SARAH PALIN VISTA POR LAS MUJERES (y II)

22/06/2010

 

Seguimos donde lo dejamos el domingo pasado. Hoy les traigo tres nuevos artículos sobre Sarah Palin escritos por otras tantas mujeres que al igual que ella no están dispuestas a ser lo que los demás quieren que sean, sino lo que ellas mismas decidan. Y es que resulta curioso que esas sumas sacerdotisas de esa religión laica que es a fin de cuentas el viejo feminismo izquierdista, a poco que profundizas un poco en su doctrina y les sales con alguna que otra herejía (por ejemplo, que la maternidad no es realmente una carga sino un gozo), se pongan furiosas y rápidamente te excomulguen, llegando hasta el punto de negarte tu propia condición de mujer. Y suerte que ya no pueden quemar viva a la gente que si no lo harían. Porque ganas no les faltan. ¿A quién le puede extrañar pues que odien de esa manera a Sarah Palin? Ella es un ejemplo para todas las mujeres de Estados Unidos, especialmente para las jóvenes y ojalá acabe siendo el bufido que terminará por derribar el enorme castillo de cartas que ha construido la izquierda durante estas últimas décadas con el fin de acabar con nuestra libertad y la de nuestros hijos. Dios lo quiera.

Una foto que estoy seguro que irritará mucho a los izquierdistas: Sarah Palin con su hijo Trig y otro chico afectado también de síndrome de Down llamado Steve Wrigley. Y es que uno no puede dejar de pensar que, para nuestra izquierda tan “humanista”, tanto Trig como Steve deberían estar muertos; o sea, no haber nacido siquiera. ¡Y aún pretenden que pensar así es meritorio! ¿Por qué no confiesan de una vez que sus corazones son tan negros como la pez y simplemente odian todo lo que es bello y bueno? ¿A qué desalmado se le puede ocurrir pensar que las vidas de Trig y Steve no son tan merecedoras de ser vividas como la suya y la mía? Pues sólo a alguien intrínsecamente malo, no le den más vueltas. Y de esos hay un montón alrededor nuestro. Y lo peor es que suelen estar en el Poder.

Otro prólogo (menos plúmbeo que el último, lo prometo)

Me avisa nuestro amigo Santi de que los del papelucho ese conocido como Newsweek han publicado un reportaje sobre Sarah Palin titulado “Saint Sarah”. Ciertamente había tenido noticias sobre él y hasta había leído algunos fragmentos. Luego, no he tenido más remedio que leerlo todo. Y mi opinión sobre lo que he leído es clara: vomitivo. Sencillamente. ¿Por qué demonios los de la izquierda no dejan en paz a Sarah? Evidentemente porque no pueden. La odian demasiado y la temen demasiado también. Saben que ella es la única que puede despertar a los estadounidenses después de tanto tiempo adormecidos, tiempo que bien que han aprovechado ellos para irles arrebatando porciones de libertad hasta el punto de que apenas les queda ya nada. Pero lo poco que les queda, lo van a defender con uñas y dientes. Y Sarah Palin es quien les inspira a cada día que pasa para hacer precisamente eso. ¡Pues claro que la odian! ¡Pues claro que la temen! ¿Cómo no iban a hacerlo?

Estamos viendo cómo las mujeres de Estados Unidos, o al menos una gran parte de ellas, han empezado a revolverse contra el feminismo izquierdista militante, ése que se arroga el derecho a representarlas a todas y a que unas pocas decidan por ellas cuáles deben ser sus opiniones sobre todo lo divino y lo humano. Pero muchas mujeres no están de acuerdo con la “doctrina” oficialmente establecida y aún a riesgo de ser tenidas por heréticas están plantando cara, siguiendo la estela de Sarah Palin, tal vez la más herética de entre todas ellas. Pero las feministas de izquierdas no son las únicas en atacar a Sarah; también están los ateos. O, si no ateos estrictamente, los que bien podrían catalogarse como anticristianos. Precisamente otro de los motivos por los que Sarah es tan odiada porque ya no es sólo que sea una mujer que se niega a perder su femineidad, sino que además es una mujer sinceramente creyente y que no se avergüenza de decir que cree y que confía en Dios para marcarle su camino en la vida. Y no sólo lo dice sino que más de una vez la hemos visto rezar en público, sin exhibiciones pero sin recatarse tampoco.

Los del papelucho ese no merecen más comentarios porque no es en absoluto mi intención el hacerles publicidad. Bastante tienen ellos con intentar evitar la quiebra a la que están abocados, ya que hasta este blog tiene más lectores que ellos. No puedo dejar de comentar lo mucho que me gustaría que esa parte del mundo ateo (no todos ellos, afortunadamente, porque hay ateos y ateos al igual que hay creyentes y creyentes) que parece complacerse en perseguir a los cristianos nos dejaran en paz. Nosotros no nos metemos con ellos, pero ellos no dejan de meterse con nosotros en una clara demostración de que si por esas personas en concreto fuera ya estaríamos todos de nuevo en el circo, que es su secreto deseo. ¡Bah, cuánta basura! A ver si se arruinan ya de una vez y puedo pasar por delante de un quiosco sin tener que taparme la nariz, ¡caramba! (Este párrafo fue corregido a posteriori. Vea los comentarios a esta entrada para conocer el motivo).

Tres artículos más

Y aquí tienen nuestro primer artículo. Estos que les ofrezco hoy son un poco más antiguos que los del domingo, pero también tiene su encanto el leerlos sabiendo todo lo que ha sucedido desde entonces. Y darse cuenta de la mucha razón que llevaba la autora.

RECUPERANDO EL FEMINISMO: SARAH PALIN RESPALDA A NIKKI HALEY COMO GOBERNADORA DE SOUTH CAROLINA
Por Lori Ziganto
Publicado el 16 de mayo de 2010 en Hot Air.com.

Hoy, en Columbia, South Carolina, dos de las mujeres que están mostrando a Estados Unidos lo que el verdadero feminismo es, aparecerán juntas, momento en que Sarah Palin respaldará oficialmente a Nikki Haley como candidata a gobernadora de South Carolina. Tuve el honor de encontrarme con Nikki Haley y oírle hablar en Atlanta, en la reunión de Red State, el pasado verano.

Ella es aún más impresionante en persona de lo que lo es en papel (o en la web). Ella fue una de las varias mujeres, incluyendo a Liz Cheney a quien adoro también, que habló en aquel evento, cada una tan impresionante como la siguiente. Todas listas como rayos, carismáticas, rápidas,  apasionadas, llenas de energía y con un espíritu luchador que personifica mi lema personal: “Camina suavemente. Pero lleva contigo un gran lápiz de labios”.

La izquierda odia esa frase y me han ridiculizado por ella en más de una ocasión. Ya saben, no la comprenden. No es sorprendente, realmente, que tal y como todos sabemos cualquier cosa que la izquierda etiquete como “para las mujeres” sea precisamente todo lo contrario. De la misma manera que las autodenominadas feministas de hoy en día son cualquier cosa menos feministas. De hecho, ellas se oponen diametralmente al feminismo por propia definición porque toda su agenda es verdaderamente perjudicial para las mujeres. Es por eso que ahora las llamo feminifobas y devuelvo el término feministas.

Las auténticas feministas son mujeres como Sarah Palin y Nikki Haley. Ellas son las nuevas caras del feminismo. Esto tiene un gran aliciente añadido también –son mucho más agradecidas a la vista y fáciles de exhibir que ninguna de esas histéricas arpías chirriantes como las ya irrelevantes y pronto extinguidas feminifobas. Ellas, y las mujeres como ellas, están dando un paso al frente ahora.

Ya hemos tenido suficiente, ya ven. Estamos enfadadas. Estamos cansadas de feminifobas clamando que hablan por nosotras. Estamos cansadas de que se burlen de nosotras como traidoras a nuestro género por no acatar la disciplina feminista y osar ser pro-vida. Estamos cansadas de sus intentos de minusvalorar la maternidad. Estamos cansadas de las mujeres siendo pintadas como víctimas perpetuas por la izquierda, necesitadas del Gran Papá Gobierno para salvarnos.

Estamos cansadas de trabajar duramente para levantar nuestras familias y que cada vez el gobierno se lleve más y más. Estamos enfadadas de ser tratadas como niñas que no son capaces de dirigir sus propias vidas, incluso hasta el punto de que nos controlen qué comida podemos comer. Estamos enfadadas de que el futuro de nuestros hijos esté siendo despilfarrado y estamos temerosas de que nunca conozcan el país que nosotras conocimos y amamos. Estamos enfadadas de que estemos perdiendo nuestra libertad. ¿Recuerdan el viejo dicho: “No hay furia en el infierno como una mujer despreciada”? Pues saluden a la despreciada (estoy agitando mi mano justamente ahora).

Nosotras somos las mujeres a las que la izquierda odia. Y, ya saben, si la izquierda nos odia, será porque estamos haciendo algo bien, ¿verdad? Nos odian porque no nos entienden. De hecho, creen que las mujeres son inferiores y tienen una definición pervertida de la igualdad. Con todo lo que claman por la “igualdad”, no creen sinceramente en ella en absoluto. Amanda Marcotte, una vez bloguista principal para el mentiroso y por largo tiempo no reconocedor de su paternidad John Edwards, lo dejó claro cuando recientemente intentó explicar por qué todas las mujeres deberían ser liberales:

«Para mí, los derechos de las mujeres y el liberalismo están en mi mente demasiado entrelazados y me fascina y me divierte ver a las conservadoras quejarse de que las feministas están siempre con los demócratas, como si pudiera haber una especie de feminismo conservador. Ver a alguien como Sarah Palin pretendiendo llevar ese manto es ver el fallo en tratar de ser eso que llaman una feminista conservadora, que es que no son muy pro-mujer. Las mujeres necesitan cosas para la igualdad que casan perfectamente con la agenda liberal: medio ambiente limpio, cobertura sanitaria universal, derechos civiles, derechos individuales, autonomía corporal, cosas como ésas. No puedo dejar de ver lo muy diferentes que son las dos agendas».

¿Quién no es muy pro-mujer, Srta. Marcotte? ¡Tonta de mí! Supongo que usted debe tener razón porque yo soy una boba. ¿Cómo pueden unas simples mujeres preocuparse acerca de cosas tales como la abstrusa economía o las irritantes materias militares? ¡Las mates son difíciles! ¡Y eso es para los chicos! (Bueno, excepto para el presidente Obama, por supuesto). Debería callarme o empezar a chillar acerca de mi “derecho” a abortar niños no nacidos para poder ser “igual” y preocuparme acerca de cosas tan bonitas como el medio ambiente.

Sí, no demasiado. Me adhiero a Sarah Palin, Nikki Haley, Liz Cheney, Michelle Bachmann, Michelle Malkin y otras fuertes y brillantes mamás.

Creo que la izquierda está cerca de un rudo despertar y de un bonito tiempo fuera de juego que le van a dar las susodichas mamás. ¡Deja que mamá lo haga que lo hará mejor, como siempre!

Y éste es el segundo ¿La autora? Pues ni más ni menos que Rachel Campos-Duffy, la esposa de Sean Duffy, el candidato a representante por Wisconsin. Este artículo lo publicó ella, que es una reputada comentarista política, mucho antes de que Sarah Palin respaldara a su marido y es tan bueno que ardía en deseos de ofrecérselo algún día.

SARAH PALIN: REDEFINIENDO EL FEMINISMO
Por Rachel Campos-Duffy
Publicado el 24 de noviembre de 2009 en The Americano.com.

Si sigue al ritmo actual, Going Rogue de Sarah Palin está en el camino de convertirse tal vez en el libro de no ficción más vendido jamás. El extraordinario éxito de su lanzamiento y las multitudes de fans que esperan a Sarah en cada parada de autocar de su gira de presentación por todo el país sólo pueden rivalizar con la inacabable sucesión de cabezas parlantes liberales ansiosos de dar de lado con años de cuidadosamente cultivada sensibilidad de género en un intento de terminar de una vez por todas con un trabajo que habían confiado que les llevaría apenas lo que quedaba de 2008 –o al menos los dos meses en que concedieron a Levi Johnston libre acceso a los más codiciados medios de comunicación.

Rachel Campos, su marido, Sean, y sus cinco hijos. Falta el más reciente que todavía no había nacido. Por favor, no me digan que una familia así no es una bendición de Dios.

Cuando Tina Brown se ríe y defiende la indefendible portada de Newsweek de la antigua gobernadora llevando pantalones de deporte ante Matt Lauer en The Today Show y Naomi Wolfe en el programa de Larry King llama a Palin “Evita” y “geisha” y acusa a la ferozmente independiente gobernadora de Alaska de ser la “musa” y la “representación telegénica” de una conjura entre Cheney/Rove/Haliburton, uno ya sabe que hay más miedo que asco en las filas liberales y feministas.

Así pues, ¿de qué están asustados exactamente las feministas liberales? Volviendo la vista al otoño de 2008, muchos conservadores teorizaron que todo se debía al aborto. Era una madre reciente, candidata pro-vida a la vicepresidencia, que reabría un debate que las feministas prefieren creer que ya está cerrado y la mera visión de su bebé Trig apoyado en la cadera de la hermosa y confiada Sarah Palin en la noche de su perfecto discurso en la Convención Republicana Nacional provocaba un inquietante sentimiento de culpabilidad nacional y de inesperada introspección en una sociedad que aborta cerca del 90% de los bebés con síndrome de Down. Pero yo creo que la cólera y la obsesión con todo lo que se refiera a Palin tiene raíces mayores y más profundas que las del aborto.

Lo que es realmente el meollo de esa implacable y vitriólica paranoia salió a la luz de una manera bastante inocente en la blandita y al estilo de las mejores celebridades entrevista en el programa de Oprah. De hecho, el comentario ofensivo fue pronunciado de una manera tan casual y dentro de la conversación que, hasta donde yo he podido llegar, la clase parloteante, normalmente tan rápida a la hora de echarse encima y devorarte a la más mínima señal de carne fresca en forma de mamá, especialmente viniendo de alguien tan abominada por la izquierda como Sarah Palin, no cayó en la cuenta. Hacia el final de la entrevista, en un bonito momento de alabanza y admiración hacia su anfitriona, Sarah recordó los tiempos cuando veía el programa de Oprah más asiduamente, “recordando cuando era una mamá ama de casa en los años 90”. Eso está bien, recordando cuando era una mamá ama de casa. ¿Cuándo hemos oído nunca estas palabras salir de boca de una política, mucho menos de una que es una posible contendiente al cargo político más encumbrado de todos?

En esa inocente frase, Sarah hizo más que hacerse querer por Oprah o por las mamás amas de casa de todo el país; junto con su marido, Todd, Sarah Palin está, radical y tal vez irrevocablemente, redefiniendo el feminismo. La biografía de Sarah es la prueba viviente de lo que muchas mujeres ya han confirmado en sus propias vidas: que el éxito y el poder de las mujeres no es necesariamente incompatible con un matrimonio temprano, embarazos no planificados, maternidad en casa o una gran familia.

En comparación con el moderno estilo de vida de Sarah de “tómala como viene”, las nociones feministas de éxito son bastante rígidas. Animan, si es que no exigen, que las mujeres jóvenes abandonen sus raíces familiares para perseguir una educación de elite de la Costa Este, experiencias urbanas (adiós al cocido casero o a los filetes de alce), salarios de seis cifras y un límite respetuoso cuando se trata de los hijos (¡menos problemas, menos contaminación!). La vida familiar de Sarah, tan colorida como es, es una afirmación de las virtudes de la vida en cualquier pequeña población de Estados Unidos; de grandes y unidas familias cristianas y de su proximidad a una familia extensa dispuesta a ayudarles. El éxito de Sarah es la prueba de que el conservadurismo y los valores familiares tradicionales no son incompatibles con los modernos sueños y ambiciones de las mujeres y que con la bendición de un buen compañero como Todd, incluso puede ser un muy superior y mucho más satisfactorio camino que tomar para conseguirlos.

Esto ya asusta lo suficiente a las Naomi Wolfe y Sally Quinn del mundo, pero que ese feminismo de tercera ola de Wolfe pudiera ser sucedido por otro mucho más potente y relevante de cuarta ola presentado por una conservadora, pro-vida, pro-armas, educada en un colegio público, convertida al cristianismo, antigua reina de la belleza y mamá ama de casa republicana es sencillamente más de lo que podrían soportar.

Ciertamente una cosa que el establishment feminista nunca previó fue a Todd Palin. El nuevo marido evolucionado no se suponía que iba a ser un trabajador manual, pescador comercial y piloto de motos de nieve. Se suponía que iba a ser un universitario de elite, liberal lector del New York Times. La gran esperanza era Bill Clinton, pero la dejó pasar. Sin embargo, sus impecables credenciales pro-abortistas le garantizaron el perdón después de lo de Monica y las feministas prepararon el escenario para su redención durante la largamente esperada campaña presidencial de Hilary. Pero el pobre Bill no pudo evitar el chupar demasiada cámara y su narcisismo le costó caro a ella en unas primarias tremendamente reñidas. El “Primer Tío” del estado más macho de nuestra unión, por otra parte, permaneció tranquilamente entre bambalinas apoyando a su triunfante esposa sin la más mínima muestra de resentimiento o de envidia.

Lo que une a las mujeres a Sarah es precisamente lo que las separa de la vieja guardia de políticas feministas como Hilary y Diane Feinstein –su tranquilo, maternal estilo. ¿Puede alguien imaginarse a Hilary sosteniendo a un bebé en su regazo después de aceptar la nominación vicepresidencial? Sarah abraza la maternidad y la auténtica femineidad con un estilo sin complejos que le da precisamente su legítimo poder. Es algo que las feministas han rechazado durante largo tiempo y a lo que se continúan resistiendo peligrosamente. Es la fuente de su creciente irrelevancia y les desconecta de una generación de mujeres que son demasiado sabias y están demasiado liberadas para aceptar ciegamente los mantras feministas y sus guías para el “éxito”.

Tengo 38 años y soy una mamá ama de casa hispana con cinco hijos y esperando el sexto en abril. Vivo en el Wisconsin rural y estoy casada con un leñador del Medio Oeste y fiscal del distrito que es un verdadero compañero –se siente tan cómodo cambiando pañales como ante el tribunal o manejando un hacha. Tengo una educación universitaria y no considero que la haya desperdiciado con mis hijos y mi familia. Escribo y encuentro maneras creativas de perseguir mis intereses personales gracias a la tecnología, un gran marido y parientes voluntariosos que me ayudan con los niños siempre que se lo pido. Compro en un supermercado y voy a Massachusetts cada semana. Soy pro-vida, amo a Reagan, asistí a tea parties este verano y voto a los republicanos. Si Sarah redefine el feminismo, y el poder de las mujeres, entonces la cuarta ola de feminismo se parece sin duda mucho más a mi vida y mucho menos a la de Gloria Steinem y  Naomi Wolfe. Y todo eso, en esencia, es por lo que tienen tanto miedo de Sarah Palin.

Y el tercer y último artículo. Después de leer a las convencidas de antemano, vamos a ver a una que no estaba nada convencida y que poco a poco fue despertando a la realidad y ahora es una de las más firmes partidarias de Sarah Palin, lo que demuestra que no todo está perdido y que los izquierdistas aún tienen salvación, pero con mucho esfuerzo y una gran cantidad de ayuda de Dios.

UNA IMPROBABLE PALINISTA
Por Anita Moncrief

Publicado el 24 de noviembre de 2009 en Hot Air.com.

En enero de 2008, muchos meses antes de que Sarah Palin irrumpiera en la escena nacional, estaba valorando las posibilidades de la que era mi candidata soñada para ser la próxima presidente, Hilary Clinton. Clinton había estado en mi corazón desde 2000 y había dicho audazmente a quienquiera que quisiera oírlo que ella volvería triunfante a la Casa Blanca a los ocho años. Al contrario que muchos de mis amigos negros, yo no estaba excitada ante la posibilidad de Barack Obama y no sentía la necesidad de “apoyar a uno de los nuestros”.

Habiéndose descrito a sí misma como liberal y feminista, Clinton tuvo todo mi apoyo durante el período de primarias. Acepté los errores de su equipo y sus propias equivocaciones por todo el camino como inevitables. La amarga lucha de las primarias fue inesperada dada la inexperiencia de Obama. Todavía confiaba en que Hilary saldría victoriosa. Incluso después de algunas obvias trapacerías en estados con caucus, nunca confié que Obama fuera a ganar la nominación. Cuando lo hizo, dejé de lado mi desacuerdo y me uní a sus filas. Traté de sentirme orgullosa por sus logros y cerré los ojos a sus obvios lazos con ACORN.

Como antigua empleada en el Project Vote de ACORN, recordé como recibí una llamada de la campaña en 2007 y hablé con uno de los promotores. Entonces estaba excitada, pero sólo porque había asistido a un semanario donde Zach Polett, jefe de Operaciones Políticas de ACORN, había fanfarroneado acerca de vigilar a Obama y había declarado que “ACORN produce líderes”. Después de trabajar con la lista de donantes de Obama a finales de 2007, sabía que Hilary Clinton se enfrentaba a un formidable oponente con una maquinaria de hacer dinero muy bien engrasada.

A pesar de esa experiencia, me uní a Obama y cuando John McCain anunció a Sarah Palin como su compañera de campaña, me enfadé. Con toda la conciencia liberal que pude recoger, ataqué su experiencia, su conocimiento de los asuntos exteriores y todo lo que se refería a Palin. Fue una pura reacción irracional nacida de la amargura de no ser capaz de tener a Hilary Clinton como candidata. Ignoré el innato encanto, gracia y belleza de Palin. Me encontré riendo secretamente con ella y admirando su  peinado pero nunca lo admitiría.

En 2009 cuando comenzó mi transición de liberal a conservadora, me pregunté si me uniría a Palin y, si lo hacía, si eso me convertiría en una hipócrita. Una serie de acontecimientos improbables respondió a esa pregunta por mí. A medida que la lucha contra ACORN se ponía fea y la gente empezaba a decir mentiras y a tomar posiciones, finalmente comprendí a Palin. Ella es un obstáculo para cualquiera que no diga la verdad y quiera mantener el status quo o moverse hacia el socialismo.

Cuando me enteré de que el título de su libro era Going Rogue, eso me sorprendió porque ésa era la clave de la situación. Palin desafía todas las expectativas, habla desde el corazón y dispara certeramente. A la que antiguos asesores de campaña de McCain empezaron a atacarla, me identifiqué con ella. Comprendí que al dejar el sistema e ir contra Obama, yo había trastornado a los liberales y a algunos republicanos que querían usar el asunto de ACORN para su propio beneficio. Había trastornado a otros que querían proteger a Obama y selectivamente exponer a ACORN. Levanté más de una ampolla en la Fox con mi determinación por ligar este escándalo con la Casa Blanca.

Comencé a admirar la fortaleza de Palin afrontando los ataques y su incansable búsqueda de ser simplemente Sarah y sacar a la luz pública la hipocresía y la verdad. Me convertí en una improbable “palinista” y me encontré devorando toda clase de artículos escritos sobre ella y siguiéndola en Facebook.

Estaba perpleja por la manera como algunos la habían tratado e intrigado por aquellos que la admiraban. Sarah Palin es realmente una lección en la vida estadounidense: nunca pretendió ser perfecta pero mediante su coraje, determinación y una innegable simpatía, ha mostrado a las autocalificadas como feministas lo que ser una mujer en estos nuevos Estados Unidos significa realmente.

Hasta aquí este repaso por lo que, creo que acertadamente, he titulado como “Sarah Palin vista por las mujeres”. Reconozco que he aprendido un montón de cosas y que mientras lo escribía (o más bien, mientras lo traducía porque poco he escrito hoy) se iban agolpando en mi mente más de una idea nueva a la que hasta entonces no había prestado atención. Por ejemplo, la importancia de Todd Palin  en la vida de Sarah Palin y como el feminismo de ésta última le debe mucho a él. Creo que es un buen motivo de reflexión y no les digo que mi próximo artículo en Semanario Atlántico no vaya a tratar sobre ello. Sería un buen tema, ¿verdad? Lo voy a pensar detenidamente. El caso es que cada vez me atrae más la idea.

Y para el próximo jueves, vamos a tener una entrada curiosa. Voy a escribir un libro sobre Sarah Palin (estaba cantado, ya lo sé) y necesito su opinión. Confío en que me ayudaran.

Hasta entonces pues.


SARAH PALIN VISTA POR LAS MUJERES (I)

20/06/2010

 

Llevo una semana sin saber apenas de los avatares de Sarah Palin y sólo hoy he podido conectarme a internet para recuperar el tiempo perdido. Como quiera que, gracias a Dios, no ha sucedido nada especialmente relevante, he pensado que bien podría aprovechar la ocasión para ofrecerles algunos de esos artículos que atesoro a la espera de la ocasión propicia. En esta ocasión, se trata de varios artículos que he ido guardando a lo largo del tiempo y que ahora, en el momento de revisar mis existencias, me doy cuenta de que tienen todos la misma temática: ese nuevo feminismo que, teniendo por abanderada a Sarah Palin, está levantando cabeza en Estados Unidos, devolviendo a las mujeres estadounidenses el orgullo no sólo de ser mujeres sino también de sentirse como tales. Por supuesto, las viejas feministas están escandalizadas y no pierden ocasión de vituperar a Sarah Palin por atreverse a ser una mujer orgullosa de ser esposa y madre de familia, además de por haber sabido compaginar su vida privada con la pública sin renunciar a nada a cambio. Pero ésas son cada vez menos y sus imprecaciones despiertan poco eco entre aquellas a quienes supuestamente van dirigidas. Afortunadamente, añadiría yo. Porque el día que las mujeres decidan dejar de ser mujeres, ¿qué será del género humano?

Un chiste de Summers publicado en su momento, durante la pasada campaña electoral de 2008 (ya ven que mi afán de atesorar no tiene límites), en The Orlando Sentinel. Se titula: “La hipocresía de las feministas demócratas” y pocos comentarios se pueden hacer sobre él porque lo dice todo. Para los que no entiendan el inglés, se lo traduciré: la mujer (¿?) rubia es la representación de las feministas, tradicionalmente adscritas al Partido Demócrata, que clama a voz en cuello: “¡Escuchadme rugir! ¡Romped el techo de cristal! ¡Ascended por el escalafón corporativo!”, para luego, acto seguido, dirigirse a Sarah Palin y reprocharle indignada: “¡Deberías estar en tu casa con esos niños!”. Más claro, agua.

Nota del autor: Ha aparecido un nuevo artículo mío en Semanario Atlántico. Se titula: “El encuentro de Sarah Palin con Margaret Thatcher” y ya no es sólo que aspire a que les guste, sino que ojalá se convierta en realidad cuanto antes mejor. Que lo disfruten.

Prólogo (algo plúmbeo, me temo)

Como todos ustedes ya saben, soy hombre. Y confieso que soy hombre y de ideas anticuadas. Mi ideal de mujer está bastante alejado de lo que son la mayoría de las mujeres jóvenes que, en mi opinión, carecen por completo de femineidad y, por el contrario, se asemejan más a un hombre (y a un hombre de poca valía) que a una mujer. De hecho, estando al principio de mis cuarenta años, cuando he tenido novia (pocas veces porque es difícil que alguien como yo, todo C -conservador, católico, clásico y consciente-, logre despertar el interés de una mujer), más de una vez me he encontrado con que mis ideas estaban más cerca de las de su madre que de las de ella, lo cual era el preludio inevitable a una tormentosa discusión en la que mi novia se sentía cruelmente ofendida porque no sólo no tomaba partido por ella sino que hasta cometía el sacrilegio de darle la razón a su madre. Innecesario es decirles que poco tiempo más solía durar esa relación, habiendo cometido el único pecado mortal que una atea mujer actual puede concebir: estar de acuerdo con su madre.

Con esto no quiero decir que sea de esos que piensan que “la mujer, en casa y con la pata quebrada”. Antes al contrario, como ya les he explicado alguna vez también mi ilusión sería precisamente la de ser yo quien se quedara en casa para cuidar del hogar y de la familia, ser un stay-at-home-daddy, ya saben, lo cual no creo que sea precisamente síntoma de machismo. Con estas ideas, no es extraño que cada vez me sienta más desalentado de entablar una relación sentimental y que asimismo empiece a considerar mi soltería si no como una bendición de Dios (que nunca lo creeré), si al menos como un mal menor. Y es que, tal y como digo muchas veces, las mujeres de hoy en día están muy locas. En mi opinión, han perdido por completo el norte y se dirigen a toda velocidad hacia el desastre. La “discriminación positiva” no deja de ser una discriminación con todo lo que eso comporta de perjudicial para sus verdaderos intereses. El comportarse como un hombre no las hace iguales sino peores. Un hombre es un hombre y una mujer es una mujer y nunca deberían pretender ser iguales, al menos en el sentido en el que lo entienden las viejas feministas. Que a las mujeres no les apasionen las matemáticas no es discriminatorio ni una injusticia, sino simplemente un hecho y éste no debería ser combatido como si fuera algo perjudicial. Y si a las niñas no les gusta jugar a fútbol en el colegio, no hay que empezar a regalarles balones a ellas y muñecas a sus hermanos para corregir lo que sólo una loca puede pretender que está equivocado.

Es por ello que cuando supe de Sarah Palin me llevé una gran sorpresa al descubrir exactamente al tipo de mujer con el que siempre he soñado: una mujer que no se cierra ninguna puerta, pero que, al mismo tiempo, tiene muy claro que es una mujer y que su papel a la hora de fundar una familia no es el de suplantar a su marido, sino el de complementarlo. Y como que lo tiene tan claro y nada ni nadie logrará nunca convencerla de lo contrario, por eso su matrimonio no sólo es sólido y fructífero, sino que también es inatacable. Nunca lograrán romperlo y eso es algo que las viejas feministas no pueden soportar. Y es que la envidia que sienten todas ellas hacia una mujer que les ha roto todos los esquemas y que les ha demostrado que la femineidad no es en absoluto un obstáculo para labrarse una carrera profesional es de las que no tiene cura.

No dudo que habrá muchas Sarah Palin por ahí, mujeres que sienten igual que ella que su lugar en el mundo está al lado de su marido y no enfrente de él y que no hay ninguna elección que hacer entre tener una familia o tener una carrera profesional porque ambas cosas son perfectamente compatibles aunque sí que es cierto que en algunas ocasiones puede ser necesario darle la prioridad a una cosa que a otra. Sin embargo, en estos tiempos de estupideces políticamente correctas, de medios de comunicación manipuladores y de presión por doquier a favor de una determinada manera de pensar, reconozco que resulta muy difícil llevar la contraria a todo ese entramado de intereses cuyo objetivo final es el de convertirnos a todos en un mero rebaño de ovejas, felices de balar y nada remisas a ser esquiladas cuando el pastor quiera. Ojalá que el espíritu de la rebeldía nunca logre ser agostado y que las mujeres sean la vanguardia de esa rebeldía como lo han sido siempre a lo largo de los tiempos, inspirando a los hombres para ser más de lo que nos hubiéramos creído nunca ser y lograr cosas que, si por nosotros fuera, no nos hubieran preocupado nunca, pero que si son para nuestros hijos, nos hacen no sólo fuertes sino hasta heroicos.

Tres artículos

Terminado el prólogo, entremos en materia. Les he preparado tres artículos (el próximo día les prometo otros tres más) que me han parecido de lo más interesantes sobre Sarah Palin y que nos revelan lo que las mujeres, o al menos una gran parte de las mujeres, piensan sobre ella porque los seis artículos están escritos precisamente por mujeres. Y mira que es curioso. ¿Por qué será que las mujeres conservadoras estadounidenses son especialmente buenas a la hora de hacer comentarios políticos? ¿Tal vez porque son las únicas que han logrado acoplar el espíritu de sacrificio de sus padres con la abundancia de oportunidades de los tiempos modernos sin que ello suponga romper con las tradiciones del hogar, la familia y los buenos valores que se pasan de padres a hijos? ¿Tal vez porque son más conscientes del gran abismo que se está abriendo entre generaciones, no sólo entre la suya propia y la de sus padres sino también entre la de ellas y la de sus hijos? ¿Tal vez porque la estupidez políticamente correcta no ha logrado acabar con su raciocinio todavía y aún son capaces de darse cuenta por sí mismas de las cosas? No lo sé, pero el caso es que nunca ha habido una plétora mayor de valientes mujeres conservadoras dispuestas a decir las cosas como son y de llamar al pan, pan y al vino, vino. Y al estúpido, estúpido.

Y como quiera que ya me estoy alargando demasiado y empiezo a hacerme pesado, aquí tienen el primero de ellos.

EL EFECTO PALIN
Por Skyla Freeman
Publicado el 18 de junio de 2010 en The Daily Caller.

Es un año de color de rosa para las mujeres republicanas. Esta temporada, más candidatas republicanas que en ningún otro período electoral se están presentando para puestos nacionales y estatales, batiendo la marca del año 1994, cuando se presentaron 38 mujeres. Éste es un acontecimiento sorprendente para el Partido Republicano. Después de todo, este es el partido que tan recientemente como en el pasado otoño lanzó una página web de “logros republicanos” y no pudo incluir a una sola representante, senadora, jueza del Tribunal Supremo, gobernadora, miembro del gabinete o candidata vicepresidencial.

A muchos les gustaría dar crédito por el repentino auge de las mujeres del Partido Republicano a esa candidata a vicepresidenta. Después de todo, dos de las recientes mayores triunfadoras en las primarias, Carly Fiorina y Nikki Haley, fueron respaldadas por Sarah Palin. Su apoyo y su éxito han sido considerados como una prueba de fuego sobre la influencia de Palin dentro del campo conservador y como una respuesta a la pregunta del millón de votantes: ella puede ganar corazones, pero ¿puede ganar elecciones? La respuesta parece ser un resonante sí, sí puede.

Pero vale la pena echar un vistazo más allá de candidatas bien conocidas como Haley y Fiorina y preguntarse acerca de todas las otras mujeres que se presentan en 2010 –aquellas a las que Palin no ha respaldado. ¿Por qué están ahì? El incremento de candidatas desde las últimas elecciones presidenciales es asombroso: casi el doble de mujeres del Partido Republicano están compitiendo por los escaños de la Cámara de Representantes o del Senado que en 2008. La diferencia entre ahora y entonces es Sarah Palin.

El terremoto en los roles de las mujeres en el trabajo y en la casa pasó, antes de Palin, largamente desapercibido entre el liderazgo republicano, donde la mayoría de modelos conservadores femeninos eran los de las esposas de los candidatos. Sólo este año, el número de mujeres en la fuerza de trabajo estadounidense ha sobrepasado al de hombres, una realidad que las madres trabajadoras –luchando por llegar a final de mes mientras cuidan de sus hijos- se ve reflejado en Palin. Ella lo hace todo y no hace que parezca precisamente fácil.

El desenfadado y optimista estilo “mamá osa” de Palin es asimilable. Tiene cinco hijos. Tiene un trabajo. Tiene un marido que viaja un montón. Tiene un hijo con una discapacidad. Ella no es una boba glamurosa de Hollywood o una niña bien, sino una auténtica mujer con problemas auténticos y responsabilidades reales. Su vida es muy desordenada. Mientras los gustos demócratas de Hilary Clinton o Nancy Pelosi son versiones idealizadas de la moderna femineidad, con todas las ventajas de una educación de primera y un pedigrí político, Palin es una mujer como todas. Es chispeante y hacendosa, tu vecina favorita con la que te encuentras por la calle cada día, que probablemente compra sopa de marca blanca en lugar de la refinada Campbell’s.

Es esta normalidad la que arrastra a las mujeres hacia Palin y las inspira también. Cuando Palin surgió de la nada y se subió al estrado de la convención en 2008, las mujeres conservadoras, pro-familia, pro-vida la contemplaron y finalmente vieron a alguien en quien podían reconocerse a sí mismas. Este año, las mujeres republicanas están actuando con el recuerdo de esa noche, a pesar de todos los grandes desafíos. Irónicamente, el acoso a Palin les ha ayudado a ellas también. Ella ha sobrevivido a tal cantidad de vitriolo que hoy ninguna candidata conservadora se enfrenta ya a una aventura desconocida. A una aventura hostil, sí, pero no desconocida.

Tal y como hizo con Nikki Haley, Palin ha alertado a las mujeres que se presentan a las elecciones de que su camino será difícil, al tiempo que las anima a tirar adelante. Y lejos de asustar a las mujeres conservadoras, el desdén liberal por Palin parece galvanizarlas. En las primarias de todo el país, su consejo y su ejemplo están rindiendo frutos. Cualesquiera que sean los resultados en noviembre, está será una temporada política para recordar. Y tanto si las respalda oficialmente o no, las mujeres conservadoras de todo el país están demostrando la veracidad de aquel viejo dicho: la imitación es la forma más sincera de adulación.

Skyla Freeman es una antigua escritora de discursos para el presidente George W. Bush y actualmente una escritora y bloguista.

Y aquí tienen el segundo. Disfrútenlo también.

LA MISIÓN DE LA IZQUIERDA FEMINISTA DE DEMONIZAR A PALIN
Por Jedediah Bila
Publicando el 4 de junio de 2010 en The Daily Caller.

El feminismo es mucho más que la posición de una sobre el aborto. No debería ser un movimiento de un solo propósito o un tributo al colectivismo.

Sin embargo, la izquierda feminista en Estados Unidos ha decidido que marginalizar a todo un segmento de la población femenina porque son conservadoras pro-vida es de lo que se trata.

Este asunto es mucho más grande que Sarah Palin, Michele Bachmann o cualquier otra figura conservadora que se reafirme en su postura pro-vida. Sin embargo, la reciente columna de Jessica Valenti en The Washington Post, “El falso feminismo de Sarah Palin”, se merece una respuesta directa.

Valenti aprovechó la oportunidad de malinterpretar el discurso de Palin en el Desayuno de la Susan B. Anthony List como parte de una estrategia mayor a través de la cual “… los conservadores están intentando vender políticas anti-mujeres envueltas en retórica pro-mujeres”. Ciertamente hay una estrategia en marcha, pero Palin no está orquestándola. Lo que tenemos aquí es la táctica cardinal de la izquierda feminista –asociar rápidamente a los conservadores con el término “anti-mujeres”. Pero ¿qué es eso de una postura conservadora que es anti-mujeres? ¿Es el compromiso de las conservadoras pro-vida de proteger a los bebés no nacidos, muchos de los cuales resultan ser niñas? ¿Acaso una visión pro-vida no implica respeto por toda vida humana, de la cual la vida femenina es parte integral? Por supuesto que sí. Pero sin ese apañado enlace entre las palabras conservador y anti-mujer, la premisa de la izquierda está perdida.

Valenti desprecia la referencia de Palin a las sufragistas señalando: “Puede parecer extraño el argumentar que para que las mujeres progresen, deberían arraigar su movimiento en el pasado –pero es apropiado, dadas las creencias de las “feministas” conservadoras”. Sin embargo, ella pronto cuestiona: “¿… estaría Palin dirigiendo Tea Party rallies si Betty Friedan nunca hubiera hablado acerca de “el problema que no tiene nombre?”. En otras palabras, mirar atrás sólo está bien cuando promueve la definición izquierdista del feminismo. Cuando no lo hace, está caducado y es retrógrado. Friedan está muy bien, ¿pero Elizabeth Cady Stanton no? ¿Quién dice eso? Imagino que la misma gente que estima que las feministas fundadoras, pro-vida ellas, están obsoletas.

A pesar de la afirmación de Valenti con respecto al feminismo de que: “Ahora no hay un gran árbitro de la definición y el enorme rango de pensamientos distintos dentro del movimiento significa que no hay una única plataforma a la que mirar como punto de referencia”, los gustos de Palin todavía no son bien recibidos. Sólo puedo asumir que “el enorme rango de pensamientos” excluye a las abogadas pro-vida conservadoras. Imagino que es algo parecido al batiburrillo ideológico  que sale en la página de los autodenominados “no partidistas” respaldos del NOW/PAC en 2010. Veintiún demócratas. ¡Viva la diversidad!

Comprendo el deseo de la Srta. Valenti porque el feminismo no se convierta en “otro lema vacío”. (Ya he vivido bastante hope, change y yes, we can como para estar de acuerdo). Sin embargo, ¿por qué el feminismo de Palin es “un vacío toque de corneta”? ¿Porque es conservadora? ¿Porque es pro-vida? ¿Por ambas cosas?

Es importante resaltar que Valenti también añade que mientras ella fue gobernadora: “… Palin cortó los fondos para el albergue de las madres adolescentes”. Sólo hay un pequeño problema con esa afirmación (y con la columna a la que Valenti enlaza). Es falsa al 100%. La directora ejecutiva de dicho albergue, Deirdre A. Cronin, hizo las siguientes declaraciones en septiembre de 2008: “A pesar de algunos reportajes periodísticos diciendo lo contrario, nuestro presupuesto operacional no fue reducido”. De hecho, Palin incrementó esos fondos.

Ha llegado a ser demasiado conveniente para la izquierda el distorsionar las opiniones de Sarah Palin –que creen que el aborto es un asunto a decidir por los estados- e incluirlas dentro de una política antiabortiva que busca encarcelar a aquellas que aborten e imponer una ley federal que haga el aborto ilegal. Si usted prestó atención a la cobertura de los medios de comunicación principales de las elecciones presidenciales de 2008, debió pensar que la antigua gobernadora de Alaska estaba expulsando a las mujeres de los colegios electorales y sosteniendo una pancarta que decía: “Rebajen los salarios de las mujeres, ya tenemos suficiente igualdad”. Desafortunadamente, con el 90% de los medios de comunicación alineados con la izquierda y con la mayoría de las fuentes listas y preparadas para repetir lo que otro ha dicho sin molestarse en confirmarlo, la ficción se convierte en un “hecho” bastante rápidamente.

Nota al margen.: La izquierda feminista en Estados Unidos está centrada en su misión de demonizar a las mujeres conservadoras, en especial a sus líderes políticas. Si lo consiguen, las chicas crecerán reverenciando el dogma pro-abortista de la izquierda y asumiendo la falsa caracterización de las conservadoras pro-vida como anti-mujeres. Las sufragistas fundadoras del movimiento feminista serán arrojadas a la basura con tanto placer como lo han sido a menudo las palabras de los Padres Fundadores. Los vencedores serán la escandalosa Planned Parenthood, la agenda de extrema izquierda de NOW disimulada como “el mayor y más comprensivo grupo a favor del feminismo de los Estados Unidos” y el movimiento feminista que proclama que el derecho de la mujer a abortar es el supremo emblema de la libertad femenina.

Los perdedores serán las chicas jóvenes del mañana.

Jedediah Bila es una columnista conservadora

Y para terminar por hoy, el tercer artículo que abunda en la misma controversia que el anterior.

PALIN, HISTORIA Y VIDA
Por Kathryn Lopez
Publicado el 21 de mayo de 2010 en Townhall.com.

Cuando Sarah Palin habla, las feministas liberales se vuelven locas. Esa mujer es como un afilado catalizador que provoca una reacción violenta en la hermandad de políticas profesionales.

Mucha de la amargura que mana de las damas izquierdistas tiene muy poco que ver con la propia Palin. Es más bien sobre las cosas que ella representa: es una mamá feliz, rodeada de una gran familia y un marido; es pro-vida, religiosa y conservadora y, no nos olvidemos, un poder político tal y como no se ha visto uno igual en décadas.

Dependiendo de quién sea uno y de la naturaleza de sus convicciones, puede añadir o restar a esta lista.

El más reciente chorro de locura feminista contra Palin brotó a consecuencia de un discurso que pronunció en el acto de recaudación de fondos de la Susan B. Anthony List en Washington, D.C. La List es un grupo que apoya a candidatos pro-vida. Y lo hace siguiendo la tradición de las primeras feministas que lucharon por cuestiones de vida. La List, como cualquier otro grupo similar, incluyendo el grupo Feminists for Life, enseña y promueve la largamente olvidada o de algún modo suprimida historia de las mujeres que lucharon por la 19ª Enmienda, que dio a las mujeres el derecho a votar. Estas sufragistas eran inteligentes en el hogar con su femineidad y estaban perplejas por aquellos que se empeñaban en negarles el mismísimo poder de vida que tenían en su seno.

De muchas maneras, las mujeres entre los activistas Tea Party de hoy –a quienes Palin cuenta como parte del “despertar de las mamás” que está en marcha- estarían tranquilas en casa con sus antepasadas. Si las encuestas que he visto y los rallies a los que he asistido son alguna indicación, las luchadoras de hoy en día son pro-vida y sensibles. Han visto el dolor que las últimas décadas de radicalismo socialista ha causado. Son un peligro para el establishment feminista.

Y así en su discurso, Palin habló sobre “un nuevo revival del feminismo original de Susan B. Anthony”. Dijo: “Juntas, estamos enseñando a las mujeres jóvenes que ser pro-vida está en línea con las mejores tradiciones del movimiento de las mujeres”.

Palin habló acerca de “dar poder a las mujeres” y en su visión del mundo eso significa asegurarse de que las mujeres conocen cuáles son sus opciones cuando se quedan embarazadas en “circunstancias nada ideales”. Habló hermosamente sobre su hijo Trig y el trascendental desafío que supone criar a un hijo con síndrome de Down.

Tal y como la antigua gobernadora de Alaska tiende a hacer, Palin reunió a la gente para hablarles del futuro y de su papel en él. Refiriéndose al reciente debate sobre el cuidado de la salud y el fracaso de prácticamente cualquier demócrata considerado pro-vida en saltar a la palestra, Palin habló acerca de cómo una “nueva mayoría pro-vida y pro-mujer será de hecho pro-vida cuando haga falta, cuando esos votos sean necesarios”.

Y en los días sucesivos, hubo la habitual exhibición de demencia anti-Palin. En la página web del Washington Post, dos simpatizantes de Anthony afirmaron: “Sarah Palin no es Susan B. Anthony”. Criticaron injustamente a Palin por no proveer suficientes notas a pie de página en su discurso que probaran que Anthony estaba tan preocupada por la cuestión del aborto.

Y mientras trabajaban para demostrar que Anthony era indiferente sobre el aborto, los críticos de Palin se las arreglaban para pasar por encima de las otras sufragistas y de sus escritos en periódicos y cartas. Como la carta que Elizabeth Cady Stanton escribió a Julia Ward Howe en 1873 en la cual le explicaba: “Cuando consideramos que las mujeres son tratadas como una propiedad, es degradante para las mujeres que debamos tratar a nuestros hijos como una propiedad de la que disponer sólo cuando nos convenga”.

El artículo del Post descarta en editoriales anónimos en el periódico que Anthony estuviera íntimamente involucrada en la cuestión. Pero hacer eso es ignorar las actitudes que son una parte natural del activismo por el cual las primeras feministas fueron más conocidas. Actitudes que son el reflejo de tantos grupos pro-vida hoy en día –incluyendo la muy odiada y abominada Iglesia Católica y los activistas evangélicos que han trabajado durante décadas para mantener viva la lucha.

Una respuesta a Palin argumentaba: “Su habitual retórica alabando los valores y la importancia de las libertades no se extiende a las mujeres”. En la retórica y la realidad del movimiento feminista liberal del cual nace ese comentario, la libertad no se extiende a los niños no nacidos. Cada vez en mayor número, los estadounidenses no admiten esto. En la tradición de las sufragistas, mujeres, cada vez en mayor número, no lo hubieran admitido.

Así pues entiendo por qué las mujeres de la izquierda reaccionan tan pronto y tan a menudo contra Palin. No es por ella, es por la amenaza que supone a su poder. Ellas han basado su activismo político en los postulados de la revolución sexual que ha supuesto tal desastre para las mujeres, los hombres, los niños y las familias. Pero la fiesta continúa. No con la música de Anthony y Stanton. Pero cada vez la atienden menos personas. Y es que no fueron los pro-vida quienes se pasaron de la raya primero.

Kathryn Jean Lopez es la editora de National Review Online.

Con esto y un bizcocho, hasta el martes a las ocho. Tendremos tres artículos más y estoy seguro que dos de ellos les sorprenderán mucho. Más que nada por sus autoras. Seguro que les gustan. Y tal vez publique también algunos comentarios que las lectoras han dejado a estos artículos y que son tan interesantes como los propios artículos. Y es que a mí me sirven mucho los comentarios para tomar el pulso a la actualidad (aunque a veces es irritante el leerlos por la cantidad de idiotas que se cuelan en los blogs para sembrar cizaña o decir simplemente tonterías).

Hasta el martes pues. Ya ven: he vuelto. Se lo había prometido.