SARAH PALIN Y EL CASO DEL PIRATA INFORMÁTICO CRETINO

08/05/2010

 

Todos sabemos que la izquierda considera que las leyes sólo están para ser cumplidas cuando les conviene a ellos; si no es así, las leyes son algo que obviar ya sea en forma de golpe de estado o de revolución. Aquí en España, lo dijo así mismo en su momento el detestable Pablo Iglesias, fundador del PSOE. Sin embargo, lo que pasa en España pasa también en el resto del mundo porque la estupidez es universal y no hay frontera ni vacuna que logre controlarla. Imagínense por un momento esta situación: un joven accede ilegalmente a la cuenta de correo electrónico personal del presidente de Estados Unidos, le cambia la contraseña y la hace pública para que quien quiera pueda acceder también a ella. ¿Qué dirían los medios de comunicación sobre ello? Como mínimo pedirían la cadena perpetua para el responsable (y si no piden directamente la pena de muerte es porque les da algo de apuro después de lo que protestan cada vez que se le aplica a alguien). Sin embargo, si el caso fuera al revés y la víctima fuera un político del bando contrario, Sarah Palin, por ejemplo, por supuesto que los medios de comunicación no tendrían nada que objetar a lo que, seguramente, considerarían una mera travesura, una granujada si nos ponemos muy estrictos, pero en absoluto nada condenable ni mucho menos porque, tal y como ya hemos dicho antes, las leyes, para los de la izquierda, son algo relativo que se aplica estrictamente cuando conviene, pero sólo entonces. ¿Por qué si no creen ustedes que están tan obsesionados en acabar con la independencia del poder judicial hasta en su más mínima instancia? Porque para ellos, la justicia sólo puede ser “revolucionaria”, al estilo del repulsivo Che Guevara cuando declaraba que un revolucionario no debe preocuparse de si alguien es inocente o culpable, sino solamente de si es un enemigo de clase o no. Si lo es, aunque sea inocente será condenado; si no lo es, aunque sea culpable será absuelto. Y luego van por ahí dándoselas de redentores del género humano… ¿Cuándo habrá un tribunal que juzgue los crímenes del comunismo en todo el mundo? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Que nunca? Sí, eso me temo yo también.

Una foto recién aparecida en la prensa estadounidense. Es de USA Weekend e incluye un estupendo reportaje sobre la vida familiar de los Palin titulado Sarah Palin welcomes you into her home for a family first, realizado durante el pasado Día de la Madre. En esta foto, toda la familia al completo (salvo Todd, que no se crean que no estaba por ahí; es que es él el que saca la foto, ja, ja, ja).

Aquí tenemos al patriarca, Todd, jugando con su nieto, Tripp. Por lo que dicen los Palin, él y su tío, el pequeño Trig, se llevan estupendamente. ¿Se han fijado en lo sencilla que es la decoración de su casa? Muy funcional, con mucha luz y muy pocos trastos de por medio. Lógico, teniendo en cuenta que hay un montón de niños correteando todo el día por ahí.

¡Cuánto tiempo hace que no publico una foto de Piper! ¡Ah, miren que grande está ya! Hecha ya toda una jovencita. ¿Recuerdan la primera vez que la conocimos durante la convención republicana de Minneapolis, hace dos años? Entonces le pegó un lametón a su recién nacido hermanito Trig para atusarle el pelo que nos dejó a todos enamorados de ella. Ahora seguro que no lo haría. Y es que es lo que digo yo: la mejor edad de un hijo es entre los tres y los siete años. Entonces son adorables. ¡Y tan divertidos!

¿Qué pasó?

Hay varias maneras de saber exactamente qué pasó aquel día de 2008 en que Sarah Palin, por entonces recientemente elegida por John McCain como su compañera de ticket, se encontró en boca de todos no por algo que hubiera dicho o hecho, sino por algo que había sufrido: el robo de su cuenta de correo electrónico. Como quiera que de los medios de comunicación tradicionales es imposible obtener algo parecido siquiera a la verdad, para presentar el caso vamos a recurrir a la propia víctima, Sarah Palin, quien relata con extrema precisión todo lo sucedido en su autobiografía, Going Rogue (págs. 263-265). Y lo hace en estos términos:

Todd y yo estábamos sentados en la habitación de un hotel de Michigan donde los asesores de campaña estaban experimentado un subidón emocional después del town hall meeting [que acababan de celebrar McCain y ella], cuando Schmidt, flanqueado por personal de seguridad, entró con expresión sombría y anunció que tenía algo importante que discutir. Acababa de ver en la televisión un vomitivo avance de que mis cuentas de correo electrónico personales habían sido violadas y me imaginé que era sobre eso que quería hablar. Un sudor frío recorrió mi espalda, sin embargo, mientras me preguntaba si alguna otra cosa les habría sucedido a los niños en Alaska. Bristol había informado de extraños vehículos recorriendo arriba y abajo nuestro largo camino de grava. Los agentes del Servicio Secreto acababan de detener a un fotoperiodista local husmeando entre los arbustos en dirección a nuestra casa. Los periodistas se habían acostumbrado a acampar cerca de los hogares de los miembros de nuestra familia. ¿Acaso alguno de ellos había traspasado la línea entre informar e invadir la privacidad?

Eso era en parte cierto. “Tus cuentas de correo electrónico han sido violadas”, confirmó Schmidt. “El pirata está haciendo público tus mensajes de correo personales en Internet ahora mismo. Y las fotos también”. Y no eran sólo los mensajes de Todd y los míos – eran también los de los niños. E información personal. Y tras ello, mi número de la Seguridad Social y otra información privada que también estaba siendo publicada.

Era otra fina manera de saludar: “Hola, gobernadora. Bienvenida al sangriento deporte conocido como política presidencial”.

La televisión estaba encendida. Podíamos ver en un canal de noticias el contenido de mi correspondencia privada avanzando por toda la pantalla. La cadena mostraba los campos “Para” y “De”, haciendo así visibles para todo el mundo las direcciones particulares de correo electrónico de mi familia y mis amigos. Al reconocer uno de los nombres que parpadeaban delante de mí, me horroricé al comprender que millones de personas podían leer mis mensajes particulares, incluyendo los pensamientos de una amiga que me había escrito acerca de su corazón destrozado a causa de su próximo divorcio.

Mi mente corrió hacia otros mensajes que sabía que estaban almacenados en una de mis cuentas de correo electrónico: Bristol y yo discutiendo su embarazo. Todd y yo discutiendo los desafíos médicos de Trig. Mi oración de despedida y aliento antes del despliegue de Track. El decirle a Willow que no, que absolutamente no podía aceptar que un chico del instituto la llevara a casa en coche. Toda clase de discusiones sensibles, incluyendo las políticas, el tipo de charla despreocupada que tienes sólo con la gente que está más próxima a ti y que no toma lo que tú dices fuera de contexto. Obviamente, nuestras discusiones no estaban pensadas para el consumo público. Pero precisamente porque no tenía un cuartel general en casa, mis mensajes de correo electrónico eran mis cuarteles generales.

Mientras iba viendo mensaje tras mensaje aparecer en la pantalla, pensé: “¿Qué clase de babosa accedería a los ficheros de una persona, los robaría, los leería, luego se los daría a la prensa para que los publique por todo el mundo para influir en una campaña presidencial? ¿Y qué clase de prensa responsable publicaría correspondencia privada robada?

De pie al lado de Schmidt estaba Tony Ball, un alma paciente envuelta en un duro, musculoso cuerpo de agente del Servicio Secreto. Incluso mientras yo estaba petrificada delante de la pantalla, él ya estaba en el teléfono, trabajando con el FBI. No les costó mucho a los federales el identificar la fuente: un estudiante universitario que era el hijo de uno legislador estatal demócrata de Tennessee. La excusa dada para esta invasión de la privacidad fueron asquerosas e insensibles: “Sarah Palin es una figura pública”, dijo él. “Debería haber esperado esta clase de cosas y si está preocupado acerca de ello, ¿qué es lo que pretende ocultar?” Tuvimos que cancelar todas nuestras cuentas de correo electrónico. Las cuentas particulares de mi familia y de mis amigos y las profesionales tuvieron que ser cambiadas también, ya que ellos también habían sido involucrados. Y una vez más, la campaña confiscó los teléfonos celulares de mis niños.

El incidente fue, para mí, el más perjudicial y descorazonador de toda la campaña. Creó parálisis en mi propia administración porque cortó de cuajo una forma de comunicación fácil entre mi equipo de gobierno en Alaska y yo. Peor aún, ya no pude entrar en contacto con mis niños, incluso Track, quien dentro de poco nos dejaría para ir a Irak. También, gracias a la intrusión del pirata y a su descubrimiento de toda nuestra información de contacto, los niños empezaron a recibir vulgares mensajes de correo electrónico amenazadores y llamadas de teléfono, lo que me asustó mucho por ellos. Era todo vomitivo.

El incidente puso una tremenda tensión en la campaña. Schmidt y los otros actuaban como si creyeran los infundados informes de que mi correo vulnerado contenía mensajes incriminatorios que “destruirían la campaña de McCain”. No había tales mensajes, por supuesto, pero el episodio introdujo la paranoia y la desconfianza dentro de la campaña. El pirata admitió posteriormente que estaba buscando algo dañino.

Hasta aquí, el relato de Sarah Palin. Puede que algunos de ustedes recuerden el suceso porque levantó mucho revuelo por más que, tal y como bien dice Sarah, no apareciera nada perjudicial entre los mensajes que los muy “honrados” y “honorables” medios de comunicación pregonaron a los cuatro vientos, en una demostración más que palpable de que para lo único que sirven es, o bien para envolver pescado, o bien para ayudar a conciliar el sueño y echarse una siestecita a la hora del telediario.

¿Quién fue el autor de semejante atrocidad? Pues como ya sabemos, un gusano de veinte años llamado David Kernell, hijo de un prominente representante estatal demócrata en la Cámara de Representantes de Tennesse (de casta le viene al galgo, que dicen por ahí), quien estaba de lo más orgulloso por su hazaña (y su papá también, seguro) e imagino que confiado en que si acababa ganando las elecciones el candidato demócrata, como así fue, éste le recompensara nombrándole Secretario de Correos, algo de lo más oportuno vista la buena disposición que había demostrado a proteger el secreto de las comunicaciones de sus compatriotas. El gusano no es que fuera un genio de la informática, sino que simplemente utilizó el sistema ese que tienen todas las cuentas de correo para que si el titular se olvida de la contraseña pueda acceder y poner otra nueva simplemente dando la respuesta correcta a algunas preguntas escogidas por él mismo. En el caso de Sarah Palin, ésta había escogido la fecha de su cumpleaños (el gusano la sacó de la Wikipedia), su código postal (en Wasilla soy hay dos y los sacó de la página web del servicio postal) y dónde conoció a su marido (descubrió en Google que había sido en el instituto de Wasilla y fue probando combinaciones hasta que “Wasilla High” funcionó). Y luego se fue a darse una ducha caliente (lástima que no hubiera resbalado con la pastilla de jabón).

El gusano aquí en una foto a la que me han venido tentaciones de pintar barrotes para que se vaya acostumbrando. ¡Maldito cretino! ¿Pero quién se cree que es él para hacer lo que ha hecho?

Por lo que sabemos ahora, después de haber logrado acceder al correo de Sarah Palin, el gusano se sintió decepcionado por el contenido y así se lo dijo a sus amigos en un foro de Internet:

He leído los mensajes… TODOS ELLOS… antes de publicarlo y la conclusión a la que he llegado es un anticlímax, no había nada ahí, nada incriminatorio, nada que pueda hacer descarrilar la campaña como había esperado, todo lo que vi era sobre cosas personales, algo clerical también de cuando ella era gobernadora… Y fotos de su familia.

(…)

Al principio era solamente una especie de travesura para mí, realmente quería encontrar algo incriminatorio que estaba seguro que debería estar ahí… bien pues NO HABÍA NADA, lo leí todo, cada pequeña confirmación de su blackberry… todas las fotografías y no había nada.

El caso es que uno de esos amigos suyos pensó que lo de violar la cuenta de correo electrónico de Sarah Palin no tenía gracia así que entró a su vez en la cuenta de correo, cambió la contraseña y avisó a uno de los amigos de los Palin advirtiéndole de la nueva contraseña que había puesto. Lo malo es que luego hizo un volcado de pantalla del mensaje de correo electrónico que había enviado y lo publicó en el foro para que todos los demás supieran que se había terminado la diversión, pero no se dio cuenta de borrar la nueva contraseña, que apareció en el texto del mensaje, y la situación volvió a ser la misma.

Tal y como dice Rebecca Mansour, en una entrada publicada el pasado 4 de febrero en Conservatives4Palin, este gusano tuvo que reconocer finalmente que había violado la privacidad de una política honrada y una mujer decente. Aún más, ella propuso entonces que fuera condenado a pasar “diez minutos en una habitación vacía y sin ventanas con Todd Palin. Sin armas. Sólo las manos desnudas. Todd es libre de hacer lo que quiera contigo durante esos diez minutos si temor a un castigo. ¿Qué tal eso como justicia?” Reconozco que es una muy buena idea, aunque yo, como que soy más expeditivo, preferiría sumergirlo durante esos mismos diez minutos dentro de un tanque repleto de pesticida, que es la única manera de tratar a los gusanos para que no se reproduzcan más y acaben infectando el mundo.

Sea como fuere, ni la propuesta de Rebecca ni la mía han sido atendidas y el gusano fue correctamente detenido, esposado, fichado, leídos sus derechos, atendido rápida y eficazmente por los leguleyos contratados a toda prisa y sin reparar en gastos por su papá (Mike Kernell, por cierto, quien se define a sí mismo como un “obamacrata”)… y puesto en libertad sin ni siquiera haber tenido que pagar una fianza. Tengan en cuenta que el gusano cometió su maldad en una fecha tan temprana como alrededor del 16 de septiembre de 2008 y que no ha sido hasta año y medio después que se ha tenido que enfrentar a la justicia. ¿Algún motivo para semejante tratamiento de VIP? ¿El que usted y yo nos imaginamos tal vez? Sí, seguro que sí. Si hubiera sido al revés y el gusano le hubiera leído la correspondencia al presidente de Estados Unidos ahora mismo estaría encarcelado no en una cárcel cualquiera sino en Guantánamo por lo menos y llevaría allí desde el mismo día de su fechoría.

El juicio

El pliego de acusaciones contra Kernell decía más o menos lo siguiente: que aproximadamente el 16 de septiembre de 2008, Kernell, un residente de Knoxville, obtuvo acceso no autorizado a la cuenta de correo electrónico personal de Sarah Palin a través del borrado de su contraseña. De acuerdo con el pliego, tras responder una serie de preguntas de seguridad que le permitieron borrar la contraseña y obtener acceso a su cuenta, Kernell leyó los contenidos de la cuenta e hizo volcados de pantalla del directorio, del contenido y de otra información personal que, posteriormente, puso a disposición del público en una página web. Además, Kernell hizo pública la nueva contraseña que había creado, permitiendo así el acceso a la cuenta por parte de otros.

Los estadounidenses son como son y su sistema judicial también. El primer juez que llevó el caso, el instructor, fue Clifford Shirley y éste tuvo que bregar con una larga serie de mociones previas al juicio presentadas por los abogados de la defensa del gusano. Estos, bien pagados por el papá del gusano, intentaron que se retiraran los cargos contra él por fraude postal (telecomunicaciones), obstrucción anticipada a la justicia y robo de identidad, lo que no lograron. Además, cuestionaron la autoridad del juez Shirley para emitir órdenes de registro fuera del estado de Tennessee referidas a proveedores de Internet así como intentaron invalidar las pruebas obtenidas del ordenador portátil del gusano y otras muchas argucias legales que, afortunadamente, no les salieron bien ni una de ellas.

Al no conseguirlo, los defensores del gusano pasaron a recurrir las decisiones del juez Shirley ante el juez Thomas Phillips, que era el encargado de juzgarlo. Éste también las desestimó y, finalmente, el juicio empezó el pasado 15 de abril con la selección de los miembros del jurado.

Una vez comenzó el juicio, uno de los primeros testimonios fue el de Bristol Palin quien relató la cantidad de llamadas anónimas que recibió durante la semana siguiente a los hechos, hasta que tuvo que entregar su teléfono celular al Servicio Secreto.

Otro testimonio interesante fue el del agente del FBI Stephen McFall, un experto en informática, quien confirmó que el ordenador portátil del gusano había contenido los volcados de pantalla y las fotografías obtenidas de la cuenta de correo electrónico de Sarah Palin, pero que éstos habían sido borrados, así como el historial de accesos a Internet, lo que justifica la acusación de obstrucción a la justicia.

La defensa, acorralada, intentó entonces echarle imaginación al asunto y se sacaron de la manga el siguiente argumento que parece sacado de un chiste: que la cuenta de correo electrónico de Sarah Palin no puede ser considerada privada porque su titular es la gobernadora de un estado y, por tanto, todas sus comunicaciones deben ser preservadas porque pueden ser consideradas “de registro público” y, además, su contenido no era íntimo. Y además, las fotos que publicó el gusano tampoco podían ser consideradas privadas porque a los Palin los periodistas les toman fotos todos los días. ¡Toma castaña!

Esta tontería se basaba en el hecho de que una de las locas que acosaba por aquel entonces a Sarah Palin allá en Alaska la había denunciado por utilizar su cuenta privada de correo electrónico para llevar los asuntos estatales y, en consecuencia, demandaba que sus mensajes fueran parte del “registro público” y pudieran ser reveladas bajo la correspondiente ley estatal. Mientras se resolvía el caso, el juez de Alaska competente requirió a Sarah para que no borrara ningún mensaje de su cuenta personal.

La idea era buena, pero endeble en el fondo. El caso es que su cuenta particular de correo electrónico ES privada y sólo le pertenece a ella y si la utiliza en alguna ocasión para escribir un mensaje sobre asuntos propios de su cargo, como mucho será sólo ese mensaje en particular el que pudiera ser considerado “de registro público”, pero nunca la totalidad de los mensajes allí contenidos, ¿verdad? Sobre todo los que le envía Sarah a Todd recordándole que tiene que ir a recoger a Piper de su clase de ballet o que se han quedado sin pañales para Trig y ella no puede pasar por el Wal-Mart antes de que cierren. Además, aunque hubiera mensajes que entraran dentro de esa consideración de “registro público”, el piratear una cuenta de correo electrónico no es manera de acceder a ello, habiendo como hay un procedimiento establecido por la ley. Y si lo fuera, ¿por qué yo no podría piratear –además de porque no sé- la cuenta de correo electrónico del presidente de Estados Unidos para leer su correspondencia, que es de “registro público”? Ay, ay, ay, que ya me veo en Guantánamo vestido con un mono naranja como siga dando ideas…

Por fin, llegó el momento más esperado de todo el juicio y acudió a declarar la propia Sarah Palin quien, para ello, tuvo antes que cancelar su intervención en la Celebration of Reading, un acto organizado en Houston (Texas) por la Barbara Bush Literacy Foundation for Family Literacy. Sarah tuvo primero un intercambio de preguntas y respuestas con los periodistas a la puerta de los juzgados de Knoxville (Tennesee). Poco hay que reseñar sobre ello más que la respuesta que dio a un estúpido gacetillero que pretendía calificar la conducta del gusano como de travesura inofensiva:

Mis amigos y mi familia tuvieron que cambiar sus contactos y direcciones de correo. No está bien, no es legal, no es justo y no es decente. No creo que una acción ilegal como ésta sea una travesura inofensiva. No cuando uno considera el impacto que tuvo en unas elecciones presidenciales. Fue más allá de una travesura.

La izquierda siempre con su doble vara de medir. Qué lástima no poder usar esa doble vara para alisarles las costillas a ellos.

La declaración de Sarah Palin duró unos 45 minutos, tras lo cual bajó del estrado y volvió a su actividad normal. A la salida, respondió brevemente a los periodistas de nuevo, diciéndoles lo dolida que se sentía porque algunas de las fotos robadas correspondieran a su hijo Trig y fueran esas fotos las que están utilizando otros gusanos como Kernell para trucarlas y burlarse de él. Ademá, el hecho de que no pudiera ponerse en contacto con sus hijos es algo que no podía soportar:

Una mamá quiere estar ahí para ayudar a sus hijos así que fue una buena faena el tener mi comunicación con ellas cortada.

Más tarde, en una entrevista concedida a Greta Van Susteren de Fox News Channel, Sarah precisó más sobre lo que había declarado poco antes:

VAN SUSTEREN: De acuerdo. Volvamos al punto en que lo descubrió todo, de vuelta a la campaña, cuando usted descubrió que su cuenta de correo electrónico había sido pirateada. ¿Quién se lo dijo y qué le dijo?

PALIN: Estaba en una habitación de hotel en Michigan con Todd y viendo un programa de noticias. De pronto, mi dirección de correo electrónico y todos mis contactos y fotos familiares y montones de mensajes comenzaron a aparecer por toda la pantalla. Subimos el volumen y la noticia era que mi cuenta particular de correo electrónico había sido pirateada y ese programa de noticias estaba mostrando el contenido de mi cuenta de correo.

Y fue justo entonces cuando uno de los directores de campaña entró en la habitación con un agente del Servicio Secreto y me dijo que tenía malas noticias que compartir y confirmó lo que yo sospechaba que me diría. Y las malas noticias eran que, sí, la cuenta particular de correo electrónico había sido pirateada. El mundo estaba viendo su contenido, los mensajes de mi familia, nuestros contenidos, nuestros contactos y teníamos que clausurarlo todo inmediatamente.

Así pues comenzaron un montón de alteraciones en la campaña, alteraciones en las comunicaciones con mis hijos, mi familia, los cuidadores de mis niños. No fueron, no fueron unos buenos días aquellos.

VAN SUSTEREN: De acuerdo. Él, ya sabes, él… Comprendo que usted se sintiera invadida por lo que él hizo si, efectivamente, fue él quien lo hizo, si, de hecho, él es culpable de esto. Pero ¿había algún tipo de sentimiento –él sólo tiene 22 años, había algún tipo de pensamiento tal y como, por ejemplo, él hizo mal desde su punto de vista, pero usted sentía algún tipo de simpatía por él?

PALIN: Bien, lo que el pirata hizo, y así lo admitió después, fue, voy a intentar encontrar cosas para hacer descarrilar una campaña presidencial. Y ya sabe, eso son palabras mayores. Eso es como, volviendo a aquel día, irrumpir literalmente en unas oficinas electorales para encontrar algo que desacredite o humille a un candidato para poder hacer descarrilar su candidatura. Es el equivalente a lo que hizo él.

¿Fue tan perjudicial lo que hizo el gusano para la campaña electoral? Ciertamente no fue por culpa suya que McCain-Palin perdieron las elecciones, pero ¿cuál fue el coste real? Pues el de perjudicar a la propia Sarah Palin, quien perdió el control de la situación en lo que se refiere a su equipo de gobierno en Alaska (recordemos que seguía siendo la gobernadora) e incluso de su propia familia en un momento de su vida en el que necesitaba tener esa tranquilidad de espíritu, además del hecho de la humillación que suponía para ella el ver de la manera que la trataban los medios de comunicación, sin ningún respeto. Y es que como ella misma ha dicho muchas veces, el verdadero motivo de haber perdido las elecciones estuvo en el colapso del sistema financiero, el ansia de «change” después de ocho años de administración RINO-republicana y la millonada que se gastó el candidato demócrata en ganar las elecciones apoyado y jaleado por los medios de comunicación, quienes demostraron que a la hora de adorar ídolos, ellos no tienen nada que envidiarle a los judios del Sinaí y a su becerro de oro.

Finalmente, el jurado se retiró a deliberar y tras varios días delibera que te delibera, llegaron finalmente a un veredicto: el gusano era considerado por unanimidad culpable de los delitos de obstrucción anticipada a la justicia (un cargo que le puede suponer hasta 20 años en la cárcel y una multa de hasta 250.000 dólares) y acceso no autorizado a la cuenta de correo electrónico de Sarah Palin (una falta menor). Se le considera no culpable del cargo de fraude postal (telecomunicaciones) y los jurados no logran ponerse de acuerdo en el primero, el de usurpación de identidad.

Nada más conocer el veredicto, Sarah Palin publicó su opinión en su página de Facebook (ver la nota original aquí)

El veredicto del caso del pirata informático

Mi familia y yo estamos agradecidos de que el jurado haya sopesado cuidadosa y concienzudamente la evidencia y dado un veredicto justo. Además de la obvia invasión de la privacidad y los problemas de seguridad que envuelven este caso, muchos de nosotros estamos preocupados por la integridad de las elecciones políticas de nuestro país. Las elecciones en Estados Unidos dependen de la justa competencia. Violar la ley o simplemente invadir la privacidad de alguien para la ventaja política ha sido siempre repugnante al sentido de juego limpio de los estadounidenses.  Tal y como el Watergate nos enseñó, rechazamos directamente la intromisión ilegal de las comunicaciones privadas de los candidatos por mera intriga política en un intento de hacer descarrilar unas elecciones.

Quiero agradecer a los funcionarios que han trabajado tan duramente en este caso, especialmente a los jurados que cedieron su precioso tiempo de sus trabajos y de sus familias para oír los testimonios y llegar a una decisión.

Mi familia y yo apreciamos a la Buena gente de Knoxville (Tennessee), que nos mostraron la auténtica hospitalidad sureña. Tenemos muchas ganas de visitarles otra vez – pero sin una citación judicial en la mano.

Sarah Palin

Por una vez, la justicia ha sido justicia y no una mera farsa como suele suceder aquí en España donde la justicia es tan difícil de encontrar como la honradez, la sinceridad y la decencia en un político.

Hasta la próxima entrada.


LA SEMANA DE SARAH PALIN: ¡CUIDADO, DEMÓCRATAS, QUE LLEGA LA PRIMAVERA Y COMO NO OS CUIDÉIS VUESTRA PALIN-ALERGIA LO VAIS A PASAR MUY MAL!

20/03/2010

 

Llevo toda la semana con gripe y así me están saliendo las entradas de raras. No he podido ir a trabajar (lo cual no es grave porque no soy en absoluto imprescindible y, de hecho, sospecho que mi jefe se siente más a gusto cuando yo no estoy porque así puede contar chistes malos sin que tenga que fastidiarse porque a mí no me hagan gracia) y a pesar de que lo primero que pensé cuando el médico me ordenó que me quedara en cama hasta que no fuera un peligro para el resto de la Humanidad es que no hay mal que por bien no venga y que ahora tendría tiempo de sobras para bloguear, no ha sido así. Uno no es un genio y si ya me cuesta escribir cosas interesantes sobre Sarah Palin estando en plenitud de facultades, imagínense ustedes con la cabeza dándome vueltas, tosiendo como un condenado y hecho todo un enanito mocoso. ¡Si es que daba una pena! Suerte que ya me encuentro mejor y al menos mis vecinos pueden volver a dormir. Hartos estaban de mí y de mi tos. Y cuando pienso que me quiero mudar a Alaska… No sé si tendré valor. Hace tanto frío ahí. Y yo soy tan friolero. Me pasaría el día sentado encima del radiador. Creo que lo mejor será esperar a que Sarah se mude a Washington, ¿verdad? Total, por lo que falta ya.

Sarah Palin desenfundando y siendo la más rápida del lugar. Una divertida foto suya de su reciente aparición en el show de Jay Leno. Dentro de poco irá a la reunión anual de la NRA (National Rifle Association). Será interesante saber qué dice allí. No se preocupen porque estaré bien atento y tan pronto como me entere, se lo contaré con todo detalle. Romney también irá, por cierto. Y McCain. Estaré atento de igual forma a cómo reciben a estos dos. Lástima que no vaya el presidente. Eso sí que sería digno de verse. ¿Quién sabe? Igual se da una vuelta a ver si los convence con esa labia que gasta de que se desaferren a sus armas… je, je, je.

Primera noticia: SARAH PALIN AMA A ISRAEL… ¡Y NOSOTROS TAMBIÉN!

Ver la nota original en Facebook aquí.

Es necesario: Empezar de nuevo con Israel
Martes, 16 de marzo de 2010

La administración de Obama llega hasta algunos de los peores regímenes del mundo en nombre de su política de compromiso. Estados Unidos y nuestros aliados ven como las sanciones sobre Cuba son aliviadas. Se escriben cartas a los mulás de Irán sólo para ver que el régimen empieza a matar a los manifestantes en las calles de Teherán. Enviados marchan a Corea del Norte mientras ésta sigue desafiando la demanda mundial a que renuncie a sus armas nucleares. Al representante de la junta militar birmana se le permite viajar a la capital de nuestra nación. El enviado del presidente a Sudán habla de conceder a ese régimen genocida «estrellas de oro», mientras que el presidente se da la mano con el líder tiránico de Venezuela. En medio de todo este abrazo a los enemigos, ¿dónde ha escogido la administración Obama intensificar un incidente menor y convertirlo en un enfrentamiento diplomático? ¿Con Irán, Cuba, Sudán, Corea del Norte o Birmania? No. Con nuestro apreciado aliado, Israel.

En octubre pasado, la secretaria de Estado Clinton reconoció el deseo de paz de Israel en Oriente Medio y elogió las concesiones «sin precedentes» de Israel al acceder a paralizar la construcción de asentamientos en la Orilla Occidental, una concesión que no incluye la paralización de la construcción de apartamentos para judíos en Jerusalén. Incluso la semana pasada tras anunciarse la construcción prevista, el vicepresidente Biden todavía expresó su «reconocimiento» por los «significativos» pasos adoptados por el gobierno israelí para abordar esta cuestión de menor importancia. Ahora, sin embargo, vemos que la administración Obama ha decidido intensificar, hacer demandas unilaterales de Israel, y poner en peligro el fundamento mismo de la relación Estados Unidos-Israel. Esto está llevando a la peor crisis en las relaciones Estados Unidos-Israel en décadas y, sin embargo, esto no tenía porqué suceder. Más importante aún, debe ser detenido antes de que entre en una espiral y se pierda el control. El vicepresidente Biden debería frenar la acalorada retórica de la administración Obama y apagar el fuego de los maestros del giro político ya que visita los medios de comunicación el domingo para criticar a Israel.

Una vez más, la administración Obama está metiendo la pata en un asunto muy, muy importante. Tienen que volver a lo esencial y reconocer que los dirigentes palestinos no han hecho progresar el proceso de paz desde que el presidente Obama fue elegido. Dado que Israel hace concesiones (y aún así sigue siendo criticado por la administración Obama), los líderes árabes se limitan a sentarse en espera de que la Casa Blanca ejerza mayor presión sobre Israel. La administración Obama tiene que abrir los ojos y reconocer que son sólo Irán y sus aliados terroristas los que se benefician de esta artificial disputa israelí. El vicepresidente Biden tenía de hecho razón cuando dijo la semana pasada, antes del anuncio de la construcción, que “una condición previa necesaria para progresar es que el resto del mundo sepa… no hay absolutamente ningún hueco entre Estados Unidos e Israel cuando se trata de de seguridad”. Ahora, gracias a la administración Obama, hay un abismo. Es hora de que el presidente Obama pulse el botón de reinicio en nuestras relaciones con nuestro aliado Israel.

Sarah Palin

Mi comentario: En tres escuetos párrafos, Sarah Palin ha puesto en evidencia a la actual administración revelando lo artificioso de la dichosa controversia, la mala fe que el presidente está demostrando en este caso y la contradicción que a cualquier estadounidense amante de la libertad le supone que su presidente esté dispuesto a agasajar a cualquier tirano del mundo y en cambio sea inflexible con Israel, el único país en toda la región donde existe la democracia, se garantiza la separación entre Iglesia y Estado, y las mujeres tienen iguales derechos que los hombres. Claro que tal vez sea eso lo que le irrita tanto, digo yo. No olvidemos que él, de pequeño, vivió como musulmán en Indonesia y eso es algo que deja su huella por mucho que uno se empeñe en fingir que es agua pasada.

No estoy diciendo que el actual presidente sea antisemita, aunque tampoco me atrevería a negarlo. Lo que sí estoy diciendo es que muy posiblemente, simplón como es él, todas las noches se acueste pensando: “¡Qué feliz sería yo si Israel no existiera! Entonces no tendría ningún problema en Oriente Medio y todos seríamos felices”. Por supuesto, que si Israel no existiera eso significaría que la siguiente nación en ser agredida sería España, ni se le ha pasado por la cabeza. Y que si cayera España a la manera de los visigodos hace ya unos cuantos siglos (es decir, gracias a la traición de unos cuantos de entre ellos), luego caería el resto de Europa, eso tampoco. Ni pretendan hablarle de la batalla de Poitiers (732) y de Carlos Martel ni reflexionar que muy posiblemente esta vez no se repetiría la historia porque eso es demasiado pedir para su limitado intelecto, bloqueado en la siguiente línea del texto que su teleprompter le facilita. Además, para eso tendría que tener cultura, valores, principios y, lo más difícil de imaginar en él, un atisbo de amor por su patria que todo se lo ha dado y a la que él sólo sabe responder con insultos y vejaciones.

Resulta indignante ver cómo esta administración escupe en la cara a sus amigos y se abraza y se besa con sus peores enemigos. Paul Johnson, el historiador, habla en una obra suya de “el intento de suicidio de los Estados Unidos” para referirse a las décadas de los 60 y los 70. No olvidemos que el presidente es hijo predilecto de esos años y que quizás esté pretendiendo llevar a cabo lo que por aquél entonces no pudieron. “Si Estados Unidos no se quiso suicidar, ahora probaremos con la eutanasia”, tal vez piense. No me extraña que haya puesto todo su interés en la reforma de la Sanidad y que todo tire en la misma dirección. En mi opinión, no es que sea Carter II (que ése sí que es un antisemita furibundo, digno de un puesto como comandante de campo de concentración) sino que es aún peor. Y por eso no puedo esperar a 2016 para ver cómo se va; para entonces ya no quedará Israel que lo pueda ver… y no sé si España.

Segunda noticia: LOS PERIODISTAS CANADIENSES NO PIERDEN DE VISTA A SARAH, SU VECINA DE TANTOS AÑOS.

Charles W. Moore, periodista del Telegraph-Journal, ha escrito un artículo sobre Sarah Palin explicando cómo la contemplan ellos desde su perspectiva, gracias a Dios bastante libre del odio, la ignorancia y la estupidez en que están enfangados la mayoría de sus colegas estadounidenses. Me ha resultado muy interesante de leer y no tengo la menor duda de que a ustedes también se lo parecerá. Disfrútenlo pues.

No descarten las conexiones canadienses de Sarah Palin
por Charles W. Moore

Sea o no la ex gobernadora de Alaska y candidata a la vicepresidencia en 2008 Sarah Palin capaz de montar una campaña exitosa para conseguir la nominación presidencial por el Partido Republicano en 2012, y eso sin contar que sea capaz de derrotar a un Barack Obama en el cargo en unas elecciones generales, no se puede negar que se ha convertido en una fuerza a tener en cuenta, no sólo en EE.UU., sino también en toda la política norteamericana.

Esto fue subrayado por la visita de Palin a Calgary recientemente, su primera aparición pública fuera de los Estados Unidos desde que renunció como gobernador de Alaska, para hablar en el Centro BMO de Calgary como parte del programa de oradores influyentes del Fraser Institute. Palin se dirigió a una entusiasta audiencia de 1.200 personas que pagaron entre 160 y 220  dólares por cabeza por la oportunidad de escucharla entregar su mensaje en defensa de un gobierno más pequeño y la restricción fiscal.

Palin, en la actualidad comentarista de Fox News, cuyo libro de memorias, Going Rogue, es un éxito de ventas, en realidad tiene un fuerte registro pro-canadiense, aunque se le concede poco crédito por ello entre una opinión pública fuertemente inducida a favor de Obama.

Como gobernadora del estado fronterizo de Alaska, tras firmar un acuerdo concediendo  500 millones de dólares a TransCanada para ayudar a poner en marcha un nuevo proyecto de gasoducto de 2.700 kilómetros para transportar gas natural desde Alaska hasta Alberta, Palin afirmó su deseo de «hacer crecer la relación que tenemos con Canadá”, observando que el NAFTA ha aumentado la creación de empleo y el crecimiento en ambos países.

Dada la intensidad de los tiros a que fue sometida por los medios de comunicación y la crueldad de los ataques liberales ad hominem sobre ella y su familia, es de resaltar que Palin sigue siendo popular en el Partido Republicano, a pesar de recibir críticas mixtas (45% favorables contra 44% desfavorable el año pasado) del público en general en la votación del año pasado.

Antes de ser elegido presidente, primero hay que asegurar la nominación del partido, una necesidad que Hillary Clinton descartó famosa y desastrosamente. Sin embargo, los números de aprobación de Palin entre los miembros del Partido Republicano han sido impresionantes – 73% favorable contra sólo 17% desfavorable, según una encuesta de junio de 2009 del Pew Research Center.

En Calgary, Palin, que habló sin notas, puso de relieve los aspectos comunes compartidos por Alaska y Alberta con sus respectivas historias de pensamiento independiente y economías dependientes en gran medida la producción de energía. También citó sus propias raíces canadienses, señalando que sus bisabuelos nacieron y se criaron en las praderas canadienses, uno en Manitoba; el otro en Moose Jaw, Saskatchewan, bromeando: «que debe ser de donde viene mi amor por los alces”. (Miembro de la Asociación Nacional del Rifle de Estados Unidos, Palin es una ávida cazadora y amante de la vida al aire libre).

Palin también recordó que cuando era joven, sus paisanos alasqueños viajaban a Whitehorse en Yukon (Canadá) para tratamiento médico. Elogió el éxito de los Juegos Olímpicos de Invierno de Vancouver, felicitando graciosamente a los hombres del equipo de hockey por su espectacular victoria en la medalla de oro sobre el equipo estadounidense y comentando la afición de su propia familia por el juego.

Elogió el enfoque del gobierno Harper  a la hora de equilibrar la respuesta a los llamamientos para la reforma del medio ambiente, en particular, la reducción de las emisiones de carbono, con la realidad económica de la producción de energía, prediciendo que las propuestas de topes y derechos para reducir las emisiones darán lugar a menos empleos y mayores cargas fiscales.

Pase lo que pase en 2012, Palin respondió a una pregunta durante la sesión de preguntas y respuestas moderada por la veterana locutora de Canadá, y ahora senadora conservadora, Pamela Wallin, su interés actual se centra en ayudar a conseguir la elección de políticos que compartan sus creencias populistas en la libre empresa, el desarrollo de la energía, los mercados libres, impuestos más bajos, gobierno más pequeño y la cesión de la responsabilidad económica lo más posible al sector privado. Condenó el masivo agujero del déficit que la administración estadounidense de Obama ha excavado como «inmoral», descargando una deuda masiva sobre nuestros hijos y las generaciones futuras.

Reconociendo que no todas las respuestas a los muchos desafíos difíciles a los que se enfrenta el gobierno son fáciles, Palin dijo que algunas de las soluciones en realidad son simples y directas, afirmando su apoyo a los «valores de sentido común» del ex presidente Ronald Reagan.

Algunos sostienen que Sarah Palin es una versión del siglo XXI de Ronald Reagan, otro orador sin pulir y pensador con una idea clara de qué es Estados Unidos. A mediados de 1977, la idea de que Reagan podría ganar con creces la presidencia en 1980 hubiera sido ridícula y sin embargo…. Asimismo, no debería descartarse que los cristianos evangélicos constituyen un gran grupo demográfico de votantes (uno de cada cuatro adultos de EE.UU. se identifica como protestante evangélico; agreguen los católicos conservadores y ya está cerca del 35%) y Palin, una católica bautizada que ahora asiste a una iglesia pentecostal, fuertemente identificada con las creencias tradicionales y los valores cristianos, a pesar de que muchos conservadores y republicanos laicos neoconservadores están tan despistados como los liberales acerca de lo que motiva y da energía a los conservadores religiosos.

Ronald Reagan (o en un contexto demócrata si lo desea, Harry Truman) demostró ampliamente que uno no tiene que ser un «intelectual público» para ser un eficaz y exitoso presidente.

Nadie debería dar de lado a Sarah Palin todavía y una presidencia Palin probable sería buena para Canadá, independientemente de lo que muchos canadienses crean que creen sobre ella.

Tercera noticia: SOBRE UN JOVEN Y BRAVO CONSERVADOR, MARCO RUBIO, Y LA QUE TIENE LIADA EN FLORIDA, UN ESTADO QUE TIENE QUE SER REPUBLICANO EN 2012 COMO SEA.

El joven de la foto de arriba es Marco Antonio Rubio, miembro de la Cámara de Representantes de Florida (fue su speaker incluso entre los años 2007 y 2009) desde 2000. Nacido el 28 de mayo de 1971 en Miami (Florida), es hijo de padres cubanos exiliados, está casado con Jeanette Dousdebes, una antigua cheerleader de los Miami Dolphins, y tiene cuatro hijos.

El motivo por el cual se lo presentó a todos ustedes es porque Rubio presentó en su momento, el 5 de mayo de 2009, su candidatura al Senado de Estados Unidos, dado que el actual titular del escaño, George LeMieux, anunció que no se presentaría a las elecciones. Eso no tendría nada de especial si no fuera porque el candidato previsto por el GOP para ocupar ese escaño ya estaba designado de antemano y era ni más ni menos que Charlie Crist, el actual gobernador de Florida, lo que ha provocado un interesante debate dentro del partido puesto que Crist es un RINO mientras que Rubio es un verdadero conservador y, por tanto, la esperanza de todos aquellos que confiamos no sólo con ganar las elecciones de noviembre, sino también ganarlas con candidatos dignos de confianza. Y Rubio lo es, pero Crist, no.

Resumiendo un poco la historia, el dichoso escaño estaba ocupado hasta hacía poco por Mel Martinez, quien se lo había ganado en 2004 a la candidata demócrata por un escaso 49% de los votos. Martinez anunció el 2 de diciembre de 2008 que no se presentaría a la reelección y que dimitiría incluso antes de que concluyera su mandato, cosa que hizo efectivamente en agosto de 2009. Como ya saben todos ustedes, en estos casos suele ser el gobernador del estado en cuestión el que designa un sustituto por todo el tiempo que se tarde en celebrar unas nuevas elecciones. El gobernador era (y sigue siendo) Charlie Crist y el muy pillo ya le tenía echado el ojo al puesto, así que nombró a uno de sus paniaguados, su jefe de Gabinete, George LaMieux, para el puesto con la condición de que se lo guardara calentito hasta que lo pudiera ocupar él. LaMieux se ganó las iras de todos por su aceptación. El propio Rubio declaró que Florida “se merece algo mejor”, mientras que el candidato demócrata, Kendrick Meek comentó que Crist debería haber nombrado a alguien más cualificado y no a uno de los primeros nombres “de su teléfono móvil”.

El resultado fue un monumental berrinche entre los conservadores de verdad de Florida y la voluntad de presentar batalla para evitar una nueva trapacería de su gobernador. Rubio fue el primer republicano en anunciar su candidatura y ello a pesar de que el National Republican Senatorial Committee (NRSC) declaró que su candidato es Crist.

De momento, las encuestas señalan a Rubio como fácil vencedor en las primarias frente a Crist mientras que en las elecciones generales de noviembre, la diferencia con Meek, el candidato demócrata no es mucha, pero aún así sigue siendo él el favorito. No, de momento Sarah Palin no ha hecho público su respaldo por Rubio aunque sí que lo han hecho personajes como Jim DeMint, el senador por South Carolina, el antiguo líder de la mayoría republicana en la Cámara y uno de los pilares del Tea Party, Dick Armey, el antiguo asesor de George W. Bush, Karl Rove, y los comentaristas políticos Mark Levin y Laura Ingraham. A este respecto, Rubio ha declarado recientemente que a pesar de que no la conoce personalmente, la admira y que su respaldo público sería bienvenido y positivo.

Posiblemente no tenga que esperar mucho para obtenerlo. Muchos ven a Rubio, junto con el representante por Wisconsin, Paul Ryan, a uno de los líderes más importantes del GOP del futuro, uno que se olvide definitivamente de sus veleidades centristas (o sea, medio demócratas) y recupere su esencia reaganista, que nunca debió perder. De hecho, sé incluso de quien ve a Rubio como el compañero de ticket de Sarah Palin en 2012. Y créanme, quien me lo ha dicho sabe de esto. Yo sigo apostando por Rick Perry, pero reconozco que me puso la mosca tras la oreja y por eso decidí echar un vistazo a Rubio. No dejen de prestar atención a las noticias de Florida; quién sabe qué puede acabar sucediendo allí.

SARAH PALIN, DÍA Y LUGAR

¡Uf, cada día es más difícil esto de llevarle la agenda a Sarah! Y no digo nada si además tuviera que sacarle los billetes de avión. Ya sé que en Estados Unidos el coger un avión es algo habitual, pero a mí me supone un quebradero de cabeza y sólo de hacer el viaje ya estoy derrengado para el resto del día. Si encima se esperase de mí que pronuncie acto seguido un discurso, esté encantador con la gente y sonría incesantemente, reconozco que no podría. Más mérito todavía para nuestra querida Sarah, que no sólo hace todo eso, sino que además lo hace de todo corazón. No hay en ella nada de artificio y cuando sonríe a alguien sabes que es sincera  (o acaso se trata de que ese alguien todavía tiene nata del pastel que se acaba de zampar en el bigote).

Las novedades de esta semana consisten en la corrección de unos errores que tenía en lo que se refiere a los tres actos que va a compartir Sarah con John McCain entre los días 26 y 27 de marzo. ¡Tres actos, tres! ¡Demonios, vaya esfuerzo que va a hacer por él! Si encima no gana, será para matarlo, ¿no? Luego, tenemos ya el detalle de los actos que va a compartir con Michelle Bachmann al mes siguiente. Dos actos nada más, que no tres. Confío en que Bachmann no se sienta disminuida por ello, pero yo creo que la cuestión estriba en que McCain va a necesitar mucha ayuda para ganar mientras que Bachmann se basta y se sobra ella sola para hacerlo (aunque el respaldo de Sarah es un dulce que no le amarga a nadie).

Además, tenemos también varios discursos más repartidos por ahí. Destaco especialmente su incursión en Chicago, feudo de Al Capone y del presidente de Estados Unidos (y que nadie saque conclusiones precipitadas por mi asociación de nombres porque ha sido completamente involuntaria, ¿eh?). Señal de que a Sarah no le asusta en absoluto el acudir a los destinos menos favorecedores (en teoría) y que por lo que a ella respecta, nunca más habrá una “retirada de Michigan” como la hubo (y que fue vergonzosa) durante la última campaña electoral. En concreto, este acto está organizado por una emisora de radio local (si se tratara de una emisora española, la administración ya le habría retirado la licencia de emisión alegando “incitación al odio”, pueden estar bien seguros) y consistirá en un discurso de 30 minutos de duración y una sesión de preguntas y respuestas de otros 30 minutos de duración. Vamos a ver qué pasa y si los habitantes de Chicago reciben a Sarah con huevos o con flores. Se admiten apuestas.

Y para terminar, un mensaje para Marta, una de mis lectoras favoritas: Tomo nota de tu interés por Liz Cheney y me pongo manos a la obra para responderte. Yo creo que no es más que agua de borrajas, pero nunca se sabe y voy a mirarlo bien. Te dejo una foto de los Cheney juntos, Dick, el padre, y Liz, la hija. Que la chica tiene agallas, no lo dude nadie. Está defendiendo a su padre con uñas y dientes y eso demuestra que, como mínimo, es una buena hija. Y eso merece todos mis respetos.

Hasta dentro de nada.


UN POCO MÁS SOBRE MEGHAN STAPLETON, LA MÁS FIEL DE ENTRE LAS FIELES A SARAH PALIN

18/03/2010

 

Uno de mis lectores comentaba el otro día a raíz del repaso que hice a las noticias de su dimisión que Meghan Stapleton debía de tener toda una historia detrás de ella. Pensando en ello no pude dejar de estar de acuerdo. Ciertamente Stapleton es una de las personas que más se ha involucrado en lo que se suele llamar “all things Palin” (el mundo Palin) y eso desde hace mucho tiempo. Sin duda, conoce perfectamente a Sarah y conoce también todos los detalles de cualquier cosa que le haya sucedido a ésta desde el día en que ambas se conocieron. Sin embargo, y tal y como respondió en su momento Sabino Fernández Campos, el que fuera primero secretario y después jefe de la Casa del Rey, cuando le comentaron que debía de saber muchas historias acerca del rey de España: “Muchísimas. Pero me las guardo todas para las memorias que nunca escribiré”, podemos estar seguros de Meghan también se las guarda todas.

Pues para ser una profesional de la comunicación, lo que cuesta conseguir una foto suya. Ésta es la mejor que he podido obtener de nuestra buena Meghan, a quien ahora mismo imagino completamente feliz jugando con su pequeña hija Isabella, preparándole la merienda, preguntándose si tendrán suficientes pañales para el resto de la semana y prometiéndose a sí misma por enésima vez que no encenderá su BlackBerry más de cinco minutos (esto último seguro que es lo que más le cuesta y es que son tantos años con la oreja pegada al artefacto ése).

Nota del autor: Ha salido una nueva colaboración mía en Semanario Atlántico titulada: Sarah Palin y la televisión: ¿amor a segunda vista? A ver si les gusta.

Como ya he comentado más arriba, es muy difícil que Stapleton nos cuente algún día siquiera una parte de lo que ha sido su vida al lado de Sarah, toda una aventura que yo me empeño en descartar que haya finalizado por completo. Al igual que cuando Sarah dimitió como gobernadora de Alaska y su propio padre, Chuck, comentó que Sarah no se estaba retirando sino que simplemente estaba recargando, yo también pienso lo mismo con respecto a Stapleton. Isabella es su primera hija, ser la colaboradora más cercana de Sarah es algo que ocupa veinticinco horas diarias y es más que lógico (¡es humano!) que sintiese que no podía perderse la infancia de su hija de esa manera. Pero eso no quiere decir en absoluto que ya no vaya a entrar en los planes de Sarah en un futuro próximo, especialmente cuando Sarah llegue a la Casa Blanca en 2013. Para entonces, Isabella ya tendrá casi cinco añitos, irá al cole y su madre tendrá tiempo suficiente para ejercer como la primera secretaria de Prensa de la administración Palin. Stapleton ha sido leal y la lealtad se recompensa, no lo duden. Además, Sarah va a necesitar a lo más granado de su equipo para desembarcar en Washington, sobre todo teniendo en cuenta la manera cómo la van a recibir tanto demócratas furiosos como republicanos resentidos (vulgo RINO).

Sin embargo, si Stapleton no se va a ir de la lengua, sí que podemos obtener algo de información de otros sitios. Por ejemplo, de Going Rogue. Stapleton es una de las personas más citadas en sus páginas y se me ha ocurrido que podría ser interesante recopilar todas y cada una de esas citas. Ciertamente, no da para una narración apasionante porque se trata de fragmentos más bien cortos y que no guardan demasiada coherencia puestos los unos junto a los otros, pero lo que sí hacen es darnos una idea general de hasta qué punto Stapleton ha sido importante en la carrera política de Sarah y hasta qué punto su confianza en ella es sólida y a la inversa. Así pues, les pido perdón por enchufarles hoy una entrada de cortar y pegar, pero es mi manera de rendir homenaje a una persona que ha sabido ser leal cuando la lealtad es un valor que no se cotiza mucho en la Bolsa política de hoy en día. ¡Muchas gracias por todo, Meghan!

Primera cita (pág. 116)

Sarah recuerda el año 2006 y su candidatura como gobernadora por el Partido Republicano de Alaska, presentándose junto a otros dos candidatos: el demócrata Tony Knowles y el independiente Andrew Halcro. Sarah habla un poco sobre este último, un nuevo rico que había empezado heredando de su padre la concesión de Avis Rent A Car y había terminado levantando su propio negocio de alquiler de coches (que fue donde le conoció ella, ya que él fue el chófer de la limousine que contrataron para la boda de un primo de Todd). Halcro llevaba toda la campaña insistiendo sobre Sarah para que abandonara su propia candidatura y se integrara en la suya a pesar de que ella era la favorita en todas las encuestas. Sarah le tuvo que responder finalmente con un “no” rotundo y meses más tarde, cuando Sarah ya había tomado posesión como gobernadora, ella, su recientemente nombrada secretaria de Prensa, Meghan, y otro de sus colaboradores descubrieron que Halcro les había hecho la misma propuesta a los tres en diferentes momentos de la campaña.

Segunda cita (pág. 139)

Tras haber mencionado por primera vez a Meghan en su cita anterior, Sarah nos ofrece su currículo para que comprobemos todos lo bien cualificada que estaba para el puesto de secretaria de Prensa. Así, dice sobre ella:

Meg Stapleton era bien conocida desde sus años como periodista política y presentadora de noticias en nuestra cadena local [la KTUU] afiliada a la NBC. Tenía experiencia política nacional desde sus días en Capitol Hill [sede en Washington del Congreso de Estados Unidos] con el Comité Nacional Republicano y su trabajo para el poderoso financiero del GOP, Fred Malek, así como experiencia corporativa con una compañía de telecomunicaciones radicada en Alaska.

Tercera cita (pág. 142)

Hablando sobre sus primeros tiempos como gobernadora, Sarah recuerda la manera cómo se puso manos a la obra para limpiar la política de Alaska, tan podrida tanto por los demócratas como por los republicanos, y menciona una iniciativa legislativa patrocinada por ella y redactada al alimón por un congresista demócrata y otro republicano y que ella presentó en una conferencia de prensa. Meghan y ella dejaron la sala de prensa y mientras volvían al despacho de Sarah, Meghan le comentó que eso le valdría una buena cobertura informativa por parte de los medios de comunicación, tanto por el hecho en sí de luchar contra la corrupción como por haber logrado que se tratase de una iniciativa conjunta de ambos partidos.

Sin embargo, la iniciativa de marras fue recibida de uñas fue por parte de los congresistas alasqueños que se pusieron como fieras, llegando uno de ellos (no dice el nombre) a telefonear a Meghan y decirle que lo iban a tener crudo para lograr que se aprobara una sola ley si se empeñaban en seguir removiendo las aguas.

Cuarta cita (pág. 149)

Hablando sobre su primer presupuesto del Estado, Sarah recuerda que se sintió escandalizada al comprobar la clase de partidas que habían incluido los congresistas en él, que o bien eran ridículas o bien ni siquiera estaban explicadas o bien eran un robo descarado. Una noche de junio de 2007, Sarah, Kris Perry, su jefa de Gabinete, Meghan (que estaba embarazada de nueve meses por aquel entonces), su director de Presupuesto y otro miembro de la oficina de éste último, se pasaron toda la noche revisando a fondo el presupuesto y tachando partida tras partida hasta que quedaron medianamente satisfechos.

Quinta cita (pág. 150)

De su equipo inicial, Sarah sólo tuvo problemas con su director legislativo, el responsable de las relaciones con el Congreso de Alaska, que procedía de la anterior administración (la del genial Murkowski, el del avión) y al que conservaron porque apreciaban su experiencia en la administración. El tipo era un completo incompetente y, tras muchos problemas debidos a su ineptitud, Sarah recuerda, por ejemplo, que Meghan y ella tuvieron que abordarlo en un pasillo para que les aclarase si había comunicado a los congresistas que iba a haber muchos recortes en el presupuesto que le habían enviado. Él les dijo que por supuesto y que estaba todo controlado (pero el hecho de que llevase la bragueta abierta y con un pico de la camisa sobresaliendo por ella no ayudó precisamente a tranquilizarlas). Finalmente, resultó que no les había dicho ni una palabra y que cuando los congresistas se enteraron allí se armó la de Troya. Sarah aprendió la lección: no te puedes fiar de los que llevan demasiados años en el ajo. Por cierto, después de haberse lucido, el tipo ése dejó pronto su puesto y se largó con un congresista que hasta entonces era aliado de Sarah y que de pronto se convirtió en un encarnizado enemigo.

Sexta cita (pág. 158)

Recordando una de las cumbres de su mandato, el AGIA (Alaska Gasline Inducement Act), la ley que abría a la competencia entre empresas la construcción del gasoducto de Alaska, Sarah explica como Meghan fue una de las tres personas con las que se encerró durante días para lograr una ley que no sólo fuera justa sino también que estuviera redactada con la suficiente claridad de lenguaje como para que la pudieran entender todos los alasqueños.

Séptima cita (pág. 253)

Durante la convención republicana de 2008, Sarah recuerda a Meghan insistiendo una y otra vez ante el cuartel general republicano para que se le concediera permiso a Sarah para hablar de vez en cuando con los mismos periodistas de Alaska con los que había estado hablando semanalmente durante años. Aquí, de nuevo Sarah sólo tiene palabras de elogio para ella:

Reconocida por su inteligencia, su capacidad de trabajo y su perspicacia política, Meg tenía una impresionante cantidad de seguidores desde sus días como presentadora en Anchorage y yo nunca he conocido a nadie como ella. Había trabajado en mi oficina de la gobernadora, así que conocía que mi prioridad principal era continuar comunicándome con mis conciudadanos incluso durante la campaña electoral.

Meghan insistía, pero el cuartel general se empeñaba en decirle que no. Ni siquiera para responder tres preguntas sencillas a un periodista de Alaska que estaba dispuesto a viajar hasta Minnesota para recoger esta mini-declaración: ¿Cómo se siente? ¿Qué tal es todo esto? ¿Cuál es su mensaje para los alasqueños? Nanay. Los sabihondos aquellos tenían miedo de que los medios de comunicación nacionales se hicieran eco de la entrevista (sí es que a un telegrama se le puede llamar “entrevista”), pero es que Sarah y Meghan pensaban que eso era precisamente de lo que se trataba: que los medios de comunicación cogieran la información sobre Sarah de manos de periodistas que la conocían de sobras y que podrían contrarrestar la avalancha de estupideces que ya se estaban empezando a abrir camino en los medios de comunicación.

Octava cita (pág. 294)

La noche del debate con Joe Biden, Meghan había volado desde Alaska para estar con Sarah entre bambalinas, junto con Kris Perry, Todd y Piper.

Novena cita (págs. 332-333)

La noche de las elecciones, Sarah recuerda a Meghan como una de las personas que estaba ahí a su lado en Arizona, esperando los resultados. De hecho, en su habitación del hotel, sólo estaban ella, Todd, los niños, Kris Perry y Meghan.

Décima cita (pág. 338)

Al día siguiente, mientras esperaban para irse al aeropuerto y coger su vuelo de vuelta a Alaska, de nuevo aparecen Kris Perry y Meghan Stapleton al lado de Sarah, manteniendo a ésta en contacto con sus oficinas de Anchorage y Juneau y tal y como la propia Sarah dice, “con sus móviles echando humo”.

Undécima cita (pág. 363)

En los primeros días de 2009, Sarah y Todd se pusieron a echar cuentas de su situación financiera sólo para descubrir que debían en abogados (era la época de las ethics complaints) más de 500.000 dólares. Fue Meghan quien les informó posteriormente de que alrededor de un 10% de esa cantidad era su parte de la factura por su proceso de selección como candidata a la vicepresidencia. Meghan y otra persona se encargaron de hacer averiguaciones entre lo que quedaba del cuartel general de la campaña de McCain para saber si se harían ellos cargo de ese gasto. La respuesta fue que dado que habían perdido, no. Si hubieran ganado, sí.

Duodécima cita (pág. 379)

Una vez que Sarah anunció su próxima dimisión como gobernadora de Alaska, Meghan se vio desbordada intentando atender a la prensa, ansiosa por saber qué significaba eso.

Decimotercera cita (pág. 383)

Tras su despedida formal como gobernadora, muchos periodistas le comentaron a Meghan que les gustaría despedirse personalmente de Sarah y que sentían mucho lo de su dimisión porque tal vez eso les fuera a privar de trabajo.

Decimocuarta cita (págs. 399-400)

Sarah recuerda como Meghan y ella se instalaron en un tranquilo apartamento en California para que ella pudiera escribir su libro, Going Rogue. Sarah escribía y Meghan llevaba lo que ella misma describe como su “oficina en el exilio”, atendiendo llamadas de los medios de comunicación y desmintiendo ridículos rumores. De hecho, cuando uno de esos periodistas le preguntó dónde estaba exactamente la oficina de la gobernadora, Meghan miró a Sarah, las dos sentadas en la mesa de la cocina, cada una tecleando en su portátil, con las noticias de la televisión por cable sonando de fondo y sus respectivos BlackBerry zumbando sin parar y respondió finalmente: “Se podría decir que se trata de una oficina virtual”.

Pues bien, hasta aquí este recorrido de lo que podría titularse como “Meghan Stapleton vista por Sarah Palin”. De entre todo ello, destacaría que cuando Sarah reunía a su círculo más íntimo de colaboradores de cuatro personas, Meghan siempre era una de ellas; que cuando ese círculo era de tres personas, Meghan también estaba allí; que cuando era de dos, una de ellas era Meghan, por supuesto; y que cuando Sarah necesitó a su más fiel escudera para encerrarse en un apartamento a escribir Going Rogue y seguir en contacto con el resto del mundo, esa escudera era ni más ni menos que Meghan.

Por todo ello, nadie puede creer seriamente que Meghan va a dejar de estar al lado de Sarah siempre que ésta la necesite, ya sea oficialmente o no.  Y es que como dice la propia Sarah, uno no necesita un título para ayudar a cambiar las cosas.

Hasta el fin de semana.


¿ES MITT ROMNEY EL PRINCIPAL RIVAL DE SARAH PALIN? (I)

26/02/2010

 

Recuerdo la primera noticia que leí sobre los posibles candidatos republicanos a suceder a George W. Bush, hace ya tiempo. Fue justo antes de que empezara todo el proceso de primarias y en ella se apuntaba a Mitt Romney como el más que posible ganador de la nominación republicana. Es cierto que el redactor le achacaba una cierta inconsistencia a la hora de tomar postura sobre determinados asuntos (vamos, que era un flip-flop que se dice allí, un “chaquetero” que decimos nosotros) y reconocía además que el hecho de ser mormón podía ser un inconveniente a la hora de obtener el apoyo de los votantes más tradicionales, pero alababa tanto su reputación como gestor, cuyos éxitos detallaba profusamente, que no se molestaba en disimular su favoritismo por él. Por su parte, a McCain lo daba directamente por descartado por viejo (de hecho, hasta insinuaba que ya estaba “un poco senil”) y, sobre todo, por haber ido siempre por libre, al margen del partido (un maverick que dicen allí). Poco informado como estaba yo por aquel entonces, pensé que ciertamente Romney sería una buena opción y debo confesar que fui partidario suyo desde entonces, aunque sin excesivo fervor, al menos hasta que vi que McCain tenía todas las de ganar, en que empecé a pensar que si finalmente no podía ser presidente, tal vez no estaría mal que fuera el vicepresidente, lo que reforzaría a McCain (aunque nunca ha sido buena idea el meter a dos gallos en el mismo corral). Pero fue entonces cuando McCain hizo algo tan increíble que nunca podremos estarle lo bastante agradecidos y escogió a Sarah Palin como compañera de ticket y a partir de entonces Romney desapareció por completo de mi mente.

La peor pesadilla de Mitt Romney: Sarah Palin. Una hermosa foto suya en medio de un paisaje de Alaska. Iba a poner un pie de foto de mi cosecha, pero como quiera que la foto me la ha enviado Santi (a quien voy a acabar nombrando coautor del blog como siga así), voy a aprovechar el mismo que me ha incluido él: Sarah Palin hace un alto en su camino para contemplar, sonriente, su destino ahora que ya está a la vista: 2012. ¿A que es un buen pie de foto? ¡Gracias, Santi!

Existe un cierto consenso entre todos los comentaristas políticos respecto a que si Sarah Palin decidiera finalmente presentarse a las elecciones presidenciales de 2012, su principal rival dentro del Partido Republicano sería Mitt Romney. Éste, por su parte, dolido sin duda no sólo por haber sido desbancado en 2008 por McCain sino también por no haber sido seleccionado siquiera como su candidato a vicepresidente, pocas dudas deja de que va a presentarse por más que haya declarado que no lo tiene decidido todavía y que no lo hará hasta que transcurran las elecciones de 2010.

Y esto es así no sólo porque nada más suspender la campaña creó un PAC llamado Free and Strong America PAC con la intención, oficialmente, de apoyar a los candidatos conservadores que considere merecedores de su apoyo, pero realmente con la de mantener en funcionamiento la vasta organización que había ensamblado durante su fallida campaña electoral con vistas a una nueva intentona en 2012. Y así, desde entonces, Romney continúa dando discursos, concediendo entrevistas, ofendiendo a Sarah Palin y recaudando dinero por todo Estados Unidos.

El próximo martes, 2 de marzo, es precisamente el día en que está previsto que se publique un libro suyo titulado No Apology: The Case for American Greatness (Sin excusas: A favor de la grandeza estadounidense), un libro que empezó a escribir en abril del año pasado y que según él tratará sobre todos los desafíos a los que se enfrenta Estados Unidos. O sea, su programa electoral para las próximas elecciones. Como no podía ser menos, Romney ha anunciado también que hará una gira por 18 estados para promocionarlo en lo que será una divertidísima comparativa con el Going Rogue Tour, a ver quién vende más libros y consigue las colas más largas ante las librerías. Por mi parte, lo tengo muy claro: moví cielo y tierra para tener un ejemplar de Going Rogue; no moveré ni un dedo por tener una copia de No Apology. Después de la manera tan canallesca como Romney se ha comportado con Sarah, faltaría más.

De todas formas, tampoco es cuestión de subestimarlo así que vamos a repasar un poco la trayectoria de este hombre y, en mi siguiente entrada, les contaré cuál es mi opinión sobre lo que puede pasar si algún día se enfrentan electoralmente Sarah y él. Ya les adelanto que ardo en deseos de que eso suceda y ver al chulo de Romney regresar a casa corrido y avergonzado. Sí, ya sé que eso está mal, alegrarse de la desgracia de los demás, pero uno es así. Además, yo soy palinista feroz y a la que alguien pretende fastidiar a Sarah, voy y lo corneo, ¿vale? Advertidos quedan porque me afilo los cuernos cada noche antes de acostarme.

Mitt Romney, un republicano de la elite

Mitt Romney se llama en realidad Willard Mitt Romney y nació el 12 de marzo de 1947 (no se olviden de felicitarlo dentro de poco) en Detroit (Michigan). Su padre es George W. Romney, que fue gobernador de Michigan durante tres mandatos sucesivos además de presidente de American Motors y candidato a la nominación presidencial por el Partido Republicano en 1968 (perdió frente a Richard Nixon quien, a la postre, sería elegido presidente de Estados Unidos). Su madre es Leonore Romney, quien también se interesó por la política, llegando a presentarse como candidata al Senado por Michigan en 1970, pero sin éxito. Es el menor de cuatro hermanos; dos mujeres, Lynn y Jane, y un varón, George.

El augusto Mitt Romney. Traje impecable, camisa limpísima, corbata de seda y perfil ciceroniano… ¿Y qué? Sarah Palin le da cuarto y mitad hasta vestida con una de las gorras de beisbol de Todd y una sudadera usada de Bristol.

Romney se casó el 21 de marzo de 1969 con su novia del instituto, Ann Davies, que ha sido siempre ama de casa y con la que tiene cinco hijos: Tagg (nacido en 1970), Matt (nacido en 1971), Josh (1975), Ben (1978) y Craig (nacido en 1981). A los Palin les gustarán los nombres originales para sus hijos, pero a los Romney les gustan cortos, ¿eh? Además de estos cinco hijos, Mitt y Ann ya tienen once nietos.

Buen estudiante, Romney se licenció en Inglés por la Brigham Young University en 1971 y, posteriormente, en una licenciatura conjunta de Derecho y MBA por las Harvard Law School y Harvard Business School. Siendo como es mormón, y tal y como hacen todos los jóvenes mormones, Romney pasó dos años y medio como misionero en Francia antes de entrar en la universidad.

Tras terminar sus estudios, Romney se estableció en Massachusetts y empezó a trabajar en 1975 y lo hizo en varias empresas dedicadas a la asesoría financiera, logrando tales éxitos que cuando la ciudad de Salt Lake City vio peligrar la organización de los Juegos Olímpicos de Invierno a causa de la mala gestión de su comité organizador, inmediatamente se recurrió a él para que evitara el desastre, algo que logró sin duda, incrementando su reputación de excelente gestor, capaz, imaginativo y sin miedo a tomar decisiones difíciles.

Fruto (merecido) de su éxito empresarial es la fortuna que ha logrado amasar: entre 250 y 500 millones de dólares y eso sin contar un fondo especial de 100 millones de dólares a nombre de sus hijos. Semejante fortuna le permite contemplar sin temores sus aventuras políticas, sabedor de que por falta de dinero no va a ser.

Cuando la política se lleva en la sangre

Uno de los axiomas de la política estadounidense dice que uno sólo se puede dedicar a la política cuando ha logrado resolver su vida. En el caso de Romney, esto es más que cierto. Y es que, además, con los padres que tiene, lo extraño sería que no se hubiera sentido tentado nunca a ocupar un cargo público. Así pues, Romney se planteó cuál podría ser su primer objetivo y, acostumbrado a los desafíos, eligió presentarse a las elecciones a senador por Massachusetts compitiendo ni más ni menos que con Ted Kennedy, lo cual ya es tener valor.

Su imagen joven y exitosa le supuso ganar cómodamente las primarias republicanas frente a John Lakian y pasar acto seguido a convertirse en una pesadilla para Kennedy, quien se las vio y se las deseó para lograr la victoria ante un candidato que era como un soplo de aire fresco en la enrarecida política bostoniana de los Kennedy y sólo los Kennedy. En algunos momentos de la campaña, Romney y Kennedy llegaron a estar empatados en las encuestas de intención de voto, pero finalmente Kennedy logró encontrar un hueco en la coraza de Romney al hurgar en sus cambiantes opiniones políticas en asuntos tales como el aborto. Romney se presentaba con un programa moderado en este aspecto y, como suele pasar en estos casos, no convenció ni a unos ni a otros. Al final, Kennedy revalidó su escaño con el 58% de los votos frente al 41% de Romney, lo cual fue una derrota más que honrosa dadas las circunstancias. Por cierto, que Romney se gastó más de 7 millones de dólares de su propio dinero en financiar su propia campaña, lo cual está muy bien, ¿no?

Fue en 2002, tras los Juegos Olímpicos de Salt Lake City y aprovechando el éxito de estos (éxito que Romney explotó en su favor al donar su salario de 825.000 dólares como presidente del comité organizador a la beneficencia y publicar un libro, Turnaround: Crisis, Leadership and the Olympic Games (El vuelco: crisis, liderazgo y los juegos olímpicos), en el que explica su experiencia), Romney se presentó a las elecciones a gobernador de Massachusetts con el respaldo entusiasta del Partido Republicano, quien ante la sucesión de pifias políticas y escándalos personales que acumulaba la hasta entonces gobernadora interina, la republicana Jane Swift, temían una estrepitosa derrota de ésta frente a cualquier candidatura demócrata, tan mal estaban las cosas. Swift se retiró de la carrera electoral (o la retiraron, que es lo mismo) y Romney ganó las primarias republicanas sin oposición.

Estaba claro que en ese momento Romney era un candidato ganador y que sería casi imposible evitar su victoria así que los demócratas hicieron lo que hacen los demócratas siempre que sienten la derrota merodeando por su casa: hacer trampas. Así pues, alegaron que Romney no podía presentarse a las elecciones debido a que había residido en Utah durante todo el tiempo que estuvo trabajando para el comité organizador de los Juegos Olímpicos de Salt Lake City, pero la justicia dictaminó finalmente que eso era una bobada y Romney no sólo pudo presentarse a las elecciones sino que las ganó con un 50% de los votos frente al 45% de su rival demócrata Shannon O’Brien. Como ya podemos suponer, Romney no puso pegas a gastarse su propio dinero e invirtió más de 6 millones de dólares en ella (al menos, ésta le salió más barata que la anterior y fue más fructífera también).

Como resultado de su gestión durante los cuatro años (2003-2007) en que ocupó el cargo de gobernador de Massachusetts, Romney fue capaz de darle la vuelta a un déficit estatal previsto cuando se hizo cargo de la administración de 3.000 millones de dólares y convertirlo en un superávit de 700 millones de dólares en 2006, recortando gastos y aumentando los ingresos. Una de las medidas más conocidas de su administración fue el Romneycare, un avance de lo que ahora es Obamacare. Consistió en una reforma de la Sanidad estatal que buscaba que casi todos los habitantes del Estado tuvieran un seguro de salud. El resultado, visto ya con una cierta distancia, está lejos de ser satisfactorio y una gran parte de sus beneficiarios preferirían que no se hubiera implantado.

En la cuestión entonces en plena efervescencia de si aprobar o no los matrimonios homosexuales, Romney se declaró públicamente en contra tanto de dichos matrimonios como de una versión descafeinada que sería el reconocerlos en forma de mera unión civil. Sin embargo, ante la decisión de la Corte Suprema del Estado de Massachusetts de legalizar los matrimonios homosexuales, Romney acabó optando por permitir las uniones civiles como único medio de impedir los matrimonios y no permitiendo en ningún caso que se casara a parejas no residentes en Massachusetts y que la legislación de su estado no contemplara la legalidad de la unión. Sin embargo, su opinión personal sigue siendo la misma y es partidario de que se enmiende la Constitución de Estados Unidos para establecer que el matrimonio es algo que sólo puede darse entre un hombre y una mujer.

A finales de 2005, Romney anunció que no se presentaría a la reelección y empezó a explorar la posibilidad de presentar su candidatura a las elecciones presidenciales de 2008, aprovechando que su popularidad seguía siendo buena. Así lo hizo finalmente en febrero de 2007, cuando anunció oficialmente su candidatura.

El chasco de 2008

Romney partía como el candidato con más posibilidades de llevarse la nominación republicana. En la primera cita, los caucuses de Iowa, Romney quedó segundo tras Mike Huckabee, lo cual no era ningún desastre y hasta podía preverse dado que Iowa es como es y Romney no despierta muchas simpatías que digamos entre los votantes más religiosos de Estados Unidos. La siguiente cita eran los caucuses de Wyoming y aquí sí que venció Romney, siendo segundo Fred Thompson. En New Hampshire, las primeras primarias de la serie, el vencedor fue McCain, quedando Romney en segundo lugar. Para no hacerlo muy aburrido, les detallo los resultados hasta la retirada de la campaña de Romney en la siguiente tabla:

Por lo que se refiere al Super Tuesday (supermartes), los resultados fueron los siguientes:

Tras el Super Tuesday, McCain lideraba la carrera por la nominación y era el preferido del público con más de 21 puntos porcentuales de ventaja sobre Romney. Evidentemente, las primarias no estaban siendo el paseo triunfal que se había imaginado éste y ante la certeza de que no sería él el nominado, Romney decidió el 7 de febrero de 2008 suspender su campaña y dar todo su respaldo a John McCain. Hasta entonces, había ganado en 11 estados y tenía 291 delegados, habiendo invertido unos 40 millones de dólares de su propio dinero en su campaña. En definitiva, que fue un chasco. Volveremos sobre ello en la siguiente entrada.


LAS ELECCIONES DE 2012… ¿UN 2008 AL REVÉS? (y II)

04/02/2010

 

Empieza febrero y con él la vida política estadounidense entra en una nueva etapa. El presidente ha dado su discurso sobre el estado de la Unión y ha demostrado que no es una persona que aprenda de sus errores ni mucho menos. Pero si él no aprende, los estadounidenses sí y bien que se lo están demostrando día a día. Por su parte, Sarah Palin sigue su camino ajena a expertos, encuestadores y demás bichos perjudiciales que al final sólo hacen que molestar y, lo que es peor, no aciertan ni una. A pocos días vista tenemos la primera convención nacional del movimiento Tea Party y a pesar de la decepción que nos hemos llevado todos al saber que ni Michelle Bachmann ni Marsha Blackburn van a acudir a ella por ciertas dudas que han surgido recientemente con respecto al destino que piensa dar la organización de la convención al dinero recaudado, Sarah Palin sigue anunciada como la oradora principal y como quiera que ella no tiene que rendir cuentas más que a su conciencia, esperamos con ansia su discurso que, por cierto, va a ser retransmitido por la Fox.

Éste es un año electoral y lo que hace unos meses aparecía como algo carente de interés de pronto se ha convertido en todo lo contrario y la excitación que sentimos ya ante la proximidad de las primarias y de las propias elecciones de noviembre resulta difícil de creer. Y es que lo sucedido en Massachusetts ha dado un vuelco al panorama político estadounidense y así, por ejemplo, los que hasta entonces no eran más que “cuatro chalados extremistas” según los medios de comunicación tradicionales, los activistas del movimiento Tea Party, ahora se han convertido en una fuerza a la cual se presta mucha atención.

Lo que puede pasar en las elecciones de 2012

Terminé mi anterior entrada con este título diciéndoles que, en mi opinión, el resultado de las elecciones de 2008 había sido cualquier cosa menos un desastre para el Partido Republicano. Y es que, teniendo en cuenta cómo transcurrió la campaña electoral (en la que pasó de todo y nada bueno para los republicanos, como por ejemplo el estallido de la crisis económica), el tipo de adversario con el que se enfrentaban (el más “telepredicador” que jamás hubiera podido imaginarse uno en una candidatura demócrata), el tipo de candidato que presentaban los republicanos (el menos atractivo para los votantes conservadores, que siguen siendo mayoría en el GOP), la conducta de los medios de comunicación tradicionales (tan sectaria que ya nunca más podrán alardear de su objetividad y su independencia; la campaña de 2008 rompió la última reserva moral que les quedaba para no acabar convirtiéndose en meros elementos de agit-prop comunistoide) y el mal recuerdo que dejó la anterior administración Bush (que fue mala, pero no hasta el punto de la caricatura o de la maldad como pretenden los bufones de los medios de comunicación tradicionales… digo de agit-prop comunistoide), aún pueden dar gracias de lo bien que superaron la prueba.

Hablando en términos meramente numéricos, los resultados fueron los siguientes:

O sea, una abrumadora mayoría demócrata en votos electorales (más del doble), pero no tan abrumadora en cuanto a voto popular (un poco menos de diez millones de votos; un mero 7,2% del total) ni en cuanto a estados (los demócratas vencieron en 8 estados más que los republicanos). Teniendo en cuenta las circunstancias anteriormente apuntadas, lo lógico hubiera sido que se produjera un terremoto electoral al estilo de Ronald Reagan en 1984, cuando Ronald Reagan derrotó a Walter Mondale por 525 votos electorales a 13 (¡ah, aquél fue un buen año para nosotros, los conservadores!), pero no fue así y es por eso por lo que creo que el resultado de 2008 fue bueno en términos generales. Y tal y como reconoció públicamente el propio John McCain meses después, si lograron salvar los muebles fue gracias al “efecto Palin” porque si no, probablemente sí que se hubiera producido el tan ansiado landslide que pronosticaban los demócratas.

Ahora bien, ya sabemos que la revisión decenal del censo de Estados Unidos va a provocar correcciones en el reparto de los votos electorales por estado, correcciones que ya detallé en la tabla de la primera entrada de esta serie. ¿Cuáles hubieran sido los resultados de 2008 si se tuviera en cuenta ese nuevo reparto que será efectivo a partir de las próximas elecciones? Pues el siguiente: el partido demócrata hubiera ganado igualmente con una mayoría de 358 votos electorales (siete votos menos) contra los 180 de los republicanos (siete votos más).

La mayoría para ser nombrado por el US Electoral College está en 270 votos. Si los republicanos consiguen 180 votos, se quedan a 90 votos de esa mayoría. ¿De dónde pueden sacar 90 votos electorales más? Tengamos en cuenta que los estados que en las circunstancias de “tormenta demócrata perfecta” de 2008 se mantuvieron firmes en sus creencias, capearon el temporal como pudieron y votaron por la candidatura republicana, es difícil pensar que en 2012 vayan a cambiar el sentido de su voto y optar por los demócratas, así que podemos asumir sin mayores problemas que esos 180 votos electorales son el mínimo de votos que los republicanos van a obtener en 2012 (su “suelo electoral” que dicen los entendidos). Los otros 90 votos electorales que necesitan es evidente que se los van a tener que arrebatar a los demócratas. ¿Tarea imposible? Más imposible parecía que un conservador como Scott Brown fuera elegido senador por Massachusetts y ya ven…

Arrebatar estados a los demócratas supone repasar nuevamente las estadísticas y comprobar dónde se han producido los menores márgenes de victoria demócrata; o sea, los swing states. Eso ya lo hicimos en la entrada anterior y para que no tengan que buscarla, les repito la tabla que puse en su momento.

Imaginemos que los republicanos consiguen conservar los cinco estados en los que vencieron por menor margen, algo que no debería ser difícil de conseguir dado el descrédito que la administración demócrata lleva ya acumulado desde enero de 2009 y lo que le falta aún por acumular. Quedan otros cinco estados en los que los márgenes de victoria demócratas son escasos: North Carolina con un misérrimo 0,33%, Indiana con un miserable 1,03%, Florida con un escaso 2,81%, Ohio con un razonable 4,58% y Virginia (donde, para empezar, acaba de ser elegido un gobernador republicano, Bob McDonnell) con un moderado 6,30%. Si los republicanos logran dar la vuelta a esos resultados (y es que Indiana y Virginia, por ejemplo, habían votado sin cesar por los republicanos durante las 10 elecciones presidenciales anteriores a 2008 en que, víctimas de una ofuscación mental transitoria, rompieron su tradición y votaron demócrata –pero Virginia ya está haciendo méritos para merecer nuestro perdón, ¿eh?), eso supondrá… ¡85 votos electorales más para ellos! Lo que llevaría el total republicano hasta los 265 votos electorales. ¡A tan sólo 5 votos de la mayoría! Si además los republicanos recuperan el único voto electoral que fue a parar a los demócratas en Nebraska (¡algo bochornoso!), serían 266; a tan sólo 4 del triunfo.

¿Dónde pueden obtener los republicanos los cuatro votos electorales que le faltan? Vamos a repasar la lista de estados y vamos a continuar con los siguientes estados con menor margen de victoria demócrata. Estos son: Colorado (9 votos electorales), que se perdió por un 8,95%; Iowa (6 votos electorales), que se perdió por un 9,53%; New Hampshire (4 votos electorales), que se perdió por un 9,61%; Nevada (5 votos electorales), que se perdió por un 12,49%; y New México (5 votos electorales), que se perdió por un 15, 13%.

Lo interesante de estos cinco estados es que en todos ellos, salvo en New Hampshire, ganó George W. Bush en 2004. O sea, que votaron por los republicanos sin más problemas hace cinco años. Para su información, les detallo los márgenes de victoria de los republicanos en todos ellos incluido el estado de New Hampshire donde venció John Kerry:

  • Colorado: 4,67%
  • Iowa: 0,67%
  • New Hampshire: 1,37 % (a favor de los demócratas)
  • Nevada: 2,59 %
  • New Mexico: 0,79%

No son márgenes abultados, lo que implica que existe un gran porcentaje de independientes entre sus votantes que son los que dan la victoria a uno u otro partido. En 2004, esos votantes se inclinaron mayoritariamente por los republicanos y en 2008 lo hicieron por los demócratas. Sin duda, esos estados podrían volver a votar al Partido Republicano si se les ofrece una candidatura atractiva y un programa electoral sensato que atienda a sus necesidades reales en unos tiempos como estos.

Y es que incluso no es necesario vencer en todos ellos sino que bastaría con hacerlo en Colorado o incluso en Iowa, que son los dos estados con más posibilidades, aunque yo creo que si se logra vencer en uno, se vencerá también en el otro. Y tanto con los 9 votos electorales del primero como con los 6 del segundo, la victoria para la candidatura republicana está asegurada. Pero imaginemos que se vence en los dos. Como resultado, los republicanos obtendrían una mayoría más que sobrada de 281 votos electorales y la victoria en 29 estados, lo que no dejaría lugar a dudas acerca de la legitimidad de su victoria.

Ahora bien, ¿cuál es la condición sine qua non para que se produzca esa victoria? La de que se presente una candidatura republicana lo suficientemente atractiva como para que todos los votantes conservadores (tanto los solamente conservadores fiscales como los conservadores sociales) de Estados Unidos se sientan llamados a votarla. Y que además esa candidatura sea lo suficientemente sólida como para atraer a los votantes independientes que, a pesar de no estar registrados como votantes republicanos, se sienten más cerca de las opiniones políticas conservadoras que de las liberales como no dejan de demostrarnos todas y cada una de las encuestas que se hacen sobre la ideología política de los estadounidenses: la mayoría se declaran conservadores. Y ahora mismo, esa candidatura no hay duda de que sólo puede ser encabezada con posibilidades de éxito por una sola persona: Sarah Palin. Y no hay más que hablar. La actual administración demócrata es vulnerable y existe una posibilidad más que cierta de que en 2012 el actual presidente siga el camino del infame cacahuetero que fue James Carter y hasta le arrebate su puesto como “el peor presidente de los Estados Unidos”, pero para conseguirlo hay que ofrecer a los estadounidenses una alternativa seria y la única alternativa existente es ésa a la que poco a poco va dando forma Sarah y que sin duda se articulará en un programa detallado durante 2011 en un futuro libro que (estoy profetizando) publicará para entonces.

No pretendo ser un genio y estas opiniones que les ofrezco aquí ya han aparecido publicadas en algunas otros sitios por otros autores. Es por ello que me he atrevido a ofrecérselas después de tanto tiempo como llevaba pensando en ellas. La verdad es que el razonamiento es muy simple y basta con analizar con un cierto detenimiento los resultados electorales de 2008 para poder sacar las oportunas conclusiones.  Imagino que es el mismo razonamiento que Sarah, Todd y Meghan hicieron un par de días después del Election Day de 2008, cuando se les pasó el berrinche y se sentaron los tres juntos en la mesa de la cocina de la casa de los Palin con un buen café y algo para picar y las hojas de los resultados por estados delante de ellos y vieron lo que vuelvo a repetirles ahora: que, pese a todo, no salieron mal librados, no.

Esperen a 2012. ¿Mi pronóstico? ¡Uf, espero que nadie guarde esta entrada y me la saque en noviembre de 2012 para avergonzarme! Creo que si Sarah Palin se presenta a las elecciones como la candidata republicana, el resultado se parecerá mucho al de Bush en 2004 y que rondará los 290 votos electorales para Sarah, ganando por lo menos en 30 estados. ¡Ahí queda eso! Y en 2016, repetiremos lo de Reagan en 1984: 525 votos electorales para su candidatura, je, je, je.

Que tengan felices sueños.


LAS ELECCIONES DE 2012… ¿UN 2008 AL REVÉS? (I)

28/01/2010

 

Interesante la que se ha armado por ahí a raíz del triunfo de Scott Brown en Massachusetts. No sólo ha dado moral de victoria a un Partido Republicano tan alicaído que parecía camino del cementerio de elefantes, sino que además ha vigorizado a los conservadores quienes, después de tanto tiempo oyendo que su única posibilidad de supervivencia estribaba en “girar al centro” y “mooooooderarse” (como dice mi admirada Michelle Malkin), han visto como los hechos de Massachusetts les han quitado la razón a los RINO y se la han dado en cambio a ellos. Y es que, recordemos, Estados Unidos sigue siendo un país mayoritariamente conservador, tal y como demuestran todas las encuestas. Y cuando un país se siente conservador, las propuestas que hay que hacerle son conservadoras y llenas de sentido común, para así captar la atención no sólo de aquellos sino también de los votantes independientes. Porque ésa es la única manera de ganarse su confianza y lograr el triunfo en las elecciones. Y el que quiera mooooooderación, que se largue con los demócratas que están mooooooderadamente irritados con lo de Massachusetts y mooooooderadamente asustados con la que se les viene encima en noviembre. Y hacen bien.

Se ha armado también un cierto alboroto con respecto a la decisión de Sarah Palin de apoyar a John McCain en su campaña de reelección (decisión nada sorprendente porque ya llevaba tiempo anunciándola). Una de mis lectoras, Conservadora, se pregunta el porqué de esa decisión cuando todos sabemos que McCain como conservador deja mucho que desear. Es cierto que McCain no es santo de mi devoción y que si no fuera porque para votar a Sarah había que votarle a él, muchos no le hubieran votado (algo que él reconoció públicamente en un gesto que le honra). Mi opinión la ofrecí en una respuesta al comentario de Conservadora (ver aquí) y a ella me remito hasta el domingo en que trataré el tema con un poco más de extensión en mi habitual entrada “La semana de Sarah Palin”. Hasta entonces, les dejo con esta foto de los dos… ¡y mi adorada Piper colándose entre medio de ellos! Y es que ya llevaba mucho tiempo sin sacarla, ¿verdad?

El curioso sistema electoral estadounidense

Lo primero que hay que decir sobre el modo en que los estadounidenses escogen a su presidente y a su vicepresidente (porque escogen a los dos a la vez) es que no lo hacen directa sino indirectamente a través de lo que allí se conoce como el US Electoral College (colegio electoral de Estados Unidos). Y para comprender bien el proceso, lo mejor es empezar por el principio.

Y el principio empieza cuando los dos grandes partidos, el demócrata y el republicano, ya han pasado por su proceso de elecciones primarias y han escogido a sus respectivos candidatos, los llamados tickets. Una vez que los electores ya saben a quiénes pueden votar, se celebra el Election Day (día de las elecciones) una vez cada cuatro años, siempre un martes entre el 2 y el 8 de noviembre (el primer martes después del primer lunes de noviembre; en 2012 el Election Day caerá el día 6).

Las elecciones no son realmente una única consulta nacional sino que más bien se trata de cincuenta y una consultas estatales (las correspondientes a los cincuenta estados y otra más en el distrito de Columbia; los territorios no celebran elecciones presidenciales) en las que los electores votan por uno u otro partido teniendo en cuenta que lo que eligen realmente es a un cierto número de delegados que, pertenecientes al partido que gane las elecciones en ese estado en concreto, lo representarán en el US Electoral College. ¿Y cuántos delegados tiene derecho a acreditar cada estado? Pues exactamente el número que resulte de sumar el total de representantes (que varía según sea el estado) y de senadores (que siempre son dos, sea cual sea el estado) que dicho estado tenga en el Congreso de Washington. Como resultado, el US Electoral College tiene un total de 538 electores, ya que hay 435 representantes en la Cámara de Representantes (House of Representatives) y 100 senadores en el Senado (Senate), además de los 3 electores (el número mínimo que puede acreditar cualquier estado) que se le conceden al distrito de Columbia, el famoso D.C.

Una vez constituido el US Electoral College tras las elecciones, los electores pueden realmente votar por cualquiera de los dos candidatos, pero lo normal es que, salvo que tengan mucha cara o hayan sido elegidos como independientes, se mantengan fieles al candidato del partido al que representan. Así, en las últimas elecciones presidenciales, las de 2008, el partido demócrata obtuvo un total de 365 electores y el republicano, 173. Lo normal es que el partido que gana las elecciones en cada estado designe a todos los electores correspondientes a ese estado (sistema de “winner-take-all”; o sea, que el que gana se lo lleva todo) aunque hay dos excepciones a esta regla: Maine y Nebraska, que siguen el llamado “district system” (sistema de distritos) en que el ganador en el cómputo general del estado se lleva dos votos electorales y los restantes se reparten por distritos, llevándoselos el ganador en cada uno de ellos (en Maine hay dos distritos; o sea, en total cuenta con 4 votos electorales mientras que en Nebraska hay 3; o sea, en total 5 votos electorales). Estos distritos coinciden con los que se utilizan para las elecciones a la Cámara de Representantes.

¿Problemas? Pues que existe la posibilidad de que un candidato haya sido el más votado en todo Estados Unidos (ganador en voto popular), pero que finalmente resulte elegido su rival que, en cambio, cuenta con más votos electorales. Es cierto que puede suceder aunque en la práctica casi nunca pasa. De hecho, en 52 de las 56 elecciones presidenciales celebradas hasta ahora (un 93%), el ganador en votos electorales ha sido también el ganador en voto popular. Las excepciones a esta regla no escrita se produjeron en 1824 (fue nombrado presidente John Quincy Adams a pesar de que el ganador en votos populares fue Andrew Jackson), 1876 (fue nombrado presidente Rutherford B. Hayes a pesar de que el ganador en votos populares fue Samuel J. Tilden), 1888 (fue nombrado presidente Benjamin Harrison a pesar de que el ganador en votos populares fue Grover Cleveland) y 2000 (fue nombrado presidente George W. Bush a pesar de que el ganador en votos populares fue el fantasmón de Al Gore).

Es cierto que se ha intentado cambiar dicho sistema en numerosas ocasiones a través de una enmienda constitucional que permita el voto directo, pero hasta ahora nunca ha conseguido ser aprobada tanto por la Cámara de Representantes como por el Senado.

La importancia de los swing states

Los swing states (estados cambiantes), llamados también battleground states (estados de campo de batalla) o purple states (estado púrpura – por el color resultante de la mezcla del azul demócrata y el rojo republicano) son aquellos estados donde la victoria es tan ajustada que el ganador lo suele ser por unos pocos miles de votos lo que implica que, a fin de cuentas, lo podría haber sido su rival también.

Existen nueve estados que han votado siempre por los republicanos en las últimas once elecciones presidenciales (lo que supone un período de tiempo de 44 años): Alaska, Idaho, Kansas, Nebraska, North Dakota, Oklahoma, South Dakota, Utah y Wyoming, disfrutando los republicanos de holgadas mayorías todas las veces.  Otros estados como Alabama, Arizona, Mississippi, Montana y South Carolina sólo han votado una vez por el candidato demócrata durante el mismo período de tiempo (y ninguna de ellas fue en 2008). Por su parte, los demócratas sólo pueden presumir de la fidelidad de cinco estados: Hawaii, Maryland, Massachusetts, Minnesota y New York, en los que se ha tendido a votar por ellos entre el 70 y el 90% de las veces desde 1964. Una prueba más que evidente de que Estados Unidos es fundamentalmente conservador, que no liberal.

Un swing state es, por tanto, un estado en el que las últimas elecciones presidenciales se han decidido por un estrecho margen, inferior incluso al 1% de los votos emitidos. El caso más famoso, el que todos recordamos, se produjo en 2000 en Florida, cuando George W. Bush ganó en ese estado por un mero 0,01% (537 votos), llevándose en consecuencia sus 25 votos electorales y, con ello, la elección como presidente. Sin embargo, un swing state también puede ser considerado como tal por otras razones. Por ejemplo, por ser el estado natal de uno de los candidatos en liza. Así, si en alguna ocasión se presentara un candidato demócrata a la presidencia nacido en Alaska, este estado a pesar de su historial sería considerado un estado que igual cambia su tendencia y vota esta vez a favor de su paisano, por mucho que éste sea un demócrata (¡Dios no lo quiera!).

En consecuencia, y a causa del sistema de elección indirecta que rige en Estados Unidos, los estados que cuentan al fin y al cabo son los swing states, ya que cada candidato se concentra en lograr la victoria en ellos, dando prácticamente de lado aquellos en los que sabe que va a ganar de todas todas. Así, por ejemplo, es triste (dicho sin retintín, ¿eh?) ser un votante demócrata en Wyoming cuando sabes que por mucho que te empeñes en votar al Partido Demócrata, el resto de votantes conservan su cordura y lo hacen en su mayoría por el Partido Republicano y nunca vas a tener el placer de que los votos electorales de tu estado vayan a parar a tu candidato favorito. Y aún así, los swing states que realmente importan son aquellos que tienen el mayor número de votos electorales. Y es que, por ejemplo, un swing state con tres votos electorales es mucho menos apetitoso que un swing state con quince, que es donde ambos candidatos redoblarán sus esfuerzos, ¿no?

¿Y  por qué un estado tiene más votos electorales que otro? Porque se ajustan a la población de ese estado. Los estados más habitados tienen más votos electorales. Así, los estados con más peso en ese sentido son California con 55, Texas con 34, New York con 31, Florida con 27 y Pennsylvania e Illinois con 21 cada uno. Por el contrario, Alaska, Delaware, el distrito de Columbia, Montana, North Dakota, South Dakota, Vermont y Wyoming sólo cuentan con el mínimo legal de tres votos electorales. Una circunstancia importante que se va a afectar a las elecciones de 2012 es que el número de votos electorales de cada estado se revisa cada 10 años, coincidiendo con la revisión del censo de Estados Unidos que se produce cada 10 años también. Aún está por confirmar, pero existen unos dieciséis o diecisiete estados que ganarán o perderán representación en atención a que han ganado o perdido población y eso va a suponer que el mapa de votos electorales de 2012 sea algo diferente al de 2008. Pero de cualquier manera, lo que no cambia es el número total de votos electorales del US Electoral College: 538. Lo cual implica que para ser investido presidente de Estados Unidos, un candidato debe obtener un mínimo de 270 votos.

Las elecciones de 2008

Antes de empezar con mis “predicciones” para 2012 (¡ay, ay, ay, que igual no acierto ni una!), vamos a repasar lo que pasó en 2008. En la siguiente tabla les indico para la totalidad de estados el número de votos electorales con que contó en las elecciones de 2008, los que posiblemente cuente en 2012 de acuerdo con el nuevo censo, los porcentajes de voto para cada partido, pintando en azul la casilla correspondiente si ganó el Partido Demócrata y en rojo si lo hizo el Republicano y la diferencia que hubo entre ambos partidos, dibujando en azulado o en rojizo la casilla correspondiente si esa diferencia favoreció a los demócratas o a los republicanos (sí, ya sé que me complico mucho la vida, pero es que yo soy así).

El resultado es el siguiente:

(*) En Maine los cuatro votos electorales fueron a parar al Partido Demócrata mientras que en Nebraska, de los cinco, cuatro fueron para el Partido Republicano y uno para el Demócrata.

El resultado final fue que el candidato demócrata venció en 29 estados y cosechó 365 votos electorales mientras que el republicano lo hizo en 22 y cosechó 173 votos electorales.

Por otra parte, aquí les dejo otra tabla extraída de la anterior en la que detallo los diez estados con menor margen de victoria en 2008, ordenados de menor a mayor.

En total, se trata de cinco estados para cada partido, habiéndole correspondido al demócrata 86 votos electorales y al republicano, 42.

Y con esto es suficiente de momento. En la próxima entrada y gracias a estos datos les explicaré cuáles son mis impresiones sobre lo que puede pasar en las próximas elecciones presidenciales de 2012. Tan sólo les adelanto una cosa: en noviembre de 2008, yo ya pensé (pero no tengo pruebas porque entonces no había empezado con el blog todavía) que, tal y como se había desarrollado la campaña, el resultado de las elecciones no era nada malo para el Partido Republicano. Y me ratifico en ello, ¡ea!


GOING ROGUE: UN RESUMEN (V)

26/12/2009

 

Y después del libro de Sarah, el libro de Romney. Por si acaso alguno de ustedes todavía no lo sabe, el pasado mes de agosto, Mitt Romney firmó un contrato con la editorial Saint Martin’s Press para redactar un libro titulado No apology: The case for American Greatness (Sin excusas: A favor de la grandeza estadounidense) que se publicará en marzo del año que viene. Este libro será claramente un libro “político” en el sentido de que presentará la visión de Romney sobre la economía, la educación, cómo crear puestos de trabajo, la reforma de la sanidad y la conservación del medio ambiente. Por supuesto, el libro incluirá una gira de presentación por todo Estados Unidos, entrevistas en los medios de comunicación y demás saraos (¿saldrá él también en el programa de Oprah Winfrey?). O sea, que será de lo más interesante comparar los resultados de Mitt Romney con los de Sarah Palin, sobre todo en lo que se refiere a cifras de ventas. En mi caso, la única duda que tengo al respecto es simplemente si Sarah cuadriplicará, quintuplicará o sextuplicará las cifras de Romney. Fuera de eso, estoy seguro de que no va a haber gente haciendo cola a las puertas de las librerías para que el chulo de Romney les firme un ejemplar con su cara de palo. Y si lo hay, busquen bien en sus bolsillos; seguro que alguien le ha dado recientemente veinte dólares para que lo haga. Y no, yo no me voy a comprar su libraco. Para dormir cuando tengo insomnio, ya tengo una fotocopia pirata de The audacity of hope. Mano de santo, oigan.

Una foto de la anterior campaña electoral. Sarah y John juntos en alguno de los muchos actos que compartieron. Sí, ya sé que no le tengo mucha simpatía a McCain, pero pueden estar seguros de que no es nada personal. Todo lo contrario, me parece una gran persona, pero no era el candidato oportuno en 2008 y encima su incapacidad para dar un puñetazo encima de la mesa y poner orden entre sus asesores provocó su propia ruina. Sin embargo, sean cuales sean sus pecados, sobradamente compensados quedan con su elección de Sarah como compañera de ticket. No olvidemos nunca que es gracias a él que nosotros somos ahora palinistas. O sea, que a cada uno lo suyo. ¡Gracias, Mr. McCain!

CAPÍTULO CUARTO: GOING ROGUE (Yendo por libre) (segunda parte)

Uno de los recuerdos de la campaña electoral más agradecidos para Sarah es el primer town hall meeting que dio junto a John McCain en Grand Rapids (Michigan), un tipo de reunión pública que ella reconoce que le entusiasma por la cercanía a los votantes que permite, al tiempo que lamenta que la dirección de la campaña no le hubiera preparado más actos así y no tantos de los otros, de los “encorsetados”. Sin embargo, pronto dejó de preocuparse por eso ante la noticia de que alguien había logrado introducirse furtivamente en su cuenta de correo electrónico, hacerse con sus mensajes y ahora estaba publicándolos clandestinamente en Internet. En un perfecto ejemplo de en lo que se ha convertido actualmente la antaño honrosa profesión periodística, la mayoría de medios de comunicación estaban exhibiendo los mensajes robados en sus programas de noticias, revelando con ello direcciones privadas de correo electrónico y agravando el daño causado. ¿El ladrón? El hijo de un senador estatal demócrata por Tennessee quien, al ser detenido, no sólo no lo negó sino que además se mostró tan orgulloso de su “hazaña”, que causó un grave perjuicio a los Palin y a todos aquellos relacionados con ellos que tuvieron que cambiar no sólo sus direcciones de correo electrónico, sino también muchos otros datos (por ejemplo, bancarios) Y por si fuera poco, a raíz de esta cerdada, los hijos de Sarah empezaron a recibir amenazas y llamadas perturbadoras a sus teléfonos.

Y para compensar, una buena noticia al menos. En su rally en The Villages (Florida), una localidad habitada fundamentalmente por jubilados y donde el B-Team esperaba unos diez o doce mil asistentes, se encontraron con cerca de 50 ó 60.000. Un hecho que causó una profunda emoción en Sarah. Tras el rally, el único pensamiento de Sarah era encontrar la manera de entrar en contacto con ellos y devolverles siquiera una mínima parte de ese entusiasmo que día a día les regalaban. Un entusiasmo que no se apagaba cuando el rally terminaba sino que continuaba con esa misma gente ocupando millas y millas de la carretera para ver pasar su autocar y saludarla, agitando banderas de Estados Unidos y barras de labios.

Sin embargo, no todos pensaban igual. La dirección de la campaña, el famoso “cuartel general”, se quejó de que Sarah pasara tanto tiempo recorriendo las filas de gente y saludando a todas las personas que podía, algo que ella insistía en hacer y que demuestra lo estúpidos que eran los de la campaña, cometiendo el peor error que puede cometer un estratega en cualquier tipo de confrontación: no hacer uso de sus propias fortalezas. Y es que Sarah es imbatible en la distancia corta y siendo yo un ignorante como soy, si tuviera que dirigir una campaña electoral en su nombre, la soltaría en la calle Mayor de cualquier localidad que visitáramos y la dejaría que hablara con los vecinos, se metiera en todas las tiendas, aceptara un té con pastas en la cantina y terminara dando un pequeño discurso improvisado a la multitud en el parque municipal, respondiendo luego a todas las preguntas que le quisieran hacer. A eso se le llama “ganar corazones y mentes” y no “salir derrotados de antemano”, que es lo que hizo la dirección de la campaña.

Cómo será su carisma que hasta ella misma se asombró cuando tras una parada imprevista en un Walt-Mart para comprar pañales y papilla para Trig descubrieron que llevaban detrás de ellos a no menos de 150 coches particulares siguiéndoles desde hacía seis horas, convirtiéndose esa parada en un rally en toda la regla. Y es que a cualquier rally que fuera, la asistencia se medía siempre en decenas de miles de personas. El B-Team alucinaba porque sabían que tenían una oportunidad de ganar.

En cuanto a su opinión sobre su rival, Sarah lo dice todo cuando compara el lema de campaña de McCain: “Country first” (El país en primer lugar) con el que parecía ser el lema de sus rivales demócratas: “Blame America first” (Reprocha a Estados Unidos en primer lugar), recordando ese infausto momento en que la esposa del entonces candidato demócrata confesó sin el más mínimo asomo de vergüenza que nunca se había sentido orgullosa de su país, algo sencillamente incomprensible para Sarah.

Y cuando todos pensaban que la cuestión de Irak iba a ser el eje de la campaña, llegó la crisis económica: Fannie Mae, Freddie Mac, Lehman Brothers, AIG… McCain suspendió unilateralmente su campaña para ir a Washington y el B-Team no sabía qué hacer porque nadie les había explicado cuáles eran las intenciones de McCain ni si tenía alguna en realidad. En cuanto al primer debate presidencial, tras unas dudas por parte de McCain que no le favorecieron, acabó celebrándose y aunque no fue mala la actuación de McCain, los medios de comunicación, que estaban casi todos a los pies del candidato demócrata, dijeron todo lo contrario y acabó resultando que lo había perdido porque a ellos les daba la gana. Y punto en boca. Además, a los tres días del debate, la Cámara de Representantes rechazó un plan de rescate presentado por la administración Bush con 2/3 de los representantes republicanos votando en contra, lo que causó mala impresión en el electorado quien, temeroso de acabar todos en la ruina, empezó a creer que toda la culpa era de los republicanos. Como resultado de todo ello, si el 24 de septiembre la candidatura McCain-Palin iba cuatro puntos por encima en las encuestas, cinco días después ya iba por debajo.

En cuanto a las entrevistas televisadas, Sarah tiene poco que decir sobre la primera, la de Charlie Gibson. El tarugo este era un tipo estirado, bastante pagado de sí mismo, disgustado porque mientras rodaban exteriores, la gente reconocía a Sarah, no le reconocían a él y como quiera que todos deseaban fotografiarse con ella, le daban sus cámaras de fotos al propio Gibson para que se las hiciera. Imagino que el muy desgraciado se las arregló para que salieran todas desenfocadas.

Del affaire Couric, Sarah reconoce que fue una mala entrevista. Es cierto que apenas la prepararon porque Nicole Wallace, la partera de todo el asunto, le había prometido que sería una entrevista ligera entre dos mamás trabajadoras. Pues nada de eso fue cierto. Grabada en partes, la primera de ellas ya fue mala, notándosele lo mucho que deseaba Sarah terminar de una vez. Aún así, Nicole le dijo que había sido muy buena (pero ¿en qué bando estaba ésta?) y que iban a rodar más justo antes de darse un abrazo fraternal con su gran amiga Couric, dejando estupefacta a Sarah quien sabía perfectamente que había sido un error que no debían haber cometido. Porque la CBS rodó horas y horas con ella, pero emitió lo que le dio la gana; exactamente sus peores momentos. Y los emitieron además editados de tal manera que incluso sus contestaciones eran fragmentarias, habiendo recortado las partes de éstas que revelaban a una Sarah que no les convenía. Sarah da varios ejemplos de esas manipulaciones y da vergüenza ajena leerlas. Y que encima a Couric le dieran un premio (antes prestigioso, a partir de entonces mera basura) por ello.

Sin embargo, no todo terminó ahí porque Couric siguió persiguiéndola. Dice Sarah que uno no se ahoga por caerse al agua, sino por permanecer en ella. Y eso es lo que le pasó. Ante la famosa pregunta acerca de qué leía, Sarah estaba ya tan irritada por su condescendencia y su partidismo descarado que cometió ese gran error que con tanto ahínco buscaban los de la CBS y que dio la vuelta al mundo. Pero todavía hubo más cuando en el autocar de la campaña, Couric le preguntó sobre los gays y cuando ella quiso contestar, le interrumpió hasta cinco veces, no dejándole finalmente dar su respuesta. Y cuando le preguntó sobre el aborto y Sarah simplemente manifestó su conocida postura pro-vida, Couric le hizo la misma pregunta doce veces porque no le gustaba su respuesta. Y aún tuvo la desfachatez de recortar partes de su respuesta como, por ejemplo, un fragmento en el que Sarah declaraba que los verdaderos extremistas son aquellos que, como el candidato demócrata, votan en contra de leyes que protejan a los bebés que puedan nacer con vida después de un aborto. Y es que Couric no se comportó de igual manera cuando entrevistó a Biden y éste metió la pata hasta el fondo diciendo que en 1929, cuando el crack bursátil, Franklin D. Roosevelt apareció en la televisión a explicar lo que había pasado (ni FDR era presidente en 1929 ni la televisión existía entonces). Pero claro, eso no era noticia. Aunque tal y como dice Sarah, qué se podía esperar de alguien que hizo posteriormente unas declaraciones lamentando la oleada de patriotismo que se desató en Estados Unidos tras el 11-S. Y es que la clase de periodista que es Katie Couric es algo que tendría que haberlo sabido de antemano la dirección de la campaña, pero como siempre ellos en Babia.

En Filadelfia, Sarah empezó la preparación del debate con Joe Biden, algo de lo que se hizo cargo Mark Wallace, otro que tal. La campaña iba mal y el cuartel general y Sarah tenían opiniones diferentes sobre cómo hacer frente a esa situación. Por supuesto, se impusieron los del cuartel general y la preparación consistió en montones de tarjetas con una pregunta escrita en una cara y un montón de “no-respuestas” (como las llamaba Sarah) en la otra. El meollo del asunto era que Sarah no debía responder nunca a lo que se le preguntaba, sino que tenía que divagar. Algo a lo que Sarah se resistía porque ella sí quería responder para lo que simplemente hubiera necesitado conocer la postura de McCain sobre todos esos asuntos para así poder apoyarla o dar su propia versión cuidadosamente matizada. Según avanzaba la preparación, Schmidt se enteró de que no iba precisamente bien y todo lo que se le ocurrió fue decirle a Sarah que le iba a enviar un nutricionista para que le enseñase a alimentarse. Algo que al final no se cumplió, pero que a Sarah le causó asombro y la dejó seguramente pensando en dónde se había metido ella.

Tuvieron un breve respiro cuando el senador Lieberman visitó a Sarah y a su amigo McCain. Éste, que de tonto no tiene ni un pelo, se dio cuenta inmediatamente de lo que pasaba y aconsejó a Sarah que no se dejase cambiar y que tampoco dejase que le dijeran lo que tenía que decir ni como tenía que pensar. Además, le recordó que Dios estaba viéndole pasar por todo esto, que debía poner su fe en Él y que Él se ocuparía de todo. Así lo hizo, efectivamente, porque de inmediato Cindy McCain, la esposa de John, sugirió trasladar la preparación del debate a su rancho de Arizona y allí se trasladaron todos. Y por si fuera poco, el preparador dejó de ser Mark Wallace para pasar a serlo Randy Scheunemann, quien había estudiado perfectamente a Biden y adiestró a Sarah sobre sus puntos débiles. Y Sarah estaba encantada de enfrentarse a él precisamente recordando que fue uno de los pocos senadores que allá por los años 70 se opusieron al proyecto de oleoducto de Alaska.

La preparación en Arizona se centró en cuestiones de asuntos exteriores y seguridad nacional. Un problema que se encontraron fue que en ocasiones Sarah llamaba a Biden “O’Biden” en una confusión entre Obama y Biden (algo que le pasó también a otras personas, como el comediante Jay Leno). Randy pensó que lo mejor sería que se limitara a llamarle Joe, pero a Sarah le parecía irrespetuoso y de nuevo Randy pensó que lo mejor sería que nada más presentarse, le pidiera permiso para hacerlo, algo a lo que él no podría negarse siendo como era un caballero. Randy y Sarah tuvieron dos debates de prueba con toda la parafernalia habitual en este tipo de actos, haciendo Randy de Biden, y los resultados fueron muy positivos. Todo un cambio con respecto a Filadelfia.

En Arizona, Sarah pudo incluso salir a correr un poco, eso sí con los del Servicio Secreto detrás. Estaba tan desacostumbrada que al subir una cuesta tropezó y se cayó, haciéndose daño en las palmas de las manos y las rodillas. Podría haber sido un notición si los de los medios de comunicación se hubiesen enterado (¡Ultimas noticias: Palin se la pega! Y esperen a ver el debate…), pero los del Servicio Secreto prometieron silencio y lo cumplieron. Y para acabar de animarla, Sarah recibió una llamada de su hijo Track desde Irak.

La siguiente parada era Saint Louis, la sede del debate. Sarah recuerda los momentos previos, el barullo reinante, los nervios de última hora, etc. Ella estaba con Kris, Meghan, su hija Piper… y el cretino de Schmidt dedicándose a tocarle las narices como no podía ser menos. Poco antes de salir a escena, Sarah decide rezar y le pide a su hija Piper que le acompañe y ruegue a Dios que le ayude a ganar el debate, algo que la niña no veía muy claro porque pensaba que eso sería hacer trampa.

Biden se retrasó mucho y llego justo a tiempo al debate que, en términos generales, fue un éxito para Sarah. Por su parte, no tuvo ninguna queja sobre la moderadora, Gwen Ifill, quien tenía más de una razón para haberse abstenido de participar, pero que no se pasó de la raya. Todos recordamos ese debate y el empujón que supuso para nosotros al ver que Sarah era capaz de remontar el desastre de la entrevista de Couric.

Pero poco dura la alegría en casa del pobre porque lo siguiente para Sarah fue enterarse por la prensa de que la campaña había decidido retirarse de Michigan. Eso era algo que no se lo había dicho nadie y, evidentemente, a ella no le parecía en absoluto acertado y así lo declaró públicamente. Como era evidente, los del cuartel general se enfadaron y se quejaron de que Sarah no seguía el guión e iba por libre (¡going rogue!). Pero es que como recuerda Sarah, para empezar, ellos jamás tuvieron una copia de ese guión al que supuestamente debían atenerse.

Una idea que corre por ahí es que todos los famosos apoyan a los demócratas, algo que no es cierto. Sarah tiene tiempo en su relato para recordar el apoyo que recibieron por parte de actores como Robert Duvall, Jon Voight o Janine Turner, así como de cantantes como Gretchen Wilson, Hank Williams Jr., John Rich, Naomi Judd o Lee Greenwood, además de muchas otras celebridades. Además, durante los rallies, la gente le hacía llegar notas de cualquier manera que pudiera y ella se las leía todas, no sólo por respeto hacia quienes las habían escrito sino también para así darse cuenta de lo que suponía realmente esa campaña para los estadounidenses.

Llega el momento de hablar sobre Joe el Fontanero, un estadounidense normal y corriente que cometió el terrible pecado de plantarle cara abiertamente al candidato demócrata, reprochándole que su discurso de “redistribuir la riqueza” a él le sonaba a socialismo. Y no fue el único que se sentía de la misma manera porque de pronto empezaron a aparecer en los rallies montones de letreros haciéndose eco de esa misma opinión. Como no podía ser menos, los medios de comunicación salieron en defensa de su niño bonito y tras Joe el Fontanero, apareció Tito el Constructor, un colombiano nacionalizado estadounidense, que reprochó a esos mismos medios de comunicación su partidismo al acosar como lo estaban haciendo a Joe el Fontanero por el simple hecho de no haber querido sentarse y callarse.

Sarah aprovecha esta historia para lamentarse de que el cuartel general no hubiera querido entrar a saco en las mil y unas relaciones lamentables que el candidato demócrata tenía en su pasado. Es cierto que le permitieron tocar la que le unía a William Ayers, un terrorista nada arrepentido, pero, por ejemplo, nunca le dejaron hablar sobre su pastor de tantos años, Jeremiah Wright, otro fanático antiestadounidense. Un nuevo error de la campaña. Y van…

En cuanto a Tina Fey, ya hacía años que Sarah sabía de su mutuo parecido, algo que le llevó a disfrazarse un año de ella para Halloween. La idea de salir McCain y ella en el Saturday Night Live llevaba tiempo siendo sopesada por el cuartel general, pero cuando finalmente dieron su permiso, la imitación de Sarah que hacía Tina Fey se había hecho tan popular que la gente hasta se la creía y todo. Era bastante arriesgado salir ahora, pero finalmente lo asumieron. Y el mismo día del show, resulta que el B-Team no tenía el guión todavía. No fue hasta avanzado el día cuando les llegó y la verdad es que la escena prevista con ella era bastante mala, limitándose a dejarla en mal lugar. El B-Team se negó a aceptarla y sugirieron una variante en la que quien quedaba mal era Alec Baldwin, su adversario en la escena. La primera contraoferta no gustó a los del programa. La segunda contraoferta tampoco. La tercera sí. No era muy buena, pero al menos no dejaba a Sarah como un trapo. En cuanto a su encuentro con Tina Fey, no hubo ningún problema. Las dos se cayeron bien inmediatamente y la verdad es que todo el mundo en el estudio fue muy amable con ellos. ¡Ah, por cierto! Sarah no tiene ningún empacho en decirnos que la única persona  a la que se negó a dar la mano de todas las que pululaban por ahí fue Oliver Stone, el mejor amigo en Estados Unidos de Hugo Chávez (y de Fidel Castro también).

Por lo que se refiere a la ropa, Sarah todavía se sorprende de la que se armó cuando apareció en las noticias que el Partido Republicano había gastado 150.000 $ en ropa para ella y su familia. Para empezar, ella nunca pidió que le compraran nada; en segundo lugar, muchas de esas cosas no se usaron nunca, otras eran para otras personas y, por fin, todo se terminó devolviendo. De hecho, ella quería usar su propio vestuario, pero fue Nicole Wallace quien se negó tras repasar lo que tenía en su armario de su casa de Wasilla. En un rally lo explicó bien claro y los del cuartel general se enfadaron de nuevo. Otra vez Sarah yendo por libre. Por lo que parece, ése fue el primer aviso que tuvieron de que en la campaña había algunos que estaban preparando su paracaídas ante el desastre que se avecinaba ya que nadie tuvo la vergüenza siquiera de desmentir esa historia.

Y es que en el cuartel general había mucho malestar con ella, tal y como le explicó Randy a Sarah. Incluso Schmidt empezó a escampar el rumor de que Sarah padecía de depresión postparto. Pero eso era sólo la punta del iceberg. Empiezan a correr rumores de la existencia de un plan para desprestigiarla y culparla en exclusiva de la derrota. Además, las disputas internas entre los distintos asesores de McCain empiezan a airearse hasta tal punto que Randy y Schmidt se enfrentaron finalmente. La cuestión es que algunos en la campaña jamás admitieron la elección de Sarah por parte de McCain y la prensa encuentra un filón porque cada vez hay más filtraciones.

Ya al final de la campaña, el cuartel general permite a Sarah dar un discurso propio, algo que le habían prometido desde el principio. De hecho, le habían prometido que daría tres discursos propios: uno sobre energía, otro sobre mujeres y un tercero sobre los discapacitados. El primero que pudo dar fue sobre los discapacitados, pero la versión que le pasaron era tan vaga que tuvo que rehacerlo personalmente. Por fin, cuando lo dio, resultó ser bueno, así como los otros dos, pero la campaña no les hizo ninguna promoción pues la verdad es que ya habían arrojado la toalla.

Llega Halloween y ésa es una fecha muy especial para cualquier niño estadounidense, también para Piper. Tras mucho insistir, el cuartel general permite que Piper pueda salir a la calle a recoger caramelos como es tradición allí. Disfrazada de princesa de la nieve y acompañada por su madre, Sarah, que se había disfrazado de Tina Fey y de Trig, que iba de pequeño elefante, Piper empezó a recorrer el vecindario de Harrisburg (Pennsylvania) y todo fue de maravilla hasta que la gente empezó a darse cuenta de que había algo extraño en esa niña a la que seguía toda una corte de fotógrafos y periodistas. No tardaron en descubrir de quién se trataba y se formó una multitud tal que los del Servicio Secreto tuvieron que suspender la fiesta y devolver a los tres al avión ante la imposibilidad de garantizar su seguridad. Incluso le confiscaron los pocos caramelos que había recogido Piper para descartar los que no estuvieran envueltos por si acaso estaban envenenados. Lógicamente, el disgusto de Piper fue morrocotudo y el de su madre casi mayor. Por suerte, los de la prensa que viajaban habitualmente con ellos en el avión de campaña y que tanto la querían lo tenían todo previsto y le habían preparado una fiesta-sorpresa de Halloween, lo que la compensó de todos sus sinsabores por fin.

Más cosas. Pues que Sarah recibió una falsa llamada de Nicolás Sarkozy en lo que no era más que una broma por parte de un par de humoristas. A Sarah ya le escamaba que esa llamada fuera cierta porque su interlocutor no decía más que tonterías, pero los del cuartel general que le pasaron la llamada no se molestaron siquiera en comprobar su veracidad y al final la que hizo el tonto fue ella. Es cierto que el responsable se disculpó personalmente con ella, pero el daño ya estaba hecho.

Los últimos días fueron frenéticos, intentando llegar tanto ella como McCain a todos los estados que pudieran. Ya el día de las elecciones, la familia Palin viajó a Alaska a votar y ni siquiera ese día los de la campaña le dejaron hablar con los periodistas de su tierra. Una vez que hubieron votado, volaron a Phoenix (Arizona) con los ánimos bastante bajos. Todos sabían que necesitaban un milagro para ganar, así que Sarah rezó por ello, pero fue inútil porque perdieron.

Otro contratiempo. Sarah tenía previsto dar un pequeño discurso antes de que saliera McCain a reconocer la derrota. No es algo que estuviera previsto, pero sí una cosa que no era ningún secreto y que nadie hasta entonces le había dicho que no pudiera hacerlo. Por fin, fue el propio Schmidt a pocos minutos de subir ella al estrado con McCain quien le dijo que no podía pronunciar ningún discurso alegando equivocadamente que era algo que nunca se había hecho (John Edwards, demócrata, lo hizo en 2004). Y aún más porque ya en el estrado, los de la campaña impidieron que su familia la acompañase aunque finalmente Todd subió por su cuenta y nadie se atrevió a impedírselo.

Y como guinda del pastel, los Palin tienen noticias por parte de algunos periodistas de que a partir del día siguiente van a aparecer noticias feas sobre ella en la prensa, noticias que por lo que parece les han sido suministradas en los últimos días por parte de algunos asesores importantes de la campaña. Sobre quiénes pueden ser esos mentirosos, Sarah no lo dice con nombre y apellidos. Tan sólo nos deja con los Wallace, Nicole y Mark, despidiéndose de Todd al día siguiente y advirtiéndole de lo mismo, lo que no deja de ser curioso por el hecho de que supieran de antemano lo que iba a ser portada de los periódicos.  ¿Cargo de conciencia tal vez?

Más de una vez ha reconocido Sarah lo muy orgullosa que está de su hija Piper (y de sus demás hijos también, ¿eh?). Sin embargo, Piper todavía es pequeña y depende mucho de su madre y como quiera que Sarah disfruta llevándosela a todas partes, lo cierto es que le hace mucha compañía. Miren, lo reconozco: siento adoración por los niños y por Piper en particular. Ya les he contado que el día que tenga una hija le voy a poner Piper de nombre (la disfrutaré poco porque su madre me matará a los cinco minutos de enterarse), pero es que si sobrevivo y tengo otra, le voy a poner Sarah. Y si es niño, Todd (ó Track, aún tengo la duda). Entonces sí que no lo cuento, ¡glups!


GOING ROGUE: UN RESUMEN (IV)

22/12/2009

 

Entramos en la parte más interesante del libro: la campaña electoral. He leído algunas opiniones en el sentido de que uno de los objetivos de Sarah con este libro es el de ajustar cuentas con ciertas personas. Después de haberlo leído tres veces seguidas, mi opinión personal es que no hay tal ajuste de cuentas, pero sí la oportunidad por parte de Sarah de contar su parte de la historia. Y eso no lo considero yo un ajuste de cuentas sino mera justicia. Después de tanto tiempo en que todo el mundo se las ha dado de “experto” en todo lo referido a los Palin y ha podido decir (y maldecir sobre todo) lo que le ha venido en gana, era el momento de Sarah. Y ciertamente lo aprovecha, pero si alguien se espera encontrar resentimiento, amargura y hasta mal genio a la hora de replicar a los mil y un embustes que ha tenido que soportar desde finales de agosto del año pasado, eso no lo va a encontrar porque Sarah está muy por encima de eso. Para ella, esos “patéticos bloguistas izquierdistas” (Sarah dixit) y sus patrocinadores de los medios de comunicación no merecen tanta atención. Y es que como dice ella: “La vida es demasiado corta como para pasársela enfurruñada todo el rato”.

Una foto de Sarah durante un acto en la pasada campaña electoral. Espectacular la cantidad de gente que era capaz de reunir esta mujer. Y más espectacular aún el entusiasmo que era capaz de despertar. Y quien tuvo, retuvo. Porque ese entusiasmo no ha disminuido ni un ápice en todo este tiempo. Basta con ver los resultados de la gira de presentación de Going rogue para comprobarlo, mal les pese a los progres.

CAPÍTULO CUARTO: GOING ROGUE (primera parte)

El cuarto capítulo nos devuelve al momento en que empieza el libro: justo cuando Sarah, que está recorriendo la Feria del Estado de Alaska, recibe la llamada de John McCain para ofrecerle el asistir a una reunión en su rancho de Arizona con él y sus principales asesores con el fin de decidir entre todos si será ella su compañera de ticket o no. Sarah acepta el ofrecimiento y, acompañada de su fiel amiga Kris Perry, llegan a Arizona el 27 de agosto, siendo ambas conducidas a la residencia particular de uno de los mejores amigos de McCain, Bob Delgado, donde conocen a esos dos asesores que son quienes van a tomar la decisión definitiva: Steve Schmidt, el jefe de campaña, un veterano en el oficio quien contaba entre sus últimos trabajos la campaña electoral de Arnold Schwarzenegger como gobernador de California, las relaciones con la prensa de Dick Cheney y la campaña de reelección de George W. Bush como presidente de Estados Unidos; y Mark Salter, el biógrafo de John McCain.

Evidentemente, Sarah estaba al tanto de los rumores que la situaban como una de las posibles candidatas al puesto, pero nunca se los había tomado demasiado en serio. Sarah recuerda que conoció a los McCain, John y Cindy, en una reunión de la Asociación Nacional de Gobernadores en febrero de 2008 y tanto ella como Todd quedaron muy gratamente impresionados por ellos. Sarah siempre ha admirado al senador McCain por su independencia de espíritu y su pasión por la seguridad de Estados Unidos y ahora lo iba admirar también por su buen ánimo que le hacía repetir siempre, por muy serio que fuera el evento de que se tratara: “Let’s just go have fun” (“Simplemente vayamos a pasarlo bien”).

Como no podía ser menos, tras la llamada de McCain, Sarah llamó a su vez inmediatamente a Todd, quien estaba trabajando en la Ladera Norte, para darle la noticia y luego a Kris Perry para que le ayudara a prepararlo todo de forma que pudiera salir de Alaska sin llamar la atención de la prensa, algo difícil, pero que acabaron logrando. Más peliaguda fue la advertencia de McCain en el sentido de que si era elegida, tendrían que quitarles temporalmente sus teléfonos móviles a sus hijos adolescentes, Track, Bristol y Willow, algo que era más fácil de decir que de hacer, sobre todo porque ni siquiera les podrían dar explicaciones.

Ya en el domicilio de Delgado, Schmidt y Salter empezaron la evaluación de Sarah. Las primeras preguntas fueron sobre la guerra de Irak, tema que Schmidt consideraba que iba a ser el eje de toda la campaña y en el que las posturas de los dos candidatos rivales eran opuestas; después, hablaron sobre asuntos energéticos, la economía de Alaska y la composición del gabinete y el equipo de Sarah allí, que destacaba por incluir tanto a republicanos como a demócratas e independientes. Sarah se sorprendió de ver hasta qué punto conocían su historial y mucho más se sorprendió al descubrir que sabían lo del embarazo de Bristol, algo que ella creía que todavía no lo sabía nadie más que la familia.

Tras esos temas generales, Schmidt y Salter pasaron a repasar el caso Monegan, la postura de Sarah ante el aborto (firmemente pro-vida), el matrimonio entre homosexuales (firmemente en contra), su opinión sobre la teoría de la Evolución (firmemente partidaria del Creacionismo o “diseño inteligente”), una postura que no le gustó nada a Schmidt y que no podía comprender muy bien dado que su padre había sido profesor de Ciencias, pero que Sarah le explicó que cree en los cambios evolutivos, pero no en que el ser humano haya evolucionado de un pez que sacó unas piernas y salió del agua, o de un organismo unicelular que evolucionó hasta convertirse en un mono y que acabó bajando del árbol donde vivía. La ciencia sólo prueba algunas partes de la teoría de la Evolución y ella cree que Dios creó al ser humano directamente y creó también un proceso evolutivo por el cual éste cambiaba y se adaptaba.

Finalmente, Sarah y Kris fueron conducidas, ésta vez sí, al rancho de McCain, donde éste las recibió personalmente. McCain le advirtió a Sarah de lo difícil que iba a ser para su familia, pero eso era algo que ella daba por supuesto ya que, siendo alcaldesa, la gente le llamaba por teléfono a cualquier hora o se le metía directamente en casa para quejarse y como gobernadora pasaba lo mismo, pero al menos entonces las quejas eran en su mayoría por escrito. Sus hijos habían crecido con ello. Por su parte, Todd la apoyaba incondicionalmente. Por fin, tras una reunión privada entre McCain, Schmidt y Salter, McCain le ofrece ya de una vez por todas el puesto y Sarah lo acepta.

La presentación de Sarah como candidata republicana a la vicepresidencia tuvo lugar en Dayton (Ohio) el 29 de agosto. En su relato del momento, Sarah nos describe sus sensaciones durante aquel rally a la par que reproduce lo que fue la presentación de ella que hizo McCain. Una presentación en la que tuvo que dar toda clase de referencias acerca de ella para que sus partidarios pudieran situarse un poco ya que, tal como reconoce la propia Sarah, eran muy pocos los que sabían entonces de dónde había salido.

De Ohio volaron rápidamente a Minnesota para asistir a la Convención Nacional Republicana. El primer día de Sarah allí transcurrió en el hotel donde alojaron a toda la familia, lugar donde empezaron a conocer a los que iban a ser a partir de entonces los miembros de su equipo, el B-Team, los asignados a la candidata a vicepresidente, ya que el A-Team era el de McCain. Así, Sarah nos habla de personas como Tucker Eskem, Tracey Schmitt, Chris Edwards, los Wallace (Mark y Nicolle), Randy Scheneuemann, Steve Biegun y, por fin, Andrew Smith, su jefe de campaña, quien curiosamente carecía de cualquier experiencia previa en esas lides. De todos ellos, Sarah tiene las mejores palabras para Randy Scheneuemann y Steve Biegun, los encargados de adiestrarla en cuestiones de política exterior, ya que ellos creyeron en ella desde el primer momento. De hecho, su experiencia con ellos fue tan positiva que ha terminado incorporándolos a su propio equipo hace pocos meses, siendo los encargados de la preparación de su intervención en Hong-Kong (¿recuerdan?), un éxito memorable al que ya le dedicamos varias entradas (ver aquí la primera de ellas). De los demás, Sarah sigue sabiamente aquel consejo que dice que cuando no tengas nada bueno que decir sobre una persona, no digas nada. Y es que la división en el equipo de campaña entre los que apoyaban a Sarah y los que no, ya empezaba a palparse.

Lo más divertido de su llegada al hotel fue encontrarse con cuatro armarios llenos de ropa en su habitación: dos para ella, uno para Todd y otro para los niños. Además, la campaña había contratado a varios estilistas (peluquera y maquilladora) para que la pusieran guapetona, algo a lo que Sarah no acaba de acostumbrarse ya que como cualquier madre trabajadora, no ha tenido nunca mucho tiempo para ponerse como un pincel. Sarah empieza a revisar la ropa que le han traído y lo se asombra de lo carísima que es, algo que acabará trayendo cola más adelante. Con la llegada de sus padres, ya está la familia completa. Por supuesto, ellos también tuvieron su armario lleno de ropa y eso le hace preguntarse a Sarah si tan mal aspecto llevaban todos siempre. Ciertamente no le gustó la situación, pero tuvo que transigir. Sobre todo, le incomodaba que la campaña estuviera tan pendiente de la mera apariencia, del envoltorio. No era a lo que estaba ella acostumbrada en Alaska.

No tardó en surgir el primer problema cuando los medios de comunicación lanzaron la noticia de que su hija mayor, Bristol, estaba embarazada. Algo que la campaña ya sabía pero cuya publicación les coge por sorpresa y que le hace recordar a Sarah aquella vez en que el candidato demócrata le dijo directamente a un periodista que dejara a su familia aparte, algo que confiaba que iba a ser igual para ella pero que evidentemente no lo fue. Una de las asistentes de campaña, María, le enseña rápidamente el texto de la respuesta que la campaña, o el “cuartel general” (como se llamaban ellos mismos), iba a enviar a los medios de comunicación en su nombre. Una respuesta que Sarah no había escrito y que consistía en un bobo mensaje de felicidad que no tenía nada que ver con sus sentimientos reales, ya que la situación no les alegraba en absoluto. Sarah redactó una nueva respuesta y se la dio a María para que la devolviera al cuartel general o donde fuera. Es entonces cuando le telefoneó una angustiadísima Bristol, espantada porque ahora todo el mundo lo sabía. La situación se hizo más tensa cuando los medios de comunicación emitieron el comunicado original: la corrección de Sarah había sido simplemente obviada. Sarah protestó ante Schmidt en el sentido de que si no le dejan hablar en una cuestión tan personal como lo es su propia familia, de qué le van a dejar hablar. Pero Schmidt pasa de ella y simplemente le recuerda que debe ceñirse al guión.

Espanta saber que la campaña no había preparado ningún dossier sobre Sarah Palin y su historial. Por lo que parece, nadie se había molestado en informar a los encargados de Comunicación quién iba a ser la compañera de ticket de McCain y estos se enteraron al mismo tiempo que el resto del país. Encima, la familia, los amigos y los asociados políticos de Sarah recibieron todos instrucciones de no hablar con nadie en absoluto. El resultado: sin datos fiables sobre ella, los medios de comunicación tuvieron que buscar donde fuera y sólo encontraron un puñado de blogs izquierdistas en Alaska, basuriblogs realmente, que ofrecían no información sino calumnia tras calumnia.

Los periodistas de los 48 de abajo invadieron Alaska en busca de información, así como los investigadores de la candidatura demócrata. Los resentidos con Sarah encontraron entonces una oportunidad de oro para vengarse de ella y comenzaron a escupir veneno, cogiéndoles a todos desprevenidos. Y encima, el GOP de Alaska, todavía dirigido por otro resentido con Sarah, decidió callarse y dejar a Sarah a los pies de los caballos.

Las calumnias que surgieron empezaron cebándose en Bristol y burlándose de las supuestas opiniones de Sarah referidas a la educación sexual en la escuela (que se limitaban a que prefiere una educación sexual basada en la abstinencia que una educación sexual explícita –el condón en el plátano-) y su supuesta oposición a los métodos anticonceptivos (lo que es falso). Además, empieza a correr la especie de que quiso censurar libros de la biblioteca de Wasilla, otra sobre si es una fanática religiosa, la de si es realmente la madre de Trig… Su familia se siente abrumada por semejante sarta de mentiras.

Sin embargo, Sarah tiró adelante y llegó la noche de su discurso en la Convención Republicana, un discurso redactado por Matthew Scully y en el que ella colaboró activamente añadiendo notas propias. Es divertido leer que lo estuvieron practicando con teleprompter, algo a lo que Sarah no estaba acostumbrada ya que nunca había necesitado un chisme de esos para pronunciar un discurso y que maldita la falta que le hizo una vez que se averió el que tenía en el estrado (yo sigo pensando que fue un sabotaje). Y lo peor de todo: que cuando ya estaba lista para salir hacia el centro de convenciones, Trig necesitaba que le cambiasen los pañales y no le quedaba ni uno. ¡Para volverse loca!

¿Qué podemos decir sobre el discurso de Sarah en Minnesota? Nada que no esté dicho ya. Repasarlo a la par que se leen los comentarios de Sarah sobre sus sensaciones mientras lo iba desarrollando es un aliciente añadido. Y muy interesante el saber que Sarah nunca ha visto una grabación de esa noche.

Pocos días después, surge de nuevo el caso Monegan, ahora llamado Troopergate. Un mero montaje ideado por los demócratas de Alaska para perjudicarla políticamente y que desde el principio estaba claro que no iba a dar más resultado que un montón de páginas de periódico y horas de televisión echadas a perder. Y así lo reconoció la investigación oficial cuando concluyó que no hubo el tan cacareado “abuso de poder” por ningún lado.

El B-Team se amplió con tres personas más: Jason Recher, Jeannie Etchart y Bexie Nobles. Además, comenzaron  los rallies. Sarah se asombró de la cantidad de gente que acudía a ellos y eso le hizo sentir una renovada confianza en el sistema de democracia estadounidense porque ve que la gente se involucra y quiera participar. Recuerda especialmente el primero que dio en Cedar Rapids (Iowa) porque entre el público había una madre con sus dos hijos adolescentes con síndrome de Down que le hicieron pensar en cómo sería Trig cuando tuviera su misma edad y que le hicieron comprender por fin que Todd tenía razón cuando le dijo que todo iba a salir bien.

Con respecto a la prensa, Sarah siempre había tenido buena relación con los periodistas de Alaska hasta el punto de que muchos de ellos tenían su número de teléfono particular y se llamaban mutuamente para conversar porque había confianza entre las dos partes. Precisamente, durante un viaje, Sarah llamó a uno de esos periodistas y le pasó inesperadamente a McCain para que pudiera hablar con él. Fue todo muy bien y una gran publicidad, pero al cuartel general le sentó como un tiro y prohibieron severamente a Sarah que volviera a hacer algo así.

Por su parte, Meghan Stapleton insistía una y otra vez para que permitieran a Sarah hablar al menos con los reporteros que conocía de toda la vida en Alaska, pero el cuartel general se negaba y hasta se la llevaba a la fuerza cuando pretendía saltarse el cerco. Los periodistas alasqueños, que no sabían lo que estaba pasando, se sintieron entonces despreciados y tal y como uno de ellos publicó: “La Sarah Palin que una vez conocimos, ya no existe”. Una actitud estúpida por parte de los gerifaltes de la campaña ya que la prensa de Alaska conocía perfectamente a Sarah, la apreciaba, no le era en absoluto hostil y sus crónicas hubieran servido para compensar con mucho toda la avalancha de noticias negativas que aparecían en el resto de la prensa.

Durante la tercera semana de septiembre apareció por ahí una especie de movimiento a favor de Sarah, el “Free Sarah”, que pretendía que la campaña la dejara libre para poder hablar con la prensa. Coincide en el tiempo con la duda acerca de cuál sería la primera entrevista que iba a conceder. Nicolle Wallace estaba como loca porque fuera con Katie Couric (CBS). El dichoso cuartel general pretendía que fuera con alguien que hubiera tratado bien a McCain y Sarah, que opinaba igual, pensaba que lo mejor sería optar por la Fox o el The Wall Street Journal. Aún así, Wallace siguió dale que te pego insistiendo en Couric, garantizándole que contaba con su simpatía y que se trataría de una entrevista ligera en la que serían dos madres trabajadoras y con hijas adolescentes charlando. Wallace había trabajado en la CBS justo antes de incorporarse al equipo de McCain y por lo que parece, Couric estaba siendo cuestionada por la empresa y necesitaba un empujón. Nada de eso convencía mucho a Sarah, pero Wallace le dijo que harían simplemente una prueba y que si no funcionaba, ya no harían más.

Por lo demás, el bloqueo informativo alrededor de Sarah continuaba como siempre. Por no poder, no podía ni hablar con los periodistas que les acompañaban durante toda la campaña y que viajaban en el mismo avión que ellos. Si intentaba siquiera acercarse a ellos, se lo impedían. Tuvo que ser la propia Piper quien rompiera mínimamente el bloqueo haciendo amistad con los periodistas, que la adoraban (¡por supuesto!), y charlando con ellos. Y es que Piper es tan especial que al poco tiempo tuvo su propia pegatina: “Vota por la mamá de Piper”.

Y para terminar, una foto de Meghan Stapleton. El caso es que tengo una muy buena opinión de esta mujer, opinión que ha confirmado mi lectura del libro. Creo que es más lista que los ratones colorados y repito que David Axelrod hará muy bien en tenerla en cuenta porque es posible que le dé más de una sorpresa (desagradable) entre 2011 y 2012.


EL GOING ROGUE TOUR: ¿UN ENSAYO PARA 2012? (I)

09/12/2009

 

Es cierto que algunos de nosotros, bloguistas (que no “blogueros”) palinistas, estamos obsesionados con saber si Sarah se presentará a las elecciones presidenciales de 2012. Es cierto también que muchos periodistas mucho más listos que nosotros le han hecho esa misma pregunta a la propia Sarah y ésta siempre les ha dado largas por respuesta. Y hace bien porque eso es algo que, ahora mismo, sólo le importa a ella (aunque Todd seguro que lo sabe, pero ése es de confianza y no se irá de la lengua, no). ¿Quieren saber mi opinión? Pues creo que Sarah SÍ tiene la intención de presentarse, pero no lo anunciará hasta que sea el momento oportuno, a mediados de 2011, cuando ya no pueda obviar por más tiempo la decisión de presentarse o no a las primarias del Partido Republicano. Pero eso no es más que mi opinión y como quiera que está demasiado entreverada de esperanzas personales, no es de fiar. Además, les recuerdo que yo fui el primo ése que un buen día predijo que Sarah se presentaría a la reelección como gobernadora de Alaska y ya ven… No, si lo mejor que podríamos hacer algunos es callarnos cuando se trata de jugar con la bola de cristal. Sin embargo, hay indicios que me mueven a pensar que Sarah no da una puntada sin hilo y a lo largo de esta entrada (que será doble, lo siento) vamos a repasarlos todos. Luego, ustedes juzgarán si estoy como una cabra, lo que sería una vergüenza para un alce hecho y derecho como yo, o si por el contrario algo de razón tengo.

Una bonita imagen de Sarah. Ésta foto es de la entrevista que mantuvo con Greta Van Susteren hace poco tiempo y de la que les he dado cumplida cuenta en este blog. Aunque aquí no se ve, Sarah lleva puesta una camiseta del ejército estadounidense y se nota que le gusta llevarla, cosa que el actual presidente de Estados Unidos no podría hacer porque todos nos daríamos cuenta de que no es más que una pose. Pero Sarah no; la luce con orgullo y le hace honor. Hail the Chief!

Los antecedentes: no es una retirada, sino un avance en otra dirección o estoy recargando, espera y verás (Sarah dixit)

Cuentan del ave fénix que renace de sus cenizas. Políticamente hablando, no sé si se puede decir lo mismo de Sarah Palin ya que no creo que haya llegado nunca a estar muerta en ese sentido. Sin embargo, de alguna manera podemos entender que es así ya que la Sarah Palin que vemos a día de hoy no se parece en absoluto a la que conocimos el año pasado durante la campaña electoral, aquella tan aislada del público por los estúpidos asesores de campaña de McCain que acabó provocando un movimiento de protesta que pedía que la dejaran ser ella misma. (¿Lo recuerdan? Free Palin!).

Y si a alguna se parece es precisamente a la Sarah Palin que nos electrificó a todos durante la pasada Convención Republicana de Saint Paul (Minnesota) cuando pronunció su discurso de aceptación de la candidatura a la vicepresidencia, o sea, a la auténtica. Eso fue justo antes de que los de nuevo estúpidos asesores de campaña de John McCain la tomaran en sus manos y la estropearan. Todos sabemos ya a qué condujo la incompetencia de esos tipos y siquiera por irritante no es necesario repetirlo de nuevo (¡Schmidt, tarugo!). Tras las elecciones, Sarah Palin regresó a Alaska, trató de reanudar su vida anterior como gobernadora del estado, descubrió que era imposible porque las cosas habían cambiado irreversiblemente para ella y no tuvo más remedio que dimitir de su puesto ante la imposibilidad de llevar a cabo su tarea con la eficacia que sus conciudadanos le exigían y que ella les había prometido a su vez. Ése fue un punto de inflexión en su carrera tras el cual se retiró realmente de la vida pública mientras esperaba a que se calmaran las aguas, alborotadas tras su inesperada decisión.

Desde el 3 de julio hasta el 7 de agosto, Sarah apenas dijo una palabra y si podemos decir que el 7 de agosto es la fecha “final” de su voluntario silencio, ello se debe únicamente al enorme eco que encontró aquella famosa “nota” que publicó en su página de Facebook mencionando por primera vez la expresión “death panels” y que, de alguna manera, la volvió a situar en el ojo del huracán. Pese a todo, Sarah se limitó a responder a sus críticos con más notas en Facebook, nunca personalmente, y es por ello que pienso que a pesar de todo, la fecha del 7 de agosto no puede ser considerada como la de su regreso a la escena política. Para mí, la verdadera fecha que marca ese regreso, un regreso consciente y con todas las consecuencias, es la del 23 de septiembre cuando pronunció aquel magnífico discurso en el foro anual del CLSA Asia-Pacific Markets en Hong Kong. Su discurso, centrado en cuestiones de política exterior pero con una parte referida a la política interior, lo interpreto yo como su declaración de principios, una especie de cuaderno de bitácora a partir del cual saber cuál iba a ser su rumbo a partir de entonces. Recordemos que fue allí cuando lanzó la expresión “common sense conservative” (conservador con sentido común) como etiqueta bajo la que clasificar lo que iba a ser su propuesta política.

Desde ese día, la actividad de Sarah Palin no ha dejado de aumentar. Poco después, nos anunció la próxima publicación de su autobiografía, Going rogue, además de advertirnos de que se echaba a la carretera en una gira de presentación del libro que la iba a llevar por todo el país. La gira además incluía una serie de apariciones en los medios de comunicación, apariciones cuidadosamente seleccionadas esta vez, que resaltaban poderosamente al compararlas con su silencio anterior. Además, si antes solía publicar en su página de Facebook alguna que otra nota, ahora publica todas las que puede sobre todo, absolutamente todo, lo que está pasando en Estados Unidos, además de haber recuperado su vieja página de Twitter. Por decirlo de alguna manera, Sarah Palin ha despegado de nuevo y aún está cogiendo velocidad pero cuando la coja finalmente, como se demostró cuando apoyó expresamente a Doug Hoffman contra la candidata oficial del Partido Republicano, la Scozzafava esa, en su carrera por el escaño en la Cámara de Representantes correspondiente al 23º distrito electoral de Nueva York, más de uno haría mejor en apartarse antes de ser arrollado por ella y encontrarse tirado en la cuneta.

El Going rogue tour: Sarah toma el pulso a los estadounidenses

La autobiografía de Sarah salió al mercado el pasado día 17 de noviembre con unas perspectivas realmente optimistas: nada más anunciarse, copó inmediatamente el primer puesto tanto en Amazon como en Barnes & Noble en la lista de libros más vendidos (encargados, en este caso). La editorial, HarperCollins, había encargado una primera edición de 1,5 millones de ejemplares. No andaban muy desencaminados dado que hace muy poco, la portavoz de la editorial, Tina Andreadis, ha anunciado que transcurridas dos semanas solamente desde su lanzamiento, Going rogue ha vendido ya un millón de ejemplares, 700.000 de los cuales lo fueron durante la primera semana (¡y uno de ellos es el mío!), habiendo elevado la tirada hasta los 2,8 millones de ejemplares. Para aquellos que como yo gustan de las comparaciones, el libro del presidente de Estados Unidos, The audacity of hope, vendió 182.000 ejemplares durante sus primeras tres semanas a la venta (tres, no dos) y ello a pesar del tratamiento extremadamente favorable que obtuvo por parte de la crítica y de los medios de comunicación, algo de lo que no ha disfrutado Sarah, por ejemplo, a quien la crítica ha tratado con bastante condescendencia a pesar de que su libro es bastante mejor que el del presidente (recuerden que hubo quien dijo a raíz de su libro que el presidente era “el escritor más poderoso desde Julio César” y no le tembló ni una pestaña al decirlo, señor, señor).

Sin embargo, lo realmente sorprendente de todo esto no son sus cifras de venta a decir verdad, sino lo que está sucediendo con su gira de presentación. Sabiamente alternada con una entrevista tras otra en los medios de comunicación más fiables para alguien que como Sarah se define como una “conservadora”, su arranque el pasado día 18 de noviembre en Grand Rapids (Michigan) fue una muestra de lo que iba a ser este mes de absoluta locura que estamos viviendo todos sus partidarios.

La gira abarcó 26 estados, parando en 32 lugares distintos, la mayoría de los cuales no eran en absoluto los habituales en este tipo de actos. Así, por ejemplo, no hubo paradas en Massachusetts, Nueva York o California, estados claramente progres. Pero sí las hubo en Ohio, Florida o Idaho, además de otras dos especialmente pensadas para encontrarse con los militares estadounidenses, una en Fort Bragg (Carolina del Norte) y otra en Fort Hood (Texas). ¿Qué es lo que ha pasado en cada una de estas paradas? Pues lo lógico: la gente, los estadounidenses normales y corrientes, se han volcado en Sarah como nunca lo habían hecho por nadie y han convertido su recorrido en “territorio Palin”. Colas de hasta mil personas o más que pasaban veinticuatro o treinta y seis horas esperando en el exterior de una librería en pleno noviembre o diciembre, pasando frío y sin dormir, sólo por el placer de ser uno de los favorecidos en tener su libro firmado de puño y letra por Sarah Palin. Y si hacía falta, la propia Sarah se preocupaba de que nadie perdiese su oportunidad de conseguir su autógrafo, tal y como hizo en Columbus (Ohio) el pasado 20 de noviembre cuando tras terminar de firmar los libros de todos aquellos que habían logrado ser admitidos al interior de la librería, salió inesperadamente fuera de ella e invitó a unas doscientas personas más que se habían visto obligadas a quedarse fuera a entrar ellas también. O como ha hecho más de una vez, llegando al lugar de la firma antes de lo previsto y marchándose de él más tarde para así tener tiempo de firmar más libros. O como sucedió en Richland (Washington) el pasado 30 de noviembre cuando se bajó de su autocar bastante antes de llegar al lugar de la firma para así poder hacer el resto del camino a pie, saludar a sus partidarios y darles las gracias personalmente por haber venido a verla.

Sarah no ha hecho el recorrido sola, sino que le han acompañado algunos miembros de su familia como sus hijos menores, Piper y Trig, éste último la verdadera estrella de esta gira en lo que supone un verdadero espaldarazo a la causa de los niños con necesidades especiales en un país, Estados Unidos, en el que 9 de cada 10 embarazos anunciados de niños con síndrome de Down acaban en aborto. Los padres de Sarah, Chuck Sr. y Sally, la acompañan también y son tan saludados y felicitados como su hija, pidiéndoles muchas personas que les firmen ellos también el libro. Como la propia Sally Heath, la madre de Sarah, no pudo menos que reconocer durante su parada en Richland (Washington):

“Es una verdadera sorpresa. Estábamos preocupados, mira que si aparecemos y resulta que no viene nadie. Estamos verdaderamente entusiasmados de ver todo este apoyo en el estado de Washington”.

Y a pesar de que Sarah no está haciendo ninguna declaración pública durante los actos de firma de libros, algo que no dejaba de preocupar mucho a los mandos militares en Fort Bragg y en Fort Hood (seguro que a instancias de sus mandos superiores en el Pentágono, que son más políticos que militares generalmente), son muchos los que están animando a Sarah para que se presente en 2012. Una reseña de su paso por Florida publicada el pasado 24 de noviembre en el Orlando Sentinel así lo destacaba:

“La antigua candidata republicana a la vicepresidencia Sarah Palin pasó por el centro de Florida el martes, encontrando fervientes partidarios en una comunidad para jubilados conservadores antes de terminar su día en Orlando a los gritos de “presidente Palin”.

Era parte de la gira que la antigua gobernadora de Alaska lleva a cabo para promocionar sus recién editadas memorias, Going rogue, pero tenía todo el aire de una campaña política. Y aunque Palin ha eludido las preguntas sobre su futuro político, sus devotos le dejaron claro que la quieren en las papeletas del 2012.

“Me dirigí a ella como “presidente Palin”, declaró Debbie McMillan de Orlando. “Y ella me dijo: “Me gusta mucho eso. Podría acostumbrarme a ello”.

La gira ha estado sazonada también con otros actos además de los estrictamente dedicados a firmar libros y a las entrevistas en los medios de comunicación. Por ejemplo, el pasado 22 de noviembre, Sarah Palin cenó con el reverendo Billy Graham y su hijo Franklin, uno de los predicadores cristianos más conocidos de los Estados Unidos y aún del mundo entero. El Día de Acción de Gracias, el 26 de noviembre, Sarah y otros miembros de su familia participaron en una carrera de 5 quilómetros en Kennewick (Washington) a beneficio de la Cruz Roja. El 2 de diciembre, le tocó el turno a la Universidad de las Ozarks en Point Lookout (Missouri), donde pronunció un discurso. Y el 5 de diciembre cenó en el Gridiron Club de Washington, D.C, el más antiguo, selecto y prestigioso club de… ¡periodistas! (hablaré sobre ello y lo que allí pasó en una próxima entrada). La gira terminará finalmente el 11 de diciembre con el regreso de Sarah a su hogar de Alaska tras miles de quilómetros recorridos, cientos de miles de personas ilusionadas con su vuelta a la primera línea de la política nacional y una esperanza en sus corazones: ¿Palin 2012? Mi respuesta la podrán leer en la próxima entrada.


OTRO CUENTO

13/05/2009

 

Dedicado a todos los bloguistas pro-Sarah Palin. Never surrender!

Érase una vez una candidata republicana a la presidencia de los Estados Unidos que se llamaba Sarah. Sarah era una mujer joven y muy inteligente que ya se había visto metida en un berenjenal similar una vez. Había sido cuatro años antes, cuando John, el entonces candidato republicano (aunque de republicano tenía poco), le pidió que le acompañase en su ticket como candidata a la vicepresidencia. Sarah, con toda su buena fe, aceptó y seguro que en las semanas siguientes se arrepintió más de una vez de haberlo hecho.

Tan pronto como se anunció su presencia en el ticket republicano, los medios de comunicación estadounidenses, que estaban casi todos entregados en cuerpo y alma al candidato rival, fascinados por su labia y su mensaje de paz y amor universales, se lanzaron sobre ella como fieras, mintiendo sin rubor. Sarah lo pasó mal, sobre todo cuando vio que no se detenían siquiera ante su familia, que era lo que ella más quería, pero como quiera que es una luchadora nata y sabe que nunca hay que darse por vencida, lo soportó todo sin perder la sonrisa por más que la procesión fuera por dentro.

Tanto mintieron sobre ella que todas las buenas personas de Estados Unidos no pudieron sino darse cuenta de que realmente existía un complot en su contra. Y como quiera que los ataques no cesaban, muchas de esas mismas buenas personas empezaron a preguntarse asombrados el porqué de ese odio. Así pues, se pusieron a investigar y dado que no podían fiarse ya de los medios de comunicación, tuvieron que buscar la información en otros sitios, en Internet, por ejemplo. Y fue allí donde la encontraron. La encontraron precisamente en cientos de blogs creados con mucho esfuerzo por personas anónimas que, animados por el mensaje de esperanza que Sarah encarnaba, surgieron desde el primer día en que se conoció la noticia de su candidatura para contrarrestar a esos medios de comunicación tan empeñados en hundirla. Gracias a ellos, la verdad sobre Sarah fue poco a poco abriéndose paso y alcanzando a todos aquellos que no se conformaban y que aún conservaban en sus corazones un atisbo de coraje para rebelarse.

Llegó el día de las elecciones y la candidatura republicana, acosada por los medios  de comunicación, fue derrotada por la de su rival. El pobre candidato John fue rápidamente olvidado, como siempre pasa con los perdedores que además de perder juegan un mal partido. Pero ¿y Sarah? ¿Sarah también fue olvidada? Todo lo contrario. Sarah surgió de la derrota más fortalecida que nunca pues su imagen y su mensaje habían calado en los votantes republicanos como nunca lo había hecho nadie desde el gran presidente Ronald. Sarah había llegado al corazón de la gente humilde desde el primer día, cuando se dio a conocer con un memorable discurso. Y sólo con ese discurso, se había convertido en la esperanza de millones de personas para quienes su fe en Estados Unidos como una tierra de libertad es mucho más que una frase hecha. Ese día, Sarah hizo la promesa de ser la abanderada de todos ellos para devolver al pueblo el gobierno que una élite avariciosa hacía tiempo que les había arrebatado y el pueblo la había creído y confiaba en ella para convertir esa promesa en realidad. Todos sabían que no era todavía el momento y que las cosas aún tenían que empeorar mucho más antes de empezar a mejorar; lo sabían y sabían que debían esperar. Y esperaron. Y Sarah esperó con ellos también.

Sin embargo, el momento acabó por llegar. Pasó lo más oscuro de la noche y empezó a vislumbrarse el amanecer. Un día, el pueblo se dio cuenta de que el gobierno casi había triunfado en su empeño por arrebatarles su libertad. Con una u otra excusa, el gobierno pretendía arrogarse el derecho a decidir por ellos, pretendía que su camino en la vida ya estaba escrito y que lo habían escrito precisamente en alguna oficina del gobierno, y pretendía también que no tenían derecho a perseguir sus sueños y ni siquiera a soñar. Cuando la gente comprendió lo muy cerca que estaba el gobierno de unos pocos de destruir la nación de todos, recordaron a sus antepasados, miraron a sus hijos, se miraron a sí mismos y el genio americano que forjó una nación y la dotó de la mayor prosperidad que jamás conoció el mundo en toda su historia despertó de su letargo y demostró que los hijos de hoy no desmerecían en absoluto de sus padres de ayer. Como en 1776, la nación se alzó contra el gobierno tiránico y como en 1776, cuando necesitaron un líder que los condujera a la victoria, ésta vez también lo encontraron. Cientos de bloguistas anónimos habían mantenido su recuerdo vivo durante todos este tiempo para que cuando llegase este momento, supieran adónde dirigirse. Sarah estaba lejos, pero no lo estaba realmente porque llevaba todos estos años en el corazón de todos ellos. Estaba esperando, como ellos habían esperado también, y mientras esperaba, se había esforzado en mejorar y hacerse más fuerte, más sabia y más humilde. Ahora, por fin, había llegado su momento. Otras elecciones, el momento de la verdad. El destino del mundo libre estaba en las manos de todos ellos, en las del pueblo y en las de Sarah. Era una gran responsabilidad, pero ninguno tenía miedo. Ellos porque confiaban en Sarah y sabían que no les defraudaría; lo sabían desde aquel día. Y Sarah tampoco tenía miedo porque amaba a su patria y a sus compatriotas y sabía que todos marchaban ahora juntos en pos del mismo objetivo, un objetivo tan simple como lo era la defensa de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. El mismo objetivo que en 1776 sirvió para romper un imperio y crear una nación. Ni más ni menos.

God bless America.

President

Falta poco para 2012. Entonces llegará la hora de los gigantes. Y será el momento de Sarah. No doubt about it.