gusta quejarse, pero reconoce también que a raíz de toda esta situación, la prensa tradicional ha acabado perdiendo toda su credibilidad como fuente de información. Y si ya no cumple con esa función, habrá que buscar otros medios porque, gracias a Dios, aún quedan algunos: periodistas en la televisión por cable, comentaristas radiofónicos, bloguistas, algunas publicaciones periódicas basadas en hechos reales, etc. Justamente todos esos medios que la izquierda sueña con poder cerrar de una vez por todas.

El 7 de julio de 2009, Rudy Giuliani invitó a Sarah, Todd y Willow a presenciar un partido de beisbol de los Yankees en su estadio de Nueva York. Fue entonces cuando el patético comediante Jay Letterman (de la CBS, ¡cómo no!) hizo un chiste asqueroso sobre Willow. Sarah salió en defensa de su hija y la izquierda se le echó encima acusándola de no aguantar siquiera un chiste, aunque ese chiste no sólo fuera repulsivo sino degradatorio para Willow tanto como mujer como adolescente. Por supuesto, las feministas ésas que tanto se llenan la boca cuando quien habla es alguien que no es de la banda, calladas como buenas chicas que son, siempre a las órdenes del macho alfa. Sarah las califica acertadamente al describirlas como “hipócritas”.

Y lo más ridículo fue cuando surgieron los rumores de que se divorciaba de Todd y todo porque la fotografiaron un día sin llevar puesta su alianza. Pero es que ella muchas veces no la lleva y, de hecho, Todd ni siquiera tiene una porque cuando las compraron hace veinte años eran más pobres que las ratas y la de Sarah ya les costó 35 $ y no tenían para más. A eso se le llama buscarle tres pies al gato. O pensar mal y no acertar. O simplemente ser imbécil.

En cuanto a su tarea diaria de gobierno, de repente se multiplicaron los requerimientos de información recibidos por su administración y las ethics complaints presentadas contra ella. Los primeros son meros tiros al azar a ver si pueden encontrar algo que dé para una calumnia (ya que para una verdad no iban a encontrar nada) y las segundas son meramente ridículas. La mayoría de estas peticiones procedían de las mismas dos personas: un periodista de la AP y la turuta de Andrée McLeod quien, en prueba de que realmente lo suyo es de manicomio, llegó a presentar una ethics complaint quejándose de que las funcionarias de la administración llevaban la ropa demasiado ceñida y se les marcaba todo: tetas, culo, etc.  ¡Un escándalo! Algo que de por sí ya es bastante como para recetarle una cura de sueño, pero como quiera que la prensa le apoyaba porque les proporcionaba carnaza (es que la tal McLeod, a la que presentaba una ethics complaint, corría a contárselo a la prensa, algo expresamente prohibido por la ley) y pronto un abogado izquierdista, Don Mitchell, empezó a financiarle y hasta a asesorarle. Sarah reconoce que alguna vez ha estado tentada de acabar con todo aceptando la multa que fuera con tal de poder olvidarse de ello, pero su abogado, Tom Van Flein, un buen abogado, jamás se lo ha permitido consciente de que eso es pan para hoy y hambre para mañana, además de que es fundamentalmente injusto porque ella no ha violado ninguna ley. Y es que el propio Don Mitchell ya había publicado una entrada en el Huffington Post en septiembre de 2008 anticipando la estrategia de las ethics complaints como medio para arruinar la acción de gobierno de Sarah.

En cuanto a la política de la nueva administración en Washington, la opinión de Sarah es clara: el gobierno no debe meterse en la economía. Y punto. Se opone a todo tipo de “redistribución de la riqueza” porque eso no es más que el quitarle injustamente su dinero trabajosamente ganado a una persona para dárselo a otra. Pero es que además de injusto, no funciona tal y como recuerda Sarah citando a Abraham Lincoln, quien ya dijo que no se puede ayudar a los pobres aplastando a los ricos que invierten y crean puestos de trabajo para ellos porque en ese caso, los ricos simplemente se irán a otro lado y los pobres perderán incluso esa oportunidad de prosperar por su cuenta. Es entonces cuando Sarah empieza a oír de los Tea Parties y eso la llena de ánimo al ver que los estadounidenses están atentos a lo que pasa en SU Casa Blanca y en SU Congreso y que no piensan dejar de estarlo.

Un buen día, Sarah y Todd repasan su situación económica y se llevan un susto al encontrarse con que deben alrededor de 500.000 $ en gastos legales. Y encima, 50.000 $ de ese total corresponden  al coste del proceso de selección como candidata a la vicepresidencia, que el GOP se lo carga a ella al no haber ganado las elecciones… ¡Genial! Sarah nos explica entonces que ésa es la misma estrategia que ya emplearon en su momento contra Newt Gingrich. La izquierda, con su pobre mensaje y sus más pobres resultados aún cuando han gobernado, ya no se bate en el terreno de las ideas porque sabe que no tiene ni una que ofrecer, sino que prefiere batir directamente a sus adversarios políticos y Gingrich, que se había convertido en algo raro en la derecha: el líder de un movimiento popular, era el más temible de todos ellos. Así que había que acabar con él como fuera y lo hicieron a base de ethics complaints, un total de 74 que se presentaron en su contra de las cuales 65 eran simplemente ridículas. Sin embargo, hubo una, sólo una, que prosperó y por la que fue condenado a pagar una multa de 300.000 $ y aunque tres años después fue definitivamente exonerado, ya era tarde porque su imagen pública había quedado tocada y se hundió.

Es lo mismo que intentaron con Sarah. Ella también tuvo que tragarse una ethics complaint que no fue descartada del todo.  Fue la relacionada con una serie de viajes realizados por ella y su familia que algunos no consideraban hechos “en interés de Alaska”. No había ninguna violación de la ley, pero el investigador demócrata que la tramitaba se vio forzado por el partido a encontrar algo y ante el temor de que se eternizara, finalmente Sarah aceptó reembolsar al Estado el importe de una parte de esos viajes siempre y cuando quedara constancia de que no había vulnerado ninguna ley y que si lo hacía era simplemente como un medio de ayudar a que la legislación relacionada con los viajes de los miembros de la familia del gobernador fuera revisada y reescrita con más claridad. De hecho, Sarah incluso tuvo que reembolsar el importe de un viaje de su hija Bristol que ésta nunca realizó (¡!). Lo hizo simplemente para no seguir atascada con ese asunto por vete tú a saber cuánto tiempo más, pero el resultado práctico fue que por fin los medios de comunicación podían publicar que Sarah había sido encontrada culpable de una violación ética, sin dar más detalles, por supuesto.

Semejante acoso empezó a dar resultados y empeorar su situación familiar: Todd no podía ir siquiera a la sede del Gobierno porque los periodistas le acusaban de ser “el gobernador en la sombra”, sus hijos no podían viajar con ella y tenían que vivir separados (Piper y Trig vivían con su madre en Juneau y Bristol y Willow lo hacían en Wasilla con su padre). Su equipo también empezó a verse afectado ya que las ethics complaints empezaron a apuntar hacia ellos y de la manera como es la legislación de Alaska, tenían que pagarse todos los gastos legales de sus propios bolsillos.

Por fin, un grupo de la Republican Governors Association que viajó a Alaska le advirtió de que estaba siendo “emanuelizada” (por Rahm Emanuel) o “aporreada” y le dicen que está todo recogido en el libro The Thumpin’: How Rahm Emanuel and the democrats learned to be ruthless and ended the republican revolution (El aporreamiento: Cómo Rahm Emanuel y los demócratas aprendieron a dejarse de tonterías y pusieron fin a la revolución republicana). En él se recoge la historia secreta de la campaña electoral de 2006, que devolvió el control del Congreso a los demócratas y fueron el preludio de la victoria de 2008 en las presidenciales.

Y además, seguían dale que te pego con Bristol y su embarazo, Trig y quién era su verdadera madre, etc. Ella sólo pretendía hacer su trabajo, pero no le dejaban. Por fin, su más fiel compañera, Kris Perry, se ve obligada a dimitir incapaz de seguir.  A base de ethics complaint tras ethics complaint, su imagen pública iba deteriorándose. Además, le amenazaba la ruina económica. Su amiga Kristan Cole creó un fondo con todas las de la ley para ayudarle a sufragar los gastos legales, pero también se vio afectada por una ethics complaint y hasta ahora no se ha podido tocar un solo dólar de allí. La administración de Alaska estaba prácticamente paralizada.

Sin saber muy bien qué hacer, Sarah habló con Track por teléfono. Aún estando él en Irak, estaba enterado de lo que pasaba y hasta él se sentía afectado y hasta desmoralizado. No quiere que su madre abandone deshonrosamente su puesto sino que le pide que haga lo que haga sea para perseguir un objetivo mejor. Sarah recuerda el consejo de un buen amigo de los Palin: En política, o comes bien o duermes bien. Ella ya no dormía bien. Tiene que ser la gente de Alaska en primer lugar y si no podía responderles cómo ellos le tenían todo el derecho a exigirle que lo hiciera, entonces debía obrar en consecuencia. Por fin, Sarah tomó la decisión de dimitir y cuando lo hizo, no había ningún cálculo en ello. Para ella, era únicamente lo que tenía que hacer y si la consecuencia iba a ser que se hundiera su carrera política, lo asumiría.

El 3 de julio de 2009, Sarah dimitió por la única razón de que era lo mejor para Alaska. Pero lo más divertido fue la reacción de esos mismos que tanto deseaban deshacerse de ella: estaban indignados y corrieron a inventarse algunas calumnias de última hora como, por ejemplo, que dimitía porque el FBI la estaba investigando, algo que el FBI desmintió oficialmente acto seguido. Pero seguían preguntándose por qué había dimitido y por más que se les explicara, era imposible que lo entendieran. Sólo una comentarista, Mary Matalin, comprendió que la inteligencia de una estrategia que no sólo desarmaría a sus oponentes sino que además la dejaría libre para viajar y recaudar dinero y favorecer las causas que quisiera. Ciertamente fue la única que demostró tener luces porque reconozco que yo también me volví tarumba aquel día (fui tibio, pero prometo no volver a serlo nunca más). Pero lo peor es que la izquierda, a estas alturas, sigue sin entenderlo. Y es que no es extraño porque el izquierdismo perjudica seriamente el uso de las capacidades racionales.

Y como quiera que en la foto anterior no aparece el miembro más joven de la familia Palin, para compensar, aquí le dedico una foto en exclusiva para él sólo con su mamá. Su hippie boy como lo llama Sarah (le gusta que lleve el pelo largo y ciertamente parece un hippie) en brazos de su madre, saludando a sus partidarios durante un acto de su reciente gira. ¿A que será estupendo ver a Trig trastear en el Despacho Oval en 2013? ¡Ay, Piper, que te va a robar el protagonismo! No te preocupes, tú siempre serás mi Palin favorita.


VAMOS A CONTAR VERDADES, TRALARÁ…

25/04/2009

 

En una de mis primeras entradas en este blog (“Calumnia que algo queda”) me referí  a la cuestión de las calumnias que habían empezado a verterse sobre Sarah desde el mismo día en que se conoció su selección por John McCain como su compañera de ticket. Alguna de esas calumnias, tantas que casi forman un género literario propio, las Palin smears,  ya ha sido tratada y refutada mientras repasaba su biografía, pero a la gran mayoría de ellas simplemente las di de lado y ni las mencioné porque mi intención era precisamente la de no hacerme eco de ellas de ninguna manera. Siento tal repugnancia hacia todos aquellos que se han dedicado a sembrar y difundir esas calumnias que la sola idea de que tener que ensuciarme las manos escribiendo una sola línea más de lo imprescindible sobre ellas me produce náuseas. Así pues, pensé que podría continuar este blog sin tener que tocar el tema, pero al final he comprendido que no va a ser posible. El motivo: una simple conversación con algunos de mis amigos en la que el tema de Sarah Palin surgió de pasada; la reacción de ellos ante la mera mención de su nombre fue una sonrisa sarcástica y un comentario: “A mí esta mujer es que me da miedo”, que no me esperaba de ninguna manera porque mis amigos son personas sensatas, bien informadas y perfectamente capaces de sumar dos y dos. Sin embargo, el poder de los medios de (des)información es tal que a poco que les dejes una rendija, te infectan con su basura y ni te das cuenta. Es por ello que voy a hacer de tripas corazón, aprovisionarme abundantemente de Primperan y lanzarme de cabeza a las fangosas y turbias aguas de las Palin smears. Todo sea por el buen nombre de Sarah.

De entre todas las calumnias que han surgido por ahí, he seleccionado las veinte que más “éxito” han tenido durante la campaña electoral. Estas veinte pueden agruparse en cuatro tipos diferentes, atendiendo al momento de la vida de Sarah a que se refieran.

Calumnias sobre su vida privada

¿No fue el actual presidente de Estados Unidos quién marcó un límite infranqueable a la prensa: su esposa y sus hijas? Claro que como todos los izquierdistas, se refería a sí mismo, no a los demás porque la vida privada de Sarah bien que fue examinada y vuelta del revés por sus partidarios. Y es que ya lo sabemos, la izquierda siempre tiene dos varas de medir: una para sí misma y otra para los demás.

  • Sarah tuvo una aventura amorosa con el antiguo socio de su marido, Todd.
  • Su hijo Track tuvo que alistarse en el ejército como pena por haber destrozado algunos autobuses escolares como gamberrada.
  • Sarah es miembro (¡que tentación de escribir “miembra”!) del Partido Independentista de Alaska.
  • Su hijo Trig no es su hijo realmente, sino de su hija Bristol. Sarah fingió su embarazo.
  • Su hijo Trig sufre síndrome de Down debido a que Sarah no se cuido lo suficiente durante su embarazo.

Calumnias sobre su etapa como alcaldesa de Wasilla

Alguna de ellas hace referencia a su etapa como concejal, que ya son ganas de hurgar en la basura por parte de los medios de (des)información. Por cierto, no pienso hablar de la multa de tráfico de Todd ni la de Sarah por pescar sin licencia. Es demasiado ridículo; hasta ahí podríamos llegar.

  • Sarah es miembro (otra vez y no me resistiré a lo de “miembra”) de la John Birch Society.
  • Sarah prohibió alrededor de 100 libros de la biblioteca pública de Wasilla.
  • Sarah pretendió que las víctimas de violaciones pagasen de su bolsillo los exámenes médicos.
  • Sarah apoyó la candidatura presidencial de Pat Buchanan en 2000.
  • Sarah dejó al municipio con una deuda de 20 millones de dólares cuando abandonó la alcaldía.

Calumnias sobre su etapa como gobernadora de Alaska

Al referirse al período más reciente de la vida de Sarah, se hizo más énfasis sobre ellas. Lamentablemente, son igual de repulsivas que las anteriores. Y más falsas que un billete de cuatro dólares. Y que hubiera gente que se las creyera a pies juntillas no tiene perdón de Dios; se puede ser tonto, pero querer ser tonto ya es demasiado. Y luego me preguntan que porqué soy de derechas…

  • Sarah recortó los fondos disponibles para las madres adolescentes.
  • Sarah recortó los fondos disponibles para las escuelas de niños discapacitados.
  • Sarah declaró públicamente que la guerra de Iraq era “voluntad de Dios”.
  • Sarah pretende forzar la enseñanza del Creacionismo en las escuelas.
  • Sarah pretende forzar la enseñanza exclusiva de la abstinencia sexual en las escuelas.
  • Sarah mintió al decir que había vendido el jet del gobernador en eBay.
  • Sarah abusó de su poder para forzar el despido de su ex-cuñado (el “troopergate”).

Calumnias sobre su etapa como candidata vicepresidencial

No demasiadas porque Sarah tuvo un comportamiento exquisito durante toda la campaña electoral. De hecho, las peores calumnias sobre ella las tuvo que escuchar de boca de algunos de los asesores de campaña de McCain una vez finalizada ésta, cuando estaban muy preocupados intentando cargarle la responsabilidad de la derrota a ella. Tal vez las comente al final de la serie si es que aún me queda Primperan…

  • Sarah se burló del candidato presidencial demócrata llamándolo “Sambo”.
  • Sarah no fue examinada adecuadamente antes de ser seleccionada por McCain como su compañera de ticket.
  • Sarah reveló información confidencial cuando anunció que su hijo Track iba a ser destinado a Iraq.

Todas y cada una de estas calumnias serán tratadas en una serie que empezaré inmediatamente y cuyas entradas serán breves y concisas, presentando rápidamente la calumnia y refutándola acto seguido, todo ello enmarcado con las siguientes etiquetas de cosecha propia, para alegrarlo un poco.

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Ésta para presentar la calumnia y advertir a mis lectores de que se tapen la nariz o corren el riesgo de desmayarse.

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Y ésta para presentar la verdad; verdad de la buena, de la que dicen los niños buenos y ni un solo izquierdista.


LA VERDADERA SARAH PALIN (tercera parte)

25/03/2009

 

Y tras Wasilla, ¿qué?

Una vez concluidos sus dos mandatos como alcaldesa de Wasilla, Sarah se decidió a dar el salto a la política estatal (la de su estado de Alaska, no la nacional). Así, en 2002 se postuló como lieutenant governor (o sea, vicegobernadora) en las primarias de su partido, el Republicano (recordemos que el candidato a este cargo es elegido por cada partido de la misma manera que lo hacen con su candidato a gobernador). Sarah compitió por la nominación junto con otros cuatro candidatos, pero no logró ser la elegida, pues quedó en segundo lugar con el 26,61% de los votos, por detrás del ganador, Loren Leman, que obtuvo el 29,34%. Leman formaría ticket poco después con Frank Murkowski, uno de los dos senadores por Alaska en Washington en aquel entonces (el otro era el también republicano Ted Stevens), y ambos se presentaron a las elecciones a gobernador de ese año, ganándolas. En consecuencia, Murkowski dimitió de su escaño en Washington, pero como quiera que como gobernador de Alaska tenía la potestad de nombrar a su sucesor allí hasta que se convocaran nuevas elecciones a senador, estuvo tentado por un tiempo de nombrar a Sarah, pero al final fue presa del nepotismo más descarado y acabó nombrando a su propia hija, Lisa, quien por aquel entonces ocupaba un puesto de representante en la Cámara de Representantes de Alaska.

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El gran Murkowski, todo un tipo realmente.

De 2003 a 2005, Sarah ocupó un cargo directivo en la “Ted Stevens Excellence in Public Service, Inc.”, un grupo de personas dedicado a proporcionar entrenamiento político a las mujeres del Partido Republicano en Alaska. No debía de ser un puesto muy interesante, pero Murkowski no se olvidó de que Sarah había apoyado disciplinadamente su candidatura a gobernador y en 2003 la nombró además directora de la Alaska Oil and Gas Conservation Comission, haciéndose cargo de la supervisión ética del organismo. Lo que debió de ver Sarah allí para que al año siguiente, en enero de 2004, dimitiera en protesta por lo que ella consideraba “falta de ética” de sus compañeros de comisión.

Pero es que no sólo dimitió, sino que además se dispuso a tirar de la manta. Para empezar, Sarah presentó una queja formal ante el gobernador Murkowski y el fiscal general del Estado, Gregg Renkes, contra uno de los comisionados, Randy Ruedrich, quien además era por aquel entonces dirigente del Partido Republicano en Alaska, acusándole de trabajar en asuntos propios de su cargo como dirigente del partido durante el horario de trabajo de su cargo como comisionado, así como de compadreo con una empresa a la que supuestamente debía controlar. Como resultado de la investigación, unos meses más tarde Ruedrich tuvo que reconocerse culpable de haber violado las leyes sobre ética del Estado y pagar una multa de 12.000 dólares. Sin embargo, Ruedrich no tuvo problemas posteriormente para ser confirmado en su puesto de dirigente del Partido Republicano en Alaska (¿qué sería de uno sin el cariño de sus amigos?), lo que sin duda debió de compensarle bastante por todos sus sinsabores.

Nada de eso arredró a Sarah, quien al año siguiente, en 2005, se unió a Eric Croft, un legislador demócrata, para presentar otra queja formal ahora contra Gregg Renkes, el fiscal general de Alaska, acusándole de haber tenido un conflicto de intereses mientras estuvo negociando un acuerdo comercial de exportación de carbón. Renkes era un antiguo amigo del gobernador Murkowski, a quien llevaba además su campaña electoral de reelección. Hubo un nuevo escándalo y el gobernador Murkowski trató de zanjar la cuestión con una reprimenda pública a Renkes. No lo consiguió y pocas semanas después Renkes se vio obligado a dimitir. Sarah se convirtió definitivamente en la “oveja negra” del Partido Republicano en Alaska, cuyos dirigentes no la querían ver ni en pintura, aunque su reputación de política honrada y valiente ante la gente corriente se disparó.

Fue en 2004 cuando Sarah jugó con la idea de presentarse a las elecciones al Senado en Washington de ese año, las que iban a elegir al verdadero sucesor de Frank Murkowski, puesto que su hija, Lisa, ocupaba el escaño interinamente. Sarah podría haber ganado seguramente, dado que Lisa Murkowski no era precisamente la persona más popular de Alaska después de la manera como había conseguido su cargo, pero finalmente decidió no presentarse ante los ruegos de Track, su hijo de 14 años por aquel entonces, quien, tal y como ella misma explicó posteriormente estaba muy preocupado sobre “cómo podría ser la mamá del equipo si la elegían senadora”. Así pues, no se presentó y Lisa Murkowski pasó a ser senadora ahora sí con todas las de la ley.

lisa

Lisa Murkowski (o Murkowski II). Y es que si no te coloca papá, ¿quién te va a colocar?

Sin embargo, una cosa era irse a Washington, D.C., y otra muy distinta quedarse en Alaska. En agosto de 2006, Sarah se presentó como candidata a gobernador en las primarias del Partido Republicano, venciendo al entonces gobernador Frank Murkowski, que optaba a la reelección, y a otros tres candidatos más. Sarah obtuvo el 50,59% de los votos y formó ticket con el senador estatal Sean Parnell, quien había ganado la nominación al puesto de lieutenant governor. Así pues, Sarah y Sean se presentaron en noviembre de ese mismo año a las elecciones con un programa que hacía hincapié en acabar de una vez por todas con la corrupción en el gobierno, recortar gastos y ofrecer responsabilidad en todas sus decisiones. Sorprendentemente, y aunque gastaron menos en la campaña que su oponente demócrata, el antiguo gobernador Tony Knowles, (de hecho, el Partido Republicano sólo se gastó en ella 5.500 dólares, debiendo Sarah obtener por su cuenta todo el dinero que necesitó –algo lógico si se tiene en cuenta que no era plato de buen gusto para la mayoría de los peces gordos del partido–), ganaron las elecciones con un 48,33% de los votos frente al 40,97% de su adversario. La victoria de Sarah fue una de las escasas alegrías que tuvieron los republicanos ese año, cuando perdieron arrolladoramente en casi todas las elecciones que se celebraron.

Sarah, gobernadora de Alaska

Sarah se convirtió pues en la primera gobernadora de Alaska y, con 42 años, en la más joven de la historia del Estado, siendo además la primera nacida tras el reconocimiento de Alaska como estado de los Estados Unidos y la primera en no jurar el cargo en Juneau, la capital, sino en Fairbanks (por propia decisión) el 4 de diciembre de 2006. Durante estos dos años de mandato que lleva, sus índices de popularidad se han mantenido siempre muy altos, oscilando alrededor del 70%, lo que llevó a algunos medios de comunicación a otorgarle el título de “gobernador más popular de Estados Unidos”. Cabe recordar que en Alaska, por sus circunstancias particulares, el cargo de gobernador implica más responsabilidades que en la mayoría de estados de los “48 de abajo”.

gobernadora

El juramento de Sarah como gobernadora de Alaska. Bonita maceta la que lleva prendida de la solapa, ¿eh?

A lo largo de su campaña, Sarah había abogado por “limpiar” la política de Alaska de todo lo que había supuesto el mandato del anterior gobernador, Frank Murkowski, así que nada más tomar posesión, anuló 35 nombramientos hechos por éste en las últimas horas de su mandato, incluyendo la designación de James Clark, su jefe de campaña, para ocupar un puesto en la Alaska Natural Gas Development Authority, una decisión muy acertada ya que poco después el tal Clark fue encontrado culpable de conspiración por haber usado una empresa petrolífera extinta para desviar dinero a la campaña de reelección de Frank Murkowski (vaya panda estos, ¿eh?).

Además, Sarah cumplió con otra de sus propuestas de campaña al deshacerse del avión, un Westwind II, que el anterior gobernador, Frank Murkowski, había comprado en 2005 por 2,7 millones de dólares para sus viajes a través del estado en contra de la opinión de los legisladores y de la opinión pública. En agosto de 2007, el avión fue anunciado en eBay al precio de 2,5 millones de dólares, pero al no poder venderse se recurrió finalmente a los servicios de una empresa privada, Turbo North Aviation, quien sí que logró venderlo por 2,1 millones de dólares a Larry Reynolds, un hombre de negocios. (Una nota sobre el asunto del avión: Alaska es un estado enorme y en su mayor parte no urbanizado y con pocas carreteras, por lo que no es en absoluto extraño que los miembros de la administración utilicen un avión para sus viajes; lo que sí que es inusual es que reclamen para ello un avión de lujo como lo es el Westwind II en lugar de conformarse con los aviones más pequeños y sencillos de que dispone la administración; eso es lo que irritó a todos: la arrogancia de Murkowski, no el hecho en sí de viajar en avión). Y como quiera que Murkowski era un hombre a quien le gustaba vivir realmente bien, Sarah prescindió también de los servicios de la chef personal del gobernador y de su chófer.

avion

El avión de la discordia: el Murkowski volante. Bonito, ¿eh? Si lo vieran por dentro… Las butacas son de película.

Para terminar de una vez por todas con estas cosas, Sarah firmó en julio de 2007 el resultado de su primera iniciativa legislativa: una ley de reforma ética de la administración pública, la Executive Branch Ethics Act, que fue aprobada con el acuerdo de la oposición demócrata.

Consecuente con su postura, Sarah no tuvo empacho en julio de 2008 en exigir al entonces otro senador de Alaska en Washington, el republicano Ted Stevens, que se presentaba a la reelección, que dimitiera después de saberse que estaba siendo investigado por múltiples acusaciones de tráfico de influencias. En octubre de 2008, el senador Stevens fue oficialmente declarado culpable de todos los cargos, lo que provocó que perdiera lógicamente las elecciones , yendo a parar su escaño al demócrata Mike Begich.

En diciembre de 2008, el legislativo de Alaska propuso que se incrementara el sueldo anual de la gobernadora en 25.000 dólares, pasando de 125.000 a 150.000 dólares, algo que Sarah dejó claro que si se producía no lo admitiría, desechándose pues la propuesta.

La administración Palin

Sobre la residencia oficial de la gobernadora

Como gobernadora, Sarah vive en Juneau, en la residencia oficial del gobernador del Estado (tal y como marca la legislación de Alaska) durante el período legislativo y regresa a su casa de verdad, la de Wasilla, para vivir durante el resto del año, trabajando entonces en las oficinas gubernamentales de Anchorage, a unos 70 km de Wasilla. Dado que las oficinas de Anchorage están muy lejos de Juneau, el Estado la autoriza y prácticamente la obliga en aras de la transparencia fiscal a pasar dietas cuando pernocta fuera de su “residencia habitual” (que es, recordemos, mientras sea gobernadora, la residencia oficial en Juneau). Sarah ha admitido cobrar estas dietas en concepto de “gastos de viaje”, pero se ha negado en cambio a percibir otras a las que también tendría derecho en concepto de “gastos de alojamiento” (pensadas para reembolsar los gastos de hotel), ya que al vivir en su propia casa no las encuentra oportunas. No sólo eso, sino que además conduce personalmente su coche cada día para ir y venir de Wasilla a Anchorage y cuando viaja en avión lo hace siempre en clase turista (es habitual encontrarse con ella en cualquier aeropuerto, esperando para facturar su equipaje o para recogerlo). Puestos a protestar, la oposición demócrata se queja de que cobre dietas en concepto de “gastos de viaje” de los miembros de su familia en las ocasiones en que estos la han acompañado en asuntos relacionados con su cargo. Sarah ha replicado diciendo que no está haciendo nada que no esté contemplado en la legislación estatal, que sus gastos por este concepto son un 80% menores que los de su predecesor, habiendo sido todos ellos justificados debidamente, y que muchas de las invitaciones que recibe incluyen el requerimiento de que traiga a su familia con ella. (Otra nota, esta vez sobre las curiosidades de la política alasqueña: Alaska tiene muchas dificultades de comunicación, por lo que están muy avanzados en lo que se podría llamar “gobierno virtual”. Esto quiere decir que no es necesario para muchos de los miembros de la administración o incluso del poder legislativo el tener que estar físicamente en la capital, pudiendo actuar válidamente desde sus localidades. Es por ello que la gobernadora tiene permitido el dejar la capital cuando su presencia en ella no es estrictamente necesaria).

residencia

La residencia del gobernador de Alaska en Juneau. Es una casa y es blanca. Podría ser premonitorio, ¿no?

Sobre los Presupuestos Generales del Estado

En 2007, el estado de Alaska aprobó un presupuesto de 6.600 millones de dólares, el mayor de su historia. Sarah no estaba conforme con muchos de los gastos previstos y utilizó su poder de veto para recortarlo en 237 millones de dólares, eliminando alrededor de 300 proyectos que consideraba superfluos. Al año siguiente, en 2008, volvió a suceder lo mismo cuando Sarah recortó el presupuesto de ese año en 286 millones de dólares, eliminando esta vez alrededor de 350 proyectos.

Por lo que se refiere a la financiación federal adjudicada directamente por Washington para proyectos que responden a un interés especial (los famosos earmarks), Sarah se ha mostrado siempre contraria a ella y así lo ha demostrado recurriendo a ello lo menos posible y buscando en su lugar financiación federal para proyectos que siguen el procedimiento normal de presentación, debate público y votación (appropriations).

En relación con este asunto, una calumnia repetida habitualmente pretende que Alaska es un estado que vive prácticamente de las subvenciones del gobierno federal. Esto es falso dado que, si bien es cierto que Alaska es uno de los cuatro estados que más dinero reciben habitualmente de Washington, hay que tener en cuenta las razones para semejante dispendio: 1) el 15,9% de la población de Alaska está compuesta de nativos alasqueños, que reciben cuantiosas subvenciones; 2) en Alaska están desplegados un total de 21.000 soldados; y 3) Alaska es el propietario de aproximadamente el 60% del territorio, sobre el cual tiene la obligación de cuidarlo adecuadamente. O sea, que si bien recibe una buena cantidad de dinero anualmente no es para que haga con él lo que quiera, sino para gastarlo en obligaciones contraídas con anterioridad.

Sobre el Bridge to Nowhere

Tal vez la historia más famosa sobre earmarks relacionada con Alaska sea la del famoso Bridge to Nowhere. En resumen, la historia es la siguiente: en 2005, un año antes de que Sarah fuera elegida gobernadora, el Congreso de Washington aprobó una ayuda de 442 millones de dólares para la construcción de dos puentes en Alaska. El Gravina Island Bridge pretendía conectar Ketchikan con la escasamente poblada isla de Gravina, sede de un aeropuerto internacional (el Ketchikan International Airport) con un tráfico de 200.000 pasajeros al año y cuya única vía de comunicación con el resto del estado es un ferry que transporta más de 400.000 usuarios al año. Por otra parte, el Knik Arm Bridge iba a proporcionar una vía de enlace entre Anchorage y el Matanuska-Susitna borough. Durante su campaña electoral, en 2006, Sarah se mostró de acuerdo con el proyecto de ambos puentes. El entonces senador de Alaska en Washington, Ted Stevens, había puesto tanto empeño en lograr los fondos necesarios que pronto fue objeto de interés y fue entonces cuando el Gravina Island Bridge acabó siendo conocido por la opinión pública como el Bridge to Nowhere al saberse que la población fija de la isla es de sólo 50 personas, lo que acabó convirtiendo todo el proyecto (incluyendo el del otro puente) en un símbolo de despilfarro. Sin embargo, todo esto no es más que otra muestra de cómo funcionan los medios de (des)información porque el puente de marras nunca fue previsto para dar servicio en exclusiva a los habitantes de la isla de Gravina, sino a los miles y miles de usuarios del aeropuerto. A raíz de tal campaña, el Congreso revisó su decisión inicial y retiró su apoyo al proyecto de construcción de los dos puentes aunque mantuvo la asignación inicial de 442 millones de dólares para Alaska, ahora dentro del apartado de “proyectos genéricos en el campo del transporte”.

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La isla de Gravina y la vecina península de Ketchikan. El puente iba a unir las dos orillas.

Sarah hizo pues campaña apoyando la construcción del puente, que consideraba esencial para la prosperidad de la zona, así como catalogó como “ofensiva” para los habitantes de la isla de Gravina la denominación de Bridge to Nowhere. De cualquier forma, el Congreso se negó en 2007 a reasignar el dinero al proyecto de los dos puentes y Sarah, que para entonces ya era gobernadora, decidió renunciar a todo el proyecto dado que el resto de los Estados Unidos habían empezado a ver a Alaska como un estado que les “quitaba” el dinero a los demás. Sarah sigue apoyando la construcción del puente, pero su intención ahora es construirlo exclusivamente con sus propios medios, seguramente con un proyecto más económico, pero sin recurrir a la ayuda de Washington.

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Sarah apoyando la construcción del Gravina Island Bridge. El 99901 es el código postal de la zona.

Sobre los asuntos energéticos

Sarah presentó en marzo de 2007 una propuesta titulada AGIA (Alaska Gasline Inducement Act) ante la Cámara de Representantes a favor de la libre competencia en la construcción de un gasoducto que fuera desde los yacimientos localizados en North Slope hasta el territorio de los Estados Unidos. Esta propuesta anulaba un acuerdo al que llegó por su cuenta el gobernador anterior que garantizaba la concesión de dicha obra a una coalición de empresas (Exxon, BP y ConocoPhillips), las mismas que ya poseen la propiedad de las reservas de gas. Solo un legislador votó en contra de esta medida (los hay que no tienen vergüenza realmente), y en junio se convirtió en ley. En agosto, Sarah anunció que sólo había una compañía, la canadiense TransCanada Pipelines Corp., que cumpliera los estrictos requisitos exigidos por el Estado, con lo que en agosto se firmó el acuerdo por el cual se les otorgaba la licencia para construir y operar el gasoducto, adelantando acto seguido 500 de los 2.600 millones de dólares que costará la obra en total y que está prevista que se concluya a finales de 2018.

Para Sarah, las compañías petrolíferas no pueden de ninguna manera pretender dictar la política del Estado, pero los grupos ecologistas tampoco deben pretender impedir que Alaska desarrolle sus recursos naturales. Su principal objetivo en este aspecto es lograr la autosuficiencia de Alaska para no tener que seguir contando con las subvenciones federales, como pasa en la actualidad.

Como respuesta a los altos precios del gas y del petróleo, y como resultado del superávit del Estado, Sarah propuso en 2008 dar a cada habitante de Alaska una tarjeta de débito de 100 dólares mensuales para gastar en energía. Sin embargo, ante la dificultad de gestionar tal cantidad de tarjetas por parte de la administración y dado que serían de poca utilidad en muchas comunidades rurales, Sarah modificó su propuesta inicial y en su lugar propuso pagar directamente a cada habitante 1.200 dólares provenientes del beneficio estatal creado por los altos precios del petróleo, lo que fue aprobado en agosto del año pasado. Además, ha suspendido por un año el impuesto estatal de 8 centavos por galón de gasolina.

El año pasado, el estado de Alaska presupuestó un total de 300 millones de dólares, una cantidad realmente importante, a lo largo de cinco años como subvenciones destinadas a fomentar las energías renovables. Además, el pasado mes de enero, Sarah se marcó como objetivo el que Alaska llegue a generar el 50% de su producción eléctrica a partir de energías renovables, siendo ese porcentaje en la actualidad del 24%.

Sobre el medio ambiente

En 2007, Sarah mantuvo su apoyo a la tradicional política del Alaska Department of Fish and Game de controlar la población de animales depredadores del estado (fundamentalmente, osos y lobos), iniciada en 1994. En 2006, esta política se amplió para permitir la caza de lobos desde el aire por parte de personas expresamente autorizadas por la administración en varias áreas concretas de Alaska donde se había incrementado excesivamente la población de lobos, lo que amenazaba el mantenimiento de la población de alces y caribúes necesaria para el sostenimiento de la población nativa de Alaska, que los cazaba como medio de subsistencia. Como resultado, un total de 607 lobos del máximo de 664 establecido por los biólogos estatales fueron abatidos para el final del programa. En agosto de 2008, los alasqueños votaron en referéndum a favor de seguir manteniendo el programa de control de depredadores dados los excelentes resultados que se habían obtenido, habiéndose constatado un claro incremento de las manadas de alces y caribúes objeto de la medida de protección.

Sobre el Troopergate

En julio de 2008, Sarah cesó a Walt Monegan, Public Safety Commisioner (comisionado de Seguridad Pública), por no estar de acuerdo con su gestión, ofreciéndole a cambio un puesto directivo en otro organismo estatal, que él rechazó. Más tarde, Monegan alegó que había sido cesado por no haber despedido al antiguo cuñado de Sarah, el Alaska State Trooper (policía), Mike Wooten, quien en 2005 se había divorciado de la hermana menor de Sarah, Molly. Wooten era un hombre violento y en ese momento había llegado incluso a amenazar de muerte al padre de Molly y Sarah. Monegan alegó también que tanto la propia Sarah como miembros de su equipo y hasta su marido, Todd, habían estado presionándole constantemente en tal sentido. Wooten no fue despedido en ningún momento y sigue sirviendo como Alaska State Trooper, aunque en su momento fue sancionado por continuas faltas de disciplina que arrastraba desde tan pronto como 2001.

Una investigación abierta por el poder legislativo de Alaska, dirigida por el investigador independiente Stephen Branchflower y concluida en octubre de 2008 (ya en plena campaña electoral a la presidencia de los Estados Unidos, no lo olvidemos, porque fue entonces cuando salió a la luz todo el asunto, ¡dos años y medio después de los hechos!), sentenció que Sarah tenía todo el derecho a cesar a Monegan, pero que había abusado de su poder como gobernador y había violado la Executive Branch Ethics Act, la legislación ética del Estado, al consentir que miembros de su equipo y su marido, Todd, presionaran a Monegan exigiéndole el despido de Wooten. Sin embargo, esta no es la opinión de la State Personnel Board, el organismo estatal competente en materia de ética, que revisó todo el caso a instancias de la propia Sarah. Este organismo contrató a su vez a otro investigador independiente, Timothy Petumenos, y en noviembre de 2008 sentenció que no había motivos para creer que la gobernadora hubiera vulnerado la legislación ética del Estado. De cualquier forma, y como ya hemos dicho, Wooten sigue en su puesto y hasta ha tenido tiempo ya de casarse y divorciarse de nuevo (por cuarta vez, ya que Molly, la hermana de Sarah, fue su tercera esposa).


LA VERDADERA SARAH PALIN (segunda parte)

23/03/2009

 

Sus primeros pinitos políticos

El primer contacto de Sarah con el mundo de la política se produjo cuando ésta tenía tan sólo 28 años (aunque ya debía de tener interés por ese mundo porque en 1982, nada más cumplir los 18 años, se había inscrito como votante republicana). En 1992, Sarah decidió presentarse como candidata a concejal de su ciudad, Wasilla. El motivo que le llevó a dar ese paso fue, según propia confesión, el temor a que los ingresos extraordinarios producidos por un proyecto de nuevo impuesto sobre las ventas que todavía estaba pendiente de aprobación por parte del consejo municipal no se emplearan de la mejor manera posible, lo que revela mejor que cualquier otra cosa su verdadero carácter como política: Sarah es por encima de todo una gestora preocupada por la eficaz utilización de los fondos públicos y esa es una constante en su carrera política como iremos viendo a lo largo de esta serie.

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Localización de Wasilla, ciudad del Matanuska-Susitna borough.

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Vista aérea de Wasilla.

Para no hacerlo demasiado largo, digamos que Sarah ganó las elecciones con el 54,9% de los votos, sirviendo como concejal durante los tres siguientes años (el tiempo establecido expresamente para ello por las ordenanzas municipales de Wasilla) y siendo reelegida para el cargo en 1995, esta vez con el 68,4% de los votos. Sin embargo, no llegó a completar este segundo mandato porque en 1996, con 32 años, decidió presentarse a las elecciones como alcaldesa. Su rival era el entonces alcalde, John Stein, de 52 años, quien ya llevaba tres mandatos consecutivos como tal y aspiraba al cuarto, en contra de la opinión de la mayoría de los habitantes de Wasilla, que habían aprobado recientemente una ordenanza que limitaba a dos como máximo los mandatos consecutivos del alcalde. Con la excusa de que al haber sido aprobada con posterioridad a su última elección no le afectaba a él en concreto, Stein se reía a mandíbula batiente de quienes le censuraban por violar de tal modo sino la letra al menos el espíritu de la ley. Fue principalmente por ello que Sarah se decidió a presentar su candidatura y un programa basado en la reducción de gastos e impuestos (sobre todo porque Stein estaba planeando construir un nuevo edificio para la alcaldía que iba a hacerle sombra a Buckingham Palace y ampliar el museo local de Historia hasta alcanzar las dimensiones del British Museum) y abominando de lo que ella consideraba el “rancio liderazgo” de un ayuntamiento en el que sus conciudadanos sólo encontraban “complacencia, inacción y hasta un total desinterés”. Con estos mimbres y una esforzada campaña puerta a puerta, Sarah no tuvo problemas en alzarse con el triunfo con el 57,6% de los votos, a pesar de la feroz oposición del periódico local, que apoyaba a Stein. Su campaña se basó en el lema de “ideas nuevas y energía para trabajar con la gente para hacer más grande esta ciudad”.

concejal

Sarah en 1992, cuando se presentó como candidata a concejal. Una foto que a mí personalmente me gusta mucho, tal vez porque es de las pocas suyas sin gafas.

De su época como concejal, destaca su oposición a una reglamentación que pretendía recortar el horario de apertura de los bares de la ciudad en dos horas, lo que dejó estupefacto a quien fuera su rival en las elecciones de 1992, John Hartrick, un operario de la compañía telefónica local, ya que de todos era conocida la adscripción de Sarah a una iglesia que abogaba por la abstinencia del alcohol. Este hecho, además de ser extremadamente divertido porque nos recuerda lo bobos que son los izquierdistas en todas partes, aquí y en Alaska, sirve para desterrar de una vez por todas la obsesión de esos mismos izquierdistas por presentar a Sarah como una fundamentalista religiosa. Sarah no es nada de eso en absoluto; es una creyente ferviente, pero por encima de todo, en su vida política, es la concejal, alcaldesa o gobernadora de todos sus conciudadanos, ya sea de Wasilla o de toda Alaska y como más de una vez ha declarado públicamente, jamás consentirá que sus creencias religiosas le dicten su manera de gestionar los asuntos públicos. Sarah cree en el poder del ejemplo y de ninguna manera pretende imponer su manera de ser a los demás. Algo incomprensible para los del otro bando ya que ellos sí que sueñan con imponer su manera de ser a los demás, por las buenas o por las malas. Mejor si es por las malas. Además, su oposición en este caso en concreto se basaba simplemente en que consideraba la medida restrictiva de los derechos individuales de los ciudadanos, no en otra cosa. Ella puede estar de acuerdo en que el alcohol es perjudicial, pero nunca pretenderá imponer sus opiniones por la fuerza.

Y por si fuera poco con esta historia, tenemos otra: la de su primera pelea con un compañero concejal, Nick Carney, que pretendía promulgar una ordenanza que obligaría a todos los habitantes de Wasilla a contratar un servicio de recogida de basuras, prohibiendo que fueran ellos mismos los que la llevaran hasta el vertedero, como venían haciendo hasta ahora. La clave del asunto estribaba en que la única empresa dedicada a esta tarea de recogida de basuras en toda la ciudad era propiedad del susodicho Nick “Espabilado” Carney. Como no podía ser menos, Sarah puso inmediatamente el grito en el cielo y acusó a Carney de “conflicto de intereses” a lo que éste, gentilmente, aceptó abstenerse a la hora de votar la nueva ordenanza, aunque no tuvo el más mínimo problema de conciencia cuando se trató de declarar como “experto en el tema” ante el consejo municipal. Afortunadamente, la propuesta no salió adelante y los conciudadanos de Sarah continuaron siendo libres de elegir lo que querían hacer con su basura: si llevarla ellos mismos al vertedero o pagar para que se la llevaran, pero de poco les fue.

Alcaldesa de Wasilla

Wasilla no es una gran población y, en consecuencia, los deberes del alcalde tampoco son muy exigentes. De hecho, son mucho menores de lo que es habitual en cualquier otra población de los Estados Unidos. Fundamentalmente, se trata de supervisar el departamento de Policía (creado tres años antes, en 1993, y dirigido por Irl Stambaugh) y dirigir los departamentos de Obras Públicas (a cargo de Jack Felton), una oficina de Planificación Económica (a cargo de Duane Dvorak), una biblioteca (a cargo de Mary Ellen Emmons) y el museo de historia local (a cargo de John Cooper). Los bomberos y las escuelas son gestionados directamente por el gobierno del borough (Matanuska-Susitna) y los servicios sociales y la regulación medioambiental por el gobierno estatal.

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Sarah tomando posesión como alcaldesa.

La gestión de Sarah como alcaldesa revela a una mujer con las ideas claras y dispuesta a hacerse valer. Ciertamente podía ser joven, pero en absoluto iba a consentir que la manejasen ni aquellos que tenían intereses creados ni burócratas municipales enquistados en el ayuntamiento. Inmediatamente después de tomar posesión en octubre de 1996, Sarah eliminó el puesto de director del museo local, uno de los cinco jefes de departamento del ayuntamiento que servían a discreción del alcalde. La historia es la siguiente: el museo local de historia estaba dirigido hasta entonces por un conservador (John Cooper) a quien ayudaban en su tarea tres ancianas muy queridas por todo Wasilla, pero bastante incompetentes. Cooper cobraba 70.000 dólares anuales y había presentado un proyecto faraónico de ampliación de un museo que recibía un par de visitas mensuales por lo que Sarah decidió echarlo directamente. En cuanto a las tres comadres esas, Sarah estaba dispuesta a continuar contando con ellas a pesar de todo y sólo les pidió que redujeran en 32.000 dólares el presupuesto anual de 200.000 dólares, dejando a su elección la manera de hacerlo (dimitir una de ellas, pasar a trabajar a media jornada, etc.). En lugar de ello, las tres cogieron la puerta y se largaron… al periódico local  a poner verde a Sarah y tratarla como una vil tacaña de corazón de piedra. Casi fue mejor porque así Sarah pudo librarse de toda la panda de una vez; contrató a otro conservador (con un sueldo más ajustado a la realidad de lo que iba a ser su trabajo) y un empleado a tiempo parcial, redujo las horas de apertura del museo y estableció un día de fiesta comunitaria anual patrocinada por el museo lo que le supondría una oportunidad para obtener ingresos adicionales y abrió nuevas exposiciones, manteniéndolo bajo control presupuestario por primera vez en su historia.

En cuanto al resto de jefes de departamento, les exigió a todos su dimisión, así como un ejemplar actualizado de sus respectivos curriculum vitae, tras lo cual ella decidiría cuál o cuáles de esas dimisiones aceptaría. El entonces jefe de Policía, Irl Stambaugh, que había apoyado a Stein durante la anterior campaña electoral, declinó presentarla alegando que había llegado a un acuerdo con éste por el cual sólo podía ser despedido “por una causa concreta”, una cláusula que no tenía ninguna validez legal y que Sarah no tenía porqué respetar, pero que de momento dejó pasar.

Cuando estas noticias trascendieron, y ante el ostensible malestar de los afectados, el periódico local le preguntó a Sarah si no le preocupaba la posibilidad de tener que hacerse cargo de la gestión municipal sin la ayuda de esos experimentados jefes de departamento, Sarah respondió que no tenía ninguna duda, ya que no se trataba precisamente de “fabricar cohetes, sino simplemente de gestionar 6 millones de dólares y dirigir a 53 empleados”.

En enero de 1997 el jefe de Policía de Wasilla, Irl Stambaugh, fue despedido finalmente por Sarah cuando ésta decidió que no estaba desarrollando adecuadamente su cometido. Se produjo un cierto revuelo en el pueblo por esta decisión y un grupo de alrededor de 60 habitantes de Wasilla autodenominados Concerned Citizens for Wasilla (“Ciudadanos preocupados por Wasilla”, seguramente compuesto por la familia, amigos y compadres de Stambaugh) iniciaron una campaña en contra de Sarah pretendiendo que dimitiera, petición que acabó siendo retirada por sus mismos promotores ante la imposibilidad de que prosperara. Entonces Stambaugh recurrió a los tribunales alegando “quebrantamiento de contrato, despido improcedente y discriminación sexual” (esto último es lo mejor). En concreto, Stambaugh pretendía que había sido despedido por motivos políticos al haber apoyado al rival de Sarah en las elecciones a la alcaldía, así como por ser un hombre que intimidaba a la alcaldesa con su corpulencia (medía cerca de 185 cm y pesaba unos 110 kg). Se celebró pues el juicio y el juez federal estableció en su sentencia que el despido era procedente ya que la alcaldesa tenía todo el derecho a despedir a cualquier empleado municipal por cualquier motivo, ya fuera político o no, e incluso sin motivo. Por si fuera poco, la sentencia condenó al ex-jefe de Policía a pagar los costes del abogado de Sarah que ascendían a 22.000 dólares. O sea, que fue a por lana y salió trasquilado.

Algo parecido sucedió con la bibliotecaria local, Mary Ellen Emmons, quien se pretende que fue despedida por Sarah por haberse negado a prohibir libros de la biblioteca. No hay ninguna constancia de que tal hecho se haya producido nunca y sólo rumores sin fundamento basados en una lista falsa de libros supuestamente a censurar, muchos de los cuales ni siquiera habían sido publicados en la fecha del supuesto escándalo. El caso es que la bibliotecaria fue despedida en la misma fecha que el jefe de Policía, tras lo cual otros dos de los restantes jefes de departamento que quedaban todavía procedentes de nombramientos de la administración anterior dimitieron, pero en el caso de la bibliotecaria, Sarah tuvo una entrevista con ella al día siguiente y accedió a mantenerla en su puesto ya que, según declaraciones de la propia Sarah, sus temores de que la bibliotecaria no compartiera sus puntos de vista se habían disipado después de que Emmons se comprometiera expresamente a apoyar el plan de Sarah para impulsar la biblioteca y el museo municipales. De cualquier forma, la bibliotecaria acabó dimitiendo en agosto de 1999, dos meses antes de que Sarah fuera reelegida como alcaldesa.

Así pues, los primeros meses de Sarah en la alcaldía fueron movidos. Como ella misma recuerda, fueron tiempos que la hicieron madurar muchísimo. Una historia curiosa de aquellos años es la que cuenta como Sarah tenía una jarra en su despacho llena de papeles con el nombre de todos los votantes de Wasilla (no tantos si se tiene en cuenta que en esa época la población total era de unas 5.000 personas) y cada semana escogía un nombre al azar, telefoneaba al agraciado y le preguntaba por su opinión sobre la ciudad.

Utilizando los ingresos generados por aquel impuesto sobre las ventas del 2% que mencionamos antes y que finalmente había sido aprobado con anterioridad a su elección como concejal, Sarah cumplió una de sus promesas electorales y redujo el impuesto sobre la propiedad (el impuesto sobre bienes inmuebles en España) en un 75%, no siendo ése el único impuesto que redujo o incluso eliminó completamente a lo largo de su mandato. Así mismo, lanzó una emisión de bonos municipales cuyos ingresos utilizó para mejorar las carreteras y la red de alcantarillado, además de aumentar el presupuesto de la Policía local. También obtuvo financiación para el tratamiento del agua de lluvia con el fin de proteger los acuíferos de la zona (lagos principalmente) y en el capítulo de gastos, Sarah redujo los costes asociados al museo local y paralizó la construcción de una nueva biblioteca y un nuevo ayuntamiento.

Todas estas medidas debieron parecerles muy acertadas a sus conciudadanos porque en 1999 la reeligieron como alcaldesa frente al mismo oponente de tres años antes, el irreductible John Stein, con un porcentaje de voto del 73,6%. Además, fue elegida presidente de la Alaska Conference of Mayors (Conferencia de Alcaldes de Alaska).

De nuevo alcaldesa de Wasilla

Su segundo mandato fue más audaz ya que una de sus medidas más destacadas fue convocar un referéndum en 2002 para votar la propuesta de construir un pabellón polideportivo municipal, el Wasilla Multi-Use Sports Complex, con un coste de 14,7 millones de dólares, lo que supondría tener que pedir un préstamo y aumentar así la deuda municipal, la única manera posible de lograr los fondos necesarios. Siendo como es Alaska un Estado deportista en grado sumo, la necesidad de un equipamiento así sobre todo para los meses invernales no la discutía nadie en Wasilla. Sin embargo, tratándose de una localidad pequeña, la iniciativa privada no había mostrado durante los últimos diez años ningún interés en hacerse cargo de ello, así que Sarah decidió que la única manera de conseguirlo era haciéndose cargo el ayuntamiento. La propuesta presentada a referéndum preveía pagar la deuda incrementando en un 0,5% el dichoso impuesto sobre las ventas (que pasaría del 2% al 2,5%) durante 10 años. La propuesta fue aprobada, cierto que por unos escasos 20 votos de diferencia, y el pabellón polideportivo de Wasilla se construyó en el tiempo previsto y por menos dinero del que se había presupuestado, aunque hubo con posterioridad un problema legal que acabó en los tribunales referido a los derechos de propiedad de los terrenos sobre los que se construyó el edificio, que no estaban claros. Sin embargo, la responsabilidad de este contratiempo no se le puede achacar en absoluto a Sarah, ya que en 2001, antes de iniciarse las obras, un juez federal había fallado a favor del ayuntamiento con lo que, y siguiendo el consejo del abogado municipal, se iniciaron las obras inmediatamente. Lo malo vino después, cuando ese mismo juez revisó su primera decisión y la revocó. De cualquier manera, Wasilla está amortizando el préstamo anticipadamente y la alcaldesa que sucedió a Sarah, Dianne Keller, contó en su momento con poder hacerlo dos años antes de lo previsto, tras lo cual se devolvería el impuesto sobre las ventas a su nivel anterior del 2%.

polideportivo2

El Wasilla Multi-Use Sports Complex. Un ejemplo de trabajo bien hecho.

Sarah también decidió unirse a varias localidades vecinas en su intención de contratar los servicios de una firma de lobby radicada en Anchorage especializada en la obtención de fondos federales destinados a proyectos especiales (earmarks), objetivo que se cumplió y que proporcionó a Wasilla en concreto un total de 8 millones de dólares para diversos proyectos. Es cierto que Sarah ha sido siempre una opositora a dichos fondos, lo malo es que como alcaldesa no tenía otro medio de obtener financiación, ya que era el único existente. Así pues, se amoldó a lo que había y cuando fue nombrada gobernadora y entonces sí que pudo pasarse sin dichos fondos, lo hizo.

Durante los seis años que Sarah estuvo al frente de la alcaldía, el presupuesto municipal y los ingresos por impuestos se incrementaron mucho, pero dicho incremento fue causado en gran parte por el propio crecimiento de la ciudad que sólo durante los dos últimos años de su mandato había incrementado su población en un 13%, llegando a los 6.300 habitantes.

Como ya hemos dicho, las ordenanzas municipales de Wasilla habían sido modificadas para establecer un límite de dos mandatos consecutivos a su alcalde, así que una vez concluido su segundo mandato, se escogió a una nueva alcaldesa, debiendo elegir los ciudadanos de Wasilla entre Faye Palin, la segunda esposa del padre de Todd Palin, el marido de Sarah, y Dianne Keller, que contaba con el respaldo de la propia Sarah. ¿Adivinan quién ganó? Dianne Keller, por supuesto. A la suegra (más bien “suegrastra”) debió de sentarle como un tiro, digo yo.


CALUMNIA QUE ALGO QUEDA

19/03/2009

 

A lo largo de la pasada campaña electoral estadounidense, todos aquellos que la seguíamos cotidianamente nos vimos sometidos de pronto a un constante bombardeo de noticias sobre la por aquel entonces sorprendente candidata republicana a la vicepresidencia con John McCain: Sarah Palin, la gobernadora de Alaska.

La mayoría de esas noticias eran negativas, por no decir muy negativas, y para cualquier persona con dos dedos de frente, no podían ser ciertas a menos que McCain y su equipo se hubieran vuelto todos demócratas de golpe y estuvieran haciéndole la campaña gratis a su adversario. Era imposible que hubieran escogido para completar su ticket a alguien como Sarah si realmente ésta era la mitad siquiera de todo lo que estaban repitiendo machaconamente los medios de (des)información.

Yo no me lo creí, la verdad. Pero reconozco que sentí un cierto malestar hasta que logré encontrar información veraz sobre ella en Internet. Luego, a raíz de mis investigaciones, empecé a comprender que se había desatado por parte de los medios de (des)información la más feroz campaña de descrédito contra una persona de los últimos tiempos.

Y ahora que la campaña electoral ha concluido y la expresión «Palin smears» se ha convertido casi en una frase hecha, soy de los que creen que no se puede consentir que todas esas mentiras permanezcan y es por ello que voy a intentar hacer un poco de luz sobre la verdadera historia de la gobernadora Palin y darle al César lo que es del César y devolverle a los basureros de los medios de (des)información lo que es suyo: la basura.

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Un ejemplo de basura: “Bebés, mentiras y escándalo”. Y ésta portada aún fue de las menos ofensivas.


¿OTRO BLOG MÁS? ¿PARA QUÉ?

16/03/2009

 

Este blog nace con una única intención: ayudar a que Sarah Palin, la gobernadora del estado de Alaska, sea mejor conocida en España y con ella, el ideario conservador que representa. ¿Y por qué Sarah Palin precisamente y no cualquier otra persona? Pues porque ella es la única política estadounidense actual cuyos hechos están a la altura de sus principios, que son también los nuestros. Y porque se lo merece además.

Cuando Sarah Palin fue escogida por John McCain como su candidata a la vicepresidencia el pasado día 29 de agosto de 2008, todos aquellos españoles que seguíamos la carrera presidencial (por supuesto, no a través de los medios de (des)información tradicionales, ya que en España carecen de toda credibilidad desde el 11-M) nos encontramos de pronto ante la figura de una mujer de la cual no habíamos oído hablar nunca. Tal vez alguien, algún fanático de “Doctor en Alaska”, pudiera saber que ella era la gobernadora de Alaska y la última responsable del bienestar de Cicely y de sus habitantes (alces incluidos), pero en lo que se refiere al público en general y aún a los que nos preciamos de conocer razonablemente bien la actualidad de los Estados Unidos, Sarah Palin era una desconocida. Se trataba de una jugada sorprendente por parte de McCain y que parecía un verdadero gambito: sacrificar la pieza de la falta de experiencia de su rival en aras de una posición más cómoda para él dentro del espectro de votantes habitualmente identificados con el Partido Republicano. Sí, ciertamente era todo un riesgo, pero ¿valía la pena semejante movimiento? Para decidir la respuesta muchos de nosotros nos lanzamos sobre la Wikipedia a buscar y leer el artículo “Sarah Palin” y luego nos fuimos a la página web oficial del estado de Alaska, que devoramos igualmente. Y lo que vimos y leímos en ambos sitios nos gustó. Y mucho. Sarah era una mujer joven, decidida y con las ideas claras que no había tenido el más mínimo reparo en enfrentarse con la casta política dominante en su propio estado (que, para más inri, estaba compuesta por miembros de su propio partido, el Republicano). Había comenzado como alcaldesa, había sido reelegida y ahora era gobernadora, estando dentro de su primer mandato como tal, y no había ninguna duda de que lo estaba haciendo bien, ya que su índice de aceptación entre los alasqueños, un 68% a principios de septiembre de 2008, era muy elevado. Además, era una mujer que no había sentido en absoluto la necesidad de sacrificar su vida familiar por una carrera política y, en consecuencia, no sólo estaba casada (y su marido, a decir de una amiga mía, es guapísimo y macizo a más no poder, ¡ejem!), sino que tiene cinco hijos, el último de los cuales padece el síndrome de Down, algo que supieron ambos durante la gestación, pero que no les indujo a optar por el aborto.

Según íbamos investigando y conociendo más detalles sobre ella, cada vez nos sentíamos más entusiasmados. Ciertamente, McCain había jugado fuerte y lo había hecho magistralmente. Sólo había que ver la cara que les había quedado a los del otro bando: estaban lívidos. Y cuando Sarah pronunció su discurso de aceptación en la convención republicana de Saint Paul (Minnesota) el 3 de septiembre de 2008 y soltó aquello de las hockey moms y el pintalabios que es la única diferencia entre una hockey mom y un pit bull, todos nos enamoramos de ella. Oh, my God! I wanna vote for her! No se había visto un entusiasmo semejante desde los tiempos de Reagan. Se ve que el frío de Alaska mantiene la mente despejada porque alguien como Sarah es impensable en Washington, Nueva York… o Chicago. Sin embargo, el otro bando no tardó en reaccionar y trataron de recuperar el terreno perdido.

Durante la campaña electoral, prácticamente todos los medios de (des)información se lanzaron sobre Sarah como fieras salvajes. Era un espectáculo repulsivo. Cada día aparecía una calumnia (smear) nueva y cada día esa nueva calumnia era aún más indigna que la anterior. La verdad es que nos sorprendió. No era eso lo que esperábamos. Es cierto que ya suponíamos que habría una cierta cantidad de juego sucio por parte de los habituales medios sensacionalistas, como en todas las campañas electorales, pero lo que nunca se nos hubiera ocurrido es que el juego sucio fuera a ser la norma incluso en los hasta entonces considerados medios “respetables”. Aquello no fue un ejercicio de espíritu crítico, sino mero afán de destrucción, una humillación pública cuya víctima era alguien cuyo único “pecado” era el haberse atrevido a desafiar de nuevo el establishment, tal y como dejó bien claro en su discurso de aceptación:

“I’m not going to Washington to seek their good opinion. I’m going to Washington to serve the people of this country”.

(No voy a Washington en busca de su buena opinión [en referencia al establishment]. Voy a Washington a servir a la gente de este país).

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Sarah Palin durante su discurso de aceptación en la Convención Republicana del pasado año.

Toda esta animadversión era comprensible si se tiene en cuenta que era la primera vez que McCain iba por delante en las encuestas, claramente a consecuencia del empuje proporcionado por Sarah Palin a su candidatura. Pero por otra parte, semejante campaña supuso para muchos de nosotros la publicación del acta de defunción por podredumbre del periodismo tradicional estadounidense, ya fuera en prensa, radio o televisión (el español ya está muerto desde hace cinco años, tal y como mencionamos más arriba). Así pues, dado que ya no podíamos contar con ellos para que nos proporcionaran información objetiva y veraz, no tuvimos más remedio que buscar esa información por otro lado; en Internet, por ejemplo. Y gracias a Dios que la encontramos, principalmente en esos dos sensacionales blogs que son Democracia en América y Sarah Palin en español, a cuyos autores nunca podremos agradecer lo suficiente todo su esfuerzo y dedicación.

La campaña terminó y McCain perdió las elecciones. No es este el momento de repasar los errores cometidos, pero es evidente que uno de los peores fue el de no dejar a Sarah el mostrarse tal y como es, el ser ella misma, la mujer que se ganó por méritos propios el título de the most popular Governor in America. La prueba es que ahora que todo ha terminado es ella quien está en el candelero y quien concita la mayor adhesión por parte de los votantes republicanos mientras que McCain bastante ocupado está él en intentar conseguir que se olvide el hecho de que una vez formó ticket con ella y recuperar así su imagen “centrista”(o sea, medio demócrata). De desagradecidos el mundo está lleno, ¡bah!

En cambio, para Sarah, su verdadera campaña comienza justo ahora. La señal de partida ha sido la creación de SarahPAC, su propio PAC (Political Action Commitee). Es un paso muy importante y que nos dice que es la propia Sarah quien se está moviendo.

sarahpac

La página de presentación de SarahPAC, el nuevo desafío de Sarah Palin.

Evidentemente, todavía no sabemos con certeza en qué dirección lo hace, pero lo más atinado es pensar que va a centrarse en su campaña de reelección como gobernadora en 2010, al tiempo que no renuncia a mantener una cierta presencia en la vida pública nacional, procurando eso sí que no resulte en ningún caso agobiante porque ahora es el momento del actual presidente y estamos seguros de que Sarah es perfectamente consciente de que el suyo todavía está lejos y no llegará por lo menos hasta 2011. Pero mientras esperamos a que sea su turno, todos nuestros esfuerzos se dirigirán a hacer llegar la verdad sobre ella a cuantas más personas mejor para que no vuelva a pasar otra vez lo que ha sucedido durante esta pasada campaña electoral, cuando la mentira se ha enseñoreado de los medios de (des)información y ha calado en tantas personas que no han sabido defenderse de ella. Esa es nuestra meta, la de este blog, y a ello nos comprometemos.