De cómo el Tea Party metió la pata en Idaho y Sarah Palin no dijo ni mu (y II)

12/10/2010

 

En la anterior entrada dejamos todo el asunto con el candidato demócrata Walt Minnick más contento que unas Pascuas con su nota de respaldo por parte del Tea Party Express, lo cual le permitía sacar pecho y presumir de “candidato de consenso”, tan estimado por la izquierda como por la derecha. Por su parte, los dos candidatos republicanos, Vaughn Ward y Raúl Labrador, seguían estupefactos e intentando entender qué aire les había dado a los del Tea Party Express para ocurrírseles apoyar al candidato demócrata cuando cualquiera de ellos dos es más conservador que Minnick y aquel es justamente uno de esos escaños de la Cámara de Representantes que más fácilmente pueden volver a manos republicanas, con la falta que eso hace.

La excusa que dio el Tea Party Express es que convenía apoyar a algún candidato demócrata más o menos presentable siquiera para cerrar la boca de aquellos que no hacen más que protestar de que el movimiento Tea Party es un movimiento vinculado exclusivamente al Partido Republicano y que sólo apoya a sus candidatos y sólo ataca a los demócratas. Una excusa bastante pobre porque si el movimiento Tea Party se ve en la tesitura de tener que apoyar sólo a candidatos republicanos por algo será, ¿no? Por ejemplo, que no hay ningún candidato demócrata que se adhiera a los principios del movimiento Tea Party (gobierno limitado, responsabilidad fiscal, patriotismo, estricta interpretación de la Constitución, etc.). Y es que si lo hubiera, ese candidato ya no sería demócrata sino que se hubiera pasado al Partido Republicano. ¡Por eso es imposible apoyar a un demócrata! Parafraseando a Ann Coulter, no existe un demócrata inteligente porque cuando uno lo es resulta que ya se ha pasado a los republicanos, ¡caramba!

De todas formas, y tal como ya les avancé de alguna manera en mi anterior entrada, no hay que confundir al Tea Party Express con la totalidad del movimiento Tea Party. Ya les dije que el movimiento Tea Party no es un partido político organizado y con su correspondiente jerarquía, postulados ideológicos y organización dedicada a la toma de decisiones (eso es lo que no consiguen entender de ninguna manera los periodistas españoles, por ejemplo, que hablan del Tea Party como si fuera precisamente eso). El movimiento Tea Party es un movimiento, la expresión visible de un profundo malestar existente entre los estadounidenses y que se refiere a la manera como su clase política ejerce sus potestades en su nombre. Es el “politics as usual” que tantas veces menciona Sarah Palin. Y como tal, no existe jerarquía alguna, sus postulados ideológicos son muy genéricos y de organización interna nada de nada. Es un paraguas bajo el que se cobijan multitud de organizaciones y particulares que asumen la idea general del movimiento (¡estamos hasta los mismísimos… de nuestros políticos, tanto de los de un lado como de los del otro!) y que aúnan esfuerzos en pro de un cambio de rumbo que limpie Washington de los mismos de siempre y lleve en su lugar a otros nuevos comprometidos con sus votantes y que, ante todo, sean conscientes de que su misión es la de llevar la voz de estos al Congreso de los Estados Unidos, no la suya propia.

El movimiento Tea Party, que actualmente está siendo coordinado en lo posible por la National Tea Party Federation, se compone estrictamente de unas 61 organizaciones así como de otras 21 con las que mantiene buenas relaciones. Entre estas, podemos mencionar como las más conocidas a:

  • ­ Americans For Limited Government
  • American Majority
  • Americans For Prosperity
  • FreedomWorks
  • Independence Caucus
  • Liberty First
  • Our Country Deserves Better PAC
  • Smart Girl Politics
  • Tea Party Nation
  • Tea Party Patriots
  • The 912 Project
  • The Patriot Caucus

De entre ellas, la que nos interesa resaltar ahora mismo es Our Country Deserves Better PAC porque es dentro de ella que encontramos al Tea Party Express. OCDV PAC es eso, un PAC (polítical action committee) y como tal recauda fondos y los distribuye entre los políticos a los que apoya. Así, por ejemplo, fueron ellos los que apoyaron más intensamente la campaña electoral del ahora senador Scott Brown en Massachusetts, pagando hasta 350.000 dólares en anuncios televisivos en su favor. También han organizado los tres Tea Party Express que se han producido hasta ahora, siendo el más recordado por todos nosotros el tercero de ellos, el Tea Party Express III, siquiera porque su salida tuvo lugar en Searchlight (Nevada), la localidad natal del senador demócrata Harry Reid, adonde acudió Sarah Palin a pronunciar un pequeño discurso y dar su apoyo a la iniciativa, así como acudió también a la penúltima parada del recorrido en Boston (Massachusetts). Además, han apoyado exitosamente a Sharron Angle en Nevada en su campaña contra su rival en las primarias republicanas Sue Lowden, gastándose casi medio millón de dólares en anuncios para ella (sí, tienen pasta; ya lo creo). En Utah, apoyaron exitosamente también a Mike Lee contra su rival en las primarias republicanas Bob Bennett, el actual senador, y en Alaska, de nuevo exitosamente, a Joe Miller en Alaska contra su rival republicana en las primarias Lisa Murkowski. En los tres casos, se trata de candidatos al Senado de los Estados Unidos.

Pero como quiera que el movimiento Tea Party no es una organización vertical, organizada de arriba abajo, no tiene una cúpula directiva y no puede dar órdenes a sus afiliados (que tampoco los hay, en realidad; cada persona apoya a su organización local en la medida que le da la gana y ya está). En consecuencia, si los del Tea Party Express deciden que les gusta Minnick y que ya está bien de pasar por ultraderechistas siempre y que van a darles con un canto en los dientes a todos esos que les dicen tantas cosas feas, pues nadie puede hacer nada y ahí va el Tea Party Express metiendo la pata de tal manera que difícil será para ellos empeorarlo. Pero sí que lo empeoraron… y mucho.

Toda la culpa la tiene una carta satírica que el portavoz del grupo, Mark Williams, publicó en su página web en respuesta a una serie de críticas realizadas al movimiento Tea Party por parte de la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP), acusando a varias de sus organizaciones de racistas, lo cual es el pan nuestro de cada día. El caso es que Mark Williams se sintió tan ofendido por la acusación que acto seguido publicó esa carta a la que hemos hecho mención y que, pretendiendo estar dirigida al presidente Abraham Lincoln, decía exactamente esto:

Estimado Sr. Lincoln:

Nosotros, la gente de color, hemos votado y decidido que no nos mola toda esa cosa de la emancipación. La libertad significa tener que trabajar de verdad, pensar por nosotros mismos y asumir las consecuencias junto con las recompensas. Eso es demasiado pedir de nosotros, la gente de color, ¡y exigimos que se detenga!

De hecho, tuvimos una gran reunión y una votación en Kansas City esta semana. Votamos a favor de condenar ese revival político del viejo espíritu abolicionista que se denomina “movimiento Tea Party”.

La postura del Tea Party de “poner fin a los planes de rescate”, por ejemplo, es una tontería. Los planes de rescate son simplemente un montón de dinero para el bienestar ¿y no es eso precisamente por lo que toda la gente de color lucha? ¿Qué clase de racista quería terminar con un montón de dinero para el bienestar? ¡Lo que tienen que hacer es empezar a destinar los planes de rescate directamente a nosotros, la gente de color! Por supuesto, la National Association for the Advancemente of Colored People es la única parte responsable a la que debería serle concedido el derecho a asignar los fondos. ¿Y esa ridícula idea de “reducir el tamaño y la intromisión del gobierno”? ¿Qué clase de amo no querría controlar mi vida? ¡Como gente de color alguien debe cuidar de nosotros o de lo contrario estaríamos solos, tendríamos que pensar por nuestra cuenta y tomar decisiones!

El racista Tea Party también exige que el gobierno “detenga el gasto fuera de control”. De nuevo, afecta directamente a la gente de color. Eso significa que nosotros, la gente de color, tendríamos que competir por los puestos de trabajo como cualquier otro y eso no es justo. Tal vez el punto más racista de todos en el Tea Party es su exigencia de que el gobierno “deje de subir los impuestos”. ¡Eso es indignante! ¿Cómo vamos a conseguir nosotros, la gente de color, una televisión de pantalla ancha en cada habitación y a los que no son de color se les permite conservar el dinero que ganan? ¡Totalmente racista! ¿El Tea Party espera que nosotros, gente de color, seamos miembros productivos de la sociedad?

Sr. Lincoln, usted fue el mayor racista de todos. Teníamos una gran situación. Tres comidas, alojamiento, todas nuestras decisiones tomada por el amo de la casa grande. Por favor, derogue las Decimotercera y Decimocuarta Enmiendas y déjenos volver a donde pertenecemos. 

Sinceramente,

Como pueden ver, una carta de lo más ácida que uno puede imaginarse. Personalmente, no me hace gracia porque creo que falla en su intención de concretar a sus destinatarios, que son los de la NAACP, y, en consecuencia, engloba a todos los negros estadounidenses lo que puede hacer sentirse ofendidos a muchos de ellos que no tienen culpa de nada, pero tampoco la considero terrorífica. Desacertada y para de contar. Además, quienes ya llevamos un par de años siguiendo a Sarah Palin hemos tenido la desgracia de leer y escuchar cosas mucho peores que ésta y sin que nadie moviera un dedo en su defensa (aparte de nosotros, bloguistas palinistas). E incluso los “graciosos de turno” se han sentido indignados cuando Palin ha protestado (¿recuerdan los comentarios repulsivos de Jay Leno sobre su hija Willow? Nosotros sí).

Mark Williams, el portavoz de Tea Party Express. Sin comentarios. Que cada uno saque sus propias conclusiones, por favor.

El caso es que la carta es desacertada porque los de la NAACP aprovecharon que Williams picó el anzuelo y montaron una de aquí te espero clamando “¡racista!” a voz en grito. En Idaho, el escándalo provocó que Minnick, el candidato demócrata que tan felices se las prometía, tuviera que tomar partido por la NAACP (por supuesto) y exigiera que el Tea Party Express expulsara a Williams de la organización. El Tea Party Express dijo que no, que tururú, y Minnick replicó por escrito condenando al Tea Party Express y rechazando su anterior apoyo prestado por parte del grupo. De todas formas, Minnick no quiso romper del todo con el movimiento Tea Party y declaró que mientras que la carta de Williams era de muy mal gusto:

Ésa es una razón por la cual mi interacción con el popular movimiento Tea Party aquí en Idaho ha sido muy positiva. Encuentro que la vasta mayoría de sus miembros son cordiales, educados y sinceros. Aunque están fuertemente en descuerdo con el presidente y sus políticas, su pasión tiende a enfocarse en los asuntos y no en las personalidades. Por supuesto, en cualquier movimiento hay algunos que llevan las cosas demasiado lejos y dicen o hacen cosas odiosas o hirientes que dañan la causa de todo el grupo. Sin embargo, aquellos que ascienden o reclaman el liderazgo en esos movimientos tienen la obligación de liderarlos con respeto por el movimiento y sus miembros y en consecuencia ser responsables de sus obras y sus palabras.

Uno sospecha que Minnick nunca se sintió demasiado a gusto con el apoyo de marras y que vio el cielo abierto cuando estalló el escándalo como la excusa perfecta para deshacerse de él quedando tan ricamente con el resto del movimiento así como con sus seguidores izquierdistas tradicionales.

Por su parte, Labrador, el candidato republicano vencedor de las primarias, declaró a su vez que condenaba la acción de Williams también, pero pidió que no se culpabilizara a todo el movimiento Tea Party por lo que no es más que la actuación de una sola persona:

Como alguien que ha experimentado el racismo [Labrador es portorriqueño], condeno las declaraciones de este particular. Pero he conocido a mucha gente de diferentes razas en los actos del Tea Party y no creo que las acciones de esta única persona deban ser representativas del resto de personas del movimiento.

¿Y cómo terminó el asunto? Pues finalmente la National Tea Party Federation tomó cartas en el asunto y exigió a su vez la expulsión de Williams del Tea Party Express y el rechazo por parte de estos de su carta, que calificaron de “claramente ofensiva”. La carta fue finalmente retirada de la página web del grupo, pero Williams fue apoyado expresamente por el Tea Party Express y, en consecuencia, la National Tea Party Federation decidió expulsar a todo el grupo del movimiento Tea Party.

Tras semejante resolución, Williams declaró que era una lástima que la NAACP haya escogido el aprovecharse de la situación en lugar de ayudar realmente a la comunidad negra:

No me sorprende que estén entrando al trapo porque la NAACP acaba de descubrir un pozo de petróleo bien lleno de contribuciones en efectivo que les llegarán después de esta resolución [la de la National Tea Party Federation]. Y sé que Al [Sharpton] y Jesse [Jackson, Jr.] van a querer su parte. Los mercaderes de esclaros del siglo XVI deben de haber sido tan buenos explotando a los africanos como lo son ellos.

 En fin, que finalmente la NAACP logró su victoria y al movimiento Tea Party le han sacudido un estacazo que no debería haber recibido nunca, pero las cosas son así. Por mi parte, ya se lo he dicho: la carta es desacertada, pero nada más. Lo que ocurre que cuando uno es un maestro en utilizar la más mínima excusa para armar lío como lo es la NAACP, estos errores se pagan. Williams tendría que haber sido más listo y no haberse dejado tentar por esos tipos, pero no lo fue y las consecuencias a la vista están.

Una metedura de pata. Nada más. El Tea Party Express seguirá existiendo y seguirá actuando, no lo duden. Ya lo dijo Williams en su momento:

No hay un liderazgo en el movimiento Tea Party, cada miembro del Tea Party es un líder.

Y Sarah Palin siguió sin decir ni mu. Hasta la próxima entrada.


De cómo el Tea Party metió la pata en Idaho y Sarah Palin no dijo ni mu (I)

09/10/2010

 

Lo prometido es deuda (¿lo he dicho alguna vez antes esto?). El caso es que me ofrecí en mi entrada anterior a explicarles el curioso caso del Tea Party apoyando a un candidato demócrata en el estado de Idaho y, a la vista del interés que me han manifestado por saber qué había pasado, voy a cumplir mi palabra para que vean que no soy político ni hijo de político (que lo dice la Biblia).

Antes que nada, darles mi opinión sobre lo que sucedió con Vaughn Ward, el que algunos ya catalogaron en su momento como el peor candidato de la historia de los Estados Unidos. ¡Hombre, tampoco hay que exagerar! Es cierto que Ward metió la pata hasta el fondo y que no lo hizo una ni dos ni tres veces, sino un buen montón, pero tampoco hay que cargar las tintas. Si Ward no hubiera sido respaldado por Sarah Palin, seguro que nadie sabría nada de él y sus pifias habrían quedado para la historia local, o sea para algún ratón de biblioteca y nada más.

En mi opinión, Ward era un buen candidato a quien se le subieron los humos a la cabeza. No pongo en duda la firmeza de sus creencias conservadoras ni la rectitud de sus intenciones, sobre todo porque eso es algo que Sarah Palin y sus colaboradores seguro que comprobaron sobradamente antes de hacer público su respaldo. Sin embargo, la gestión de su campaña demostró una total falta de profesionalidad, fuera la culpa de quien fuera: suya, de su director de campaña o de Perico de los palotes. En un país, los Estados Unidos, donde la dirección de campañas electorales es una profesión y una de las más competitivas que existen, uno no pude cometer errores tan garrafales como hacer una página web de cortar y pegar y confiar en que nadie se dé cuenta de ello, copiar párrafos del discurso electoral de otro candidato y pensar que ya nadie lo va a descubrir y, sobre todo, ir de chulo por la vida y pretender no saber dónde está Puerto Rico, que, para más inri, es el lugar de nacimiento de tu rival, que te pillen no sabiéndolo y encima presumir de que eso no tiene ninguna importancia.

El respaldo de Sarah Palin es uno de los más codiciados actualmente por cualquier candidato aunque por sí solo no garantiza la victoria. Es cierto que puede decantar una elección reñida a favor de uno de los contendientes, pero sólo si ese candidato aprovecha ese plus de popularidad que le otorga el reconocimiento por parte de Sarah Palin para impulsar su campaña electoral y llegar así hasta donde no había llegado por sus propios medios, ya sea a la hora de recaudar fondos, obtener popularidad o lograr la confianza del electorado. Y eso es una cosa que la propia Sarah Palin valora mucho a la hora de hacer públicas sus notas de apoyo: en qué momento es más conveniente para su patrocinado que lo haga. Si Ward se pensaba que sólo porque ella le respaldaba la elección estaba ganada, bien equivocado estaba. Si hubiera gestionado inteligentemente su campaña, ese respaldo le habría supuesto el abrir una brecha insalvable entre su rival y él a poco más de dos meses de la fecha de la votación, lo que a la postre le hubiera dado la victoria, pero no fue así y un tonto apoyado por Sarah Palin no se vuelve listo de la noche a la mañana sino que continúa siendo tonto. Sarah Palin no gestiona las campañas de sus patrocinados ni les ofrece más ayuda que su apoyo público y tal vez una modesta contribución económica a través de SarahPAC; si un candidato ha de ganar, lo hará por sus propios méritos y no porque ella lo avale. O sea, que cuidado porque Sarah Palin no hace milagros y estas primarias en Idaho así lo demuestran.

¡Qué vergüenza! Un demócrata aquí en mi blog… Nunca había pasado y me siento abochornado. En fin, que no hay más remedio. Les presento a Walter (más conocido por Walt) Minnick, el candidato demócrata a la Cámara de Representantes por la 1ª circunscripción electoral de Idaho. Él será el rival de Raúl Labrador, el vencedor de las primarias republicanas.

Walt Minnick, que logró su escaño en 2008, batiendo al republicano Bill Sali, el entonces representante en Washington, no tuvo rivales en estas pasadas primarias demócratas. De 67 años de edad, Minnick empezó su carrera política en tiempos del presidente Nixon y fue uno de los creadores de la famosa Drug Enforcement Administration (DEA) aunque dimitió de su cargo cuando se hizo público el escándalo Watergate, dejando entonces la política y dedicándose a su trabajo como abogado en el sector privado hasta que en 2008 volvió a presentarse para un cargo político, ganando las elecciones.

Su historial hasta ahora es corto, pero nadie puede dudar de que se trata de un blue dog democrat, o sea uno de esos demócratas que votan más veces conservador que liberal. Así, Minnick ha votado contra la ley de estímulo económico (¡bien!), contra Obamacare (¡bien!) y contra la ley de cap-and-trade (¡bien!). Vamos, que Minnick es uno de esos demócratas con los que uno podría hablar y hasta entenderse en un Congreso que no estuviera obsesionado con “transformar” los Estados Unidos, pero de eso a votarlo…

Y eso fue precisamente lo que pasó. En abril, el Tea Party Express, uno de los muchos grupos organizados que componen el movimiento Tea Party, anunció que respaldaba su candidatura por más que hubiera otros dos candidatos republicanos (ya fueran más o menos conservadores) en liza, dejando estupefactos tanto a republicanos como al propio demócrata quien debió de preguntar acto seguido si el infierno se había congelado y si alguien había visto a un cerdo volando. Según uno de los dirigentes del Tea Party Express, Sal Russo, su apoyo se debía al hecho de que es importante que el movimiento apoye a demócratas como Minnick “que tienen la voluntad de hacer frente a Pelosi y a Reid”, sobre todo cuando se trata de cuestiones económicas.

La cara que le quedó a los dos candidatos republicanos fue un poema, por descontado y sus declaraciones fueron en tal sentido: sencillamente no entendían nada y ya estaban hartos de ir con la cabeza levantada buscando a esos malditos cerdos voladores que nadie lograba ver. Pero es que no era sólo a ellos dos, Ward y Labrador, a quienes sorprendía y molestaba esa noticia, sino también a los miembros del Tea Party local, que tampoco entendían nada y no estaban nada convencidos de los argumentos dados por Russo.

Éste, por su parte, seguía defendiendo la bondad de su respaldo y alegó que su grupo habían consultado con una larga serie de grupos y activistas individuales del propio Idaho antes de tomar su decisión y que su objetivo final era el de “animar a otros” demócratas a plantar cara a Pelosi y a Reid. “Cuando encuentras a alguien con la voluntad de plantarse, uno va y se planta con él”, dijo finalmente. Incluso anunció la posibilidad de que no fuera el único demócrata al que apoyaran y que hubiera más ya que “no puede tratarse de una cuestión de un solo partido. La responsabilidad fiscal tiene que estar incrustada en ambos”.

Es cierto que el movimiento Tea Party siempre ha estado por encima de ambos partidos y que ha exigido a ambos que se reformen y asuman los mismos principios, especialmente a la hora de gestionar el dinero público, acabando con el derroche. También es cierto que Minnick no sólo no apoyó la ARRA, la ley de estímulo económico, sino que propuso su propia versión de la misma en la que en lugar de 830.000 millones de dólares se bajaría a 170.000 millones y, lo más interesante, desaparecían todas y cada una de las previsiones existentes en la ARRA de earmarks (ya saben, la pasta esa que se llevan cruda los legisladores a cambio de su apoyo), así como incluía la previsión de que todo el dinero que no se hubiera gastado todavía una vez que empezara la recuperación económica fuera devuelto a las arcas federales.

Sin embargo, si bien Minnick votó en contra de todo esto, también es cierto que votó A FAVOR de que Nancy Pelosi fuera la speaker de la Cámara de Representantes y no hay motivos para dudar de que lo vuelva a hacer en 2011, cuando se abra el nuevo período de sesiones. Y si ella es la speaker, la agenda legislativa será la que ella quiera. No hay ninguna seguridad de que la Cámara de Representantes vaya a ser republicana después de las elecciones de noviembre, así que cada voto cuenta y cada escaño arrebatado a los demócratas también. Apoyar al demócrata Minnick en un estado republicano, especialmente cuando su elección en 2008 fue muy ajustada y algo así como un accidente y existen actualmente dos candidatos republicanos con serias posibilidades de desbancarlo no es un error sino un crimen casi. Minnick puede ser un buen gestor económico y estar en desacuerdo con el despilfarro y demás, pero en cuestiones de principios, en cuestiones de Gran Gobierno, de “estado del bienestar” y de empujar al país hacia el socialismo, no lo está y sólo por eso no se le puede ni dar la mano siquiera por la calle. Y mucho menos un respaldo abierto.

¿Qué hay en realidad detrás de este apoyo tan extravagante? Tampoco hay que buscarle tres pies al gato. Sencillamente, que el Tea Party Express ha querido incluir al menos a un demócrata en su lista de apoyos para así evitar la acusación de ser unos títeres del Partido Republicano. Y para ello han elegido al demócrata menos demócrata que han podido encontrar aunque siga siendo demasiado demócrata para que resulte digerible. Vamos, que los del Express han empezado a acomplejarse, a preocuparse más por lo que digan los demás que por lo que crean ellos que es oportuno y, en consecuencia, a volverse “bizcochables”.

Y a todo esto, ¿qué dijo el interesado, el propio Minnick, cuando se encontró respaldado por semejante gente? Pues en un principio estaba encantado, ja, ja, ja. Si es que un político es un político aquí y en Katmandú y todos son iguales. Por supuesto es lo último que se esperaba, pero una vez que le llegó, lo apreció, tal y como declaró a la CNN:

[Los teapartiers] son simplemente gente ordinaria que cree que el gobierno debería equilibrar su presupuesto. No hay nada radical en ello, así que estoy muy satisfecho de tener su respaldo.

Sin embargo, pasados los primeros días, Minnick y John Foster, su portavoz, empezaron a preocuparse por la repercusión que iba a tener ese respaldo entre sus votantes demócratas tradicionales y aunque éste último descartaba la posibilidad de rechazar el respaldo diciendo que “Walt no tiene la costumbre de rechazar apoyos”, también es cierto que le preocupaba el hecho de que “estar en una lista con Joe Wilson y Michele Bachmann no es algo que nos entusiasme”.

Foster también reveló que Minnick había sido el único representante de Idaho que había acudido personalmente a un town hall meeting organizado por el movimiento Tea Party en agosto del año pasado para tratar del tema de la reforma sanitaria. Según Foster, su jefe se mantuvo firme en sus opiniones y se ganó el apoyo de los asistentes en cuestiones económicas pero no en otro tipo de cuestiones en las que Minnick declaró que estaba DE ACUERDO con lo que estaba haciendo el presidente Obama.

Creo que [el respaldo] es una indicación del trabajo que él ha realizado sobre el terreno pero más importante de su capacidad de hablar con cualquiera y buscar posturas comunes siempre que sea posible.

Pero es que a los teapartiers de Idaho tampoco les hizo gracia el asunto. Así, la organización local del Tea Party en Boise, la capital del estado, declaró que ellos no habían sido consultados en absoluto sobre el asunto por parte del Tea Party Express. Así, tal y como dijo en su momento Russ Smerz, uno de sus dirigentes:

No sabemos de dónde se ha sacado el Tea Party nacional este respaldo de Walt Minnick. Es algo preocupante para nosotros que el Tea Party Express respalde a alguien en el estado de Idaho sin consultarnos primero a nosotros. Nosotros no respaldamos a ningún candidato ahora mismo – ni siquiera a Walt Minnick.

Y todo eso mientras los dos candidatos republicanos, Ward y Labrador, acudían por separado a distintos eventos organizados por el Tea Party local con el objetivo de ganarse su apoyo. Así, Ward declaró que a él los únicos respaldos que le importaban eran los que provenían del propio Idaho (otra metedura de pata porque eso, además de una chulería y de ser falso, implicaría despreciar los respaldos que recibió en su momento tanto de Sarah Palin como del propio Partido Republicano). En cuanto a Labrador, éste estuvo más acertado al quejarse de que el dichoso respaldo no era más que una interferencia por parte de grupos nacionales que no están familiarizados con la política en Idaho y que no asocia ese respaldo con el que puedan otorgar los grupos locales del Tea Party.

Por si acaso, el Tea Party de Boise acabó respaldando a Labrador, pero algunos de sus miembros no estuvieron de acuerdo puesto que ellos preferían a Ward y hubo rumores en su momento de una secesión en el seno del movimiento, lo que no hace más que resaltar de nuevo que el movimiento Tea Party no es en absoluto un partido político al uso, sino un mero paraguas bajo el que se cobijan multitud de organizaciones distintas que abarcan una amplísimo espectro político. Como dijo Ward más tarde, refiriéndose al propio movimiento:

A medida que crece como movimiento nacional, empezaremos a ver una jerarquía que ocupe el puesto correspondiente (…) Habrá un proceso de maduración que llevará su tiempo. Este movimiento está en sus primeras etapas y va a tener que empezar a madurar y organizarse si sus líderes quieren que las cosas se hagan.

No todos opinan en este sentido, como el anteriormente citado Sal Russo del Tea Party Express, quien dijo:

Nuestra creencia es que el movimiento será más fuerte si crece como un movimiento popular y no hay una organización nacional que dicte a los distintos grupos lo que tienen que hacer.

Por su parte, Labrador no veía nada malo en que se produzcan estos roces dentro del Tea Party, lo cual para él es “completamente saludable” para un movimiento que aún está en su infancia.

No veo nada negativo acerca de ello. Lo único que le aconsejaría a la organización nacional es el mismo que le daría a cualquiera que viniera de Washington, D.C.: antes de ponerse detrás de un candidato, hablen con la gente de aquí. Son ellos los que importa. Esto es un movimiento, no un partido.

Y eso es lo mismo que creo yo: el Tea Party es un movimiento y no un partido y como tal no debe pretender convertirse en un partido porque será un fracaso. Pero bueno, ya veremos qué sucede. Por cierto, que la historia no termina aquí porque aún tengo que explicarles más. Y tan apasionante como lo que les he contado hasta ahora. En concreto, el rechazo final de Minnick al respaldo del Tea Party Express y la expulsión del propio Tea Party Express del movimiento Tea Party por… ¡racismo! También les explicaré algunos detalles sobre el movimiento en sí.

¡Ah, que se me olvida! Y a todo esto, ¿qué dijo Sarah Palin? ¿Se acordó de California y lo que le dijeron entonces algunos del Tea Party cuando apoyó a Carly Fiorina? Seguramente, pero se lo guardó para sí y no dijo nada. Ni mu. Sarah Palin es Sarah Palin y mira que ya lo he dicho veces, pero todavía habrá que repetirlo hasta que la gente se acostumbre. Y el Tea Party es magnífico, pero no es un partido sino la expresión de una voluntad de cambio en la política estadounidense que deberá ser realizada por alguno de los dos grandes partidos políticos y no por un tercero que es claramente inviable. Y punto y final.

Y ahora me toca escribir un rato de libro. ¡Ea, al trabajo!


El caso de Vaugh Ward y las primarias de Idaho o cómo meter la pata hasta el fondo y no poder echarle la culpa a nadie más que a uno mismo

06/10/2010

 

¿Quién es Vaughn Ward? Pues se trata de uno de los candidatos republicanos que se presentaron durante estas pasadas primarias con la esperanza de lograr ser nominados por su partido y poder así disputar las elecciones generales al candidato demócrata de turno este próximo mes de noviembre. En concreto, Ward se presentó como candidato a representante en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos por la 1ª circunscripción electoral de Idaho.

Sin embargo, Ward no logró su objetivo y fue derrotado, saliendo vencedor su rival, Raúl Labrador, que será quien finalmente dispute el escaño al candidato demócrata, el representante actualmente en el cargo, Walt Minnick. Hasta aquí todo bien, ¿verdad? Un candidato republicano más, un candidato republicano que ha perdido las primarias como tantos otros y un candidato republicano que deberá esperar a una nueva oportunidad quizás dentro de dos años si es que no prefiere cambiar de objetivo y presentarse como candidato al Senado, por ejemplo.

Pero es que Vaughn Ward no era un candidato republicano más porque si lo fuera, no gozaría del honor de ser citado en este blog (perdón por la inmodestia). Vaughn Ward era uno de los 43 candidatos republicanos que tuvieron el aún mayor honor de ser respaldados públicamente por Sarah Palin no sólo con una de sus notas en Facebook, sino que ésta incluso se desplazó en su momento hasta Idaho para celebrar un rally junto a él. ¡Y aún así perdió las primarias! Sí, las perdió. Increíble, ¿verdad? Ward era un buen candidato y prometía maneras, pero la gestión de su campaña electoral fue realmente pésima y ahí Sarah Palin no podía hacer nada; ella puede apoyar a un candidato porque tiene fe en él y cree que sus valores conservadores son sólidos y que los motivos para presentarse que esgrime son los correctos, pero ella no gestiona campañas electorales y si alguno de sus “patrocinados” mete la pata y se hunde, la culpa es exclusivamente suya y no de ella que no ha tenido nada que ver. Y eso es lo que le ha pasado a Ward, tal y como lo vamos a ver acto seguido.

Les presento a Vaughn Ward, una auténtica estrella caída. De los pocos casos en los que alguien respaldado por Sarah Palin no ha logrado su objetivo, el de Ward es el más sorprendente. Nunca hubiera debido de pasar lo que ha pasado, pero ya no tiene remedio. A Ward le toca aprender de sus errores y a nosotros lamentar que esta entrada tenga que ser escrita.

El motivo de redactar esta entrada es la amable petición de uno de nuestros amigos, rojobilbao, que me preguntaba hace poco si sabía lo que había pasado con Ward. Y sí, ciertamente que lo sé, pero como que es demasiado irritante para recordarlo, prefería no hablar sobre ello. De todas formas, no es escondiendo nuestros errores como avanzaremos en el camino de la perfección, así que tal vez no sea tan mala idea el repasar rápidamente lo que sucedió en Idaho estos últimos meses y así poder ofrecer a todos una especie de manual sobre cómo no llevar una campaña electoral. A ver si le sirve a alguien de provecho.

Todo comenzó antes, pero para nosotros, palinistas fervorosos, comenzó realmente el 29 de marzo pasado cuando comprobamos que Sarah Palin había publicado en su página de Facebook una nueva nota de apoyo. En este caso, era una nota colectiva y una en concreto de las más interesantes. Se titulaba “Héroes estadounidenses preparados y dispuestos a servir en el Congreso” y en ella hacía público su apoyo a tres ex militares que habían decidido presentarse a las primarias republicanas de sus respectivos estados: Vaughn Ward (Idaho), Adam Kinzinger (Illinois) y Allen West (Florida). En concreto, la parte de la nota referida a Ward rezaba así:

El primero es el comandante Vaughn Ward, un nativo de Idaho de cuarta generación que creció en la granja de su familia en Shoshone y que se presenta por la primera circunscripción electoral de Idaho. Viniendo de una familia con una orgullosa tradición militar, Vaughn se alistó en el Cuerpo de Marines tras concluir la universidad y estaba a punto de terminar su servicio cuando sucedieron los ataques del 11-S. Puso su vida en juego y atendió la llamada de su país – sirviendo primero como oficial operativo de la CIA y más tarde ofreciéndose voluntario al Cuerpo de Marines para un turno de servicio de combate en Irak, durante el cual fue galardonado con una Estrella de Bronce con la V de combate. Tras regresar de Irak, Vaughn empezó a trabajar en la campaña McCain/Palin. Le estuve agradecida por su apoyo entonces y me siento feliz de apoyarle ahora porque sé que cree en los mismos ideales conservadores de sentido común que apreciamos. Vaughn sabe que el verdadero crecimiento de los empleos viene del sector privado, no del gobierno. Cree en las reformas respetuosas con el libre mercado, el alivio de los impuestos para las familias y los pequeños negocios y el regreso a un gobierno constitucionalmente limitado que viva con sus propios medios. Él llevará la bandera conservadora a Washington y tirará de las riendas del disparatado crecimiento del gobierno para devolverlo a nuestro lado. Y recuerden, votar por Vaughn es votar por quitarle el mango de la sartén a Nancy Pelosi.

Los tres se presentaban a la Cámara de Representantes de los Estados Unidos y de los tres, sólo Ward ha fracasado en su empeño, algo que nunca debería haber pasado, ¡caramba!

Esto sucedía en marzo. En mayo, el día 21 en concreto, Sarah Palin hizo un viaje a Boise (Idaho) para celebrar un rally en apoyo de Ward. Por supuesto, el lugar del rally, el Qwest Arena, vendió todos los asientos disponibles. Y por supuesto también, el rival de Ward, Raúl Labrador, estaba que se subía por las paredes porque Sarah había respaldado a Ward y no a él, así que sus partidarios se habían embarcado en una campaña de ataque contra Sarah Palin que al final tuvo que ser desautorizada poco antes de la celebración de este rally por el propio Labrador a la vista de que era más perjudicial que otra cosa.

¡Sarah, Sarah, Sarah! El de al lado es Ward, pero ¿a quién le importa ése? A nosotros sólo nos interesa Sarah Palin. ¿A que le sienta bien el azul? Es un color tan alasqueño…

La primera circunscripción electoral de Idaho está considerada desde siempre como una circunscripción republicana, pero curiosamente en 2008, aprovechando la marea demócrata que ahogó a medio Estados Unidos, dicha circunscripción cambió de bando y eligió al demócrata Walter “Walt” Minnick como su representante por los pelos (51% de los votos contra el 49% del candidato republicano, Bill Sali, que era el representante entonces en el cargo).

En consecuencia, la campaña de 2010 se abrió bastante y no sólo se presentó el representante estatal Raúl Labrador, sino también estaban el médico Allan Salzberg (quien se retiró y dio su respaldo a Labrador), el representante estatal Ken Roberts (que se retiró y dio también su respaldo a Labrador) y Vaughn Ward, que no era en absoluto un desconocido sino que se trataba de una de las jóvenes promesas del Partido Republicano, un Young Gun (una categoría existente dentro del Partido Republicano para seleccionar a los candidatos más prometedores para los diferentes cargos y así procurar no desperdiciar tiempo ni dinero con candidatos sin posibilidades; ser un young gun implica haber logrado por sí mismo suficiente apoyo, tanto político, económico y popular, como para resultar una apuesta segura prácticamente), habiendo sido etiquetado como tal por el National Republican Congressional Committe (NRCC) en febrero junto con otros nueve candidatos igual de prometedores. De este modo, Ward se beneficiaría de más apoyo económico por parte del Partido Republicano. Tan importantes son las elecciones en Idaho-1 que el propio Ward declaraba entonces:

Éstas son las diez campañas más importantes de la nación que el GOP piensa que puede ganar. Si va a haber un movimiento de péndulo, estos diez escaños lo marcarán.

El apoyo de Palin supuso el toque que le faltaba a Ward para distanciarse definitivamente de su rival, Labrador y tener la oportunidad de recuperar la primera circunscripción electoral de Idaho para el Partido Republicano, algo que debería ser pan comido si tenemos en cuenta que el ticket McCain/Palin arrasó allí con el 62% de los votos en las presidenciales.

Por su parte, Labrador declaró, refiriéndose a Ward y al apoyo obtenido por éste por parte de la cúpula del partido:

Aparentemente cree que porque haya obtenido el respaldo del establishment de Washington eso le importa verdaderamente a la gente de Idaho.

A Labrador no pareció importarle mucho el apoyo dado a Ward por parte del NRCC. El caso es que a la hora de obtener donaciones económicas, Ward aventajaba en mucho a Labrador, mientras que ambos eran claramente superados por el demócrata Minnick.

¿Cómo fue la campaña electoral de Ward? Pues la verdad es que se centró excesivamente en atacar a Minnick, un congresista demócrata que suele votar como conservador (un blue dog democrat) en los grandes asuntos y que votó en contra de Obamacare (si no lo hubiera hecho, ahora sería uno de esos “20” a los que Sarah Palin se la tendría jurada porque la circunscripción que representa fue republicana en 2008), pero que no respaldó la contrapropuesta republicana. Así, Ward declaró:

Mi oponente se encuentra en una encrucijada y no hace nada. No puede conseguir que se haga nada. No apoya a su propio partido y aún así tampoco apoya la alternativa republicana, que está orientada al libre mercado. No puedes estar en misa y repicando al mismo tiempo.

Ward evidentemente se sentía ya el vencedor, pero ni siquiera eso hubiera sido un obstáculo puesto que para finales de abril llevaba una cómoda ventaja sobre Labrador. Lo malo vino en mayo, durante el último mes (las primarias se celebraron el 25 de mayo) cuando a Ward se le acumularon los problemas, problemas que pueden ser detallados uno por uno y la lista casi no se termina nunca.

El principal y más dañino: Ward plagió parte de un discurso de otro candidato. Eso no es malo siempre y cuando no se descubra, lo que no suele suceder a menos que seas tan idiota de plagiar el discurso más famoso de los últimos diez años… el de Obama en la Convención Nacional Demócrata de 2004. Éste es el fragmento del discurso de Obama y el que pronunció Ward (los transcribo en inglés para que lo aprecien mejor):

As we stand at the crossroads of history, we can make the right choices and meet the challenges that face us. If you feel the same urgency that I do, if you feel the same passion that I do, then I have no doubt the people will rise up in November and this country will reclaim its promise and out of this long political darkness, a brighter day will come.

As we stand on the crossroads of history, I know we can make the right choice and meet the challenges that lay before us. If you feel the same urgency and the same passion that I do, then I have no doubt that our voices will be heard in November. And our country will reclaim its promise and out of this darkness, a better day is on the horizon.

Sí, la verdad es que se parecen demasiado. El discurso de Ward fue pronunciado en enero, pero sus adversarios esperaron hasta poco antes de las elecciones para hacerlo público para que tuviera menos tiempo de reaccionar.

Durante un debate celebrado poco antes de las elecciones, Ward trató a Puerto Rico como si fuera un país extranjero cuando es un territorio de los Estados Unidos y… su rival, Labrador, es portorriqueño. Éste así se lo hizo ver:

Labrador: Puerto Rico no es un país. Puerto Rico es un territorio de los Estados Unidos. Ya es hora de que tomemos algunas lecciones y aprendamos lo que es Puerto Rico.

Ward: La verdad es que me da lo mismo lo que sea. No tiene importancia.

Labrador: Obviamente no la tiene para usted.

Pésima respuesta de Ward que no sólo mete la pata sino que luego mete la otra también y ahí se queda. Cuando los periodistas preguntaron a su portavoz de campaña, Mike Tracy, éste alegó que el video del debate había sido manipulado por los asesores de Labrador para hacer quedar mal a Ward y que la cuestión original se refería a “países extranjeros”, lo que hacía la respuesta de Ward más plausible. Además, alegó que por supuesto Ward sabe que Puerto Rico es un territorio estadounidense porque sirvió en Guantánamo durante un tiempo, lo cual a mí todavía no me convence porque uno puede haber hecho la mili en Alicante  y no saber que Mallorca es una isla, digo yo. Además, Guantánamo está en Cuba… ¿Qué tiene que ver eso con Puerto Rico?

Otra pifia fue la revelación de que Ward no votó en las elecciones de 2008. Es cierto que por aquel entonces, estaba trabajando como director de campaña de McCain/Palin en Nevada y alega que estaba tan ocupado que no podía permitirse el coger un avión y volar a Idaho para votar, pero podría haber votado por correo puesto que lo sabía con tiempo suficiente, digo yo también.

A mediados de mayo, un periódico local, el Idaho Statesman, publicó que Ward acababa de ser respaldado por la American Conservative Union (ACU). Lo malo es que ese respaldo no era reciente sino de noviembre del año pasado y la campaña de Ward lo acababa de reenviar al periódico como si fuera de ayer mismo. Con un berrinche de un par de narices por haber picado, los del Statesman reprocharon la mala jugada a Ryan O’Barto, el director de campaña de Ward, y éste explicó que lo había reenviado para refrescar la memoria de los electores:

Según se acerca el día de las elecciones, me gusta reenviar las notas de apoyo. Algunas son de hace mucho tiempo y como que cuando se publicaron originalmente faltaba tanto para las elecciones, la prensa podría no haberlas publicado debidamente.

No debía de gustar mucho la excusa, que algo caradura sí que es, porque una hora después el propio O’Barto llamó al Statesman para cambiar su versión de los hechos:

No estoy intentando echarles la culpa a ustedes. Es la misma nota que antes y no es eso lo que se supone que debería haber sido. Voy a mandar una rectificación. Es culpa mía. Acabo de comprarme un nuevo Mac y aún estoy intentando averiguar cómo funciona.

¡Genial! La culpa es del Mac. Pues haberse comprado otra marca.

Ese mismo día, se reveló también en el periódico Spokesman-Review que la mitad de las diez tomas de postura sobre diferentes cuestiones políticas que Ward exhibía en su página web eran un plagio palabra por palabra de otras tantas de otros candidatos, por ejemplo de Jim DeMint. La campaña de Ward rápidamente las borró y despidió a Ryan O’Barto, no se sabe si por copión, por falta de originalidad, por chapucero, por no enterarse de nada o porque era el único que pasaba por ahí.

Ward también se encontró acusado de cambiar de opinión cuando modificó su postura sobre la 17ª enmienda, la que reserva la elección de los senadores por sufragio universal. En un principio, Ward dijo en televisión que estaría a favor de revocarla, pero tras haber sido presionado por la prensa, cambió de opinión. Él alegó que estaba “clarificando” su postura, pero de decir sí a decir no va mucho más que una aclaración.

En un e-mail enviado a la prensa, Ward incluyó una cita del senador republicano por Idaho, Mike Crapo, que daba la impresión de que respaldaba su candidatura cuando no era así y el propio Crapo le pidió que lo retirara.

Finalmente, se le reprocho a Ward que estuviera en contra del masivo gasto federal cuando su esposa trabaja en Fannie Mae, una de las empresas semipúblicas que han sido rescatadas precisamente con dinero federal y en la cual ocupa un puesto de dirección que le permite a él no trabajar y hasta haber podido dedicarse durante los últimos once meses a su campaña electoral a tiempo completo. Sí, la verdad es que causa un poco de mala impresión, ¿no?

Como resultado de todas estas pifias, el 25 de mayo pasado Labrador venció por un 48% de los votos contra un 39% para Ward. Que conste que Labrador también es un Young Gun, sin embargo, él no ha conseguido cubrir todos los requisitos establecidos para poder ser respaldado completamente por el GOP.

Labrador celebrando su victoria. Ciertamente ha sido toda una sorpresa y está más que claro que ha ganado porque Ward perdió las elecciones por sí mismo. No es un descrédito para él, pero es cierto.

En consecuencia, que en noviembre veremos una campaña electoral entre Labrador y Minnick y no una entre Ward y Minnick. Y que Ward lo tiene crudo para ser elegido para cualquier otra cosa porque todas estas pifias se las recordaran una y otra vez. En fin, que tendrá que buscar otro empleo. Ojo, no digo que sea un mal tipo, sólo digo que ha demostrado ser un pésimo candidato ya sea por culpa suya o por culpa de su equipo. Pero la culpa es suya, no de Sarah Palin. Que ella no ha tenido nada que ver en todo esto. Faltaría más.

Un abrazo, amigo rojobilbao.

P.D. Por cierto, ¿saben quién fue el candidato respaldado por el Tea Party en estas elecciones? ¡Demonios, Walt Minnick, el demócrata! Sí, sí, como lo oyen. Respaldaron a Minnick y éste tuvo la gentileza de rechazar su respaldo después de un cierto rifirrafe que más bien sonaba a excusa para deshacerse de un respaldo que les avergonzaba. ¿Recuerdan cuando Sarah Palin apoyó a Carly Fiorina en California en contra de Chuck DeVore y los del Tea Party le dijeron de todo menos bonita? Bueno, pues si Sarah no fuera una mujer excepcional como lo es, bien que se podría haber tomado la revancha ahora, pero no lo ha hecho. Eso demuestra de qué pasta está hecha. No sé si contarles la apasionante historia de cómo el Tea Party apoyó a un demócrata y éste despreció su apoyo. No sé si les puede interesar. La verdad es que no me interesa demasiado, pero a lo mejor lo hago.

P.P.D. Excelente entrada la de Rillot en su blog: “Señora Presidenta”. No comparto su pesimista punto de vista y estoy seguro de que le gustará que le responda dando el mío, tan optimista siempre. Prometo hacerlo pronto. Y, amigo Rillot, ojalá podamos discutirlo delante de sendas jarras de cerveza un día de estos. Hace ya demasiado tiempo que no nos vemos.