La estrella ascendente de Paul Ryan (I)

18/09/2010

 

¿Quién es Paul Ryan? ¿No lo conocen? Seguramente no y no se preocupen porque es normal. De hecho, yo mismo, y a pesar de disfrutar de una cierta buena información sobre lo que se cuece en los mentideros políticos estadounidenses, tuvo que ser a raíz de una conversación mantenida esta semana pasada con Alberto Acereda, el comentarista político a quien todos conocemos, quien llamó mi atención sobre él (¡gracias, Alberto!), que caí en la cuenta de él. Es cierto que ya sabía de quién se trataba y hasta tenía alguna referencia sobre su persona, sobre todo un comentario elogioso realizado hace tiempo por Sarah Palin, pero ha sido ahora que me he documentado sobre él que he apreciado lo muy conveniente que será para todos nosotros, buenos conservadores, que sigamos con atención su carrera. Ryan, como otros jóvenes valores del GOP, tales como Marco Rubio en Florida, Sean Duffy en Wisconsin o Joe Miller en Alaska, tiene un brillante futuro ante él y en cuanto les ponga en antecedentes, verán cómo están de acuerdo conmigo.

¡Señoras y señores, les presento a Paul Ryan, de Wisconsin! ¿A que se parece algo a Reagan en sus años mozos?

Paul Ryan se llama en realidad Paul Davis Ryan, Jr. y nació el 29 de enero de 1970 en Janesville (Wisconsin) que es donde ha vivido siempre y donde sigue haciéndolo ahora. Tiene por tanto 40 años, casi 41, y desde hace doce es el representante republicano por la primera circunscripción electoral de Wisconsin en la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos. Su primer mandato en ese cargo fue en 1998, cuando ganó las elecciones a su rival demócrata, una tal Lydia Spottswood, por una diferencia porcentual de 14 puntos (57%-43%). Luego, ha ido encadenando victoria tras victoria desde esa fecha (les recuerdo que en el caso de la Cámara de Representantes, las elecciones se celebran cada dos años), siempre con porcentajes de voto superiores al 60%, habiendo acabado por aburrir a su eterno rival demócrata, un tal Jeffrey Thomas, quien tras perder por cuarta vez consecutiva, desistió y decidió que eso de la política no es lo suyo, cediendo el testigo a otra audaz demócrata, una tal Marge Krupp, quien perdió igualmente en 2008 y sin mejorar nada los resultados de su antecesor: 35%-64%. Para las próximas elecciones de noviembre, los demócratas han cambiado de candidato y ahora es un tal John Heckenlively, de quien se sospechan tendencias autodestructivas (je, je, je), quien se arriesga a ser una nueva muesca en la culata del revólver de Ryan.

Entre los paisanos de Ryan que más nos pueden sonar destaca Sean Duffy, uno de los candidatos respaldados expresamente por Sarah Palin durante estas pasadas primarias, quien se presenta también como candidato a la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, aunque él lo hace por la séptima circunscripción electoral, que está en la otra punta del estado. También, pero ya como mera anécdota, tiene como paisano a Sunny Munroe, que es una a quien todos aquellos de mis lectores que tengan hijos o nietos en edad de ver a todas horas el canal Disney sabrán de sobras quién es. Más seriamente, les puedo decir también que Ryan estudió en la Miami University en Oxford (Ohio), donde se licenció en Económicas y Ciencias Políticas en 1992. Está casado con Janna Ryan y tiene tres hijos: Liza de 8 años, Charlie de 6 y Sam de 5. ¡Ah, y le gusta la caza! En concreto, la del ciervo (se llevará estupendamente con Sarah, ¿a que sí?).

Otra nueva foto de Paul Ryan. Por cierto, es católico. Sí, ya sé que eso no tiene importancia, pero a mí me hace ilusión. Un día les redactaré una lista de políticos estadounidenses católicos y verán qué cosas… Para empezar, Joe Biden lo es también. A su manera, me imagino porque si no, no se entiende.

La carrera política de Ryan comenzó pronto, nada más terminar sus estudios. En 1992, entró a trabajar como ayudante del senador por Wisconsin Bob Kasten, pasando en 1995 a hacerlo para el senador por Kansas Sam Brownback. También ha trabajado como redactor de discursos para William Bennett mientras éste era el responsable máximo de la lucha contra las drogas (“drug czar” que lo llaman allí) y para Jack Kemp, cuando éste se presentó como candidato a la vicepresidencia junto a Bob Dole en 1996. En 1998, Ryan decidió que ya sabía lo suficiente como para volar solo y se presentó a sus primeras elecciones, ganándolas fácilmente y renovando su escaño una y otra vez hasta ahora en que se ha convertido en una de las voces más influyentes del movimiento conservador dentro del GOP.

Tengo opiniones firmes, ideas firmes. Pero no estoy buscando el convertirme en algún famoso líder del movimiento conservador. Simplemente no contemplo eso como mi rol. No es lo mío. Yo quiero ser un líder a la hora de definir políticas.

El nombre de Ryan empezó a sonar seriamente el año pasado, en 2009, cuando hasta el The Wall Street Journal y el The New York Times se tomaron la molestia de dedicarle sus editoriales hasta por tres veces, además de contar con más de veinte citas en las cadenas de noticias por cable y, maravilla de las maravillas, que el propio Dick Cheney le mencionara (y no una sino dos veces) como uno de los líderes emergentes del partido. Con esos antecedentes, no es de extrañar que fuera el orador principal en la Conservative Political Action Conference (CPAC) de este año, 2010, en Washington, D.C.

¿Y cuál es el motivo de esa popularidad? ¿Qué ha hecho? ¿Lo han pillado saliendo con Angelina Jolie, tal vez? No, por supuesto que no. Ryan es serio. El principal motivo por el que su nombre ha saltado de esa manera a los medios de comunicación tiene que ver con haber sido el autor de la respuesta republicana al presupuesto de los Estados Unidos presentado por la administración Obama, dando a su partido, el Republicano, la posibilidad de presentar una alternativa creíble que redujera los impuestos a los ciudadanos y el gasto desmesurado del gobierno federal en contraposición al pozo sin fondo que era la propuesta demócrata finalmente aprobada y, con ello, cerrando la boca a todos esos que no hacen más que repetir que los republicanos no tienen ideas. Además, Ryan es el autor también del llamado Roadmap for America’s Future (Hoja de ruta para el futuro de Estados Unidos), un plan económico del que les hablaré con detalle en mi siguiente entrada, pero del que les avanzo que contempla cómo hacer frente a los desafíos que supone para Estados Unidos el creciente déficit presupuestario y la reducción del crecimiento económico y de la creación de empleo.

Ryan tiene muchas virtudes, pero sobre todo destaca por una: tiene una buena cabeza para los números. Lo que le ha convertido en el principal ariete de su partido en cuestiones económicas, un aspecto en el que el Partido Republicano nunca ha demostrado demasiada suficiencia que digamos. Conservador fiscal sin complejos, Ryan reconoce como sus fuentes de inspiración a autores tales como Friedrich Hayek, Milton Friedman y Ayn Rand.

Si tiene mérito eso que conviene recordar que Wisconsin no es precisamente tierra de republicanos y su circunscripción electoral, la primera, la más pequeña del estado, es una que tiene tendencia a votar republicano, pero no mucho y que si bien votó por George W. Bush en los años 2000 y 2004, lo hizo por Barack H. Obama en 2008. Una situación que implica que deba convencer una y otra vez a sus paisanos sobre la bondad de sus propuestas, lo que ya le hizo declarar una vez:

Un montón de tipos [se refiere a sus colegas congresistas] votan como quieren y luego vuelven a casa y se van a pescar (…) Yo tengo que votar y luego volver a casa y explicar lo que he hecho y por qué lo he hecho.

Ryan confesó una vez que si está metido en política se debe a Ayn Rand, pero a la hora de definir su manera de hacer política, su guía es Jack Kemp:

Jack [Kemp] tuvo una enorme influencia sobre mí, su estilo de conservadurismo integrador, sus opiniones a favor del crecimiento económico, su estilo de alegre guerrero. Todo eso fue contagioso para mí.

Su trabajo en el Congreso está tan centrado en cuestiones económicas que eso le ha hecho evitar las sociales, las más divisivas actualmente para los votantes, lo cual es una ventaja para él. Sin embargo, eso no quiere decir que no tenga sus propias opiniones al respecto. Así, por ejemplo, votó en su momento a favor de cierta ley federal que prohibía la discriminación basada en la orientación sexual a la hora de conseguir un empleo, lo que le supuso algunas tiranteces con sus colegas republicanos:

Tuve algunas críticas por esa votación. El modo como veo yo eso… Tal vez informado por amistades que he tenido, gente con la que he crecido en Janesville que no escogieron el ser gays. No era una orientación que decidieron experimentar o eligieron. Es simplemente que son así. Fueron creados de esa manera.

Pero ya hemos dicho que lo suyo son los números y ahí sí que se moja. Y lo dice bien claro, pero sin la menor acritud hacia el presidente Obama:

Mira, Barack Obama está haciendo lo que él piensa que está bien. Yo simplemente estoy en desacuerdo con él. No creo que el hombre sea malvado o siniestro. Simplemente creo que es un liberal.

Y lo mismo cuando se refiere al partido rival:

[Los demócratas] no son nuestros enemigos, son nuestros rivales. Se presentaron [a las elecciones] con ese programa y lo están cumpliendo. ¡Ellos ganaron!

La base de su pensamiento económico se centra en la bondad del gobierno limitado y de los mercados libres como base del crecimiento económico y de la prosperidad así como de la libertad del individuo y de su plena realización, algo radicalmente opuesto a la política económica propuesta por la actual administración, de la que opina que está llevando a Estados Unidos al borde del precipicio y puede acabar convirtiéndolo en un país europeo (¡horror!) donde “los amigos de la libertad quedarán reducidos al silencio prácticamente. Sea como sea que uno llame a ese tipo de gobierno, no será una democracia”.

Con estas prendas, no es extraño que haya quien pronostique para él una futura candidatura vicepresidencial, aunque otros lo ven más como el speaker de una Cámara de Representantes con mayoría republicana. Entre los que así opinan, está su antiguo patrón, Bill Bennett:

Es justamente lo que el GOP necesita. Si tuviéramos que diseñar a un candidato republicano, esto es lo que buscaríamos precisamente: la juventud, el optimismo, la claridad de ideas. No es del Sur. Dios bendiga al Sur, pero ya hemos tenido una y otra vez.

Actualmente, Ryan es el ranking member del comité del Presupuesto de la Cámara de Representantes (les recuerdo que cada comité, compuesto por un número proporcional de demócratas y de republicanos, está dirigido por un demócrata, el chair, mientras que su contraparte republicana es conocida como el ranking member), algo inusual tratándose de un congresista tan joven, pero que demuestra su valía que nadie pone en duda. También es miembro del comité de Medios y Arbitrios, que se ocupa de todo lo referido a los impuestos.

En cuanto a su propia opinión sobre qué camino seguirá su carrera, sabemos que durante el segundo mandato de George W. Bush, Ryan rechazó una oferta de ser su Budget Director (director presupuestario). Él mismo ha negado interés en ser gobernador o senador, en este último caso al menos mientras su rival demócrata sea uno que se presenta para la reelección; otra cosa sería si se tratara de un escaño abierto, pero ahora mismo no tiene planes a este respecto. Tampoco la propuesta de presentarse a la presidencia parece atraerle.

No sé qué voy a hacer. ¡Para empezar, yo no planeé todo esto! Todo el mundo [me dice]: “Oh, ¿qué vas a hacer ahora?” No voy a hacer esto siempre. Quiero hacer lo me haga más efectivo en el tiempo que me queda en el servicio público.

Y si él mismo no lo sabe, no vamos a ser nosotros quiénes se lo digamos. Dios dirá. De momento nos quedamos con esto sobre Paul Ryan, el hombre. En la próxima entrada, les hablaré sobre Paul Ryan, el político, y veremos con detenimiento sus propuestas económicas. (¡Ay, ay, ay! ¿Yo, hablando de economía? ¡Pero si eso es cosa de Rillot! Lo que se va a reír cuando se dé cuenta de que no distingo la “inflación” de la “estanflación” y que “deuda soberana” me suena a las deudas del rey… ¿Quién me mandaría meterme en estos fregados?).

Hasta la próxima pues. ¡Ah, y que no se me olvide que tenemos que pasar cuentas de lo que han sido estos nueve meses de primarias!

P.D. ¿Recuerdan que solía escribir en una estupenda publicación llamada Semanario Atlántico? Bueno, pues Semanario Atlántico cerró por diversos motivos y su editor, Alberto Acereda, pasó a otra publicación llamada The Americano. El caso es que Alberto sigue pensando que mis escritos tienen su interés, lo cual ya es el colmo de la bondad para conmigo, y me ha ofrecido seguir colaborando con él en su nueva andadura. ¿Cómo iba yo a decirle que no? La semana pasada publicó mi primera colaboración titulada “Restoring Honor: Más revolucionario que una revolución y Europa sin enterarse”.  Pueden leerla aquí, si lo desean. Es una buena publicación, se lo aseguro, y ésta vez disponemos de más medios para llegar a más gente. Poco a poco, igual conseguimos que nos lean en la Casa Blanca y todo (aunque sea para ponernos en la lista negra).